Capítulo 6
—Prueba este color de pintalabios. ¡Te quedará genial!—exclamó Alisson.
—¿Rosa chicle?—pregunté tomando el pintalabios.
—Quiere convertirte en una Barbie—dijo Evelyn divertida.
Alisson asintió y Evelyn sonrió.
—No sé yo... ¿No iré demasiado maquillada?—pregunté dudando.
Alisson cruzó los brazos molesta, Evelyn rió y yo me pregunté que es lo que le había molestado.
—No deberías haber dicho eso April—dijo Evelyn divertida.
Yo me extrañé y miré de nuevo el pintalabios evitando la mirada de la joven de cabellos rosas.
—Jamás se va demasiado maquillada, cariño—respondió Alisson cortante.
Evelyn le dio un empujoncito a su amiga y esta puso los ojos en blanco. Comencé a sentir como el estómago se revolvía, me pintaría los labios de una condenada vez y no cuestionaría más a Alisson. Quería conservarlas a mi lado y ofender a Alisson no era la mejor forma de hacerme su amiga.
Tomé un espejo y me lo acerqué al rostro. Mis dedos temblaban así que, cuando comencé a pintar mis labios con el pincel me salí y tracé una horrible línea torcida que llegó casi hasta mi barbilla.
—Déjame a mí—dijo Evelyn salvándome.
Yo le dí el pincel y asentí. Borró la línea y comenzó a pintar mis labios con la destreza de la que yo carecía.
—Voy a poner algo de música—anunció Alisson.
—¿Por qué se lo ha tomado tan mal?—me atreví a preguntarle a Evelyn una vez la chica de cabellos rosas se hubo marchado.
Evelyn aplicó una segunda capa sobre mis labios y se encogió de hombros.
—Ella ama el maquillaje, es muy sensible con eso.—respondió—Supongo que decirle eso a Alisson es como decirte a ti que lees demasiado.
Yo asentí. Evelyn tenía razón, no tendría que haber abierto el pico.
—Ya está, mírate.
Yo hice lo que ordenó y me miré en el espejo. Una vez más el maquillaje hizo de las suyas y creó la ilusión de que era hermosa por que, sin el maquillaje, yo era fea.
Alisson conectó su móvil a los altavoces del salón y Hands to myself de Selena Gómez comenzó a sonar.
—Esta canción me hace sentir tan... sexy—dije ella acercándose a nosotras con una amplia sonrisa.
—¡Sí, me encanta esta mujer!—exclamó Evelyn.
Yo pestañee muy rápidamente y mantuve la boca cerrada. No me desagradaba aquella canción, pero simplemente no era lo que yo escucharía por costumbre.
Alisson comenzó a tatarear la canción y pronto, Evelyn se le unió. Yo me miré las manos y me quedé sentada mientras ellas bailaban y cantaban a todo pulmón.
Me sentía fuera de lugar, como si no pintara nada allí y sospechaba que tarde o temprano se cansarían de mí pues saltaba a la vista que yo no era como ellas.
Evelyn me sacó de mi ensoñación cuando tiró de mi mano con fuerza y me levantó de mi asiento sin dejar de cantar.
—Can't keep my hands to myself —cantó mientras se movía con gracia. Yo sonreí, me deshice de la vergüenza y me uní a ellas.
—My hands to myself —continué.
Evelyn sonrió y ambas continuamos cantando mientras las tres bailábamos en medio de la estancia sin importarnos nada más que eso.
Estaba feliz, Evelyn siempre se preocupaba por mí y me enseñaba a ser la persona que siempre quise ser.
Había leído siempre que los amigos de verdad jamás te dejarían caer, que harían lo que fuera por ti. Cuando posé mis ojos sobre los suyos y me sonrió lo supe, supe que eso era la amistad. Aquello era algo insignificante para ella tal vez, sacarme a bailar y compartir risas conmigo tampoco es tan difícil, pero, para mí, una sonrisa suya valía millones pues nunca nadie, que no fuera de mi familia, me había regalado una sonrisa tan sincera como la suya.
Observé a la muchacha moverse en el medio de la estancia y esbocé una amplia sonrisa. Ella siempre parecía ser sincera y yo era una tremenda mentirosa, no me la merecía, no merecía tenerla como amiga.
De pronto la música se cortó y todas observamos a el hermano de Evelyn sujetando el cable desconcertadas. Tenía que ser él, siempre era él.
—¿Que demonios crees que haces?—ladró Alisson enfurecida por que la hubiesen interrumpido.
—Un favor a la humanidad—respondió.
—Jason, enciende eso ahora mismo—pidió Evelyn tratando de sonar autoritaria, él rió y siguió jugueteando con el cable en sus manos.
Yo observé a Jason-por fin podía ponerle un nombre al chico del Daiquiri- que llevaba el pecho al descubierto mostrando su cuerpo definido. Cuando nuestras miradas se cruzaron él esbozó una sonrisa de suficiencia y yo no pude evitar ponerme roja como un tomate.
—Creo que he encendido a tu amiga—dijo Jason divertido.
Las miradas de Evelyn y Alisson se posaron sobre mí y mi vergüenza aumentó aún más. En aquellos momentos mi rostro debía parecer un semáforo.
—Ahora va enserio, Jason. Enciéndelo—dijo Evelyn volviendo la mirada a su hermano.
—¿Para oírte cantar?—preguntó—No gracias.
Mi amiga perdió la paciencia y trató de quitarle el cable a su hermano con brusquedad, este, al ser más alto que ella impidió que esto sucediera.
—¿Por qué eres tan gilipollas?—preguntó Evelyn muy enfadada.
—¿Y tú por qué tan infantil?—replicó.
