Una casa en el campo

Me encuentro parada frente al paisaje más hermoso que jamás he visto. Mis pies están firmemente plantados en el suelo; no puedo moverme por la impresión que la naturaleza ha causado en mí.

A unos cuantos pasos a mi izquierda se encuentra la casa con la que he soñado desde que era una niña. En aquel entonces pensaba que el sueño era hermoso, mas ahora que estoy tan cerca me doy cuenta de que en realidad es mucho más que eso.

Es como si la casa en sí estuviera viva.

Sus paredes se extiendes, simples y modestas, hasta tocar las nubes. El techo está cubierto de musgo verde que, más que dar asco, me transmite una sensación cálida de tranquilidad; como si el sol hubiera decidido depositar todo el calor de sus rayos en aquel lugar.

Me doy cuenta de algo que no había notado antes: la casa, al igual que un árbol, extiende sus ramas sobre el campo, proporcionando espacios frescos con sombra. Las ramas están plagadas de nidos donde los pájaros van despertando del sopor matutino y se dedican a entonar cánticos en armonía con la sinfonía del viento. Yo, por mi parte, estoy completamente hipnotizada. Me encuentro inmersa en un hechizo que será imposible de romper.

Decido acercarme lentamente hacia la casa. Los pájaros han emprendido el vuelo y ahora que ya no escucho sus cantos puedo percibir claramente el sonido del agua de un río cercano. Estoy a unos cuantos pasos de la casa cuando mi vista se topa con la inmensa reja que me bloquea la entrada. Está hecha de un material que resplandece ante el menor contacto con la luz, dándole un aire mágico a la casa. Extiendo mi mano para buscar un cerrojo que me deje entrar y finalmente lo encuentro.

Echo un último vistazo al paisaje natural que me rodea y su belleza vuelve a dejarme sin aliento. Los árboles danzan ante la melodía orquestada por el viento mientras todo lo demás parece observarlos bailar en silencio. Con lágrimas de plenitud en los ojos, me adentro en la casa. La emoción me carcome por dentro y, por un momento, puedo comprender lo que siente un lobo al aullarle a la luna.

Un trueno retumba en el momento en que mi cuerpo entra por completo a la casa. Sorprendida, me asomo a la ventana más cercana y alcanzo a vislumbrar el fugaz destello de un rayo en el cielo. La furia de una tormenta se ha desatado sobre el campo. Por más que me esfuerce, no logro encontrar en mí el pavor que le tenía a las tormentas. Lo único que siento es la gran seguridad de que, por una vez, todo va a salir bien.


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¡Hola!

Hace muchísimo tiempo que no me pasaba a publicar nada por aquí. Este es un pequeño escrito que escribí para un examen con el cual tuve la calificación más alta posible. Así que, estoy bastante orgullosa. Sé que en realidad no cuenta mucho (en el examen pedían una descripción y pues eso hice) pero espero que les guste.

Les recuerdo que también pueden pasarse por la nueva historia que publique hace un tiempo, Escritos, en donde básicamente escribo reflexiones y pensamientos que se me vienen a la cabeza.

Si a pesar del tiempo que llevo sin publicar siguen aquí (lo que no es muy probable), le agradezco de todo corazón <3.

Kamwe.

24/01/2020

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