Capítulo cuatro : Fuegos artificiales

  Juddy

    

       Apago la cocina cuando el agua ya hierve en la tetera. No uso ningún guante para agarrar la tetera, ya que hace frío y el metal no me hacia nada. Me sirvo el agua y veo como se mezcla con el café, y en la casa solo se escucha el agua cayendo en la taza. Miro por la ventana y el sol entra por ella. Me había levantado tarde hoy, normalmente me levantaba a las siete A.M por rutina, pero hoy era diferente. No quería saber nada de mi trabajo, ni de Don Nadie, ni de Gibson. Y menos de Deckard. Doy sorbos al café a la vez que pienso en todo este nuevo problema : cuando el volvía a mi vida y se metía a mi cabeza, no podía salir más de mi mente. Su sonrisa, su arrogancia, todo el tiempo están en mi mente. Y lo peor era que debía trabajar con el a partir de hoy, y no sabía que hacer. No quería enfrentarme a Shaw, no quería convivir con el de nuevo, como aquellos días en el que Dom estaba bajo las garras de Cipher. Cada vez que Shaw estaba cerca de mi, mi mundo se ponía de cabeza. Lo está ahora. Necesitaba hablar con alguien. No tenía amigos en la Agencia, solo quería mantener una relación profesional con todos, como debe ser. Necesitaba a alguien de confianza.

        Dejo la taza ahora vacía en la mesa del living y camino hasta mi habitación, directo a mi celular. Lo había dejado cargando anoche. Desconecto el cargador y llamo al primer número que hay en mi carpeta de contactos.

- ¿Diga?

- Hola Dom - hablo, sentándome en mi cama.

- ¿Juddy? ¿Eres tú? ¡Que sorpresa! - lo escucho decir, y sonrió ante eso - ¿Cómo has estado? Hace mucho no te veo.

- He estado bien, gracias - digo -. Es cierto, pasó tiempo. Oye, ¿estás hoy en tu casa?

- Ah... Sí claro - lo que dice hace que me tranquilice -. ¿Quieres venir?

- Si, me encantaría - le hago saber -. Necesito el consejo de un buen amigo.

- Ya sabes dónde encontrarme, Hobbs.

         Y con lo último que dice, la llamada se corta. Bueno, creo que me tomare unas pequeñas vacaciones.

     

  

       ******************

- ¡Ahí está!

        El grito de Dom hace que sonría, a la vez que lo abrazo en el marco de la puerta. Lo había extrañado, a mi amigo el viejo corredor.
         Me hace pasar a su departamento. Por lo que me dijo Tej, es el que comparte con Letty ahora,en donde crían al pequeño Brian. En verdad me alegro por ellos, que por fin este todo normal.

- Siéntate, Juddy, mi casa es tu casa - me dice, y yo me siento y apoyo mis brazos en la mesa del comedor, mientras Dom busca algo en el refrigerador - ¿Cómo has estado?

- He estado bien, pura suerte - digo, a la vez que el se sienta frente a mi - ¿Y tú?

- Bien también - me deja frente a mi un plato con galletas.

- ¿Donde está Letty?

- Fue al parque a pasear con Brian - sonrío al escuchar eso. Ya son una gran familia feliz, y eso en verdad me reconforta.

- Que bien - le digo, y el me mira a los ojos, y un silencio entre nosotros se hace presente, pero no es incómodo, es más tranquilo que otra cosa.

- ¿Que te está pasando, amiga?

   
       Suspiro antes de agarrar una galleta, y hablo.

- Don Nadie puso a Deckard a trabajar conmigo en la Agencia.

- ¿Que? - exclama, y veo como sus cejas se alzan.

- Si, es una pesadilla.

- ¿Por que lo sería? - su pregunta me hace quedarme pensándolo, ¿por que lo sería?

- Porque... Dom, el no sale de mi cabeza.

     Toretto sonríe al escuchar lo que digo y le frunzo el ceño.

- Oye, no es gracioso.

- Para mi si - dice, y yo me cruzo de brazos -. Juddy, Shaw te gusta, ¿verdad?

- Si...

- Y va a estar contigo en tu trabajo.

- Si... - digo con pesar.

- Si está en tu trabajo, tendrás que acostumbrarte - me dice, y yo lo escucho -. Y si no quieres que el sea una distracción, trata de concentrarte en lo que tienes que hacer.

     Asiento a todo lo que dice. Tiene razón, no puedo alejarme de mi objetivo.

- Pero vas a tener que decírselo algún día, Jude - le doy la razón. No puedo ocultarlo para siempre, no puedo ocultar lo que siento por Shaw para siempre. Algún día tendré que decírselo, pero no ahora. No ahora.

      Pase horas hablando con Dom en su departamento. Hablamos de lo que había pasado con Cipher, cosas que no me había contado, todo lo que ella le decía y amenazaba, como la conoció; me contó que Mía y Brian vendrán el fin de semana con los niños para una cena familiar, y querían reunir a todos. Pero en mi caso no sabía si podría ir o no, así que no le confirme que asistiría. Tomamos café mientras mirábamos la televisión, mientras me contaba cómo llevaba su vida. Gracias a él me entero de que abrió un nuevo taller en el centro de Nueva York y que gana muy bien. En verdad me alegraba que haya realizado su vida, fuera del peligro, y con menos carreras. Lo último me deprime un poco, ya que las carreras callejeras son ilegales, y la vida de Dom era eso cuando era joven junto con Letty y su antiguo grupo. Si, me había hablado de ellos, de Vincent, de Jessie.... fue horrible lo que les pasó. Dom nunca los olvida.

