15. Testimonios breves III
Aquí va la tercera hornada de historias breves. Que la disfrutéis.
Tengo el don y la maldición de que ya van tres personas muy cercanas a mí que se me aparecen de la nada y me avisan de que alguien ha muerto. Igual también, hace poco, estaba de fiesta y vi un duende. Casi muero y la peda creo que se me pasó.
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¿Cuentan las parálisis del sueño? Bueno, pues si es así, siempre que sufro de ella me da por escuchar gritos agudos de mujeres. Una vez estaba harta y quería saber por qué rayos estaba pasando eso (obviamente no sabía qué era), pues decidí que cuando volviera a sufrir otra parálisis dejaría que se terminara. La cuestión es que, entre más bajaba por un túnel, los llantos eran más y más fuertes. Al final, me dio un montón de miedo y la parálisis cesó. Cuando al fin pude investigar, vi que no era la única a la que le sucedía.
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Siempre que voy a la casa de mi amiga, veo un hombre alto, de negro y sin rostro. Se lo he dicho a mi amiga pero dice que ella no lo ve. Incluso he ido días como viernes o martes, pues dicen que es cuando las precencias son más fuertes, y esa cosa me lanza zapatos o me tira vasos. Es algo súper extraño porque solo me lo hace a mí, y a mis amigas no les hace nada.
Anónimo
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De pequeña, siempre veía a un hombre súper alto en la cabecera de mi cama. Un día tenía traje negro y al otro día un traje blanco; siempre se mantenía en esos dos colores. Cuando intenté por puro valor ver su cara, me di cuenta de que era tan alto que no se alcanzaba a ver su cabeza. Siempre tenía mucho miedo. Le conté a mi madre y solo me dijo que era producto de mi imaginación. Pero yo le seguí viendo cada noche, hasta que cumplí los doce años y ya no volvió a aparecer más.
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Mi abuela me dijo que una vez, siendo pequeña, estaba en su casa (entonces yo pasaba tiempo en su casa), yo siempre le decía que había un hombre de sombrero en el cuarto. Mi abuela lo entendió como fruto de mi imaginación, pues. Una vez, me desperté en la noche con un grito y mi abuela salió corriendo a ver qué me pasaba y yo le dije que el hombre del sombrero estaba molesto y quería que me fuera. De ahí en adelante, no me he quedado más en la casa de mi abuela.
Emir Mejía
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En mi casa, las puertas se abren y se cierran solas. También se escuchan pasos y voces y susurros, arañan las paredes y se aparece un pequeño niño pálido, aunque lo más denso es el patio trasero. Ahí se llegan a escuchar llantos y lamentos. Mi familia y yo estamos acostumbrados ya, aunque cuando cuento todo eso la gente se burla porque no me cree y lo acepto. Lo que hago es invitarlos a pasar una noche en mi casa (sea lo que sea que esté en la casa no le agradan los intrusos), hasta les regalo la cena... se terminan yendo antes del amanecer.
Anónimo
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He tenido varias historias aunque son mínimas (quizá solo casualidades o cosas que mi mente crea). Una vez, estaba con mi prima en la sala ya que esa noche la íbamos a pasar ahí para ver pelis y ayudamos a su hermana a que se escapara a una fiesta en la madrugada. Cuando salió, nos asomamos a la ventana a ver si ya se había ido, y cuando vimos sentimos una luz que brilló alrededor de toda la sala (y estaba todo apagado), como si hubiera sido un relámpago pero dentro de la casa. Las dos lo vimos y nos asustamos, así que nos arropamos completamente. Luego, escuchamos unas voces y un aplauso en la cocina. No había nadie allí.
Valentina Sandoval
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