Sweet doll - cap 4

Angel logro correr todo lo que sus piernas le permitieron estando heridas y llenas de vendas, asustado y vulnerable llego a ver en uno de los pasillos más alejados una puerta de madera de doble tamaño con un gran símbolo de cuernos y ojos brillante en medio, una sensación en su vientre le dio cosquillas, su instinto le pedía adentrarse a ese extraño lugar que parecía el más peligroso, sin entender el porqué, llego y abrió con dificultad la entrada metiéndose en un cuarto oscuro de diseño al barroco con temáticas de cabaña, embellecido de elegantes muebles finos y adornos de animales como premios, la cama matrimonial se extendía con grandes pilares en su alrededor que sostenían telas turcas y brillantes raices de plantas.

Con el miedo recorriendo su pecho, dejo de pensar y se escabulló hacía el colchón, para esconderse debajo de las tablas de esta.

Mientras tanto en el gran salón el invitado especial del señor supremo, husk, comía plácidamente de su plato importandole poco la llegada del pelirrojo

- cuando uno es invitado a comer, normalmente es de educación esperar al anfitrión

- ¿para que carajos me llamaste? Que sea importante, el casino está muy ocupado estos días

- enviaré refuerzos a mantenerlo por ti un tiempo, te necesito aquí - comento serio sentándose junto a el, recibiendo una mirada directa y seria

Mientras la plática avanzaba, la hora del almuerzo llego a su fin, alastor dejo en claro la situación que llevaba, hasta el momento de mencionar la presencia de la muñeca

- y por eso tu-- - corto su palabra al momento que la estruendosa risa de su colega interrumpió su explicación - Husker por favor... Esto no es un chiste

- jamás creí que alguien como tu se conseguiría una muñeca, es patético - llevo su garra a su cara partiéndose entre carcajadas ante la mirada molesta de su amigo - y ni siquiera sabe hablar

- por eso te estoy diciendo que-- -

- quiero que mí casino tenga más mano de obra y más cajas de ganancias

- husker... - dijo su nombre con molestia regañadora

- oye, tu eres el amo, pero yo soy quién sostiene la mercancía, solo dame más trabajo fácil... O vende esa muñeca

- mí madre la quiere

- entonces te ayudaré, a cambio de esos favores - sonrió mientras tomaba una botella

Alastor entrecerro los ojos furioso, estaba frustrado y cansado, si fuera por el, hubiese roto miembro por miembro esa muñeca y arrojado a los perros, pero el deseo de su madre, iba por encima de lo demás.

Bajo la mirada a punto de terminar la conversación para poder continuar, cuando uno de sus lacayos apareció por detrás susurrando otra peor noticia

Está en su habitación

Inmediatamente una ligera intromisión de frecuencia radial irrumpió en la sala, logrando que Husk se alterara un poco al llegar a ver la distinción por encima de su cabeza notando aquellos símbolos fuera de lo normal

- ¿y ahora que te pasa?

- ajem... Lo lamento mí estimado colega... Puedes acomodarte en la habitación que quieras, me encargaré de tus pedidos en unos instantes, ahora mismo debo ocuparme de un asunto

El pelirrojo se levantó sin verlo a la cara mientras se alejaba lentamente haciendo que los cristales y espejos llegarán a romperse y quebrarse en fuertes estallidos siendo seguido por sus sombríos esclavos

Antony respiro profundo, el silencio eterno se hacía más intenso y tenebroso, sintió que comenzaba a dormirse cuando unos pasos se acercaron poco a poco dónde se encontraba, trago duro para no hacer un ruido, fue entonces que desde su sitio vio aquellos zapatos finos del hombre pasar en frente de la cama, su garganta se seco y dejo de respirar, este se movió de un lado a otro, probablemente buscándolo, logrando que su corazón de acelerara.

