Capítulo IV.
Otra semana estaba a punto de terminar pero no sin antes tener un poco de diversión.
Un par de días antes de hoy, Niall se encontró a su mejor amigo en el pueblo y éste lo invitó a ir al pub el viernes por la noche, al mismo establecimiento donde conoció a la chica, el irlandés como el aguafiestas que era al principio se negó y puso una y mil excusas para no aceptar, después de mucha discusión entre ambos jóvenes, Nickolas confesó al fin sus verdaderas intenciones con respecto a la oferta, sin embargo, el rubio aún no estaba muy convencido pero al final de cuentas lo haría por su querido amigo, además el castaño agregó que sería muy divertido ya que esa noche habría karaoke.
Así que aquí tenemos a nuestro querido chico duende frente al espejo, arreglándose para el monumental evento que se llevará a cabo esta noche. Después de la cena con su familia, el rubio subió a su cuarto para tomar una breve ducha, salió con prisa del baño ya que estaba consciente de que era un poco tarde, no se vistió muy elegante, sino como lo haría un adolescente, la ocasión era importante pero no creía que lo ameritaba, después de todo sólo iban a un pub, ni que fueran a un restaurante de cinco estrellas, además pensó que si llevaba puesto algo muy elegante como un esmoquin se vería ridículo, no encajaría con el ambiente del lugar; el irlandés en estos segundos estaba terminando de arreglar el cuello de su camisa, proseguiría con su cabello y luego estaría finalmente listo.
El reloj ubicado en la pared de la sala estaba a punto de marcar las ocho, Niall estaba algo demorado, con prisa abandonó la vivienda y se dirigió hacia la casa de su amigo, después de casi quince minutos de recorrido, el rubio se encontraba frente a la puerta de Nickolas y su puño cerrado golpeó la madera con firmeza, como no recibió respuesta alguna y parecía que no habían señales de vida adentro, decidió tocar de nuevo, el problema era que el castaño estaba exageradamente nervioso pero esta vez si acudió al llamado de la entrada, con una mueca simulando una sonrisa recibió al irlandés y juntos se condujeron hacia el establecimiento nocturno, luego de cinco minutos más de camino, lograron llegar al lugar y entraron sin problemas, cuando estaban en el interior, ambos se sorprendieron ya que no había ningún rastro de sus acompañantes, tomando en cuenta que era un poco tarde para la hora acordada de la reunión, de todas formas ya no importaba mucho ya que todos habían llegado un poco retrasados a la cita; el par de amigos escogió una mesa y fueron a tomar asiento mientras esperaban.
Al cabo de un rato, la presencia de la compañía de Nickolas apareció en el lugar y se dirigió hacia el castaño para tomar su puesto, ambos empezaron a conversar muy amenamente y se olvidaron del rubio, dejándolo de lado como siempre.
Cuando ya faltaba un cuarto para las nueve, finalmente la chica apareció en escena, con prisa se encaminó hacia el rubio y con brusquedad se sentó a su lado, estaba algo apenada.
—Bueno, genial. Ya que todos están presentes, necesito decir algo muy importante —comenzó a articular nervioso Nickolas y luego tragó en seco, sentía como si una piedra se hubiera quedado atorada en su débil garganta—; sino no lo diré nunca —bromeó pero aun así, se notaba la falta de seguridad en sí mismo—; y me arrepentiré el resto de mi vida —confesó poniendo su alma al descubierto. Miró a las verdes esmeraldas de su amada y trató de mantener la compostura mientras formulaba la pregunta más importante de la velada—. ¿Quieres ser mi novia? —Sonrió expectante.
Una expresión de verdadero asombro apareció en la propietaria de la reciente petición, pasaron sólo segundos que para el castaño fueron como una eternidad, pero esta historia tuvo un final feliz cuando la señorita indicó una respuesta positiva mientras afirmaba con su cabeza y una genuina sonrisa de felicidad se formaba con ayuda de sus carnosos labios.
La morena se levantó de su asiento y envolvió a Nickolas entre sus brazos, mostrando un gesto lleno de emoción y amor, para concluir el asombroso suceso, los enamorados se dieron un apasionado beso y por último cada uno volvió a su anterior puesto.
Luego de tanto alboroto, cada quién volvió a lo suyo.
— ¡Hola! —La chica saludó en escala baja con su suave voz, tal vez ella no quería hacerlo notar pero por su tono se podía apreciar que estaba un poco cansada.
Los ojos color zafiro se ampliaron de asombro, de cierto modo estaba asustado pero de una amable manera, era una grata sorpresa volver a verla, el susto había pasado pero ahora sólo quedaba un extraño malestar que se ubicaba en la boca de su estómago, se sentía incómodo, como si un insecto revoloteará dentro de él.
—Hola, por un momento el pensamiento de que no vendrías se cruzó por mi mente.
—No, ¿cómo crees?, lo que pasa es que siempre le ayudo a mi tía abuela a hacer la limpieza, después de todo ese trabajo estaba muy cansada y decidí tomar una siesta, al parecer mi siesta se hizo muy larga y casi olvido nuestra cita, me levanté un poco tarde pero ya estoy aquí y eso en lo importante, ¿no?
—Claro que sí, me alegra que estés aquí, por fin voy a tener a alguien con quien hablar, ese par de tórtolos ha estado ignorándome desde hace un buen rato. —Señaló a la feliz pareja de novios que parecía extraída de la realidad, absorta en su propio universo rosa donde sólo habitaban ellos.
—Ellos dos son sumamente adorables juntos pero ¡pobre de ti! —La de ojos oscuros interpretó una expresión triste, bien podría hacer juego con la máscara alegre que representa al teatro—. Debió de ser muy incómodo.
