Príncipe Vulturi¹ ONESHOT

SPOILER: La historia principal donde es ambientada el Oneshot pertenece a Stephenie Meyer. Toda vida, don o recurso dentro de la vida de Álvaro Vulturi es invento de mi autoría.

BEN DALHAUS como ÁLVARO VULTURI

Robert Pattinson como EDWARD CULLEN.

Capítulo Único

Álvaro Vulturi, poseedor del don: Guardián de Todos, haciendo honor a su nombre ha obtenido esta habilidad personal donde involucra y conecta con cada persona en un vínculo especial, siempre y cuando sea de la raza a la que pertenece. Protege, cuida y ve el camino seguro, necesario o de elección justa para mantener a todo próximo suyo en buen estado. Nunca se equivoca con respeto a la protección dirigida a TODOS; sin embargo, nunca se puede cuidar a sí mismo como debe ser, porque en excepciones críticas utiliza su cuerpo como escudo de corto alcance de reacción.

Es un hombre que contar con su presencia intimida más de lo que su apellido muchas veces puede causar ante nuevos conocidos en su camino. Tatuajes posee, se pueden contar, pero pocos saben la historia tras ellos.

Su tiempo vagando en el mundo no tiene ni origen ni tiempo exacto, Aro sospecha que Álvaro es mayor a lo que desea admitir, sin embargo siempre busca permanecer tras un perfil bajo. Sediendo el poder a Aro, Marcus y Caius, quedando Álvaro como príncipe en el Clan Vulturi. ¿Quiénes son los Vulturi? Es prácticamente como una organización secreta ante el conocimiento de los humanos, porque básicamente su ley máxima es permanecer ocultos entre la sociedad humana, si existiera la posibilidad de ser descubiertos el humano debería morir o transformarse para callar el secreto de que los vampiros: seres inmortales, existen y conviven entre el mundo mortal. Coexistiendo de una manera bastante irónica en su mundo, petrificados como maniquíes en un gran Castillo en Volterra, Italia. Cuando una guía es quién dirige a muchos turistas al tour dentro del Castillo es dónde el alimento llega, y el mundo forma un ciclo vicioso de desapariciones misteriosas sin final.

El Príncipe Vulturi existe pero solo quiénes fuera necesario se podrían acercar o conocer a quién gobierna cuando los reyes no están presente. Y ese único momento, llegará tras una petición de extinción o muerte.

Luna nueva,
Dónde se protege el orden, y el amor reconoce la otra cara de la luna.

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Edward Cullen piensa que Bella no ha podido mantener su promesa en pie, perdiendo su cordura, suicidandose; busca creer que el motivo por el cuál Alice a vuelto a Forks es porque no pudo resistir a estar con su mejor amiga. Sin embargo, es otra persona quién contesta la llamada en la casa de los Swan, comentándole que Charlie no se encuentra en el hogar sino que en un funeral, pensando lo peor solo puede pensar en matarse.

Por un mundo con la pena de cargar una muerte de una vida inocente como la Isabella Swan, le es imposible. Se dirige hacia el Clan Vulturi, en Volterra, capaz ellos le pueden conceder el deseo de pagar su condena con la muerte.

Sin embargo, nada resulta fácil, porque en cuánto llega los Reyes no le conceden el deseo por verlo útil para su guardia, por lo que los va a forzar a concederlo por exponerse ante los humanos en pleno día.

Perdido entre sus pensamientos, en el temblor de su cuerpo, pidiendo que todo su dolor termine, es una presencia a su alrededor lo que impide ahora en cometer su crimen.

-No entiendo. ¿Por qué aún te comportas como un humano si ya no lo eres?-pregunta la figura de voz masculina dominante, tras suyo.

Siente como lo agarra del cuello a modo de estrangulación, inmovilizando con determinación. Pero parecía no tener intención inmediata de sacarle la cabeza.

-¿Qué?-pregunta Edward en shock y paralizado, su cuerpo no le respondía.

-¿Porque acabar tu existencia por la de ella? Eres lo más absurdo que he visto, hasta hoy.-contesta el hombre italiano de ojos rojos.

-¿Quién eres? ¿porqué te interesa saber sobre mis motivos?-pregunta muy incómodo Edward.

