Capítulo seis : Cuidado

Juddy

Entramos a la sala de operaciones y lo primero que vemos es a Gibson, quién ahora se pone a nuestro lado a la vez que caminamos.

- ¿Donde estaban? Ya estamos por empezar.

Lo que dice hace que Deckard y yo nos miremos y nos ríamos un momento, hasta llegar a la mesa de operaciones, donde habían muchos planos. La mesa está rodeada por otros soldados, quienes son los que nos dirán que hacer. Don Nadie también está ahí, y se que nos está mirando.

- Bien, de acuerdo con nuestro rastreador, captó varias llamadas que hablan sobre un punto de encuentro. Será a medianoche en Chinatown, a unos kilómetros de aquí - explica Rogers, el soldado mano derecha de Don Nadie -, exactamente en un descampado. Según nuestras fuentes van a hacer una transferencia de dinero entre colegas.

- ¿No podemos llevar el Ojo de Dios? - la pregunta de Gibson hace que todos lo miren, yo incluida - Oí que sirvió hace un año para atrapar a...

Le doy un codazo para que no diga el nombre de Shaw, ya que sería bastante incómodo y sí, habíamos utilizado el Ojo de Dios para atrapar a Deckard.

- No es mala idea, Jake - digo, ahora mirando a Don Nadie -; sería pan comido atraparlos si tenemos el Ojo de Dios.

- Solo lo utiliza personal autorizado - dice Rogers, y yo le doy una mirada seca.

- Te ves como el tipo que esta a cargo, ¿verdad? - mi pregunta hace que sus ojos fijen su atención en mi.

- No lo dudes - dice, desafiante.

- Entonces seguro eres de personal autorizado, ¿no?

- Pues...

- Si lo eres, da la orden para que usemos el Ojo de Dios en la misión. Pero si no estás autorizado, cierra la boca.

Lo que digo hace que Rogers mire a Don Nadie a su lado, y este está ahí mirando todo con diversión.

- Ya oyó a Hobbs, Rogers - dice Don Nadie.

Rogers se va de allí, seguramente con unas ganas de tirarme por la ventana. Oigo como Deckard y Gibson se ríen de lo que acaban de pasar, y me contagian la risa. Quería que la misión saliera bien, y con el Ojo de Dios todo iba a salir como lo planeado.


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- ¿Todo listo, chicos?

- Más que nunca - me responde Gibson, cerrando el baul de su auto.

Sostengo en mis manos el Ojo de Dios, protegido por una maleta. Nuestros autos estaban listos, las armas estaban en los baules de nuestros autos.

- Oye, Gibson - levanto la mirada al ver que Shaw llama a Jake, y este atrapa un comunicador cuando Deckard se lo lanza -. Así tendremos contacto.

Veo como Gibson asiente y va a subirse a su auto. Me siento en el capó de mi auto con el Ojo de Dios arriba de mis piernas. Mis ojos miran todo el complejo, todos los soldados ordenando todo tipo de cosas, o guardando armas o hablando entre ellos; pero mi vista se concentra en Deckard dirigiéndose hacia mi.

- Hey - me dice.

- ¿Que tal? - sonrío cuando ya está frente a mi y extiende su mano con el comunicador en ella.

- Para... estar en contacto, ya sabes - dice y yo agarro el comunicador.

- Si, claro - asiento, y el igual. Mi vista se centra en el Ojo de Dios, y ahora recuerdo porque lo tengo. Lo agarro de la manija y se lo extiendo a Shaw. Este me mira extrañado -. Tú sabes más de este rollo de tecnología que yo. Sabrás que hacer.

El duda al principio, pero luego sus manos agarran el Ojo de Dios con seguridad.

- Tienes los nombres de los tipos, ¿verdad? - le pregunto.

- Si, los tengo. Cuando nos acerquemos a Chinatown, comenzaré a rastrearlos.

Asiento ante lo que dice y me cruzo de brazos. Nos miramos a los ojos y cuando me sonríe, siento mis mejillas arder.

- Ten cuidado, ¿si?

Sus palabras hacen que sienta como si esto fuese un deja vu. Recuerdo que me había dicho las mismas palabras cuando estábamos en aquel ascensor en París, y luego de que haya dicho eso todo salió mal. No habíamos tenido cuidado, como lo dijimos. No sabía que pasaría cuando llegáramos a Chinatown, pero siempre cuando algo parecía estar saliendo bien algo lo arruinaba, y el quedaba en el medio. Y no quería que saliera herido. Camino hacia Deckard y, sin dudarlo, me lanzo a abrazarlo. Siento como su cuerpo está tenso al principio, pero luego siento su mano acariciando mi espalda, mientras que con la otra sostiene el Ojo de Dios. Oculto mi cara en su cuello y huelo su fragancia, tenía un perfume muy bueno. Quería estar así con él todo el tiempo que quisiera, pero no era momento para eso ahora.

