21. La vida de Muhammad SWS 02
Cuando el Profeta(sa) tenía unos veinticinco años de edad, su reputación de integridad y carácter compasivo se había extendido por toda la ciudad. La gente le señalaba con admiración, diciendo: "Aquí hay un hombre que inspira confianza". Esta reputación llegó a oídos de una viuda adinerada, que pidió al tío del Profeta(sa), Abu Talib, que permitiera a su sobrino dirigir una de sus caravanas a Siria. Abu Talib lo mencionó al Profeta(sa), y éste aceptó. La expedición tuvo un gran éxito, y reportó ganancias inesperadas. La viuda, Jadiyya, estaba convencida de que el éxito de la empresa no se debía únicamente a las condiciones del mercado sirio, sino también a la integridad y la eficacia de su líder. Preguntó a su esclava Maisara acerca de ello, y ésta se mostró de acuerdo, diciendo que pocas personas hubieran manejado sus asuntos con la honradez y simpatía que había mostrado el joven jefe. Esta declaración impresionó mucho a Jadiyya, de cuarenta años de edad, y que había quedado viuda dos veces. Envió a una amiga suya para indagar del propio Profeta(sa) si estaría dispuesto a casarse con ella. La mujer fue a ver al Profeta(sa) y le preguntó por qué no se había casado. El Profeta(sa) respondió que no tenía suficientes medios para contraer matrimonio. La visitante le preguntó si aceptaría casarse en el caso de encontrar una mujer rica y respetable. El Profeta(sa) preguntó quién podría ser esta mujer y la visitante contestó que era Jadiyya. El Profeta(sa) se disculpó, alegando que la posición social de ella era demasiado elevada para él. La visitante le aseguró que resolvería todas las dificultades, y el Profeta(sa) dijo que, siendo así, no podía sino consentir. En consecuencia, Jadiyya envió un mensaje al tío del Profeta(sa). El matrimonio entre ambos se acordó y se celebró solemnemente.
Un hombre pobre, huérfano desde su infancia, veía por primera vez la prosperidad. Se hizo rico. El uso que dio a su riqueza constituye una lección para toda la humanidad: después de casarse, Jadiyya(ra) se percató de que siendo ella rica y su marido pobre, existía una desigualdad que podía erigirse en una barrera para su felicidad. Por lo tanto, decidió entregarle sus bienes y sus esclavos. El Profeta(sa) anunció que tan pronto como pudiera, liberaría a los esclavos de Jadiyya(ra); y así lo hizo. Además, repartió entre los pobres la mayor parte de los bienes que había recibido de ella. Entre los esclavos liberados se encontraba un tal Zaid(ra) que parecía más inteligente y hábil que los demás. Provenía de una familia respetable, había sido raptado de niño y vendido de un lugar a otro, hasta llegar a La Meca. Una vez liberado, el joven Zaid(ra) se dio cuenta en seguida que le era preferible sacrificar su libertad y seguir sirviendo como esclavo al Profeta(sa). Así, cuando el Profeta(sa) liberó a los esclavos, Zaid(ra) se negó a ser liberado, pidiendo permiso para seguir viviendo con el Profeta(sa). Así lo hizo, y con el tiempo su cariño hacia el Profeta(sa) no hizo mas que aumentar. Mientras tanto, el padre y el tío de Zaid(ra), que se hallaban en su búsqueda, descubrieron que se hallaba en La Meca, en la casa del Profeta(sa). Se dirigieron a su casa y pidieron al Profeta(sa) la libertad de Zaid(ra), ofreciendo pagar el rescate que estipulara. El Profeta(sa) respondió que Zaid(ra) era libre, y que podía irse con ellos cuando quisiera. Llamó a Zaid(ra) y le presentó a su padre y a su tío. Tras secar sus lágrimas, el padre de Zaid(ra) le dijo que había sido liberado por su bondadoso amo, y ya que su madre estaba muy afligida por la separación, Zaid(ra) debía regresar de inmediato a su hogar. Zaid(ra) contestó: "¡Padre! ¿Quién no ama a sus padres? Mi corazón rebosa de amor por ti y por mi madre. Pero siento tanto afecto por este hombre, Muhammad(sa)sa, que no podría soportar la idea de vivir alejado de él. Os he encontrado y estoy contento. Pero no podría tolerar la separación de Muhammad(sa)sa." El padre y el tío de Zaid(ra) hicieron todo lo posible para persuadirle de que regresara a casa con ellos, pero Zaid(ra) se negó a acompañarles. Entonces, el Santo Profeta(sa) declaró: "Zaid(ra) ya era un hombre libre, pero a partir de hoy será mi hijo." Viendo el cariño que existía entre Zaid(ra) y el Profeta(sa), el padre y el tío de Zaid(ra) regresaron, y Zaid(ra) permaneció con el Profeta(sa) (Hisham).
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