Padres de tres hijos
Hisui
Sayuri ya esta por cumplir 5 años de edad y todo está ¡Patas para arriba! Ya que tenemos que estar pendientes de ella y de los mellizos, mi niña está muy inquieta y juguetona, los mellizos pues a su corta edad son algo revoltosos, pero que un bebé haga eso, es porque es un bebé feliz. Mi suegro esta ayudándome a cuidar a Sayuri (Ya que a esta le fascina estar con él) mientras voy a trabajar y Moroha igual, creí que mi esposa se quedaría unos meses para luego ir a trabajar, pero ella dice que ahora somos 5 y se necesita trabajar más para mantenernos, mi pequeña hija detesta estar sin su madre, y cuando no está ella me toca a mí atenderla... ¡SUPIERAN USTEDES! A veces escucho reclamos por parte de mi pequeña primogénita ya que insiste en acompañarme a exterminar demonios —¡YO TAMBIÉN QUIERO AYUDARTE PAPÁ! — Reprochaba.
FLASHBACK
— Todavía eres muy pequeña para acompañarme en las misiones que tengo hija mía — Pongo mi mano en su cabeza de forma delicada — Te prometo que cuando seas mayor te llevaré conmigo y así exterminaremos juntos ¿De acuerdo?
— ¡SI! — Exclama contenta — Quiero ser una gran exterminadora como tú papá.
— ¡PORTATE BIEN CON EL ABUELO! — Decía mientras me iba en Kirara.
— ¡LO HARÉ PAPÁ! — Agita su mano en señal de despedida.
FIN DEL FLASHBACK
Me encanta la idea de que se interese por el oficio de mi familia, el cual ha permanecido durante generaciones enteras; pero sé que ustedes y yo estamos de acuerdo en que es demasiado pequeña y no quiero arriesgarla, no quiero que esté en peligro nuevamente, no me perdonaría que por un descuido la vuelva a perder como aquella vez. Ahora me dirijo al fuerte para saber como irá el plan, tengo entendido que iremos a un palacio a exterminar a un ogro (DETESTO ESAS COSAS), que está haciendo estragos en esos lares, es una tarea muy sencilla, pero no siempre es igual, estos seres se han vuelto muy astutos y han sabido evadir ciertas técnicas que hemos usado para intentar acabar con ellos, así que toca idear un nuevo plan; mi tío y Setsuna serán los encargados de esta misión... Yo voy a estar de mano derecha para ayudarles a organizar todo lo que sea necesario, va a haber una buena paga y la necesito para algo especial... Ya saben para qué lo quiero ¿No es así?
— ¡Hisui! — Escucho a lo lejos la voz de Nanasuke — ¿Cómo va todo con tu esposa?
Desciendo rápidamente para escucharle mejor y responderle a lo que pude escuchar — Todo correcto ¿Y tú?
— Vamos bien ¡VOY A SER PAPÁ NUEVAMENTE! — Dijo y de inmediato le di un fuerte abrazo — Mi esposa me dio la noticia esta mañana.
— Me alegro mucho por ustedes — Sonreí — ¿Quieres que te lleve?
— ¡Por supuesto! — Dijo y nos subimos en Kirara de nuevo.
Nanasuke, se la pasó todo el camino hablándome de como le dieron la noticia del embarazo de su esposa, la verdad me alegro de que mi amigo sea feliz, siempre han estado conmigo, apoyándome en todo al igual que Rokuta, siempre hemos sido un grupo muy unido... ¿Cómo pues no me voy a alegrar por esa noticia? Un verdadero amigo se alegra por todas las cosas buenas que le pasan a sus compañeros y está con ellos en los momentos difíciles.
. . .
— Abuelo — Decía Sayuri mientras se subía a la espalda del mismo — ¿Por qué yo no puedo ir con mi papá a exterminar monstruos?
— ¡QUÉ TONTERÍAS DICES CACHORRA! — Bufa — Aún estas muy pequeña para esas cosas...
— ¡Yo quiero aprender también! — Acaricia las orejas de su abuelo con cuidado.
— ¡MIRA! — Dijo mientras le ayudaba a subirse en sus hombros — Yo me encargaré de convertirte en alguien fuerte... ¿De acuerdo?
— ¡SI! — Sonrió.
