Capítulo 8
—¿¡Que has besado a mi hermano!?—exclamó Evelyn horrorizada.
Yo entorné los ojos y asentí arrepentida.
—Dios...por una vez estoy de acuerdo con Alisson—confesó—tenías que alejarte de él, April...—dijo.
—Estaba borracha...—mentí.
—¡Aún así April!—exclamó agitando los brazos en el aire.
—Lo siento...—dije por lo bajo.
—No, April—dijo muy seria—lo siento yo por ti—concluyó señalándome con el dedo.
—Solo fue un beso, no es para tanto—"Pero menudo beso..." pensé.
—Beso es igual a sentimientos, sentimientos igual a relación y relación con Jason igual a corazón partido, corazón partido igual a depresión y depresión igual a suicidio—rebatió alarmada.
—No te pases...—murmuré.
—Aléjate de Jason, va muy enserio, te va a hacer daño. Alisson lo pasó muy mal por su culpa—advirtió. Yo chasqueé la lengua y puse los ojos en blanco.
—Solo fue un calentón, nada más ¿vale?—dije comenzando a molestarme. Soné tan creíble que que hasta yo misma me lo creí.
Evelyn me miró dubitativa y al final asintió.
—Es que no quiero que te haga daño, April...—confesó suspirando.
—Lo sé, gracias por preocuparte por mí pero creo que me las apañaré—respondí.
—Si tu lo dices tendré que creerte—dijo quitándose los zapatos y cruzando las piernas.
Ella se quedó un rato sin decir palabra y yo me limité a observar como su mandíbula se tensaba y como se retiraba los cabellos de la cara.
—Y bueno... ¿Te gustó?—preguntó rompiendo el silencio y esbozando una sonrisa pícara.
Yo puse los ojos en blanco y sonreí.
—Sí, mucho—respondí recordando la forma en la que Jason había rodeado con sus manos mi cintura y la manera en la besaba mis labios y todo el deseo que provocaba en mí con el simple roce de su piel contra la mía. Besarlo desató nuevas sensaciones desconocidas para mí, jamás había experimentado tal atracción hacia nadie y sentirla hacia Jason me asustaba, me aterrorizaba.
Viví un beso como el que los libros describían y, por mucho que mi juicio pidiera a gritos que me alejara de él, una parte de mí deseaba volver a repetir aquello.
—¿Y tú? ¿Que hiciste?—pregunté con timidez.
Evelyn sonrió de oreja a oreja y apretó un cojín contra su pecho.
—Estuve con Eric, bailamos un poco y más tarde me llevó a una habitación vacía y bueno... ya sabes el resto—declaró ella sonrojándose.
—¿Lo quieres?—quise saber.
—Creo que sí—respondió apretando aún más fuerte el cojín contra su pecho sin eliminar la sonrisa de su rostro.
Aunque Eric no me daba buena espina y me intimidaba, me alegraba por mi amiga, ella merecía ser feliz y vivir su propio cuento de hadas.
—¿Alguna vez te has enamorado de alguien?—me preguntó.
Yo negué con la cabeza, los personajes ficticios no contaban.
—Yo tampoco—confesó estirándose.
Ambas nos mantuvimos durante un par de minutos en silencio y yo me mordí el labio, tal vez ahora podía contárselo. La miré a los ojos pregutándome si aquel era el momento oportuno para sincerarme o no, ella esbozó de nuevo una amplia sonrisa y con ello hizo que las dudas disiparan.
—¿Evelyn?—pregunté aún indecisa.
—¿Sí?—contestó.
—¿Te acuerdas de tu fiesta de cumpleaños? Ya sabes, el día en que nos conocimos...—pregunté.
Ella asintió.
—Estabas tan pedo que no podías a penas sostenerte en pie.—se carcajeó.
—Bueno... sí...—dije esbozando una tímida sonrisa.
—¿Que pasa?—preguntó preocupada.
Yo me mordí el labio y alcé la mirada.
—Estuve con un chico esa noche—comencé—no me preguntes como era por qué no lo recuerdo, solo sé que tenía los cabellos rubios y que era de mi misma altura.—dije—Estábamos bailando y me besó, o... lo besé, no lo recuerdo; más tarde me llevó a un descampado dónde habían muchos coches aparcados y no sé porqué le seguí pero... allí comenzó a...—la voz se me quebró y noté como los ojos comenzaban a arderme—comenzó a...
Evelyn puso una mano en mi hombro y lo acarició tratando de hacerme sentir mejor.
—Y comenzó a... tocarme—dije finalmente—yo no quería, pero él se negaba a parar y continuó desnudándome dispuesto a hacer aquello en contra de mi voluntad—continué notando como las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos y descendían por mis mejillas—pero Jason apareció y lo apartó de mí y le dio una buena paliza.—Evelyn abrió los ojos como platos y yo tragué saliva mientras las lágrimas caían sin control.—Jamás había tenido tanto miedo.—confesé.
Ella me abrazó y acarició mi cabello.
—Vaya... ahora Jason es un héroe. Acaba de fastidiar su currículum de chico malo—dijo tratándo de quitarle seriedad al asunto. Yo reí entre lágrimas y me aparté de ella sintiéndome mucho mejor.
—Bueno, antes de eso yo ya había hablado con él...—confesé. Evelyn se extrañó y cruzó los brazos sobre su pecho esperando a que hablara—Fui a la barra de bebidas y... me invitó a un Daiquiri—dije.
—Es su bebida favorita, no me extraña que te invitara a eso.—respondió.
—Después de eso me llamó frígida—continué.
—¿Por qué?—preguntó.
Yo me mordí el labio, no quería contarle aún la verdad.
