🎨- XX
TaeHyung había salido de su sesión completamente humillado y enfurecido. No paraba de limpiar sus ojos una y otra vez por las estúpidas lágrimas que se le habían escapado, SIN SU VOLUNTAD.
Iba completamente enardecido en busca de su auto y subiendo a este a puras maldiciones.
—No lloras desde que tienes-... ¿Qué, eh? —soltaba para sí mismo.
Así había sido todo su trayecto camino a la universidad para ver a Dong-Gun, a quien le había dicho que no lo ayudaría en su siguiente clase, pero luego de haber estado como un completo imbécil llorando por, al parecer, un idiota que no lo había follado ni llamado en días… Él necesitaba distraerse lo más que pudiera y ahí estaba mandando audio a Dong-Gun para que lo esperara con un lienzo en blanco y pintura fresca. Carajo, quería sacar su cabeza del culo de SeokJin.
Un culo que se le antojaba tanto como su polla, pero sacaría su maldita cabeza del tipo.
¿Es que quién era este imbécil que iba conduciendo su auto? Pensando 24/7 en otra persona que no fuera él. Jodiéndose los sesos preguntándose ¿Por qué no se quedó? ¿Por qué no lo llama? ¿Por qué mierda estaba tan malditamente inestable?
¿Qué habían sido esas malditas palabras? Kim TaeHyung no extrañaba ni necesitaba a nadie, señoras y señores. Y mucho menos a un imbécil engreído que ni siquiera lo valoraba sexualmente. Es que él era increíble en la cama, ningun mortal le hubiera rechazado de follarle, no como el imbécil de Kim SeokJin.
—Te odio, estúpido —murmuraba bajando del auto y llevando sus pasos a toda velocidad por los pasillos de la universidad al salón de Dong-Gun—. Te crees demasiado para mí ¿No? —continuaba murmurando entre dientes, la irritación no bajaba.
¿Cómo se.le había ocurrido llorar frente a su psicóloga? Pese a que esta no había dicho a nada al respecto y había pretendido no ver a TaeHyung secar sus estúpidas lágrimas de cocodrilo, él sabía que ella lo había visto.
Estaban tan humillado y enojado mientras caminaba y caminaba. Usualmente la entrada que TaeHyung se daba en dicho lugar, era como una pasarela, viendo como todos los simples mortales lo codiciaban con sus ojos y otros le saludaban sabiendo quien era, aunque él no tuviese ni puta idea de quienes eran ellos, seguramente había cruzado algún que otro en la clase de Dong-Gun.
Pero la entrada a la universidad siempre era revitalizante para su narcisismo, solo que esta vez no estaba mirando nadie, pero todos le miraban. Lo veían como siempre, infartante. Perfecto. Inalcanzable y con ese rostro de perra odiosa que volvía locos a muchos. Pero seguía sin mirar ni saludar a nadie.
Iba todavía insultando entre dientes a él. A su nueva pesadilla y dolor en el culo. Un mal dolor en el culo, encima.
—Te crees demasiado y todavía sigues con tu maldita carrera sin finalizar. No tienes una puta relación amorosa porque el estúpido de tu amigo te aprieta las pelotas y corres como un imbécil detrás de él. Pedazo de estúpido, tan estúpido que ni siquiera notas que ese baboso imbécil de tu amigo está enamorado de ti porque vives en una maldita cápsula. Trabajas en una maldita tienda de ropa… Si es Gucci, pero es una maldita tienda de ropa —repetía enfurecido. Entrando al salón de su único “amigo”—. Estás muy por debajo de mi liga… —soltaba enardecido, murmurando y quitándose el saco de forma brutal para tirarlo a una de las mesas.
—Hola, Tae. Veo que estas de ¿Mal humor? —cuestionaba Dong-Gun. Era totalmente nuevo verlo tan… Enfurruñado. Incluso tenía un puchero en sus labios, como cundo era niño.
TaeHyung alzaba la vista, arremangaba su camisa y luego sonreía. Tan dulce y jodidamente encantador, Dong-Gun se descolocaba.
—Hyung ¿Qué cosas dices? —hablaba dulcemente, tomando un pincel, la paleta de colores fresca que Dong-Gun y luego un lienzo en blanco que el hombre siempre le tenía preparado antes de cada clase.
Se había sorprendido cuando a mitad del día—lleno de puros insultos por parte de TaeHyung a SeokJin—había recibido un mensaje de que el chico estaba en camino. Usualmente TaeHyung no era tan cambiante, si decía no, era no y si decía sí, era sí. Por lo tanto luego de decirle que no iría, no lo esperaba. Pero se había sorprendido cuando le había mencionado tan repentinamente que había cambiado de idea y que iba en camino a verlo.
TaeHyung no había vuelto a decir nada. Había comenzado a dibujar con—casi—movimientos bruscos. Su ceño estaba fruncido, sus labios abultados. El movimiento de su muñeca era fluido, pero los trazos estaban muy gruesos. Furiosamente bien marcados.
