🎨-XIII
SeokJin llevaba su teléfono en mano haciendo, probablemente, la quinta llamada a EunWoo en lo que iba del viaje y también, se maldecía por estar en el auto con TaeHyung de nuevo.
—Tu amigovio no responde ¿eh? —musitaba TaeHyung.
Ya llevaba demasiado tiempo callado para su maldito gusto.
SeokJin suspiraba—. Cierra esa boca o me lanzare del auto en movimiento
—Quiero ver eso —provocaba el azabache, recibiendo un ceño contraído de cejas fruncidas por parte del castaño—. Tú empezaste, si quieres bajo la velocidad para asegurarnos de que no te dañes ese precioso rostro en lo que aterrizas en el suelo y ruedas como no bolsa de papa
SeokJin resoplaba por la imaginación del pintor conductor—. Cierra la boca
—Estás en mi auto, no puedes decirme que hacer —refutaba este de otro de inmediato
—Chúpame la polla —se mofaba SeokJin, intentando que sonara más como un insulto que una provocación o invitación a algo más sucio.
—Aguardame un momento que estaciono —replicaba TaeHyung.
SeokJin resoplaba y reía secamente—. Ya está, ya pasó el momento.
TaeHyung reía junto con él, una sonrisa rectangular con sus ojos alargados que se achinaban y sus pómulos resaltaban. Su cabello negro ondulado se caía sobre su rostro y el viento de la ventanilla abierta del auto lo despeinaba de forma adorable.
«Mierda. Demasiado detallista, SeokJin»
— ¿Pasa algo, Seokjinnie Ichinnie Kochinnie? —se burlaba TaeHyung.
Este volvía a suspirar—. Deja de llamarme así
—Dime que piensas, es extraño, pero me pareces interesante —mencionaba TaeHyung.
El castaño comenzaba a reír sin gracia, una risa plana hasta que se detenía. TaeHyung había creído que eso era sexy.
— ¿Cuánto falta para llegar a a tu apartamento? ¿Es decente o vas matarme ahí?
—Sociopata, no psicópata, te dije que la sangre me da asco, impresión... La veo y me desmayo —admitía el azabache.
—Eso no te hizo ver sexy... —se burlaba SeokJin.
—Si, bueno. No te preocupes... —TaeHyung paraba frente al estacionamiento de un edificio y lo abría desde el interior de su auto con un pequeño control remoto—. Puedo ser sensual y ponertela dura de nuevo. Solo tienes que dejarte llevar —murmuraba viendo a SeokJin.
El pintor batía sus pestañas en dirección a éste y lograba robarle una sonrisa. Joder, a TaeHyung le gustaba cuando lograba hacerlo reír.
—No tienes encanto, date por vencido —mencionaba SeokJin.
—Ya estás de nuevo con tu cara de piedra pretendiendo no caer ante mis encantos —murmuraba TaeHyung cruzándose de brazos.
Luego de abrirse el portón, de inmediato entraba al estacionamiento, las luces tenues del lugar daban un clímax más íntimo dentro del auto y SeokJin se removia intentando mantenerse neutro.
—Tranquilo Jinnie, no te haré nada, solo voy a estacionarme —se burlaba TaeHyung.
El castaño chasqueaba si lengua—. Me gusta el falso TaeHyung, callado, tímido y con sonrisa angelical.
El auto se detenía en su lugar y el pintor apagaba el motor del mismo, quitando la llave miraba a SeokJin y pestañeaba con un rostro poco expresivo.
— ¿Qué? —cuestionaba el castaño, desabrochando su cinturón.
—Estás intentando decirme que te gusta mi sonrisa ¿cierto? —preguntaba el profesor, riendo de lado.
SeokJin se aproximaba a él y exclamaba—. ¿Esa sonrisa de culo engreído?, resulta que nop.
Abría la puerta y salía antes de hacer alguna idiotez de la que terminaría arrepintiendose luego. TaeHyung respolaba y salía después de él.
—Sé lo que estás haciendo —mencionaba éste, rodeando el auto y encontrando a Jin de frente.
—No sé de qué hablas —respondía el castaño.
—Estás siendo un completo imbécil ¿para qué? —mencionaba—. ¿Estás intentando desencantarme o algo por el estilo?
El castaño pintaba un puchero dubitativo y miraba hacia arriba—. En absoluto, me comportó contigo de la misma forma que tú conmigo
—Oh, no. Estás siendo un imbécil por demás —exclamaba TaeHyung, cruzándose de brazos y pintando un puchero cuando se sentía demasiado estúpido frente a alguien.
Cómo cuando pasaba tiempo con Namjoon y este nunca le tomaba en serio, SeokJin era igual. Éste ahora se inclinaba y lo miraba con su rostro muy cerca del suyo.
— ¿Estás haciendo un puchero? —preguntaba sorprendido.
—Te lo dije, hombre. Tómame en serio... Por favor —exclamaba.
SeokJin suspiraba y se alejaba apretando el puente de su nariz.
—Intenta no ser un imbécil —replicaba—, y quizás podamos llegar a algo
—Podemos llegar a lo que sea si dejarás de ser tan testarudo —afirmaba, girando sobre sus talones para ir en dirección al ascensor.