Inuyasha
Me agrada mucho el interés que tiene mi nieta en ser alguien fuerte y valiente, no les niego que aunque me cueste mucho admitirlo... Su padre lo es y ella quiere ser como él. Para mí que ya tiene edad de ir aprendiendo poco a poco a defenderse, es mejor que lo haga desde ahora, así cuando sea toda una señorita pueda darse a respetar con los muchachos (aunque si yo estoy cerca, no dejaré que ninguno le ponga una mano encima) ¡ESO SI QUE NO! Una nieta mía no va a salir con cualquier muchacho que le aparezca por el frente.
¡OKEY! Voy a calmarme un poco, hablo como si ella ya tuviera 14-15 años... El punto es que le enseñaré a defenderse mientras que va creciendo y así cuando le toque decidir si irá a entrenar con su padre o no, ya tendrá bases firmes para eso. Mi nieta debe ser alguien fuerte y valiente como yo, de eso me encargaré junto con su madre y se que ella estará de acuerdo con esto; dicho eso, vimos llegar a Moroha, quien estaba desde ayer en la noche en un trabajo difícil junto con mi esposa, últimamente han habido muchos problemas en la región, puesto que una presencia maligna ha asechado esta zona y tememos que sea un demonio poderoso —¡KEH! — Sea como sea, si se atreve a salir ¡SE VA A ENFRENTAR A MÍ! Quiera o no...
— ¡YA ESTOY AQUÍ! — Se escucha una voz.
— ¡MOROHA! — Dije llamándola.
— ¡MAMI! — Dijo Sayuri quien bajándose de mis hombros, corrió a su encuentro rápidamente.
—¡PEQUEÑA TRAVIESA! — Dijo mientras la alza en brazos, llenando de besos toda su carita — ¡MAMÁ TE EXTRAÑÉ MUCHO!
Les juro que cada vez que las veo juntas, me imagino como hubiera sido tener a mi hija desde esa edad. La alegría que transmite Sayuri es grande, y me hace olvidar por unos instantes que soy una persona super tosca y poco afectiva. Aunque, hay algo de ella que no soporto para nada...
— ¡OREJAS! — Exclamó para así acercarse y desde los brazos de su madre, jalarme una de ellas.
— ¡SUÉLTAME YA! — Dije mientras intentaba que esa pequeña manito me soltara.
... Como les decía, solo ese pequeño detalle me DESAGRADA de mi nieta, pero de resto es un amor; estoy por decirle a Moroha la idea que tuve, sobre enseñarle desde ya a defenderse, necesito su permiso para hacerlo, Moroha es muy impredecible, no puedo asegurar que me deje hacerlo ¡BUENO! Me dejaré de tantos rodeos y lo haré... Así que ¡AQUÍ VOY!
— ¡CACHORRA! Tengo algo muy importante que plantearte.
— Si, dime ¿Qué pasó? — Sonríe un poco.
— Necesito pedirte permiso para hacer algo — Trago saliva — Algo con respecto a mi nieta.
— Déjate de rodeos y ve al punto viejo — Se sienta a mi lado.
— Quiero que me dejes entrenar a Sayuri — Suspiré.
Una expresión de sorpresa invadió el rostro de mi hija, ya que... No suelo pedirle permiso para nada y segundo, he hecho muchas cosas por mi nieta, pero jamás le había comentado abiertamente que quiero entrenarla. Ella colocó las manos en sus mejillas mientras seguía analizando lo que acababa de plantearle; no puedo asegurarles nada, simplemente hay que esperar la respuesta, sea buena o no...
... Pasados unos minutos desde aquella pregunta, por fin vi que mi hija salió de aquel trance en el que se encontraba y mirándome fijamente a los ojos me dijo en un tono autoritario y firme:
— Acepto — Sonrió
— ¡SÍ! — Dije contento.
— ¡PERO CON UNA CONDICIÓN! — Dice y de inmediato corta la alegría que hay en mi rostro... Es que cuando ella pone "CONDICIONES" es porque yo voy a salir perdiendo en todo eso.
Solo queda escuchar, cual será la condición que me pondrá... No puedo mentirles, estoy muy nervioso, porque la mirada profunda y seria de mi hija me da escalofríos, creo que esa mirada la heredó de su madre, así me miraba ella cuando algo no le gustaba PARA NADA.
— Ya, dime de una vez por todas ¿Qué pretendes? — Rodé los ojos.