- Todo saldrá bien - me susurra, y yo niego con la cabeza.

- La última vez que dijiste eso... - digo aún en su cuello, pero luego nos separamos y el me mira a los ojos.

- Se lo que pasó. Pero quiero que me prometas que estarás bien, ¿okey?

Suspiro ante lo que dice y asiento.

- Okey - digo, y me sonrojo cuando su mano acaricia un momento mi mejilla, y luego me da la espalda para irse a su auto. Me quedo mirando como se va hasta que se sube al auto; me doy vuelta para subir a mi auto cuando veo a Gibson mirándome. ¿Que no se había subido al auto?

- ¿Que pasa, Gibson?

- ¿Pueden casarse ya?

Su pregunta hace que el maldito sonrojo vuelva a mis mejillas y le frunzo el ceño a mi compañero.

- Ya basta - le digo, y escucho su risa burlona. Cada uno sube a su auto y los arrancamos para luego partir de la sede.

Vamos por la carretera los tres, y nuevamente me encantan cómo están las estrellas esta noche. Agarro el comunicador y aprieto el botón.

- Chicos, separemonos en los lugares estratégicos que Rogers nos dijo, nos encontraremos en el lugar acordado, ¿de acuerdo?

- De acuerdo - la voz de Deckard suena por el comunicador.

- Copiado - dijo Gibson, y corto el comunicado.

Los tres tomamos caminos separados y yo entro a una ruta que ni siquiera postes de luz tiene y, por ello, enciendo las luces del auto. No conduzco muy rápido porque podría llamar la atención. Mantengo el volante derecho a la vez que presto atención a la ruta.

De repente, algo empuja a mi auto y casi vuelco. Miro a mi izquierda y veo como un auto está pegado al mío; trato de doblar hacia la derecha pero otro auto también se pega al mío. Muevo el volante hacia ambos lados pero es inútil.

- ¡Detente! - grita el hombre del auto izquierdo, y veo como me apunta con un arma desde allí, al igual que el del auto derecho. Fue rápido, pero acelero a máxima potencia y los dejo atras y, cuando creo que escapé, veo como cinco autos estan parados frente a mi. Mi bota pisa el freno con fuerza y logró detenerme antes de chocar con ellos. Me quedo viendo a los autos, diciéndome a mi misma como rayos saldré de aquí. "Deckard debe de haberlos rastreado ya" piensa una parte de mi, pero no estamos en Chinatown, estamos a mitad de camino. Un hombre baja de uno de los autos, no llego a verle la cara por la tierra que se levantó por haber frenado.

- Baja del auto - dice, y es mediante un altavoz, porque se escucha muy fuerte -. Quiero conocer a una de las personas que me causa tantos problemas.

Pensaba en las posibilidades : si salía de mi auto, iban a matarme; pero si me quedaba dentro del auto, me matarían de todas formas. No sabía que hacer. Era una contra todos esos autos y gente peligrosa, necesitaba a Gibson y a Shaw. No podía hacerlo sola. Diablos, Don Nadie tenía razón.

- Mataron a mis hombres. Y lo pagarán - escucho que dice, pero yo estoy concentrada en apretar muchas veces el botón rojo del comunicador, quería que Shaw y Gibson recibieran la señal y que de alguna forma deduzcan lo que estaba pasando - Baja, o morirás.

Cierro los ojos con fuerza al escuchar el ruido de las armas de sus hombres cargándose. Pero, de repente, siento como mi auto tiembla y abro los ojos para ver frente a mi como cada auto explota y sale volando en llamas. Abro mi boca sorprendida y bajo del auto agarrando mi pistola : veo a dos hombres que huyen del lugar y les disparo a distancia y, como sabía, las balas los alcanzaron. No había rastros de los demás hombres y del líder, solo estaban los autos frente a mi, todos incendiándose. Me doy vuelta de inmediato cuando escucho el motor de un auto. Este se apaga, pero no veo quién está dentro; pero por precaución preparo mi pistola agarrando el mango. Veo como se abre la puerta, a la vez que un hombre sale de ella y comienza a acercarse a mi, y yo alzo mi arma.

- Detente ahí - grito, y la persona detiene el paso. No llego a verlo por el humo del incendio, pero cuando se disipa, lo veo. Veo todo con claridad. Bajo el arma y mis ojos están muy abiertos al verlo.

- ¿Shaw?

El hermano de Deckard sonríe, a la vez que oigo como otros autos se paran detrás de mí, y escucho pasos acercándose hacia donde estábamos.

- ¿Owen? - me doy vuelta para ver a Deckard a mi lado, mirando perplejo a su hermano; Gibson llega a mi lado y solo mira con confusión a Owen. Este solo nos mira a todos con una sonrisa.

- Te salvé el trasero, ¿verdad, niña?



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