11. Sarita, Sarita
Cursaba el segundo año de preparatoria cuando sucedió toda la cosa.
Era un día más de clases, solo que la profesora de dibujo había faltado y teníamos dos horas libres. Mis compañeros decidieron divertirse jugando "Sarita, Sarita". Yo me negué a participar. Conozco que esas cosas son ciertas y que hay otro plano además del nuestro. Sé las consecuencias que pueden traer esos juegos y no me quería arriesgar aunque sí me mantuve dentro del salón. Un pequeño grupo de mis compañeros se sentó en el suelo del final del salón y comenzó a jugar. Hacían las típicas preguntas de adolescentes. De repente, me dio por comenzar a grabar con mi móvil. Grababa todo lo que podía.
Las paredes de ese salón tenían cerámica, por lo que las siluetas de las personas se reflejaban. En una de esas me percaté de que había una sombra o silueta extraña al lado de una de mis compañeras que se encontraba recostada en una pared. Investigué de dónde provenía o a quién pertenecía dicha sombra pero nadie concordaba con aquella figura negra que me inquieta cada vez más. Me quedé un momento paralizada pensando en posibles opciones pero ninguna sonaba coherente o al menos no en este plano.
Una compañera (que no estaba en el salón) llegó y nada más entrar pronunció estas palabras: "Este lugar tiene un aire muy pesado, ¿no lo sienten?". Dicha compañera siempre ha sido capaz de percibir cosas; de hecho, toda su familia es así. Inmediatamente me giré (una vez más) adonde aún se encontraba dicha silueta, tragué en seco y le dije a los participantes del juego que preguntaran si un ente se encontraba presente. Se burlaron pero lo hicieron, y la respuesta fue un "sí". Todos me miraron y comenzaron a decir que había sido pura "suerte". Luego pedí que preguntaran si dicho ente sabía que yo sabía en qué parte del salón se encontraba y la respuesta fue otro "sí". Me sentía cada vez más y más inquieta, vi la sombra una vez más y decidí que era hora de averiguar si mis sospechas eran ciertas, así que pedí que preguntaran si se encontraba al lado de "Karla" (nombre ficticio) y la respuesta fue otro "sí". Todos se giraron en dirección de la nombrada pero la sombra ya no estaba, se había desvanecido y tenía el presentimiento que estaba cerca de mí pero jamás quise girarme a buscarla nuevamente.
Terminé el vídeo y salí corriendo del salón. La compañera que es capaz de ver cosas me siguió y lo primero que quise hacer fue mostrarle el vídeo. Misteriosamente, cada vez que intentaba reproducirlo la palabra ERROR aparecía en la pantalla del móvil. Nadie me creyó pero... ¿no es mucha casualidad que las monedas marcaran "sí" tres veces seguidas y justo con esas preguntas?
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