— Que me dejes participar en esto — Se cruza de brazos.
— ¡PUES CLARO! — Exclamé — Para eso te lo estoy comentando — ¡KEH!
— Siendo así, entonces no tengo ninguna objeción — Guiña el ojo.
Luego de esa pequeña conversación, sellamos el trato con un fuerte apretón de manos, para proseguir a planificar el sistema de entrenamientos y quien se encargaría de cada cosa, Moroha estaba emocionada aunque no lo demuestra a la primera, en eso se parece tanto a mí — Ella será la mejor — Truena sus dedos.
Decidimos salir a pasear, hace días que no salía con mi nieta a dar una vuelta, la noto muy feliz y contenta — ¡ABUELO! — Decía — Quiero ver al primo Kosakhu — Ay días en los que no sé ni para que la saco a pasear conmigo si prefiere irse con sus primos en lugar de quedarse aquí... ¡BUENO! Supongo que así son los niños de 5 años.
— En un rato te llevo a verlo — Le hago cosquillas — Mientras, vamos a que juntes flores... ¿Te parece?
— ¡SI! — Dijo muy contenta.
La gente me observa muy impresionada por la forma en la que trato a mi pequeña nieta, yo nunca soy de andar "riéndome" y jugueteando con nadie y que yo lo haga ahora, es sorprendente... Honestamente hasta yo me sorprendo de eso — Esta me gusta mucho — Me enseña una flor que recogió la cual estaba muy bonita.
— Se parece mucho a ti — Le digo sonriendo.
— ¿De verdad? — Ladea un poco la cabeza.
— Así es — Le respondo — Es tan bonita como tu.
Así estuvimos un rato recogiendo unas cuantas flores, hasta que por fin la llevé a visitar al hijo de Kohaku, este se encontraba con su mamá, es extraño que Setsuna no haya acompañado a su marido al trabajo ¡BUENO! Quizás solo quiso descansar el día de hoy — ¡Kosakhu! — Dijo Sayuri al verlo — ¿Cómo te va? — Empezaron una pequeña platica mientras yo solo observaba desde lejos, no tengo demasiado trato con Setsuna, no es que me caiga mal, simplemente no me gusta estar con personas demasiado calladas ¡ME ESTRESA! Por eso prefiero apartarme; aunque ella a veces busca sacarme conversación de vez en cuando.
— ¿Cómo está Moroha? — Pregunta — Llevo días sin verla.
— Ella está bien — Contesté algo cortante — Está con los gemelos.
— Entiendo — Suspiró — Quizás la visite un día de estos.
— A ella le encantará verte — Le miro fijamente — Oye... ¿Por qué no estás hoy con Kohaku?
— No hay quien cuide a mis hijos — Contestó — Y aún no puedo dejarlos solos. Pero tendría que estar hoy con él.
— Entiendo.
Dicho eso no volvimos a cruzar palabras nuevamente. Ya se estaba haciendo de noche y lo mejor era que nos regresáramos a casa — Despídete de Setsuna y Kosakhu — Le digo.
— ¡ADIÓS! — Agitó su mano en señal de despedida mientras yo la subía en mis hombros.
Así nos pusimos en marcha antes de que se haga muy de noche, a mi hija no le gusta que Sayuri esté mucho tiempo fuera de casa cuando está oscuro, entiendo su preocupación pero... ¡ELLA ESTÁ CONMIGO! No le pasará nada malo, yo le prometí cuidarla y eso haré. Estábamos admirando la noche estrellada cuando de repente vimos pasar a una mujer quien llevaba consigo a un chiquillo de la edad de Sayuri, el cual nos observaba muy detenidamente, yo le tomé fuertemente la mano a mi nieta y seguimos la marcha, jamás los había visto por estos lados, me parece muy extraño que el chiquillo no tenga aroma específico, no olía a humano, pero tampoco olía a Yokai, tampoco a Hanyo... ¡EN FIN! No me daré mala vida Justo a mitad de camino, vimos en el cielo a Kirara, quien traía consigo a mi yerno — ¡PAPÁ! — Dijo mi pequeña nieta muy emocionada al verlo.
— ¡Sayuri! — Dijo bajando de inmediato para envolverla en sus brazos — ¿En qué andan tu abuelo y tu eh? — Dice mientras le alborota el cabello.
— Venimos de casa de tu tío — Contesto — Sayuri quería ver a su primo.