Por primera vez Dong-Gun no podía entender lo que intentaba hacer. De todos modos TaeHyung tenía muchas formas de dibujar. No le gustaba quedarse en un solo estilo. Pero ahora particularmente, estaba muy concentrado y cuando menos se lo había esperado, había acabado.
Dong-Gun torcía su cabeza. El dibujo tenia trazos desparejos, sin cuidado alguno. Pero notaba los ojos poco más pequeños que los grandes y voluptuosos labios, luego su nariz pronunciada y el detalle de una gota de sangre corriendo de esta.
—Estás enojado con ese hombre —afirmaba. Pero lo hacía de forma tan sorpresiva que cuando TaeHyung giraba, lo veía con sus ojos enromes a punto de salirse de sus cuencas.
O como ese extraño dicho “tenía los ojos como plato”.
—No sé de quién hablas —soltaba, inevitablemente irritado.
Dong-Gun lo veía con su mandíbula por poco y tocando el piso—. Oh dios…
—Lo sé. Luzco como un dios griego, pero por el momento me siento muy cómodo con que me llames TaeHyung o Vante —respondía sin gracia.
Su amigo y profesor lo miraba con una mano sobre sus labios. TaeHyung alzaba su mentón intentado no sentirse intimidado.
—Sé que me veo particularmente radiante ¿Pero te me tienes que quedar viendo así? —mencionaba.
Dong-Gun se acercaba un poco más—. ¿Estás drogado? Tus ojos están rojos —cuestionaba de la nada.
TaeHyung sentía sus mejillas arder, sus ojos rojos se debían a las estúpidas lagrimas que habían caído sin su permiso. Seguramente estaba estresado y necesitaba sexo salvaje frente al mar para recomponerse. No tenía nada que ver con SeokJin y la sesión con su psicóloga.
—Estoy muy drogado —afirmaba.
«Mentiroso orgulloso» sonaba la voz en su cabeza.
Dong-Gun chistaba, ondeando su mano—. Tú no usas drogas. Solo el alcohol es tu problema —le señalaba.
—Estoy muy tomado —afirmaba, tambaleándose.
Aish, podría haber sido un muy buen actor en otra vida.
Dong-Gun hacía una mueca descreída—. No hueles a alcohol. De hecho hueles muy bien, como de costumbre —mencionaba como si nada.
TaeHyung dibujaba una sonrisa engreída y batía su pelo, en la parte baja de la nuca, como si fuera largo y quisiera que bailara al viento.
—Por supuesto que siempre huelo bien —se dejaba llevar por el momento de vanagloria y luego otra afirmación caía sorpresivamente.
—Lloraste —susurraba Dong-Gun.
TaeHyung abría su boca para excusarse, luego la cerraba de inmediato cuando nada venía a su cabeza.
— ¿Si te digo que sí, no vas a preguntarme los motivos? —susurraba el pintor.
Dong-Gun lo miraba y quería dejar de lucir como imbécil frente a algo completamente nuevo u desconocido, pero es que TaeHyung parecía un desastre emocional. Y eso, era completamente nuevo, emocionante y desconocido.
—No necesitas decirme —respondía. Dándole la espalda para que TaeHyung no se sintiera observado—. Es por ese muchacho. Kim SeokJin.
Dong-Gun estaba limpiando unos pinceles mientras dejaba que TaeHyung se compusiera un poco, pero luego de unos momentos de no escuchar sonido alguno tras él, la puerta se abría y cerraba. Cuando giraba TaeHyung ya no estaba allí.
SeokJin estaba finalizando una puesta en escena en su clase. Un caso sobre un homicidio a sangre fría dónde el acusado era una supuesta mujer mayor que estaba en una relación con un menor—la víctima en cuestion—claramente era estupro y había fingido estar siendo violada cuando su hijo la había descubierto teniendo sexo con la víctima, quien había terminado con un tiro en la cabeza ya que el hijo de la acusada solo había defendido a quien representaba a su madre.
— Señor Kim ¿Tiene más preguntas para la acusada?
En ese instante SeokJin tenía el as bajo la manga, listo para llamar al que personificaba al hijo de la acusada, pero su teléfono sonaba con un llamada inesperada de TaeHyung.
— ¡Jin! Se supone que apagues el teléfono... —soltaba el profesor a cargo.
—Lo siento mucho, yo-... Umm —SeokJin señalaba si teléfono.
El profesor resoplaba—. Terminamos por hoy, son libres de ir a comer. Recuerden en dónde nos quedamos y Kim, atiende el maldito teléfono.
SeokJin se disculpaba y salía corriendo del salón para tomar el llamado, aunque no estaba seguro que diría y tampoco hubiese imaginado que TaeHyung le llamaría.
Suspirando se armaba de valor y atendía.
