Lobos Espaciales: Verdades Molestas
Ragnar Blackmane blandió a Colmillo Gélido en un arco salvaje que atravesó limpiamente el cuello de una Diablilla (explicado en el siguiente capitulo). En torno a Ragnar las junglas de Dragon eran un hervidero. Los Demonios surgían de todas partes, se escurrían como gusanos entre el denso follaje con la intención de rajar y empalar a los Lobos Espaciales. Pese a hallarse rodeados por los cuatro costados, los guerreros de Ragnar habían rescatado a varias manadas de Wulfen de este infierno selvático y ahora los hermanos perdidos peleaban al lado de Blackmane. Sus aullidos se oían más que el demencial fragor de la batalla y cada nuevo coro acrecentaba el frenesí de los Lobos Espaciales.
Ragnar agarró a otra Diablilla por la garganta cuando ésta saltaba sobre él. Levantó en peso a la criatura que no cesaba de patalear y le partió el cuello con un brutal giro de muñeca. Uno de los Wulfen le adelantó a toda carrera e hincó sus garras gélidas en el pecho de un Demonio de Slaanesh antes de abrir al Demonio en canal. El icor salpicó a Ragnar y el joven Señor Lobo mostró los colmillos en un gesto de aprobación.
Ragnar miraba a derecha e izquierda, en busca de más presas a las que aniquilar. Parecía que le corría fuego por las venas y en su alma sentía que el lobo de melena negra gruñía como no había hecho en años. Sus dos corazones latían desbocados, exudaba adrenalina y respiraba con jadeos salvajes. Una parte de Blackmane sabía que algo andaba mal, la voz de la cordura le decía que el poder bestial que inundaba su cuerpo no era bueno. Pero el resto de su ser estaba exultante, ansiaba sentir la emoción de la caza y la sangre caliente de su presa.
Ragnar sacudió la cabeza y volvió en sí al percatarse que la voz susurrante era en realidad una voco-emisión.
—¿Cómo dices? —resopló con los colmillos apretados, tratando de calmarse.
—Comunicado astropático, Señor Blackmane —repitió la voz del huscarl desde el crucero de asalto en órbita—. Es del Gran Lobo, mi señor. Ordena la retirada y el regreso inmediato a...
—¡Imposible! —replicó Blackmane, interrumpiendo furioso a su interlocutor. La bestia de su interior se enfureció con sólo pensar en la retirada—. ¡Aún estamos luchando! ¡Quedan... hnng... tantos por cazar!
—Mi Señor —el tono del siervo era medio pesaroso, medio temeroso—. Es una orden directa del Señor Grimnar. Dice que Fenris está siendo atacado.
Las palabras fueron una ráfaga de viento helado Fenrisiano en la piel de Ragnar quien se obligó, con un esfuerzo titánico, a contener a la bestia interior.
—Por los huesos de Russ... Entendido. Nos replegamos de inmediato —Ragnar cambió la frecuencia vox y hubo de escuchar un coro de aullidos coléricos cuando dio la orden de prepararse para la extracción.
Ragnar Blackmane sacudía la cabeza incrédulo mientras él y sus guerreros supervivientes se replegaban en orden y luchando. Fenris. Los Wulfen. Algo iba mal, muy muy mal...
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