SeokJin negaba con su cabeza y sin ánimos de discutir, volvía a mirar su teléfono y EunWoo no respondía sus mensajes. Se metía al cubículo que ascendía y seguía viendo su celular.
—Estoy aquí, no ahí —mencionaba TaeHyung.
El castaño alzaba la vista—. Sé dónde estás
—Deja tu teléfono, estás conmigo ahora y me gusta que me presten atención —mencionaba con su mentón en alto.
—Estoy seguro que te encanta la atención
—Exacto —afirmaba sonriendo ladino.
Cuando las puertas se abrían, SeokJin se daba el lujo de mirar finalmente aquel edificio y lo notaba bastante, bastante elegante.
—Este lugar se ve caro —mencionaba.
—Compro ropa de marca Gucci ¿qué esperabas? —respondía el profesor pintor y engreído.
— ¿Tan bien ganas como profesor? —cuestionaba SeokJin detrás de él, mientras este ponía la clave en su puerta.
TaeHyung reía—. No tanto, pero mis padres me siguen mandando dinero y bueno, me doy mis gustos —exclamaba encogiéndose de hombros.
Cuando finalmente entraban, el recibidor era grande. Pero de inmediato se abría con un living de sillones negros, una mesa ratona de vidrio modelo circular y un gigante Smart tv con un equipo de sonido ridículamente extravagante. Detrás del respaldar de los sillones estaba la ventana que daba a la cocina, una bonita de tamaño justo con sus respectivos muebles contra la pared y una isla en el centro con banquetas.
El pasillo llevaba a tres puertas que SeokJin podía ver parado desde la entrada y otra cosa que le llamaba la atención, sobre la pared de la sala, era una vinero colgado, del tipo Zig zag, con seis botellas en él y dos copas que colgaban cuesta abajo.
—Porque será que presiento que tienes más de seis botellas de vino de las que dejas ver en ese vinero —replicaba entrando y despojándose de su chaqueta.
TaeHyung le sonreía y tomaba la prenda para dejarla colgada al lado de la puerta, se quitaba los zapatos y tomaba unas slipers para SeokJin y él. El castaño hacía lo mismo y lo miraba cautelosamente, no estaba seguro como seguir ahora que se encontraba en las tierras de Kim TaeHyung.
— ¿Y dónde están todas tus pinturas? —cuestionanba, rascando su nuca.
TaeHyung se lo comía con los ojos, de abajo hacia arriba y sonreía luego.
— ¿Quieres ver dónde ocurre la magia? —cuestionaba juguetón.
SeokJin lo miraba y resoplaba—. Si por magia hablamos de tu arte, entonces si.
TaeHyung comenzaba a reír y luego ponía su mano sobre su boca—. Me gusta que sepas que puede ocurrir magia también en mi habitación —soltaba su voz grave.
El castaño lo miraba y exclamaba—. No pisare nunca dicho lugar, así que no me importa si ocurre o no mágica alguna.
TaeHyung respolaba y ponía sus manos sobre el pecho de Jin, descaradamente confianzudo.
—Tenemos mucha afinidad sexualmente ¿Por qué te molestas tanto en ocultarlo?
—Porque eres un sociopata —mencionaba con firmeza.
—Pero contigo soy yo... El verdadero —ronroneaba cerca del rostro ajeno—. No tienes que ser tan jodidamente precavido
—Lo tendré en cuenta, ahora ¿mi espacio personal? —cuestionaba con voz ronca intentando mantener ese porte firme de "no quiero nada contigo".
Pero le estaba costando contenerse, teniendo en cuenta que TaeHyung estaba muy regalado.
—Me gusta compartir mi espacio personal contigo, hueles muy bien —admitía, mordiendo su labio y llevando su rostro a la curva del cuello de SeokJin y aspirando delicadamente.
—Ya... —pedía el castaño indefenso—. No me hagas tener que empujarte
—Tengo fetiche por lo rudo —respondía con ese tono de suficiencia que hacía a SeokJin querer golpearle. Sacaba su rostro y su nariz estaba descaradamente rozando la mejilla de SeokJin y su cuerpo pegado al de éste.
El castaño estaba sorprendido del poder de contención que estaba teniendo en ese momento para no dejarse emborrachar por el aroma ajeno y por las palabras dulces.
—Jin... Mírame —pedía TaeHyung.
Podía notar como su invitado apretaba los dientes y marcaba ese filoso mentón que quería besar y raspar con sus dientes. El hambre sexual que le despertaba el castaño, aún rechazanddolo, era tan interesante para TaeHyung. Aquel hombre tenía poder sobre él y lograba hacer que se removiera inquieto por aquello.
—No vamos a volver a cruzar la linea, si es lo que estás fantaseando —murmuraba SeokJin, girando finalmente si rostro y rozando la nariz de TaeHyung.
Tan cerca, tan tentador. No estaba seguro si se veía convincente, pero diablos que lo estaba intentando y TaeHyung tenía que darle crédito por eso, hasta le hacía dudar y se cuestionaba si la tensión sexual estaba allí o la fantaseaba por culpa de las ganas que le tenía.
Y cuántas ganas le estaba teniendo TaeHyung a SeokJin.
1/2
Iré corrigiendo el segundo en lo que van leyendo el primero UwU 💜
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