Fueron largos y tormentosos minutos cuando finamente vio sus pies alejarse, esperando que se haya ido de la habitación
El albino cerro los ojos y sus labios temblaron, volvio a respirar tranquilamente mientras unas cuantas lágrimas salían, pensando que había acabado
Estaba a punto de sentir que sus músculos se relajaban, cuando un fuerte apretón en su pierna, lo jalo desde atrás, logrando arrastrarlo velozmente de manera brusca, donde se dio cuenta de la siniestra sonrisa del hombre de rojo mirándolo mientras escurría desde sus comisuras un viscoso líquido negro

Los hombros del albino temblaron, aquellos brillantes diales le hacían doler la cabeza, por instinto se removió y trato de huir, pero una extraña fuerza invisible, lo sujeto del cuello, llevándolo ferozmente hacía la pared, golpeando su cabeza contra el duro cemento, todo parecía ir en cámara lenta y el dolor era insufrible pero nada se comparo con ese impacto fino y filoso contra su espalda
Grito desesperadamente intentando reaccionar y continuar su huida, pero desde su cabeza, su cabello se elevó con brusquedad por la presión de unos dedos largos y dominantes, manchandose al mismo tiempo con la sangre que escurría, la presión lo mantenía en su lugar, obligándolo a arrodillarse.

Uno a uno aquellos latigazos le rompían la piel, le abrían heridas y cortaban su pelaje, de nada le servía llorar y gritar, sabía que hasta que el enojo pasará solo podía cerrar los ojos y esperar.

No busco hacerle enfadar, solo quería irse, aún sin saber dónde, ni siquiera tenía oportunidad de apartarse, esas siniestras garras sujetaron su brazo sin intención de detener la agresión, llegaron colocar sus enormes y filosas uñas dentro de la carne para volver a ser arrojado al piso.

El pelirrojo se aseguro de que se mantuviera acostado boca abajo de un pisotón en la espalda para continuar con los golpes de su bastón.

El de cuatro brazos seguía cubriendo su cabeza buscando alguna alternativa que le haga pensar en algo más que ese insensate sufrir, hasta que la voz lejana de quién era su educador en la fábrica volvió a manifestarse en su memoria

"Recuerden muñecas, es normal que su señor se enoje, ustedes serán las culpables, no importa que, si el se enoja es porque ustedes lo hicieron, siempre sean cuidadosas y supliquen su perdón, él no hizo nada malo, ustedes provocaron su ira y su deber es solucionarlo con las disculpas que él quiere y debe escuchar, como derecho a ser su amo"

Inmediatamente el albino abrió los ojos recordando aquellas palabras que le enseñaron para apaciguar a su dueño, apretó sus dientes y estiró su brazo, sujetando la parte inferior de su pantalón sin parar de llorar

- lo siento... Papi lo siento, papi, por favor papi... Perdóname, lo lamento

Continuo repitiendo aquellos lamentos que le habían enseñado para dirigirse sin permiso a su dueño, esperando una oportunidad de detener los golpes, más solo quedó quieto en su lugar, sin atreverse a apartar su agarre de esa tela fina, no oía nada por parte del pelirrojo, solo una profunda y pesada respiración, como una tortura el silencio le hacía respirar más agitado, hasta que el movimiento lento e inesperado del mayor apartando su pierna le hizo sentir aún más incómodo.

En ese instante feroz y rápido otro pisotón cayó esta vez en su mano, haciéndole gritar con más intensidad, volvió a llorar mientras tomaba su mano buscando cobijarla en su pecho, cuando nuevamente el jalón en su cabello regreso para ser arrastrado fuera de la habitación.

