Capitulo once : Secreto
¡Sorpresaaaa! 😘
Ella aún no podía creer lo que acaba de pasar. Bueno, en realidad si lo había sentido en carne propia, literalmente. Lo había hecho con Deckard Shaw. El hombre con el que había soñado tantas veces, el hombre del que se había enamorado. No creía que llegaría este día. Se sintió tan inútil cuando admitió sus sentimientos frente a el, creyendo que el no le dirigiría la palabra nunca más, ni siquiera en el trabajo. Pero la reacción de él había sido la contraria. Había tenido sexo con el hombre que amaba, y que sus sentimientos fueran correspondidos era lo mejor que le había pasado.
Sentada en el comedor, no paraba de mirarlo. El olor a estofado se sentía en el aire gracias a que el se disponía a cocinarlo. Ella no aguanto ni un minuto más sentada y se acercó a Deckard por la espalda.
- Te lo diré de nuevo, quiero ayudarte - Juddy se referia a ayudarlo a cocinar, ya que el había insistido en hacerlo solo.
- Te lo diré de nuevo - dice el, ahora dejando la cuchara y dándose vuelta para encontrarse con ella -, lo haré yo, no hay problema.
Juddy le sonríe y lo abraza por el cuello, recibiendo un pequeño beso por parte de el.
- ¿Que es esto? - la pregunta de Jude hace que Deckard la mire atento - ¿Que soy para ti? Soy solo... ¿una chica con la que te acostaste por pena?
Deckard conecta sus ojos con los de ella, y no puede apartarlos. Ella era hipnotizante, pero lo último que dijo lo había ofendido. Jamás se había fijado en ella solo por lo físico.
- Eres como... una bocanada de aire fresco - lo que dice hace que ella lo mire atenta -. Me estaba ahogando y tú me salvaste.
- ¿A.. que te refieres?
- Cuando comencé a trabajar para el equipo y tú estabas ahí, no podía apartar mis ojos de ti. Tu eras la buena, y yo el tipo malo - Juddy ríe al escuchar eso -. Pero no podía dejar de prestarte atención. A lo primero solo me importaba atrapar a Cipher, pero luego comencé a conocerte, y no pude evitar enamorarme de ti.
Jude aún no podía creer lo que el le decía, las cosas lindas que salían de esa boca que besó toda la mañana. Ella estaba por hablar, pero el siguió hablando.
- Jamás me fijé en ti por lo físico aunque obvio, eres preciosa, pero tu forma de ser - al decir esto, el acaricia su mejilla suavemente -, tu actitud de niña malcriada, tu rudeza, tu seguridad, tu sonrisa. Eso me importó, y solo eso me importa ahora. ¿Respondí a tu pregunta?
- Si - dice con una sonrisa ella, ahora besándolo lentamente. Esto era lo mejor. El era suyo, y ella era de el. Se correspondían uno al otro. Se complementan. No sabían a donde iba a llevar esto, pero estaban los dos juntos. Y solo eso les importaba.
- ¿Por qué Don Nadie tenía que llamar justo hoy?
Lo que dice Juddy hace reír a Shaw. Estaban dentro de la base, ya en el ascensor que subía hasta el piso de la oficina de Don Nadie.
- Ese anciano es muy inoportuno - continua Hobbs.
- Recuerda que ese anciano nos puso a trabajar juntos - opina Deckard, ahora parándose frente a ella. Jude le sonríe, sabe que tiene razón. Sus ojos le echan un vistazo al ascensor, y este hace que la memoria de Juddy despierte.
- ¿No te recuerda a algo este ascensor?
Deckard mira a Jude cuando habla, y sonríe de inmediato. Si, lo recordaban los dos : aquel ascensor en París, donde casi se besan.
- Como olvidarlo - habla Deckard, ahora agarrando la mano de ella -. Hice esto.
Ella lo recuerda. Había agarrado su mano, algo dudoso al principio, para luego admitir que lo ponía nervioso la presencia de ella.
- Luego esto - dice, para luego tomar el mentón de Jude. Ella lo mira con ojos de enamorada, recordando a la vez lo que podía haber pasado en ese ascensor de París.
- Y esto - susurra Jude esta vez, inclinándose para unir sus labios con los de el. Algo que no habian logrado hacer en París gracias al orgullo mutuo. Pero ahora lo hacían, y sin problema. Deckard pone sus manos en las caderas de ella y la apega más a el, y Jude intensifica más el beso. El ascensor se abre de repente y ellos se separan de inmediato. Por suerte no había gente, pero debían ser precavidos, ¿por qué? Ellos no querían que lo suyo se supiera en el trabajo, no era profesional. Si Don Nadie se enterase, sería un escándalo. Caminan los dos hombro con hombro hasta la sala de reuniones y, cuando entran, ven a Owen y a Jake sentados uno al lado del otro frente a Don Nadie. Un silencio incomodo surgió en la habitación.