Mi querido yerno sonrió ante aquel relato, pareciera que no le sorprendió nada lo que le comenté, quizás ya mi nieta ha hecho esta clase de peticiones antes así que lo ignoraré.
Prosiguieron pues a subirse en Kirara, yo no quería subirme puesto que si ya mi nieta esta con su padre, yo puedo irme hasta donde esta mi esposa quien debe estar esperando mi regreso.
— Abuelo ¿No vienes con nosotros? — Pregunta d forma tierna.
— No — Contesté — Iré a ver a tu abuela.
Su carita de tristeza me indicaba que ella quería que yo estuviera con ellos un rato más, pero lo mejor era que no lo hiciera, Kagome ya regresó y necesito estar con ella. Así que solo me acerque a despedirme de mi nieta con un fuerte abrazo y un apretón de manos como le enseñé desde pequeña.
— Nos veremos pronto — Dije para así desaparecer de un salto.
Hisui
Mi esposa nos recibió muy contenta, yo estaba feliz de verla de nuevo, estar un día entero sin ella para mí es muy difícil y más sabiendo que esta en una situación peligrosa, sé muy bien que puede cuidarse sola, pero igual me preocupo mucho por ella.
— ¿Cómo te fue en el trabajo? — Me da un beso — ¿Lograron su objetivo?
Asentí rápidamente — Si, como era de esperarse, fue algo fácil — Sonreí — No esperaba estar al frente con mi tío.
Moroha se sorprende al escucharme ya que casi nunca estoy al frente de las misiones, como lo he dicho varias veces, siempre están al frente mi tío y Setsuna.
— ¿Y por qué Setsuna no estaba con ustedes? — Ladea un poco la cabeza
— No podía dejar a sus hijos solos — Contesté.
Ella asintió rápidamente ante mi comentario y terminamos de entrar a casa, donde vi a mis hijos jugando muy a gusto en el suelo, me sorprende lo activos que son — ¡CAMPEONES! — Les dije para llamar su atención — Estos con una sonrisa en su rostro posaron su mirada en mí lo cual me llena de ternura e ilusión; proseguí a tomarlos en brazos y a llenarlos de mimos rápidamente, mientras que Sayuri y Moroha se reían de aquella escena.
— ¡BUENO! — Dijo mi amada esposa — Vamos a cenar, desde hace rato estaba preparando la cena para cuando llegaran.
— ¡SI! — Dijimos a coro.
Hacia tiempo que no pasábamos un buen rato, casi siempre hemos estado ocupados en el trabajo y cuando llegamos estamos muy cansados para estas cosas, aunque... Intentamos por todos los medios no demostrárselo a los niños — ¡SAYURI! — Dije algo molesto — ¡NO RIEGUES ESO EN EL SUELO! — A veces me sacan de QUICIO pero así les amo.
Minutos después, hemos terminado de cenar y ya nos preparábamos para dormir, mañana tenía día de descanso y planeo pasarlo con mi familia, necesitamos distraernos un poco juntos, así que debemos aprovechar la oportunidad para hacerlo antes de que nos salga algún otro trabajo de improvisto — Muy bien señoritos — Les digo — ¡A DORMIR!
— ¡SI! — Respondieron casi a coro.
Dicho esto nos acostamos, necesitábamos descansar. La noche iba avanzando, estábamos profundamente dormidos, cada quien reposando luego de un día tan agitado, pensando en que nada ni nadie podría arruinar aquel descanso placentero en el que nos encontrábamos todos... Y hubiera sido así hasta que de un momento a otro se escucho un pequeño grito, y no era cualquier grito — ¡SAYURI! — Moroha se despierta inmediatamente.
Su instinto de madre no podía fallarle, sabía perfectamente que su pequeña hija no estaba bien y necesitaba verla inmediatamente, cerciorarse de que no era algo grave. No tardé en levantarme a observar que era lo que estaba pasando puesto que cuando mi esposa se levanta así es porque algo malo esta por suceder o esta sucediendo y no voy a dejarla sola en esto.
— ¿Qué sucede? — Pregunto alarmado — ¿Por qué esos gritos?
— ¡ESTÁ ARDIENDO EN FIEBRE! — Dijo preocupada.
Le toqué la frente y en efecto, estaba muy caliente... Necesitábamos hacer algo pronto o se va a deshidratar — Moroha...