No entendía que sucedía, todo el cuerpo le dolía y podía sentir la sangre escurrir desde varios lugares, abrió la boca, quería seguir pidiendo perdón, ya que era una palabra que lo salvaría, exactamente cómo le dijeron los maestros, pero no supo cómo o cuando, en ese momento sintió un mal movimiento al ser empujado, dejo de sentir el piso en sus pies y su cuerpo se hizo más liviano, llegando a caer vagamente hacia abajo, como si estuviera volando, en ese momento todo se había puesto negro y los dolores aumentaron en duras torceduras

Pestañeo varias veces al sentir el duro piso en su espalda, sin poder moverse todo se desvanecía, viendo antes de cerrar los ojos, la figura inminente de su dueño, viéndolo impasible desde lo alto de la escalera mientras unos pasos llegaban desde el otro lado, logrando divisar unos extraños ojos oscuros de orbes amarillas antes de caer en la profundidad del sueño.

La oscuridad era silenciosa y profunda, dolorosa al inicio hasta que poco a poco, la dulce suavidad abrazaba su espacio personal, como si flotara en algodón.

Se dejó descansar cayendo de espalda, tocando con cuidado el suelo, notando entre sus dedos la tierna hierba floral, viendo el extraño cielo rojizo desde su lugar, estirando un brazo para alcanzarlo, imaginando como sería divertido verlo de color azul, tal como las anécdotas de su abuelo lo describian, su cabeza volaba libremente, escuchando a lo lejos la risa de los niños, sonrió enternecido notando aquel sonido tan escandaloso y chirriante, sabiendo con afecto que pronto sería su real molestia.

Deslizó su mano hacia sus muslos, acariciando su propia piel mientras llegaba hasta su barriga, tocando con cuidado aquel bulto duro y delicado que se movía ante las patadas insistentes de su inquilino, cerro los ojos y cayó en la comodidad de su anhelo

"Esa bestia está embarazada"

"Más bien embarazado"

"Repugnante"

Por impulso abrió los ojos, volviendo a ver esa asfixiante oscuridad que lo sofocaba, teniendo en su alrededor la acusación de cientos de ojos brillantes mirando con desprecio e indiferencia su deplorable aspecto, en ese instante sus dedos manchados de sangre se agitaron al notar su abdomen plano, sin saber que hacer o decir para callar esas voces, solo llorar y suplicar

"que asco ¿Cómo puede algo como eso estar vivo?"

"Era de esperar cuando su padre se metió con un demonio, mira el resultado"

"Que horror, menos mal sus padres tuvieron su merecido castigo en los infiernos más bajos, espero está criatura pase igual"

"Que vergüenza, caminando como si nada entre nosotros"

"Inaceptable"

"Bestia"

"Monstruo"

"Tan vulgar e inaceptable, solo merece ser visto y arrojado... Cómo una muñeca"

Anthony apretó los dientes y se cubrió la cara y los oídos con todas sus manos, llorando desesperado mientras las voces lo arrojaban al abismo de su sufrimiento, envolviendose más y más en su triste pesar, hasta ser consumido por esas llamas negras.

De un susto abrió los ojos ante la intensa luz en su cara respirando agitadamente para buscar ese aliento perdido, nada más al darse cuenta que despertó.

La habitación blanca y celeste en su entorno, le molestaba la vista, cubrirse no le sirvió de mucho, apenas pudo levantar uno de sus brazos cuando una extraña sensación de aprieto en su muñeca lo impidieron viendo que llevaba puesto un extraño cable.

Soltó un jadeo intranquilo, quiso llorar y pedir perdón para huir, creyendo que ahora estaría encarcelado, llevo una mano a su boca y dejo salir un sollozo ligero, desahogandose para si mismo
Inmediatamente su privacidad se esfumó de un sobresalto en cuanto un sonido sordo llamo su atención, al notar que alguien tocia forzadamente para llamar si atención, elevó su cabeza y en su vista, vio la presencia de un gato gris mirándolo de forma directa con una mirada profunda y apagada.

