"Te fuiste sin más
Invierno es adentro,
De mí corazón."

Belluce soltó la pluma larga, rojiza y moteada para luego agarrarse la cabeza.
Suspiró hondo, conteniendo las lágrimas y no pudo creer que desde hace ya varios días Kiku se había ido.
Todavía lo podía sentir en el aire, entre las paredes y en su cama.
La ropa, teñida de tantos arranques furtivos de amor también mantuvo su olor.
Miró frente suyo y la silueta del muchacho pareció sonreírle; los cabellos violáceos todavía cubrían parte de su rostro y por impulso quiso acomodarlos detrás de sus orejas.
Hasta ayer se decía que no estaba loco, hasta ayer podía sentir incluso su tacto rozándolo.
Mordió sus labios, apretó de nuevo los puños. Aquel día le prometió que no lloraría, que sería fuerte de ahora en adelante, demostrando que era el menos cobarde de los dos.
Fracasaba.
Mientras tanto, caían las lágrimas sobre las hojas, corriendo así un poco la tinta de las letras.
Volvió a escribir la frase con algunas palabras cambiadas donde las lágrimas no habían llegado. Sin embargo el dolor se mantuvo exactamente eterno:
"Desde que te fuiste, es invierno en mi corazón.
Desde aquella noche, ya nada volvió a  florecer."

~Belluce Balternoon~