— Sostenla — Dijo — Iré a buscar algo ¡NO TE ALEJES DE LOS NIÑOS!
— No lo haré — Dije mientras intentaba tranquilizar a mi hija.
Sayuri lloraba debido a su estado, es complicado verla así y no poder solamente hacer un chasquido con los dedos y que desaparezca todo, Moroha sabe de estas cosas, incluso más que yo, estoy segura de que hará algo para que nuestra hija se recomponga pronto. No han pasado ni diez minutos cuando de repente la veo entrar con unas cosas en las manos — ¿Qué es eso? — Le pregunté — ¿Que vas a hacer con ello?
— Ya lo verás — Dijo — Solo espero que funcione al menos para bajarle la fiebre hasta la mañana.
— Confío en ti — Le dije mientras observaba como ponía a hervir en agua unas hiervas que trajo.
Moroha caminaba de un lado al otro, a la espera de que algo suceda de la nada, me estrés verla así de inquieta — Se pondrá bien — Decía para calmarla — No te preocupes cariño. Ella asintió de inmediato y luego de un suspiro lago y tendido, decidió sentarse un momento a ver cómo terminaba de hervir el té que le estaba haciendo a Sayuri.
— Papá — Decía mi pequeña hija — Me duele mucho la cabeza.
— Es por la fiebre hija — Dije — Ya mamá y yo te vamos a ayudar a que te sientas mejor.
El té ya estaba listo, la verdad esas cosas son bastante desagradables pero hay que hacer un esfuerzo y tomarlas, eso era lo que estaba intentando hacerle entender a mi pequeña hija quien empezó a evitar tomar el té a toda costa — ¡SAYURI! — Exclamó Moroha algo enfadada — ¡TIENES QUE TOMÁRTELO! — Cómo quisiera que esto no fuera así de esa forma pero, no vemos otra salida así que solo falta hacer que ella se lo tome o no mejorará.
Sonará un poco cruel lo que voy a decir, pero tuvimos que agarrarla bien fuerte entre los dos para poder hacer que se lo tragara, luego de que tomara lo que consideramos necesario, la recostamos nuevamente a nuestro lado, para así visualizar como avanza su estado; no pienso dormir hasta ver que ella ya está fuera de peligro, no entiendo que pudo haberle causado esa fiebre tan tremenda, si cuando llegué ella estaba normal, como de costumbre, pero bueno así son las enfermedades... Aparecen de la nada para amargarnos la vida.
Rato después, observamos que la fiebre le bajó un poco más pero no se le ha ido del todo — Creo que para la mañana ya se le habrá pasado — Dije en voz baja. Decidí descansar un rato, mañana necesito fuerzas para cuidar a mis hijos, tengo que estar pendiente de tres pequeños y no es fácil, más cuando uno de ellos está enfermo.
YA DE MAÑANA
— Hisui — Escuché la voz de Moroha — ¡HISUI PRONTO!
— ¿QUÉ SUCEDE MUJER? — Dije alarmado.
— Llevemosla pronto a casa de Kaede — Decía muy angustiada — Le volvió a subir la fiebre.
Ya esto no me está gustando para nada, no es normal que le suba y le baje la fiebre así como así; no contesté nada más, solo abrigue bien a mi hija y nos fuimos a casa de la anciana Kaede, donde para nuestra sorpresa se encontraban mis suegros sentados, platicando con ella, al vernos así de angustiados, no dudaron ni un segundo en preguntarnos — ¿QUE TIENE SAYURI? — Dijo Inuyasha muy alterado al verla así. Procedimos a darle toda la información sobre lo ocurrido anoche.
— Debieron venir apenas pasó todo eso — Dijo mi suegro.
— Hacía mucho frío y no iba a arriesgarme a que por eso se pusiera peor — Dijo Moroha casi llorando.
— Sigue con la fiebre alta — Kagome se preocupa.
— ¡NI HABLAR! — Dijo poniéndose de pie — Voy a tener que hacerlo, no puedo dejarla así.
Mi suegra se ha puesto pálida, supongo que sabrá a que se refiere Inuyasha al hablar así, y por lo que se ve no es nada agradable, tengo miedo de preguntar de que se trata todo eso, pero lo más seguro es que me grite y no estoy de ánimos ahora, si eso que pretende, de verdad ayuda a mi niña, se lo agradeceré por el resto de mi vida — Inuyasha — Decía Kagome algo preocupada — ¿Crees que le hará bien a ella tomar eso siendo tan pequeña?