- Que bueno que llegan - dice Don Nadie, ahora tomando asiento.
- Vinimos cuanto antes, Don - dice Jude, y ella se sienta al lado de Gibson. Este se queda mirando a su compañera un momento, pero luego se concentra en Don Nadie.
- ¿De que se trata ahora? - pregunta Deckard, ahora sentado al lado de su hermano, quién lo mira sospechosamente.
- Hay un grupo terrorista qué anda dejando caos en puntos importantes del mundo - explica el anciano, abriendo un mapa planisferio digital -. Ya pasaron por Madrid, Marruecos, y Berlín. Según nuestras fuentes, su próximo punto de asalto es Monte Carlo.
Los ojos de Jude se abren sorprendida, había escuchado sobre ese barrio en Mónaco. Es bellísimo, pensó Juddy. Es un lugar de muchos lujos, según ella había escuchado de la boca de Román, quién había ido allí para aprovechar el dineral que tenía gracias al plan de Río.
- Que lugar - dijo Jake, bufando.
- Lo que tienen que hacer es aprender a esas serpientes y que nos digan dónde está la bóveda que robaron en Berlín - cuando Don Nadie dice la palabra "bóveda", recuerda a la misma que robaron Dom y Brian en Río de Janeiro. Y cuando dijo "Berlín" le recordó cuando Dom los traicionó luego de la misión en ese mismo país. Juddy frunce el ceño al recordar eso.
- ¿Cuando salimos de aquí? - pregunta Owen, sonriente como siempre.
- Mañana a primera hora - dice Don Nadie, sonriendo -. Será mejor que se preparen, será un día agitado manzana, así que les sugiero que entrenen bien hoy.
Don Nadie sale de su propia oficina, dejando a los cuatro allí.
- ¿Alguna vez fueron a Monte Carlo? - pregunta Gibson.
- Nope - responde Jude a su lado, jugando con sus uñas.
- Yo tampoco - cuenta Owen -, pero lo he visto en las películas.
- Esto no es una película - asegura Deckard, levantándose de su asiento -¿Tienen ánimos de ir a entrenar?
- Yo si - dice Owen, con diversión. Juddy rueda los ojos y se ríe, le gustaba que Owen siempre estuviera de buen humor. El menor de los Shaw le da un vistazo a Jake y Jude - ¿Y ustedes?
- No veo por que no - dice Hobbs, levantándose de su asiento.
- ¿Gibson? ¿Te apuntas? - pregunta Owen, ahora parándose al lado de Deckard. Jake mira a este último con desdén, no olvida lo destrozada que se sintió su compañera gracias a él.
- Claro - escupe Jake, sin apartar la mirada de Deckard, y el tampoco la aparta.
- Eres muy malo, Jake.
- Cállate Juddy, hagámoslo de nuevo.
Hobbs se rie de su compañero y se aleja del blanco de tiro, luego de ver que Jake no le dio en el blanco pero ella si. Los dos se posicionan uno al lado del otro y se preparan para disparar al blanco y jalan el gatillo tres veces, aunque no simultáneamente. La última vez que Jude había venido al salón de entrenamiento fue cuando querían atrapar a Dom, le traía buenos recuerdos. La mujer se quita los auriculares de protección, y luego Gibson la imita. Los dos se acercan al blanco y ven que Jake había fallado nuevamente, y que Jude si le dio en el centro como siempre. Ella le da una mirada con aire egocentrico a su compañero, y este le frunce el ceño.
- Le dices esto a alguien y... - advierte Jake, y es interrumpido por la risa burlona de Jude, y está recibe un codazo de el muchacho -. Oye, ¿y qué tal Shaw?
Las mejillas de la mujer se calientan de inmediato ante la pregunta. ¿Que le diría? No podía decírselo, era un secreto, nadie debía saberlo, menos en el trabajo. Querían ser precavidos. Pero hablábamos de Jake Gibson, un muchacho servicial, confidente y seguro de si mismo, capaz de apoyar a los que quiere. El era alguien en quien podía confiar. Jude suspira y camina al lado de el hasta llegar a la línea desde donde tienen que disparar.
- El me llevo a casa anoche.
- Si, lo se - dice, ahora estableciendo la posición de tiro.
- Y lo hicimos.
El tiro que da Jake con el arma lo asusta hasta a el mismo. El muchacho le da una mirada a su compañera, con los ojos abiertos.
- ¿Acaso se aprovechó de ti?
- ¡No, no! Sssshh - susurra la chica, y Jake decide bajar la voz.
- Entonces...
- Lo hicimos esta mañana, yo estaba consciente - cuenta Juddy a susurros, a la vez que carca su arma -. Y le confesé mis sentimientos.
- ¿¡Que!?
- ¡Cállate! - susurra Hobbs, y el abre los ojos como platos.
- Lo siento - susurra Jake -. Y entonces...