-Si no tiene la decencia de explicarme un motivo válido, no tiene porqué saber acerca de mí. -contesta igual de tajante que el cobrizo.

Edward se sentía totalmente incómodo, no podía percibir ningún pensamiento del contrario que lo retenía contra su voluntad. Ocurría igual que con Bella. Se muerde la lengua, y a regañadientes cede a contarle su motivo.

-Me involucré con la humana en una relación sentimental, pero luego me di cuenta que solo le traía mas problemas que vida. Me fuí de su vida, para que rehiciera su vida, que se olvidase de mi, pero... Parece que no ocurrió como pensaba, ella.. se suicidó.-contesta con un pesar en su existencia.- por mi culpa, le dije que no hiciera nada estúpido.

-Los vampiros no caminamos tras los pasos que ya dimos, evitamos ser descubiertos. Tu falta conservación a la especie dicta la etapa de inmadurez. ¿Cuántos años tienes?-pregunta el vampiro que lo mantiene incapaz de moverse frente a esa puerta de madera.

Deseaba haberlo hecho cuanto antes, y no estaría hablando con un desconocido que solo hacía más que hacerlo sentir más fracasado.

-105 años.

-¿A qué edad fuiste convertido?

-A los 17, señor... En 1918.

El silencio de aquel vampiro lo perturbó, y en cuánto quiso preguntar por su silencio, lo alzó sobre sus hombros como si fuera un saco de papas. Quiso resistirse, lo intentó pero nada logró ayudarle a safarse de él.

-¡¿Q-qué hace?!-exclamó cohibido.

-Debemos charlar con los Reyes, usted no puede marcharse bajo ninguna fianza. -contesta roncamente.

-¿Por qué? ¿qué es lo que piensa hacer?-pregunta molesto, nunca lo habían avergonzado así en la vida.

-Por qué tu ceguera es algo que debemos corregir. Y pienso, corregir tu estupidez antes de que venga quién lo estropee más. -contesta tajante.

-¿Qué es lo que no veo, que usted si?-pregunta soez el cobrizo.

-No está viendo lo que es un vínculo real, por estupidez de amar algo que debió morir hace tiempo. La Tua cantante, es para beber, no para mantener viva y romper tu cordura, vampiro masoquista. -gruñe roncamente el vampiro de ojos rojos.

Su cabello era rubio cenizo, atado en una coleta improvisada por tanta extensión, tras una barba tupida y barbarica, daba una presencia de hombre maduro con mas de 30 años de experiencia en vida. Su piel clara y musculosa, robusta para quién se viera capaz de manejarlo como bolsa de papa. Ojos rojizos, denotando su dichosa alimentación.

-¿Y porqué te molesta? ¡Quiero morir, solo desaste de mi si tanta carga percibo que soy!-gruñe y patalea el cobrizo, tratando de zafarse.

-Por que soy tu maldito compañero, idiota. -alega con toda la firmeza que hace atragantarse al cobrizo con su propia ponzoña.

Edward se queda de piedra ante lo dicho. Su compañero destinado decía ser hombre, y ese lazo no quería creer que fuera cierto. ¡Debía ser un engaño para que se quedarán con su don!

En estado de shock fue llevado de nuevo a la sala de trono. Abierto por Demetri con todo el respeto que nunca vio Edward antes, le daba curiosidad saber quién era el hombre que había impedido su suicidio.

-Oh, Edward no está fuera. ¡Que milagro! No tenías por qué preocuparte tanto, querida Alice. -comenta Aro fingiendo asombro.

Disfrutando la cara horrorizada de la vidente, y el disgusto como preocupación notaba en la humana que se resguardaba tras esta.

-Suicidarse en vano... Que desperdicio hubiera sido. -comenta con un tono neutral tan muerto, como si estuviera ahogando sus ganas de matarlo.

La vergüenza surcaba cada parte de Edward, pero el alivio era notable, Bella no estaba muerta. Todo había sido un malentendido, al ver en la mente de Alice supo todo.

-¿Qué haremos ahora? -pregunta Aro como si fuera que lo sopesa.

«Hay una humana. Los Cullen han roto la ley, no podemos jugar a estas alturas.»piensa Aro.