— ¿Tomar qué? — Pensaba — ¿De qué rayos están hablando? — Mi suegro solo la miró y no dijo nada, solo salió de un solo salto, dejándonos allí con la niña y los gemelos.
— Suegra — Dije algo intrigado — ¿Que piensa hacer Inuyasha?
— Si es lo que creo — Traga saliva — vamos a tener que hacer de todo para que Sayuri lo trague.
— ¿Tan malo es? — Dijo Moroha algo aterrada.
Ella solo suspiró y sin más que agregar, tocó el hombro de su hija y con una sonrisa en el rostro le dijo para darle ánimos — Solo confía en tu padre — Mira a Sayuri con mucha ternura — Él jamás dejaría que le pasara algo malo, eso no lo dudes.
— Lo sabemos — Dijimos a coro.
Moroha
No he podido dormir desde que me di cuenta que mi hija estaba tan mal, me duele verla así de enferma, ya ha pasado por gripe y cosas sencillas, pero nunca le había dado una fiebre tan alta. Mi madre me estaba relatando que hace mucho tiempo, cuando ella tenía mi edad, le dio un resfriado bien fuerte y mi padre le dio un remedio casero que le enseñó mi abuela cuando él era un niño pequeño, ella cree que eso es lo que fue a buscar para Sayuri...
— Era muy desagradable — Decía haciendo gestos de desagrado al recordar — Pero me ayudó bastante.
— Me imagino que debió ser horrible — Dijo Hisui tocando se la frente.
— De solo recordarlo me dan náuseas — Decía mi madre — Pero debo admitir que si me ayudó mucho.
Pasó más de una hora y mi padre no aparecía, ya me estaba desesperando a decir verdad, mi hija no paraba de decir que le duele la cabeza, los gemelos están inquietos y mi madre, la anciana Kaede y yo buscábamos la forma de mantenerla hidratada hasta que llegara mi padre quien apareció ya para cumplirse las dos horas desde su salida.
Traía consigo unas cosas que no dejo ver al inicio — Hisui, ven acá — Le dice mi padre en tono autoritario. Mi amado esposo no perdió el tiempo y fue directo a donde estaba mi padre.
— ¡NO SE LES OCURRA VENIR! ¿Me oyeron? — Dijo muy serio.
No nos quedó más remedio que esperar a que hicieran lo que iban a hacer, estaba muy nerviosa por no saber de que se trata todo eso; me parece algo injusto que no me diga nada de lo que esta planeando, si es una receta familiar yo debería saberlo ¿No creen? Pero a mi papá nadie le gana en ser testarudo y terco,no pienso discutir con él sobre el asunto.
— Yo jamás supe que contenía esa receta — Dijo mi madre — Pero estoy seguro de que si le dices que te la dé, lo hará sin dudas.
Asiento rápidamente
Por fin el tiempo de la espera se había acabado y vimos aparecer a mi esposo y a mi padre con una taza; mi olfato sensible se vio afectado por el olor de lo que contenía, me da asco — Vamos, hay que dárselo — Dijo Hisui algo nervioso.
— ¡NO QUIERO! — Decía mi pequeña hija muy alterada — ¡HUELE MAL MAMÁ! — Lloraba.
Mi padre la sujetó mientras intentábamos darle el remedio, me da dolor hacer esto de esa forma, pero no hay otra forma, tiene que tomarlo o no mejorará.
— ¡VALENTÍA SAYURI! — Le decía papá — Di te asustas con esto ¡JAMÁS PODRÁS SER EXTERMINADORA!
No sé si fueron las palabras de mi padre o que ella ya se cansó de resistirse ante el forcejeo que tenemos desde hace rato, ya que después de eso, fue más fácil darle el remedio, si lloraba por el hecho de que SABE Y HUELE HORRIBLE...
— Ya es suficiente pequeña — Dice mi padre — Con esto recuperará la energía.
La acostamos un momento, yo me quedé con mi hija mientras que mamá y los demás fueron a atender sus obligaciones (entre ellos ayudarme con los gemelos) admito que me encanta ver a mi padre tan "Entusiasmado" en su rol de abuelo, y no se crean... También ha sido un buen padre en todos estos años que hemos estado juntos desde nuestro encuentro.
