¡A fuego lento!
– ¿Y bien? – Dijo Shōto una vez quedaron frente a la verdadera vela prohibida. – Si es más rápido mejor.
Bakugō trago pesadamente, ninguno quería mirar alrededor detalladamente por miedo, todo se encontraba cubierto de polvo y telarañas.
– Dame el jodido encendedor, está no es más que una jodida vela que alguien olvidó en una puta mudanza. – Bakugō empezó a balbucear incoherencias por los nervios, Shōto se lamentaba por no poder ver claramente el rostro de su compañero por la falta de luz, ni siquiera la luz del viejo encendedor era suficiente para iluminar bien el rostro de Bakugō.
– Solo enciendela. – Tomó la mano del rubio en donde tenía el encendedor encendido y prendió la vela, el menor quito su mano de inmediato una vez la vela se encendió.
– ¡Idiota ya lo iba a hacer yo! – Todoroki en lugar de pelear con el vio la viva llama de la vela la cual era igual que cualquier otra vela. – ¡Ja, te dije que era una farsa!
Shōto se decepcionó un poco por la farsa pero a la vez podría ser real y que Bakugō no tuviera nada de virgen ya, así que se quedó unos segundos más esperando cualquier señal “mágica” en aquella vieja vela.
Bakugō rodó los ojos, le molestaba el repentino interés de su compañero en su vida, pero ver el rostro del heterocromatico afligido le pudo un poco así que suspiro irritado y se quedó del otro lado de la vela para ver la llama que claramente era como cualquier otra.
Repentinamente recordó la vela que Mina había comprado la cual se había prendido cuando estuvo apunto de arrojarsela a su amigo.
– Esto es estúpido. – Murmuró el rubio acercando su mano a la vela, una vez tocó con su dedo índice todo el largo de esta en segundos la llama comenzó a tornarse color negro volviendo más oscuro el lugar. – ¡N-no me jodas! – Retrocedió unos pasos sorprendido y arrepentido por tocar la vela.
El rubio agradeció mentalmente que no hubiera casí nada de luz en aquella casa pues sentía como la sangre hervía en su cara y su compañero que miraba anonadado la vela tampoco servía.
– ¡Vámonos de aquí! – Se quejó el menor pero como respuesta solo escucho la respiración del heterocromatico y vio como poco a poco todo se iluminaba por el fuego que salía de Todoroki.
Bakugō vio que Shōto estaba tan rojo como él, le sorprendió el hecho de que el serio de Todoroki reaccionará encendiendo inconscientemente su cuerpo el cual ardía de felicidad, todo dentro del mayor era un nudo solo por el color negro de aquella llama en la vela.
Katsuki desvió la mirada avergonzado, su cabeza iba a explotar pero antes de que eso pasará tenía que devolver a Shōto a la realidad.
Sin pensarlo dos veces lo golpeó en la mejilla con puño cerrado, el fuego del cuerpo de Shōto se apagó de inmediato dejando solo la mitad de su disfraz quemado.
– Lo siento. – Se disculpó Shōto levantándose y sacudiendo el polvo y cenizas de su restante ropa. Estaba demasiado avergonzado y feliz como para decir más eso hasta que recordó otro detalle. – ¿Estás bien tú?
– ¿¡Eh!? ¿¡Por qué mierda no lo estaría!?
– Mina mencionó que tendrías mala suerte hasta que perdieras tu virginidad. – Tosió al terminar de decir aquello pues le era difícil no imaginar a Bakugō perdiendo su virginidad con él.
– ¡Deja de creerte cada mierda que esa ojos de mapache dice! – Se quejó el rubio.
– Pero lo de la vela era verdad... Incluso esta casa está abandonada. – Bakugō rodó los ojos fastidiado y se dió la vuelta para salir de aquel lugar pero en cuanto dió un paso tropezó cayendo de cara al suelo. – Mala suerte.
– ¡Cierra la boca! – Se levantó rápidamente y aceleró el paso chocando con varias cosas en camino. Shōto feliz y preocupado lo siguió por el resto del camino de vuelta a la escuela.
Uno con mala suerte, con raspones y sangre saliendo de vez en cuando de su nariz y otro con la ropa medio quemada. Podría pensarse que acababan de pelear.
Y justo eso pensó su profesor en cuanto los vio entrar de nuevo a la escuela.
– Expliquense – Aizawa se encontraba frente a ellos una vez estaban en la sala común de los dormitorios.
Ambos chicos se miraron de reojo buscando algo creíble que decir.
– Él es virgen y encendió la vela prohibida que da mala suerte hasta que deje de ser virgen. – Apunto Shōto al rubio quien se sobresalto ante aquella verdadera acusación.
Aizawa miró a Bakugō y Todoroki para después suspirar.
– ¿No están demasiado grandes para jugar en día de brujas? Vayan a dormir o a la fiesta como el resto de los chicos normales. – El mayor se fue dejando a los chicos en silencio.
– ¿Nos dijo raros? – Preguntó Shōto confundido.
Bakugō bufo más irritado que antes. Comenzó a caminar hacia su cuarto para quitarse de una vez el estúpido traje que llevaba pero de nuevo al dar unos cuantos pasos con prisa termino cayendo.