Sin embargo, sonríe para cuando el vampiro cobrizo frunce el ceño y es soltado abruptamente contra el suelo, trata de escapar pero es retenido por la pisada del hombre corpulento de cabello cenizo.

-Sabes lo que debes hacer, ¿Porque juegas con ello?-pregunta molesto Edward, adolorido por el maltrato.

Mientras que Aro mira a Marco y este le hace una seña, toma su mano, logrando que la sala quede en silencio sepulcral. Aro se dedica a voltear la mirada en dos ocasiones entre el hombre desconocido y Edward, no pudiendo creer aquello.

-¡Que maravilla! Está todo dicho, despídete de tu pequeña humana, querida Alice. -contesta Aro, tras soltar la mano de Marco.- Nuestro querido Príncipe, al fin ha encontrado a su compañero.

-¿C-compañero?-pregunta Isabella.

-No, no... Yo vi que Bella y Edward terminaban juntos, yo...-alega Alice shokeada con ojos cristalizados.

-Sus decisiones han sido muy claras. Edward Cullen no la necesita más que por la sangre que canta, es la tan ansiada Tua cantante, ¿Porqué sigue usted apoyando tal ridiculez?-se voltea a ver el príncipe de ojos rojos.

-¡No la pueden matar, es mi amiga! ¡Tiene una familia que la espera!-grita preocupada, sin saber como protegerla.

Edward quería demasiado intervenir, pero solo podía romper el suelo con la fuerza de sus dedos, arañando de impotencia por lo que se notaba que ocurriría a continuación.

-¿Quién... quién se supone que es el compañero?¿Quién es el principe?¿Porque hacen daño a Edward?-la única humana estaba tan perdida que solo se quería tirar hacia el cobrizo.

-Yo. Yo soy su compañero. -contesta imponente el rubio ceniza.- Soy Álvaro Vulturi, Príncipe de los vampiros, y usted debe cumplir con su sentencia, Isabella Marie Swan. -contesta con todo el poder predominante que la situación amerita.-La humana citada en este momento, cumplirá lo que debió ser aquel día en que fue salvada por Edward Cullen, una bolsa mas de sangre.

-¡No! ¡La amo, no puedes hacerlo! ¡No! -intentó luchar Edward tras ver como la humana lloraba tras ser agarrada brutalmente.

Alice quiso intervenir pero fue cegada de sus sentidos, por Alec.

-¡Por favor, he visto su conversión! -suplica Alice rápidamente, intentando salvar a su única amiga humana.

Sin embargo, Edward siente un peso menos, y en un fresco viento la humana yace atrapada por el cuello. El Príncipe Vulturi no iba a seguir dando más alargue al drama.

No había visto un buen final tras esa vision, él no se basaba en las probabilidades sino que en la justicia necesidad para sobrevivir.

-Debiste haber huido cuando tuviste oportunidad... Tu padre recibirá tu cuerpo, honrará lo que sembraste...-comentó el Príncipe Alvaro.

Y fue allí, en aquel 2006, donde se escucharon los gritos de dolor, de angustia y desespero de la única humana que llegó a conocer el secreto de los Cullen. Torturada y consumida hasta la última gota de suplicio al ser el ansiado Tua Cantantes.

Edward no pudo resistirse, el aroma fue tanta que también cedió a sus deseos y consumió el hilo de sangre que brotaba de la yugular de la humana.

Pero lo que nadie en la sala esperaba, fue que este se acercara a relamer de los labios del príncipe la sangre de la humana, mientras se dejaba ver bajo el cuerpo fortachon del mismo.

Aceptando de forma silenciosa el vínculo que ahora podía notar, tras el fallecimiento de Isabella Swan.

Porque Álvaro Vulturi, Príncipe de los vampiros, sabía perfectamente que el escudo de Bella y su sangre, eran los culpables de cegar a su compañero. Y solo matándola podía aceptar el vínculo notable entre ellos. Reduciendo con esa decisión los miles de desenlaces caóticos que involucraban a la humana fuera de Volterra y en manos de los Cullen, ahora solo era cuestión de tiempo que el vampiro cobrizo suplicara por copular con el príncipe.

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