HORAS MÁS TARDE
Mi pequeña hija ya estaba más tranquila, la fiebre se le ha bajado por completo; todavía está dormida, ya es hora de que despierte, la abuela Kaede y yo le preparamos una sopa especial para que recobre fuerzas, además, merece algo rico después de tantos tragos amargos.
Hisui estaba de vuelta, quedamos en que esta noche la pasaríamos aquí para mañana volver a casa, Sayuri acaba de salir de la fiebre y no es bueno que coja frío — ¿Ha comido ya? — Pregunta interesado — Negué rápidamente a su pregunta.
— Voy a despertarla para que coma algo — Dije sonriendo.
— Estoy de acuerdo — Deja ver una sonrisa temblorosa en su rostro, es evidente que sigue preocupado... Eso es una de las cosas que más me gusta de Hisui, siempre se preocupa por el bienestar de las personas que más quiere, que en este caso somos nosotros.
— Mamá — Dijo — Tengo hambre.
— Ven, siéntate un momento conmigo — Le dije mientras la ayudaba a levantarse — Vamos a comer una sopita que nos preparo la abuela Kaede ¿Te parece?
— Si — Dijo ya con más ánimo — Quiero comer algo mamá.
No tarde mucho en atender a su petición así que procedí a servirle un poco y servirme yo también para acompañar a mi querida hija — Cómetelo todo — Sonreí — Así tendrás más fuerza.
Asintió rápidamente.
Sayuri comía muy contenta, ya por lo visto esta muy bien, ya que para que ella coma así, significa que esta bien... De por si tiene un apetito voraz; su padre nos observaba complacido mientras sonreía, él sabe que lo amamos mucho.
Ya habían pasado varias horas desde que comimos algo, se estaba haciendo tarde y mañana tenemos que estar en casa — Papá — Decía Sayuri — Quiero salir.
— Mañana saldrás — Decía mi esposo para tranquilizarla — Tienes que descansar otro poco para ya estar 100% recuperada.
— El abuelo está afuera — Olfatea un poco — Papá... Búscalo para que me dé las buenas noches.
— ¿Es cierto eso? — Dice Hisui.
Olfatee para verificar.
— Si, mi padre está afuera — Dije — Ve a buscarlo.
Dicho eso, salió a buscarlo, para que Sayuri por fin se quedará tranquila y durmiera. Mi padre hizo presencia en la habitación y se dispuso a darle las buenas noches a su nieta favorita, seguido de darle las buenas noches a los gemelos — Ahora a dormir — Dijo enérgico — Si en 10 minutos no los veo dormidos, me voy a enojar.
— Si — Dijeron los tres al mismo tiempo.
Así culmina un día de lucha cuando se tiene un hijo enfermo, es muy difícil pero no imposible, si naciera de nuevo y me pusieran a elegir entre ser madre o no, les juro que escogería serlo, ya que las sonrisas que me han dado mis hijos en este tiempo, no las cambiaría por nada en este mundo.
Lo he dicho muchas veces, pero voy a volver a decirlo, nunca me mentalicé siendo madre o teniendo una familia, toda mi vida estuve sola y esas ideas para mí no tenían sentido. Pero la vida me devolvió lo que me fue arrebatado los primeros 14 años de mi vida.
Mi padre ya se había marchado, y ya solo era cuestión de acostarnos a dormir nosotros, pero antes, me acerque a ellos, los arrope cuidadosamente luego de verificar que estuvieran dormidos y dándoles un pequeño beso en la frente les dije sin más — Descansen pequeños — Sonreí para luego acostarme al lado de mi esposo.
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LA AUTORA
Por fin después de tanto tiempo, vuelvo a pasar por aquí, debo admitir que me costó demasiado terminar este capítulo ya que no tenía ideas suficientes, y después de verme INUYASHA completo otra vez, decidí continuarlo haciendo referencia a uno de los capítulos que más me gustan 👀🤌✨.
Vamos a ver si saben cual es el que escogí 😩✨.
De verdad ya los extrañaba, lamento dejarles abandonados por tanto tiempo, no era mi intención. Podré tardar mil años pero no dejo una historia abandonada JAMÁS.
Espero de verdad les haya gustado 👀♥️✨.
¡NOS VEMOS EN LA PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN!
— Kirara 💅✨
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