        Pasaron horas hasta que tuve que irme. Me despedí de Dom y le dije que le mandara mis saludos a Letty y al niño. Me tomé un taxi hasta el aeropuerto y, cuando llegó, bajo del taxi para empezar a caminar hacia dentro del aeropuerto, cargando mi mochila en mis hombros. Camino rápidamente al sentir a alguien siguiéndome por detrás e, instintivamente, voy para un pasillo alejado de la gente, a la vez que esa persona me sigue por detrás. Detengo el paso y doy un codazo a la persona que está detrás, pero no alcanzo a pegarle y siento su mano fuerte agarrándome el brazo derecho y su otra mano agarrando mi hombro y me mantiene contra la pared. El tipo de saca los lentes y la gorra cuando dejo de forcejear con el, y mis ojos no podían creer lo que estaba viendo.

- ¿Tú? Pero, ¿qué haces aquí, siguiéndome?

- No estoy siguiéndote - me dice, ahora soltandome. Le alzo una ceja y me cruzo de brazos y veo como rueda los ojos -. Bien, si estuve siguiéndote, pero solo por ordenes.

- ¿Que órdenes? - le pregunto, y veo como Deckard mira más allá del pasillo. Yo lo imitó y veo a unos hombres con uniforme caminar entre la gente.

- Te rastrearon, Hobbs.

- ¿Quienes?

- ¿Recuerdas a los tipos que matamos el otro día? El día que nos vimos.

- Si, lo recuerdo, y muy bien - cómo olvidar el día que volví a ver su cara.

- Bueno, eran hombres ligados a otro sujeto, un pez más gordo - su expresión hace que yo entienda la situación -. Nos quieren asesinar.

- Es entendible - digo, ahora caminando por el pasillo a su lado -. Matamos a sus hombres.

- Ponte esto - me dice, y yo veo como su mano me extiende una peluca. Lo miro extrañado y el alza los hombros -. Ideas de Don Nadie.

- Ese anciano - me quejo, agarrando la peluca pelirroja lacia y poniéndomela, mientras escucho la risa de Deckard a mi lado. Niego con la cabeza y salimos del pasillo, y veo como Shaw tiene puesto unos falsos lentes de ver y una gorra. Me río ante su apariencia.

       Los dos caminamos a la par hasta registrarnos para tomar el avión y, cuando ya lo hicimos, caminamos hasta la escalera mecánica que sube y nos quedamos allí.

- Estan a nuestro lado - susurré, viendo de reojo como, desde la otra escalera mecanica que baja, están esos hombres que nos persiguen. Deckard tambien mira como se acercan cada vez que va bajando la escalera.

- Bésame.

       Me doy vuelta para mirarlo y me quedo boquiabierta ante lo que dice.

- ¿Q-que dijiste?

- Las muestras públicas de afecto hacen que la gente se incomode - me dice, y sé que es así.

- Si, exacto... - digo, pero no me deja hablar más cuando sus labios toca los mios. Insonscientemente pongo mis manos en su cuello y sigo el beso, algo insegura, a la vez que siento sus manos en mi cintura, apegándome más a el. Pasaron como diez segundos y de un momento a otro deja de besarme; suelta mi cintura y me da la espalda para salir de la escalera mecánica y yo hago lo mismo. Me quedo atontada por un momento cuando camino detrás de él, ¿que diablos acaba de pasar?

   "Te besó idiota, te besó como si fuera una sanguijuela chupando tu sangre"

  Cállate consciencia.

  Pero tenía razón. Habíamos burlado a los hombres que nos perseguían, y el me besó. Me besó. No podía creerlo.

      Llegamos al escritorio de pasajes y Deckard los pide; la chica les da los nuestros dos pasajes y subimos al avión luego de que nos revisaran. Caminamos en el pasillo del avión y nos sentamos en nuestros asientos y yo, por suerte, me siento del lado de la ventana. Trato de no mirar a Deckard cuando nos quedamos esperando a que el avión despegue y, por fortuna, el tampoco lo hace. El avión despega luego de unos largos minutos y ya estamos en el aire, con mis ojos admirando la ciudad de Nueva York. Me recuerda a la primera vez que vine, cuando tratábamos de atrapar a Dom. Pero esta es una situación diferente.

- ¿Estás bien? - dejo de mirar por la ventana cuando el me habla y, cuando lo miro a los ojos, siento mis mejillas arder. Ah, ¿por que ahora?

- Si - digo, y vuelvo a mirar por la ventana, tratando de no prestarle atención. Pero no dejo de pensar en ese beso.

- Oye, si es por lo del beso...

- Se que fue por el trabajo, está bien, ¿si? - lo que digo hace que el no hable, y yo sigo mirandolo aunque me muero de los nervios.

- Si - dice, asintiendo, ahora sin mirarme -. Eso es... lo que iba a decir.

     Asiento a lo que dice, algo dudosa, y vuelvo a mirar por la ventana. No dejo de pensar en ese beso, aunque eso haya significado trabajo para el, para mi era otra cosa. Fue algo que me encendió por dentro, como si fuegos artificiales estuvieran explotando dentro de mi corazón. Fue inesperado, pero increíble. Por lo menos para mí.

        Solo para mi.

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