Parte Única
El corazón de Jin da un vuelco y se estruja de tristeza cuando observa que la puerta principal de aquel deplorable lugar se abre de par en par.
No lo había visto por casi tres semanas, por un lado eso fue bueno, él posiblemente no frecuentaria nunca más aquellos lugares horrendos. Pero por otro lado fue un calvario, lo extrañaba horrores y el hecho de que tal vez no vería nuevamente aquellos inocentes ojos cafés le carcomia el alma.
Como sea, ya nada importaba.
Su pequeño está allí nuevamente.
Sostiene un bolso oscuro contra su cuerpo protectoramente, lleva la misma chaqueta de siempre, esa que luce pequeños agujeros de lo gastada que está, y obviamente su cabeza está gacha fijando la vista solo en donde va pisando.
Se dirige arisco al lugar menos poblado de aquel barato burdel para que nadie le moleste. Nadie excepto Seokjin.
(...)
¿Que hace un niño tan especial como él ahí?
Buscar un lugar seguro. La casa en la que vive con sus padres no es considerada su hogar, ellos no son su familia, solo sus progenitores.
Irónico, prácticamente todos los lugares en aquella ciudad eran más seguros que aquel pero Namjoon no puede procesar cosas como aquellas, aunque toda su vida se ha basado en sobrevivir por si solo, su capacidad mental no responde de la manera que debería aunque la estimulen o esfuercen.
Él tiene autismo, una condición que lo incapacita a relacionarse normalmente con la realidad y la sociedad.
Igualmente, hay una sola persona en todo el escaso entorno social de Namjoon que llama su atención y despierta en él esas casi inexistentes ganas de relacionarse, de dejar su zona de confort...
Esa persona es Seokjin, o Jin, como acostumbra llamarlo.
Namjoon recuerda la primera vez que lo vio, fue también la primera noche que concurrió a aquel lugar, Jin trabaja como algún tipo de 'vigilante', no se puede llamar guardia porque no está allí para proteger a las chicas que bailan ni a los clientes, está allí para proteger exclusivamente a su jefe -un hombre de cincuenta y tanto de años dueño del lugar, que a Namjoon le provoca escalofríos cada que lo ve-.
Esa vez el mayor lo trato bastante mal, pero él no lo culpa, no fue hasta varias semanas después que se dio cuenta de que él no era un niño común y corriente.
Si bien podría haber tenido uno de sus típicos ataques de pánico, aquella voz demandante no sonaba lo suficientemente intimidante para que eso pasara, sonaba dulce.
Pero de igual forma recuerda levantarse e irse, no todas las personas son carismáticas y amables, pensó.
Por otro lado Seokjin quedó un poco desconcertado con la condición del menor, ¿que carajo hacía un niño como él allí? No fue hasta que otras dos largas semanas pasaron y logró entablar una conversación de pocas palabras con Namjoon.
---¿como es tu nombre niño?--- Interrogo brusco una vez que el pequeño se acomodó en su ya frecuente lugar.
Silencio. Ni una sola palabra, ni mirada.
---oye...--- golpeó con sus nudillos la mesa en frente de ambos, consiguiendo solo un saltito de susto.---... te hice una pregunta, mocoso.---
Nuevamente nada. Impaciente como siempre deslizó su mano a la corea de su pantalón y desenfundo una pistola bañada en plata, la favorita de Jin, la que le traía suerte y ha sido su mejor aliada en el oficio .
Las luces del lugar reflejaban en ella provocando un destello de luces escalofriante.
Sin más apuntó directamente a la coronilla del menor y ante el contacto del frio metal y el sonido del seguro siendo quitado este levanto la cabeza asustado.
Él había visto películas donde los hombres malos llevaban con ellos pistolas para asesinar, pero aquel chico frente a él no lucia como los hombres malos de la tv... pero tenía una pistola.
Pasaron milésimas de segundos antes de que el pequeño comenzara a sacudirse de adelante hacia atrás espasmódicamente golpeando con su mano derecha la lonchera de koala sobre sus piernas, su dedo índice indicaba un lugar especifico en un costado de esta pero el mayor ante el constante movimiento no podía obsevar la escritura plasmada allí.
Se da cuenta que tal vez la idea de sacar su pistola no fue muy inteligente.