—Por qué según él tengo cara de frígida.—contesté omitiendo parte de la verdad.
—¡Menuda tontería!—exclamó.
—Bueno, Jason es así.—respondí
"¡Como si lo conocieras de toda la vida!" respondió una voz en mi interior.
—¿Y después que pasó?—quiso saber.
—Le dí un bofetón y me marché enfurecida al lugar dónde tu estabas.—dije—Quería demostrarle que yo no era como él creía. Y bueno, el resto ya lo sabes.
—¿Por qué no me lo habías contado antes?—preguntó un tanto decepcionada.
—No se dió la ocasión quizá...—respondí.
—Bueno, me alegro que al fin me lo hayas querido contar—contestó con toda la sinceridad que a mi me faltaba.
—Ayer conocí a un chico, Ethan—dije.
—Hay muchos Ethans en el mundo, descríbemelo un poco—pidió.
—Era alto, tenía el pelo castaño y los ojos muy oscuros, era bastante pálido y guapo. Debería tener unos dieciocho, tal vez diecinueve.—dije.
—Creo que te refieres a Ethan Gallagher, es amigo de Jason—respondió.
—Estuve bailando con él anoche y me pareció un chico muy agradable.—admití—Me gustaría conocerlo.
—Es un buen chico—dijo Evelyn tomando el móvil y desbloqueando la pantalla—puedo pedirle a mi hermano que lo llame y...
—¡No!—exclamé alarmada.
Evelyn se sobresaltó y soltó el móvil en el acto.
—¡Solo estaba mirando Instagram!—exclamó señalando su móvil que había caído al suelo y, afortunadamente, no había sufrido ningún daño.
—Lo siento es que... Jason nos vio a punto de besarnos y me apartó de él—me expliqué—No creo que le haga mucha gracia que vuelva a intentar nada con él, así que prefiero que no se entere ¿de acuerdo?—pedí.
Ella asintió y puso un dedo en sus labios pensativa.
—Le gustas—anunció.
—¿Qué?—pregunté sin saber a que se refería.
—Que le gustas—repitió—a mi hermano.
Yo negué con la cabeza y reí.
—No, eso no puede ser. Me quedó bastante claro cuando me dijo que era igual a todas las chicas...
—¿Te quedó?—preguntó esbozando una sonrisa—April te conocí hace unas pocas semanas pero te puedo leer mejor que a un libro.
Mis mejillas se sonrosaron y yo bajé la mirada. ¿Por qué negaba que sentía una atracción inevitable hacía Jasson?
"Por qué él nunca se fijaría en ti, por que él podría tener a las que quisiera solo con chasquear los dedos..." respondió una voz interior.
—Nunca le he gustado ni nunca le gustaré, aquello fue un error.
Mi amiga se encogió de hombros y apoyó la espalda contra el respaldo del sofá dándose por vencida.
—Tal vez haya cambiado de opinión—dijo—He vivido dieciséis años bajo el mismo techo, sé cuando algo le gusta.
Yo barajé la posibilidad de que realmente le gustara pero, en cuanto me acordé de como había besado aquella chica, descarté esa idea y me dije que jamás podría ni debía estar con un chico así. Además, si Evelyn estaba en lo cierto ¿que pasaría después? Yo volvería a Painswick y él se quedaría en California, en continentes alejados y separados por un océano. Jamás lo había experimentado pero sabía que los amores a distancia deberían ser muy dolorosos y que las parejas que lo vivían se alimentaban de los pocos recuerdos que habían compartido juntos.
—No, no ha cambiado de opinión—dije—Jason sigue siendo el mismo idiota de siempre y yo sigo siendo la misma sosa de siempre, nada va a cambiar.—respondí.
—Eres insegura, tímida y tienes mal gusto con la ropa; pero no eres una sosa, ¡ni mucho menos!—admitió.
Yo sonreí tímidamente y ella acarició una de mis manos.
—Eres ingeniosa, madura, lista y guapa. ¡Ya me gustaría a mí ser como tú!—dijo—Me has demostrado más en una semana que Alisson y Madisson en un vida.—declaró.
—Yo pensé que ellas...—comencé antes de ser interrumpida.
—Sí, ellas son mis amigas y siempre lo serán. Me lo paso bien y les confío todos mis secretos—declaró—pero nunca mirarían por mí antes que por ellas ¿entiendes?—asentí—Creo que tú eres más leal que ellas, que no me traicionarás y que serías capaz de poner la mano en el fuego por mí que... en cierto modo tu me comprendes o que al menos lo intentas.
La miré fijamente a esos grandes ojos cálidos que brillaban y de pronto comencé a sentirme mareada, reprimí las ganas de vomitar. Le había mentido en todo nada más llegar, las únicas cosas en las que había sido sincera era en mi nombre, que vivo en Painswick y que soy una rata de biblioteca ¿me perdonaría? No lo sabía, pero esperaba que fuera lo suficientemente comprensiva como para hacerlo.
—Aún hay muchas cosas que no sabes de mí, Evelyn, no puedes decir eso tan a la ligera...—repliqué.
—Entonces cuéntamelo todo, te escucho—dijo apretando mi mano y aguardando impaciente a que comenzara mi discurso.
Yo torcí el gesto y desvié la mirada, sus ojos me hacían sentir más culpable de lo que estaba. Otro de mis muchos defectos era el no saber decir nunca "no" así que, finalmente cedí.
—Prométeme que me comprenderás y dejarás que me explique hasta que termine—dije.
Ella alzó el meñique y asintió.
—Lo prometo.
Alcé mi meñique y lo entrelacé con el suyo un tanto desconfiada.
No había vuelta atrás.
—Bien, comenzaré desde el principio.
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