—Sólo un poco, lo bueno es que ahora estás aquí, me harás compañía y ya no estaré solo.
—Estar solo no es del todo malo ¿sabes?, ese tiempo puede ser de provecho si lo utilizas para hacer algo.
— ¿Algo como qué?
—Por ejemplo, viendo que aquí no puedes hacer mucho. —La de mediana estatura le echó un vistazo a su alrededor—. Lo mejor que podrías hacer es reflexionar sobre tu vida, ponerte a pensar si todo está en orden.
El tiempo paró de correr por un momento cuando una guapa señorita se estableció en la tarima para hablar, su carismática voz que salía de los enormes altavoces de atrás inundando cada rincón del espacio.
— ¡Buen día, amigos y amigas! Finalmente la noche de karaoke queda inaugurada. —Todos se elevan de sus asientos y el local se llena de emocionados aplausos.
Al principio el público sólo volvió a tomar su postura previa y se mantuvieron en calma, probablemente todos tenían pena y nadie quería romper el hielo ya que la situación podría terminar muy mal, por fin la de ojos oscuros se armó de valor y rompió el ambiente tan tenso del acto, de una manera dubitativa se dirigió al escenario y se estacionó frente al público asistente, su primera acción fue sonreír de una manera no muy cómoda, algo parecido a una mueca es lo que reflejaba su rostro.
— ¿Hola? ¡Ay, por Dios! Estoy tan nerviosa, ¿verdad que no se nota nada? —La risa en conjunto se dejó oír por todo el lugar—. Bueno, ya que hoy es noche de karaoke, ¡vamos a divertirnos! Voy a comenzar con la fiesta y nos vamos a poner un poco románticos, en lo personal ésta es una canción que me gusta mucho y siento que ahora me identifico bastante con ella. —El comienzo de una nerviosa risa fue capturado por el micrófono y transmitido por los parlantes a los oídos de los presentes.
La parte instrumental de la canción comenzaba a sonar al fondo, transcurrieron unos segundos más y abrió la boca, por los altavoces se dejó escuchar la suave voz que combinaba a la perfección con la melodía e inundando cada rincón. Al principio la de mechones ondulados estaba muy nerviosa y creía no poder hacerlo, pero a medida que la canción fue avanzando, se sentía más cómoda sobre la plataforma, a tal punto que podríamos decir que había dado su primer show en vivo. La música fue bajando su ritmo paulatinamente hasta que el salón se llenó de silencio, a ese intervalo de calma le siguieron los emocionados aplausos y la chica bajó del escenario, cediendo el espacio para que otro tuviera la oportunidad de brillar cantando, sus pasos la guiaron directo a su amigo el rubio.
— ¡Wow! Cantas muy bien —mencionó el irlandés aún emocionado, sus manos no dejaban de aplaudir con entusiasmo.
—Gracias. —Un tenue rubor se dio a conocer por un efímero momento sobre sus mejillas, sin duda ella se sentía apenada por toda la atención y los cumplidos.
—Tu presentación fue asombrosa, tienes mucho talento, todo fue tan natural, como si fueras una artista profesional —comentó el rubio aún muy sorprendido, sabía que su amiga era grandiosa en muchas maneras pero nunca había imaginado que tanto, no tenía el conocimiento de que ella sobrepasaría sus límites.
—De nuevo muchas gracias, probablemente no me creerás pero ésta es la primera vez que canto en público.
— ¡Wow! ¿En serio? No se nota para nada tu inexperiencia, lo repito y lo sostengo, eres toda una súper estrella.
—No sabía eso de mí, la pared de mi baño jamás lo había mencionado.
—Pero ahora lo sabes, deberías de hacerlo más seguido, fue una experiencia muy especial.
A la chica le parece un poco gracioso el último comentario del irlandés, por eso una abierta sonrisa brota en su rostro.
—De acuerdo, pero ya dejemos de hablar de mí, yo jamás te he escuchado cantar y me encantaría hacerlo ahora, sin duda esta noche me parece el momento oportuno.
—No, me siento demasiado apenado frente a ti.
— ¿Te sientes apenado frente a mí? —cuestionó con fingida indignación la de mediana estatura mientras colocaba la mano derecha sobre su pecho en una pose bastante dramática.
—Así es —aseguró el rubio avergonzado—; además, no tengo a mi fiel compañera para que me dé apoyo moral.
— ¿Tu fiel compañera? —interrogó confundida.
—Sí, ya verás que algún día la conocerás, es simplemente encantadora y muy bella.
—Ella debe de ser una chica con mucha suerte —comentó un tanto pensativa.
Niall podía ser muchas veces despistado pero cuando se trataba de alguien que le importaba mucho, él siempre intentaba prestarle la mayor atención posible. Si no fuera por ello, quizás no se hubiera dado cuenta que a la chica que tenía a su lado no le agradaba mucho la idea de que él tuviera más amistades femeninas, en su cabeza sólo podía imaginarse lo que su amiga podría estar pensando, ese comportamiento tan infantil le parecía gracioso pero viniendo de alguien como ella, al final sólo le provocaba ternura e inconscientemente una abierta sonrisa nació en su cara al tan sólo verla.
Otro momento de silencio se estacionó entre ellos pero para no hacer incómoda toda la situación, casi al instante el dúo de amigos continuo charlando de cualquier tema. Por instantes su conversación se volvía tan absurda que el espacio se llenaba de puras risas.
No paso mucho tiempo para que la pareja de tórtolos se marcharan juntos y dejaran abandonado al par de amigos.
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