La vuelve a guardar en su cintura arrodillandose frente a aquel niño.
¿Namjoon?
Las letras son casi ilegibles, la forma es deforme y están desgastadas pero está seguro que dice 'Kim Namjoon'.
---¿tú nombre es Namjoon?--- temía tocarlo, el niño parecía colapsar en cualquier momento y lucia poseído tal cual en 'el Exorcista'.
---yo...--- se señaló asintiendo.
No comprendía aquella rara actitud, ¿acaso aquel niño era retrasado? ¿Y si era si que hacia en un lugar como ese?
---¿eres estúpido o qué?--- trato de quitar sus manitas de su rostro pero este ante el toque gritó desesperadamente llamando la atención de varios sujetos en las mesas cercanas.--- ¡YA! ¡ESTÁ BIEN, NO TE TOCO! ¡CALMATE NIÑO!--- el mayor siempre fue un hombre de poca paciencia y más si se trataba de niños.
---mi nombre es Seokjin, puedes llamarme Jin...--- trato de distraer al niño de su berrinche con exito.--- ya calmate si? No voy a hacerte daño, disculpame por lo de la pistola... es.. es mi trabajo.--- odiaba decir eso, ese no era un trabajo, asesinar personas, amenazar, golpear no eran trabajos, eran calvarios.
Y así fue como se quedó toda la noche con aquel dulce y especial niño, cada semana concurria a aquel espantoso lugar, cada vez que lo veía ingresar una sensación calida se instalaba en su estomago pero lo abandonaba casi al mismo tiempo.
No va negar que fue difícil al principio, no podían comunicarse porque el pequeño era demasiado pudoroso, y Jin no sabia como tratarlo, la mayoria del tiempo no entendía lo que le queria decir con sus extrañas señas pero le tenia paciencia, paciencia que no sabia de donde la sacaba.
Una noche, cada semana, por casi cinco meses se sentaban en las mesas del fondo de aquel burdel de mala muerte, algunas Jin le contaba historias infantiles que su omma le narraba de pequeño y otras simplemente se sentaban en silencio mientras Namjoon dibujaba y Jin lo admiraba.
(...)
Jin decide ponerse de pie y caminar velozmente hacia Namjoon, la música está mas fuerte que en otras ocasiones y eso sumado al nudo que se va armando en su garganta lo tienen al borde del ataque de ira.
Cuando llega a la mesa de Namjoon no duda en sentarse a su lado, se arrepiente de ser tan brusco cuando los dolores en su columna atacan, gajes del oficio.
Envuelve un brazo por sobre sus hombros para que el menor se acurruque allí como un gatito recién nacido. Aunque no le dirije ni una sola mirada se mece suavemente sintiéndose seguro cuando entra en contacto con el calor corporal del mayor.
---¿por qué volviste, Nam?--- dolor y dulzura, una mezcla conocida para ambos.
Niega con su cabeza, aumenta la velocidad de su mecer, está ansioso.
Jim decide guardar silencio porque sabe que está preparándose para decir algo.
---Jin... hogar...--- las palabras salen en un susurro apurado pero por la poca distancia las logra escuchar.
---Este no es un lugar para vivir, no es un hogar Nam, no debes estar aquí. Ya te lo he dicho demasiadas veces...--- es frustrante su terquedad, la impotencia de no saber que hacer crece y se apodera de Jin--- ¿por qué no lo comprendes? ¿QUE TENGO QUE HACER PARA QUE TE ALEJES DE AQUÍ?--- el agarre a cambiado y ahora se encuentran frente a frente.
Los ojos de Namjoon brillan tal vez por lagrimas o tal vez por la emoción de estar frente al amor de su vida.
Puede sentir sus respiraciones erráticas haciendo que tiemble agresivamente bajo sus manos.
Eso no es lo que él quiere decir. Jin lo está mal interpretando.
---Jin es hogar, no aquí, no aquí, no aquí, NO AQUÍ, NO AQUÍ...--- el bolso en sus manos cae al suelo cuando se aferra a sus anchos hombros buscando consuelo, aquel horroroso lugar no es su hogar, Jin es su hogar, la protección, comprensión, atención de Jin es su hogar, el aprecio de Jin es su hogar. No está entendiendo, no se está expresando correctamente y eso lo pone nervioso.