Evelyn apretó los puños y por un momento pensé que iba a pegarle, estaba furiosa, pero finalmente se contuvo y se dio por vencida. Jason era el hermano mayor y en aquel momento tenía la sartén por el mango.
—No entiendo como pude liarme contigo—dijo Alisson.
Jason la miró a los ojos y esbozó una sonrisa traviesa.
—Por que estoy increíblemente bueno—respondió—pregúntale a April, ella también lo cree—dijo posando sus verdes ojos sobre los míos.
Yo sentí como la vergüenza regresaba y como mis mejillas se volvían a teñir de rojo, esa era otra fea costumbre que debía cambiar.
Cuando Jason se dio la vuelta dispuesto a marcharse grité:
—¡Nunca estaría con tío como tú! ¿Me oyes? ¡Nunca!
Él se detuvo y apretó levemente los puños. Pensé que diría algo, que me dejaría de nuevo por los suelos pero, simplemente, se marchó y nos dejó a las tres en un silencio bastante incómodo.
Yo me quedé en mi lugar observando como subía las escaleras mientras me lamentaba en silencio por mis palabras ¿había herido sus sentimientos? No, imposible, a él yo no le importaba y el hecho de admitirlo me dolía.
No entendía a Jason, se portó bien cuando me invitó a un Daiquiri y me salvó del bochorno que estaba pasando allí, más tarde me dijo cosas horribles y ahora se ofendía por lo que yo le había dicho ¿Por qué? Me había dejado muy claro que no quería saber nada de mí, que le cansaba; entonces ¿por qué ahora se comportaba de aquel modo? Sabía que aquel chico no era bueno para nadie, que era el típico rompe-corazones naricisista que solo se preocupa de sí mismo, pero algo en su mirada me decía que me necesitaba, que ocultaba algo y que había una razón que justificaba su comportamiento grosero y sus palabras hirientes.
"No, no hay nada bueno en él, April. Olvídate de él" dije para mis adentros intentando convencerme a mi misma de ello.
—Es idiota—dijo Evelyn al fin—No sabes la suerte que tienes de no tener hermanos, April.
—Genial, ahora nos ha dejado sin música.—bufó Alisson dejándose caer en el sillón.
—Podemos hacer otras cosas...—dije.
Alisson posó sus inquisitivos ojos azules sobre los míos y yo hice un esfuerzo por no apartar la mirada.
—Sí, podríamos—dijo.
Evelyn se percató del tenso silencio que de nuevo se había creado y decidió acudir en mi ayuda.
—Eh... pues... Esta noche hay una fiesta universitaria en la playa, la organiza la fraternidad de Adam.—anunció—¿Os apetece ir?—preguntó esperando la reacción de Alisson.
—No quiero ver a Adam—dijo muy seria.
—¡Alisson, supéralo ya!—exclamó Evelyn molesta.
La chica de cabellos rosas no contestó.
—¿Que me dices tú?—se dirigió a mí—¿Vienes?
Yo dudé por un instante, la última vez estuve a punto de ser violada y al borde del coma etílico, había quedado demostrado que el alcohol y las fiestas no eran una buena combinación para mí, pero, finalmente asentí, no quería a defraudar a Evelyn.
Ella esbozó una sonrisa de oreja a oreja y yo se la devolví.
"A la April de California le gustan las fiestas, a la April de California le gustan las fiestas..." me repetí eliminando de mi mente el chico de la playa que me había hecho sentir tan sucia.
—¿Estará tu padre esta noche en casa?—preguntó Evelyn.
—No ¿por?—respondí recordando que mi padre se había marchado hace tres días a San Francisco y no volvería hasta dentro de otros tres.
—Genial, ya tengo dónde dormir.—dijo contenta mirando a Alisson quién esbozó una sonrisa triste.
Yo me extrañé y me dispuse a pronunciar la pregunta cuando Evelyn se adelantó y respondió antes de que pudiera formularla.
—Mi hermano—comenzó—hoy es miércoles, los miércoles suele traerse una chica a casa.—dijo.
—Es una especie de tradición—aclaró Alisson—un día a la semana, una chica distinta—confesó—Jamás repite.
Observé a Alisson, quién apretaba la mandíbula con fuerza y, comprendí que el hermano de Evelyn le había roto el corazón en una ocasión.
—No te enamores de él—continuó—él nunca lo haría.
Yo asentí y respiré hondo.
—No me gusta—dije.
Alisson rió.
—Claro que te gusta, solo hay que verte—replicó—Trata de mantenerte alejada de él y evitarás que te meta en su cama un miércoles y te rompa el corazón un jueves ¿Vale? —aconsejó.
—Mi hermano es un capullo pero jamás obliga a ninguna chica a acostarse con él. ¿O a caso te obligó a hacer algo que tu no querías? —dijo Evelyn después de Alisson un tanto molesta.
—No me gusta—volví a repetir frozándome a creer mis propias palabras.
Alisson y Evelyn se miraron sin creer mis palabras y, finalmente, la morena rió.
—Vamos a pasarlo bien esta noche.—prometió.
Alisson apretó los labios y formó una fina línea, yo me mantuve callada. Tanto Alisson como yo dudábamos de las palabras de Evelyn.
Pero algo en la voz de Evelyn me tranquilizó.
Tal vez no fuera su voz, tal vez lo fuera su sonrisa o sus cálidos ojos castaños, tal vez el hecho de que fuera mi amiga. No sabía cual era la razón para no sentirme preocupada pero, fuera lo fuera, la cuestión es que Evelyn tenía el poder de hacerme creer todo lo que salía por su boca, al igual que su hermano, y no sabía si eso era bueno o, por el contrario, peligroso.
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