- Lo hicimos.
- Carajo - dice Jake, a la vez que dispara tres veces - ¿Estás segura de que no juega contigo?
- Estoy segura - dice Hobbs, ahora terminando de disparar -. Yo lo sé.
Jake suspira y mira a su compañera. No quería que saliera lastimada, el la aprecia mucho a pesar de que al principio no tuvieron un buen comienzo.
- Si te hace feliz, eso basta para mí - Jude sonríe ante lo que dice su compañero. Se sentía reconfortante que Jake la apoyará en esto -. Pero quiero descargarme.
- ¿De que estás hablando? - pregunta la mujer, pero Jake se aleja de ella para dirigirse al cuadrilátero cerca de ellos.
- ¡Oye, Deckard!
Deckard deja de hablar con su hermano para prestarle atención a Jake, quién está dentro del cuadrilátero con los guantes de boxeo puestos.
- ¿Aguantas un round?
El mayor de los Shaw alza una ceja y hace una mueca ante el reto del muchacho. Lo tumbaría con solo un golpe.
- Claro que sí - acepta Deckard. Quería divertirse un poco.
Juddy no entendía lo que estaba pasando, pero Owen si. Este sabía porque Jake quería pelear con Decks, y este con el muchacho : número uno, se había quedado enfadado por como Deckard había hecho sentir a Juddy en el club. Número dos : el mayor de los Shaw no se iba a dejar intimidar por Gibson, nunca rechazaba un reto.
Deckard se quita la camisa y la tira al piso avanzando hacia el cuadrilátero. No lo había notado, pero Jude se había quedado viendo el cuerpo trabajado de su amante. Vaya que cualquiera se podría derretir ante su presencia. Pero no era tiempo de babeos. Deckard subió al cuadrilátero y se puso los guantes de boxeo. ¿Que diablos iba a pasar? Jake y Deckard iban a pelear, ¿por qué? Juddy no lo sabía. De un momento a otro, comenzaron a moverse en el cuadrilátero, y había uno que otro amague de Jake hacia Shaw, pero este no se sorprendía para nada. Gibson lanzó un puñetazo al rostro de Deckard, pero este lo esquiva y le devuelve el golpe con rapidez. Jake da unos pasos hacia atrás adolorido, pero vuelve para golpear nuevamente a Shaw. Los dos evadian los golpes del otro, y se hubieran seguido golpeando si Owen no los hubiera detenido.
- Ya fue suficiente, niños - les dice Owen, poniéndose en medio de los dos, empujándolos con las manos.
Juddy rueda los ojos ante la actitud de los hombres, ¿acaso eran inmaduros o que? No era eso, Juddy llego a la conclusión de que, en realidad, son solo hombres. Estúpidos.
- Eso no estuvo bien - dijo Juddy acercándose al cuadrilátero. Jake había ido a ducharse y a que le curarán la cortada en la ceja y Owen, bueno, Owen tenía el presentimiento de que no debía estar ahí, así que se marchó a acompañar a Gibson.
Deckard le da una mirada a Juddy a la vez que se seca la cara con una toalla.
- ¿Que cosa?
- Gibson. ¿Tantas ganas tienen de defender su hombría? - suspira la chica y entra en el cuadrilátero, ahora frente a Shaw.
- Fue una pelea inocente - se excusa Deckard, y sonríe cuando ve a Jude de brazos cruzados.
- Son idiotas, eso es lo que son - dice ella, y se apoya en la esquina del cuadrilátero. Sus ojos siguen conectados con los de el, a la vez que se va acercando más a ella.
- Yo nunca me acobardo cuando me retan - susurra Deckard, apegandose a la chica que tanto le gusta. Ella se ríe del nerviosismo y pone sus manos en el pecho sin camisa del mayor de los Shaw. El la acorrala contra las cuerdas y sus respiraciones se encuentran cerca - Te tengo contra las cuerdas, Hobbs. ¿Cuál será tu siguiente movimiento?
- ¿Mi siguiente movimiento? Besar a mi contrincante no estaría mal - susurra Jude, y los dos se unen en un beso que no dura mucho - Oye, sabes que alguien podría entrar, ¿verdad?
- Lo se - susurra Deckard -. Solo quiero...
El no termina de hablar al unir sus labios con los de ella. Jude quería seguir besándolo, pero a la vez pensaba que alguien podía descubrirlos justo ahí. Ella pone sus manos nuevamente en el pecho de el y lo separa.
- Oye, tenemos que ir a almorzar - Deckard suspira al no poder seguir besándola -. Los demás seguro y nos esperan.
- Cierto - dice, ahora separándose mas de ella -. Iré a tomar una ducha, te veo allá.
- Okey - responde ella, y se queda viendo como Shaw se va del gimnasio. No podía creer que estaba perdidamente enamorada de ese sujeto, y que el también sienta lo mismo. En verdad era una locura. Una hermosa locura.
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