—Hola... —al otro lado de la línea había silencio, pero se escuchaba la respiración pesada de TaeHyung. Bastante de hecho, como si hubiese estado haciendo algo que lo tenía ahora jadeante y la piel de SeokJin se erizaba. No sabía que el pintor profesor, había corrido hasta su aula porque llegaba tarde, pero quería llamarlo de todas formas antes—. ¿TaeHyung? —preguntaba, camino a un pasillo que estaba desolado y le permitía escuchar mejor.
—Hey... Yo espero no molestar —mencionaba mortalmente formal y aclarando su garganta.
Era extraño en TaeHyung sonar tan serio.
—Interrumpiste una falsa puesta en escena de un juicio, pero está bien —mencionaba suspirando. Su aliento salía tembloroso, quería parecer relajado. Quería.
Aún recordaba la charla de reconciliación con su mejor amigo el día que había dejado a TaeHyung desnudo en su apartamento.
"—Sé que te gusta. Es un imbécil, pero te pone la polla dura. Solo te diré que tengas cuidado
—No voy a engancharme y mucho menos a enamorarme de alguien como... TaeHyung —pronunciaba seriamente su nombre porque después de estar desnudo con ese hombre... Extrañamente, no le gustaba la forma en que Eun Woo lo insultaba despectivamente.
—Solo digo que recuerdes la clase de hombre que es mientras lo estes jodiendo o viceversa —exclamaba el menor, apretando sus dientes y desviando sus ojos—. Hyung, sé que no soy quien para decirte que hacer. Pero eres mi amigo y me preocupo por ti —susurraba con mirada dulce, ahora en dirección a SeokJin, quién a veces se preguntaba cosas sobre su amigo el cual continuaba hablando—, pero creeme, si lo dejas meterse bajo tu piel, te hará mucho daño. No lo dudes y no lo olvides,.marca mis palabras.
SeokJin largaba todo el aire por sus fosas nasales—. Exageras
—No tengo pruebas, pero tampoco dudas. Solo recuerda y sé cauteloso. No lo dejes manejarte, no le des el derecho a ese imbécil.
Y nuevamente la necesidad de querer defender a TaeHyung, pero ¿Por qué siquiera? Su amigo no había dicho nada que TaeHyung no hubiese demostrado ya, aún así, le inquietaba la necesidad de querer defenderlo.
Se sacudía esa extraña sensación sobreprotectora de inmediato y añadía—. No lo olvidaré, bestia."
Volviendo a la realidad y saliendo del recuerdo, TaeHyung volvía a aclarar su garganta ¿Parecía nervioso? SeokJin no estaba seguro.
—Lo lamento ¿Puedo llamarte en otro momento? —nuevamente, un tono mortalmente serio.
—No, dime ahora lo que necesites de mí —mencionaba fregando su frente y apretando sus dientes.
Era la conversación telefónica más incómoda de la historia. Él sabía que había prometido llamarlo y no lo había hecho, simplemente no se sentía listo y escuchar a TaeHyung del otro lado extrañamente distante y no con su actitud demandante y arrogante, le confirmaba que no estaba listo para el hombre.
—Acabo de armar mi estudio en mi apartamento. Revisé mi agenda y tengo libre este viernes por la tarde en adelante para poder comenzar contigo ¿Tienes tiempo para mí? —preguntaba.
Estaba muy serio, tanto que SeokJin quería meter su puño por el celular y golpearlo. TaeHyung no era así, sonaba como alguien que... Se estaba tomando eso muy formal y había dejado de lado aquello de flirtear y querer llevarlo a la cama en el proceso.
Se sentía extraño no tenerlo de esa forma para SeokJin, pero por otro lado ¿Él lo quería más profesional, no? Bueno, ahí lo tenía.
—Seguro —afirmaba luego de unos segundos—. Tengo cita con mi psicólogo, pero puedo ir después de verlo.
—Perfecto, entonces te hablaré ese día para estar comunicados. Tengo una clase que dar. Adiós, SeokJin.
Y la llamada era cortada. El castaño suspiraba, fregaba su rostro y se sentía extrañamente vacío luego de aquel llamado tan... Profesional.
Mientras tanto al otro lado de la línea, TaeHyung estaba a punto de entrar a su salón. Se sentía con la curiosidad a flor de piel. Quería preguntarle a SeokJin si hablaría de él en aquella sesión, como a él mismo le pasaba con su psicóloga.
Resoplaba—. Me importa una mierda. Seré tan profesional que vas a tener que arrastrarte por mí si tan solo piensas en mi culo engreído. Imbécil —susurraba como palabras de aliento y luego se metía a dar su clase. Una sonrisa radiante, un porte intimidador y su típico saludo que era una marca registrada para sus alumnos—. ¿Cómo han estado par de brutos? —y la sonrisa angelical y cálida que hacía a sus alumnos saludarle de vuelta.
Todos comiendo de su mano, todos menos SeokJin.
Uy la cosa está tensa 👀
Volvimos, baby.
Perdón por errores de botoncitos.
Con amor niñita NanyKoo 💜
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