24. Desdoblamientos, visiones y un visitante


Llegué tarde pero llegué. La primera cosa paranormal que puedo contar fue cuando tuve un sueño muy extraño una noche cuando tenía como nueve años. Era de noche, mi mamá dormía en un cuarto con mi hermana y abuela y yo casualmente dormía sola, no sé si era porque de noche me movía mucho, la cuestión es que yo soñé que volaba en mi casa, volé por la sala, el sueño era tan lúcido que podía notar la casa tal y como era despierta; solo con una cosa, mi cuerpo no estaba, era como un espíritu que volaba, traspasaba las paredes y podía volar con más comodidad.

Al día siguiente, le conté a mi mamá, ustedes saben, ella dijo: "No digas mentiras, solo fue un sueño, nosotros no podemos volar". Yo quedé pasmada y dije: "Claro que sí volé", ella no me creía.

A la noche siguiente, me pasó lo mismo, pero me di cuenta de que ya no estaba en mi casa, acababa de acostarme y ya no estaba en mi casa, en mi cama; así que volé por toda la ciudad, conocí cosas hasta que llegué a una parte de la ciudad porque unas alas llamaron mi atención. Bajé y me fijé que era un ángel. Casualmente, no me acuerdo de su rostro, pero sé que lo vi, era hermoso. Me preguntó: "Niña, ¿dónde está tu cuerpo?", y yo le respondí: "Está en casa, durmiendo". "Sabes que es peligroso estar a esta hora por fuera de tu casa". Yo le dije: "Es que quería volar para que mi mamá me creyera". "No puedes estar aquí", y yo le dije: "No sé cómo volver a mi casa". Él me tomó de la mano y aparecimos en la puerta. Sé que el ángel me dijo algo, que le prometiera que no lo volvería a hacer, y yo le dije que me gustaba volar. Él me dijo que eso era peligroso y que no lo hiciera más.

Esa fue la última vez que tuve ese tipo de sueño. Tiempo después, ya más grande, descubrí sobre el desdoblamiento, es cuando el alma sale del cuerpo. Y como le prometí al ángel, nunca más lo volví a hacer.

El siguiente relato que puedo acordarme fue cuando descubrí que en mi casa sucedían cosas paranormales. Yo pensaba que la raguñadera en la madrugada era normal; los gatos empujándose, mordiéndose, etc... Resulta que no, en esa época como a los diez al lado de mi pieza había un tragaluz que cuando me tocaba dormir no podía porque yo veía cosas pasar por ahí, desde una cara que siempre se veía como te veía, hasta personas que no producían pisadas cuando caminaban. Yo me asustaba mucho, no sé si eso era producto de una imaginación muy productiva, pero veía ojos rojos, siempre.

La última cosa paranormal que puedo contar fue ya grande con veinte años, recién graduada de la universidad y más encima desempleada. Vivía en el mismo lugar con la misma vida; una mañana, mi papá me llamó al teléfono fijo de la casa, yo me paré a contestar entre dormida porque él llamaba demasiado temprano. Mientras yo hablaba (el teléfono era inalámbrico), me fui al baño. Tenía los ojos cerrados mientras me sentaba. Terminó la conversación. Tenía tanto sueño, pero me tenía que levantar, así que abrí los ojos y los despejé. Diagonal a mí, había dos tarros apilados a mi lado. Un pequeño cuerpo se asomó, solo logré verle la forma mas no sus características; se asomó por una milésima de segundo y luego desapareció. Después de eso, no pude dormir más y mucho menos pasar a la cocina hasta que llegó mi familia al mediodía.

SaraiViveroRojas

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