Fue como un segundo que parecía ser que su corazón se detuvo, aquella mirada siniestra le recordaba el entorno de su terrible sueño, resaltando esa mandíbula torcida que hacía aún lado sus filosos dientes
Tony comenzó a temblar rogando en su interior que fuera otro sueño, sus pasos se adentraron hacía el escuchando su golpeteo, bajo la cabeza sin evitar sentir su músculos temblar.

Su respiración se apago y sintió de nuevo aquellos dolores que se habían dormido.

Parecía haber pasado miles de años hasta lograr sentir un ligero toque en su cabeza como una caricia igual a la de su madre.

Levantó la cabeza lentamente notando confundido y aterrado esa mirada compasiva por parte de su visitante.

Sus labios tiritaban y sus rojizos ojos ardían, la hinchazón en su rostro opacaba parte de su vista y no quiso enfadar a ningún dueño más

- papi... Por favor...

- shh... Calma

- ya no quiero más golpes, haré lo quieras... Papi yo

- no quiero que hagas nada, solo relájate y vuelve a dormir

Tony quiso volver a suplicar, hasta que un pellizco en su pecho le hizo reaccionar ante su atención

- ¿me entiendes?

- así es ... No vengo a hacerte daño...

El albino trago duro, la sensación suave de un hombre no la había visto en mucho tiempo, olvidando por completo lo que era.

Pero no debía bajar la guardia, sus instructores le dijeron que todo hombre merece y debe ser tratado con favores, estos se enojan y la culpa era suya, no podía recibir sin dar, ese hombre estaba siendo amable y debía complacerlo a no ser que se estrellara con su ira.

Sacudió su cabeza, no debía pensarlo mucho, en un acto de reflejo, estiró sus brazos para sujetar su pantalón, era rápido y ágil, podía hacerlo bien esta vez

- ¡woah! ¡Woah! ¡Calma! ¡No hagas eso! - grito exasperado logrando tomar sus muñecas para apartar esa muñeca

- tu... Tu - busco la manera de justificarse, viéndolo confundido con aquellos ojitos brillosos llenos de compasión - tu eres papi...

El gato suspiro y se aparto ligeramente sin decir otra cosa, dejando al de cuatro brazos muy desconcertado, ligeramente triste pensando que hizo algo mal

- yo soy tu nuevo instructor... Te enseñare a hablar correctamente y comportarte ante tu amo... No pienses mal

- ¿que debo pensar? - inclino la cabeza ganándose la mirada directa del felino quien volvió a suspirar con más fuerza

-... Esto será duro...

El albino muy confundido volvió a pestañear acomodado en aquella camilla de esa extraña habitación blanca llena de cosas de hospital que no podía reconocer entre la vaga noche que se asomaba

Alastor reposo su taza en la mesa dejando que la encantadora bailarina se arrodille en sus pies

- acepto tus disculpas cariño, volverás con Rossie hoy ... Cuando se me pase el enojo, podrás verme otra vez

- si mí Lord...

Mimzy se levantó cuidadosamente de no elevar ni por un segundo la cabeza, juntó sus manos para hacer una ligera inclinación antes de voltearse empezando a alejarse de ahí para desaparecer por las enormes entradas.

El locutor dio un sorbo más profundo, las flores se movían de un lado a otro, el aire frío se disperso en nieblas grises y silenciosas dejando que el eco tridente de los tacones se escuchara por todo el jardín, sin embargo el ciervo sin mucho intereses, deslizó sus ojos hacia el otro lado, viendo desde las sombria niebla, aquel velo elevandose sin mostrar una expresión bajo esas telas blancas

- entiendo que no confíes en mí por mis caprichos madre... Pero te aseguro que fue un accidente, el solo tropezó...

El velo siguió manifestándose en los helados aires, desvaneciendose hasta no ser más que una sombra vacía
Finalmente el ciervo torció la sonrisa, tensando su mandíbula mientras apoyaba su mentón en sus nudillos

- maldita criatura...

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Nuevo capítulo que esperamos que les guste, dejen su voto y comentarios por favor se los quiere.

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