Una Visita Al Cementerio
Los nombres y los tiempos que se desarrollan en esta historia son reales, están los nombres y fechas de las personas involucradas en el hecho. Si son personas temerosas, se le recomienda discreción....
Me llamo Ana, vivo en Recoleta desde que nací. Mis padres, mecánico y mucama, apenas podían costear el alquiler de un mísero departamento en esta localidad, pero aquí seguimos estando.
Estamos en el año 1922 y hoy el cementerio cumple 100 años. Nunca me han gustado, pero una se acostumbra cuando lo frenes al frente todo el fiempo. Augusto, mi padre, me dijo que busque el mejor vestido que tenga, ya que el presidente electo en ese momento, Marcelo T de Alvear iba a hacer una pequeña ceremonia conmemorando el centenario del Cementerio de Recoleta. Eso hice, tome un vestido holgado de color rosado chillón (el único que tenía) y lo acompañe con un moño que mamá me hizo en el pelo. La ceremonia seria a las 17 horas y la familia estaba nerviosa. Mi padre se lavó las manos llenas de aceite por arreglar un Buga que algún político ricachón se lo había dejado. No había mucha gente, si bien la guerra había terminado hace casi 2 años, muchas personas tenían miedo de un ataque inminente contra nosotros, los inmigrantes.
Tengo que reconocer que eran común las historias de espectros y fantasmas deambulando por la zona. Se han reportado diversas denuncias de vecinos que afirmaron haber visto a una dama de negro traspasar los muros altos del cementerio y perderse en los pasillos en la noche oscura. Mi madre me contí que se trataba de una mujer que la acusaron de ser bruja y juro venganza a quien se acerque a su tumba. Macabro no? Y eso que no les conté de como secuestraba niños en 1910 para mutilarlos y comerse su carne en nombre de Satanás. La noche que fue descubierta, se estaba llevando una niña de rubios cabellos en contra de su voluntad hacia el cementerio, lugar donde cometía los homicidios. Dejando de lado estas historias, concentremos en lo ocurrido esa tarde. Había, como mucho, 25 personas en la entrada del cementerio, aguardando a un presidente que nunca llego, mientras los vendedores ambulantes se llenaban los bolsillos por la venta de caramelos y cigarrillos. Hacia frío y después de una angustiante espera, nos dejaron entrar; íbamos en grupos de 5 personas, junto con un guía que nos indicaba quien estaba allí y cuál fue su muerte. Después de mucho recorrer, llegamos a una extraña tumba con el nombre de "Inés", una tucumana indígena asesinada en 1705 luego de una breve estadía en Buenos Aires. Fue acusada de secuestrar menores y pactar con el Diablo. No tenía foto, ya que en ese entonces recién se estaba implementando en la sociedad y no en los cementerios. Me causo cierta incomodidad ver eso que tire un poco de la mano de mi mamá advirtiéndole que me quería ir de allí. Ella hizo caso omiso a mi pedido y seguimos recorriendo los panteones hasta llegar a la zona de nichos, que en ese entonces era una puerta pegada al suelo que daba a una especie de sótano de cementerio, muy lúgubre, donde yacían aquellas personas que no poseían seres queridos que hayan abonado un entierro como corresponde. El olor a muerto mesclado con claveles era insoportable. No nos quedamos mucho y el recorrido terminó.
Al salir, teníamos que pasar si o si por la tumba de Inés, cosa que no me gusto en lo absoluto. Ni bien pasé al lado suyo, sentí como una mano fría me tomaba del pie y me arrastraba hacia la tumba; en la desesperación, muchas personas me ayudaron, horrorizados por lo que estaban viendo, algo macabro había tomado mi tobillo y se perdía entre los plantines y las flores marchitas. Muchos de los vecinos dieron veracidad que una voz del fondo de la tumba se escuchó:
- "TE VOY A LLEVAR CONMIGO. TODOS ME LAS VAN A PAGAR. TODOS VAN A VENIR ACA ALGUN DIA... ME VAN A VER, SENTADA, A LA DERECHA DE LUCIFER"-
Después de ese evento, las autoridades ordenaron remover los restos de esa bruja indígena tucumana y devolverla a su provincia de origen. Les juro, por las noches, cuando está oscuro, veía en los rincones de mi cuarto, una sombra negra y una mano apuntándome, mientras escuchaba una voz que susurra: "Ya estoy dentro tuyo, no te vas a escapar de mi". Y algo más, ya pasaron 15 años de ese suceso, me mude y me case; tengo una hija llamada Dolores, es el amor de mi vida. El otro día me dijo con esa hermosa voz
-"Mami, quien es la señora que está en tu cuarto todas las noches y te mira mientras dormís? Me dijo que me vaya con ella, que vos también venís...-
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