Un campamento inolvidable

Esta penuria comienza un día como cualquiera o eso parecía.
Me habían invitado a un campamento a las afueras de la ciudad, junto a un bosque.
Todo fue bien hasta que decidimos contar historias de terror.
Mi amigo Julio conto una historia que me pareció ridícula:











Era sobre un espíritu maligno que vivía en el bosque y que detestaba que cortaran árboles.












Entonces cometí el error de decir en tono burlón:¡qué tontería! ¿qué clase de tonto le tendría miedo a un duendecillo de los bosques?

Entonces Julio me miró con enojo y me dijo:»muy bien Tom,si eres tan valiente,te reto a venir aquí esta noche y comprobar si el duendecillo existe.

Acepté de inmediato,confiando en que nada me iba a pasar.








La noche señalada acudí al lugar a encontrarme con Julio, y juntos nos adentramos en el bosque. El lugar se mantenía en penumbras y los àrboles proyectaban sombras que sugerían bestias tenebrosas a la luz de la luna llena.

Yo tenía el corazón en un puño,pero no quería quedar como un miedoso,así que continué.

En nuestro camino encontramos un roble alto y fornido, y como yo no creía en la leyenda de mi amigo, y traía casualmente un hacha, lo eché abajo.






Justo después oímos una voz chillona gritar:

»¡cómo se atreven a cortar uno de mis árboles!»

Era el duendecillo del que me había reido.Tenia el cabello revuelto los ojos rojos y las piernas torcidas.
Continuó diciendo:»por hacer esto perderán lo que más aman».



Al principio no le creímos,pensando que se trataba de una de las típicas bromas de los duendes.













Pero al volver a casa...













































Encontamos a nuestro padres muertos.

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