XXXII

Hola Becky.

El otro día llegaste al aula de literatura con los ojos llorosos.

Te sentaste en uno de los pupitres del fondo y no levantaste la cabeza para mirar la pizarra ni una sola vez.

En ese momento, me sentí mal.

Quise ir a hablar contigo, incluso hice el intento cuando sonó el timbre que anunció el final de la case, pero me acobardé en el ultimo minuto.

No sé como reaccionarás al saber quien soy. Ni que pensaras de mi.

Por cierto, lamento mucho lo que dije en la carta anterior.

Es solo que... Pensé que después de todo irías. Aunque... Bueno, parece que todavía no confías en nosotros.

Por favor, no vuelvas a llorar. Me duele ver a la persona que amo tan... Rota.

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