---Jin me protege, yo te amo Jin, hogar, TÚ, HOGAR DE NAMJOON...--- odia cuando estos pequeños ataques llegan, se siente inútil tratando de confortar a su pequeño de manera torpe, de igual manera se sorprende ante el hecho de poder jurar nunca antes haber escuchado tantas palabras salir de la boca de Namjoon en tan pocos segundos.
Lo envuelve en un fuerte abrazo enterrando el rostro de Namjoon en su pecho, cada vez que algo como esto sucede se limita a sostenerlo entre sus brazos hasta que su aroma parece ser oxigeno puro para él. Adora esos momentos en los cuales se sostienen el uno al otro, es escalofriante el sentimiento de amor enfermizo que se aloja en el corazón de Seokjin.
Namjoon es apenas un joven de 19 años, no puede enamorarse de él, este tiene que vivir miles de experiencias de vida para lograr una maduración espiritual y mental que siquiera . Sumándole a esto, las personas a su alrededor creerán que está abusando de él, aunque nunca en su vida sería capaz de dañarlo.
Pero nadie va a creer la palabra de un sicario, un criminal, un monstruo como lo es Jin. Nadie puede ver a través de todas las capaz de 'maldad' que posee el alma del mayor, nadie excepto Nam, solo él posee aquella única capacidad.
Él es su pequeña razón de ser una buena persona, es ese buen acto que lo puede llevar al cielo, es la única personita que despierta todo el amor que hay en Jin.
Haría lo que fuera por protegerlo, entregaría su vida a cualquier persona por él, perdería su orgullo si es necesario.
---te entiendo, bebé...--- lo aleja de su pecho para observarlo, ama admirar aquellos dos granitos de café que escasas veces se dejan ver y se siente honrado de ahora poder hacerlo.
Ellos tienen un pequeño idioma de comunicación, dos palabras, dos movimientos.
Los ojos del menor se iluminan cuando se da cuenta de lo Jin hará luego de soltar su rostro, las grandes manos de Jin se dirigen juntas y en puño hacia el lado izquierdo de su pecho justo donde la parte más grande de su corazón late rítmicamente, estas giran en circulos lentamente tres veces para luego cocharlas en el pecho del contrario.
Namjoon se emociona como un niño de seis años, da saltitos de emoción tomando entre sus manos las del mayor -o eso intenta porque son maravillosamente grandes- aprentandolas sobre su corazón con cariño.
Su Jin le está diciendo que lo ama, no es la primera vez que se lo expresa de esa forma pero se siente como ella. Esta vez algo es diferente.
---más, más...--- Namjoon asiente frenéticamente mientras se señala.
Jin sabe que lo ama más. Aunque parezca casi imposible, es así. El amor de su pequeño parece valer más, porque es puro y nunca ha sido entregado a nadie que no sea el mayor.
Le sonríe dulcemente provocando que baje la cabeza ocultando sus bonitos ojos nuevamente, está avergonzado.
Seokjin se levanta de su asiento soltando un leve quejido, Namjoon no comprende el porqué de ese extraño ruido, de igual forma se relaja cuando le regala una sonrisa, se agacha por debajo de la mesa y toma el pequeño bolso que trajo con él, lo mira extrañado, generalmente solo lleva su lonchera en la que guarda sus lapices y papel. Cuando desliza el cierre el bolso se abre revelando una gran cantidad de ropa desprolijamente doblada y obviamente allí también está su lonchera de koala cuidadosamente acomodada.
---¿y esto, bebé?--- Sinceramente no entiende nada, ¿acaso planeaba ir a otro lugar? Y el menor tampoco ayuda mucho, solo niega frenéticamente.
---hogar... Jin... contigo...--- ante está confesión ya no puede aguantar más y manda todo al carajo.
Toma al menor de las mejillas arrodillandose a su lado, y lo besa en los labios con toda la pasión de su ser. Se olvida de su entorno, que digan lo que quieran, que digan que es un marica, un enfermo, un abusador.
Nada importa cuando su bebé permanece en su lugar, aceptando su gesto.
---Tú también eres mi hogar, Nam---.
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Perdón por los errores ortográficos.
Si alguien lee esto, deje su estrellita ahre gracias por leer :)
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