– Tal vez haya una manera de romper la maldición. – Dijo Todoroki quedando al lado de su compañero.
– ¡Por última puta vez! ¡No hay ninguna maldita maldición y deja de creer estúpideces!
Todoroki retrocedió un paso y después desvió la mirada dolido mientras Bakugō volvía a levantarse sin su ayuda.
Definitivamente aquello le había dolido, pero tampoco quería parecer tan obvio con su compañero ofreciéndose como pretexto para tener relaciones, igual no servía de nada si a Bakugō no le gustaba.
El menor comenzó a caminar de nuevo a su habitación esta vez sin caerse en el camino, de verdad que era todo un lío saber lo que había entre ellos, tal vez Todoroki solo se hacía ideas equivocadas.
No, claro que no, pues incluso Kirishima le daba aprobación de salir con Bakugō y lo molestaba con ello.
– ¡Bakugō! – Corrió hasta alcanzar al rubio quien apenas iba llegando al elevador, en cuanto las puertas se abrieron tomó al rubio del brazo -como ya se le estaba haciendo costumbre - y lo metió junto a él para después oprimir el botón del piso de Bakugō.
– ¿¡Que mierda te pasa!? – Grito Bakugō alejando su mano y tal vez por pura coincidencia - o la mala suerte- el ascensor se detuvo y las luces se apagaron. – Debe ser una jodida broma... ¡Una puta broma!
De la mano de Todoroki salió una pequeña llama de fuego para hacer luz dentro de aquel estrecho lugar.
– El botón de emergencia tampoco sirve y olvide por completo para que te hablaba. – Dijo el heterocromatico oprimiendo el botón rojo con su mano libre muchas veces entrando en pánico más por los nervios.
– ¡Mierda! – El oji-rubí pateó la pared y para empeorar la situación la cabina se comenzó a tambalear.
Ambos chicos se pegaron a la pared comenzando a preocuparse.
– ¿Sigues sin creer en la maldición? – Soltó el heterocromatico haciendo que Bakugō se enoje aún más.
– ¡Claro que no!
– ¡No seas tan ciego! – Grito harto Shōto, ¿por qué gritaba en primer lugar? ¿Por qué de verdad Bakugō era tan torpe para no notar que le gustaba o que estaban apunto de morir por una maldición?
La cabina se comenzó a mover más bruscamente y se comenzaron a escuchar ruidos arriba de esta indicando algún problema con los cables.
– ¡En todo caso si admito que es una maldición no cambiará jodidamente nada! ¡Solo estallare las puertas!
– Eso solo lo empeorará. ¡Maldición! – Comenzaba a impacientarse el mayor pues con Bakugō tan vulnerable y ambos a minutos de una muerte segura no podía pensar con claridad. – Congelar el elevador tal vez funcione... O subir y nosotros escalar para salvarnos... – Comenzó a pensar en voz alta mientras Bakugō parecía mandar mensajes a quién sabe quién pero parecía muy metido en aquello.
Todoroki se molestó. ¿De verdad se ponía a enviar mensajes en una situación como aquella?
– O simplemente podemos intentar lo que menciono antes Mina. – Volvió a decir en voz alta confundiendo a Katsuki.
– Si te acercas a mi juro que te mat– Fue callado por la opresión de los labios ajenos sobre los suyos. Bakugō apagó en fuego en la mano de Todoroki con una explosión apretando su mano con fuerza.
Cuando Shōto paso su mano libre por la cintura del menor para acercarlo más las luces del ascensor comenzaron a parpadear.
Katsuki cedió ante todo y acepto completamente que Shōto había pasado aquella barrera que se aferraba en defender, se aferró a la ropa quemada del mayor sin importarle arrugarla mientras soltaba la mano del heterocromatico para pasarla por el pelo de este y jalarlo.
Shōto estaba que ardía en felicidad y le era difícil controlar sus llamas en aquel momento, podía jurar que Bakugō había comenzado a sudar junto con el por la temperatura de su cuerpo la cual seguía aumentando por cada mordida que daba Katsuki a sus labios.
No sé separaron hasta que escucharon el sonido de las puertas abriéndose indicando que el ascensor funcionaba de nuevo.
Se miraron por unos segundos hasta que Bakugō sonrojado empujó a su “compañero” y salió del ascensor seguido de este.
– Al parecer le quite lo virgen a tus labios. – Seguía el paso del rubio hasta su habitación.
– ¡Vete a la mierda! – Abrió la puerta de su cuarto y cerró de inmediato una vez paso dejando a Shōto con una alta temperatura.
Esta vez el mayor uso las escaleras para bajar hasta su cuarto y recostarse con una sonrisa en rostro.
Mientras tanto Bakugō se golpeaba la cabeza con su almohada tratando de despejar su mente, maldijo a Mina por contar historias estúpidas y se maldijo a él por participar. Pero en su lista de aceptaciones ya debía agregar que le había gustado y esperaba repetir aquel beso.
Por el resto de la noche ninguno de los dos pudo conciliar el sueño pensado en lo que pasaría la mañana siguiente.
Soy mala haciendo finales, lo sientooo :'(
Sí, por ahora este es el final.
Felices fiestas, no coman mucho :c
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