Sí o no (1/1)
Sí o No (1/1)
Jonghyun's POV.
Cuando estaba por iniciar el último año de preparatoria mis padres decidieron que nos mudaríamos a una ciudad más pequeña. Aunque no dejé en duda lo triste que estaba por dejar a mis amigos, eso no hizo que mis padres cambiaran de opinión.
La nueva escuela tenía dormitorios, puesto que aun siendo la más cercana la ciudad la distancia era considerable, por lo que era mejor si los estudiantes se quedaban en la misma institución.
Me asignaron una habitación, la cual debía compartir con un chico. "No habrá problema" pensé, pero no contaba con que pudiera tener un extraño hábito.
Lee Jinki, o mejor conocido como Onew, era un adicto al pollo en todas sus presentaciones: en estofado, asado, frito y demás.
Al principio fue algo gracioso, pero después me hartó, Onew era una muy buena persona y amigo incondicional, pero su extraño hábito me estaba poniendo los nervios de punta, así que apenas finalicé la preparatoria, después de las vacaciones, decidí que era hora de solicitar un cambio: iniciaría la universidad con habitación nueva.
—No creo que sea posible— advirtió el encargado de asignar las habitaciones.
—¿Por qué no? Hay cientos disponibles en el ala oeste del edificio— contesté.
—Si, pero esas son para los de nuevo ingreso, son pequeñas e individuales.
—No me importa que sea pequeña— argumenté.
Revisó unos archivos y luego de unos minutos anunció; —hay un chico que dejará la escuela, su lugar estará disponible, pero es una habitación grande, tendrás que compartir.
—No hay problema— sonreí.
Pidió mis datos y los tecleó en su computadora; —habitación 215— exclamó.
—¿Qué?— estaba a dos puertas de distancia de la de Onew; —¿no hay una en otro edificio?
—Mira niño, tienes mucha suerte que haya una disponible, así que no te pongas exigente.
Suspiré resignado, al menos a la habitación 215 no llegaría el olor a pollo; agradecí y salí del lugar con el objetivo de iniciar con la mudanza.
La escuela era enorme, ya que había desde educación básica hasta universidad; algunos chicos que desde hacía muchos años estudiaban allí tenían habitaciones para ellos solos; eran más pequeñas, pero tenían privacidad; yo, al igual que Onew, por ser de nuevo ingreso teníamos que compartir.
Mi ex compañero de cuarto no se opuso, es más, hasta me ayudó a mudarme; siempre estaba de buen humor y sonriente; no lo extrañaría ya que seríamos vecinos.
El chico que sería mi compañero de cuarto en ese momento no se encontraba, pero su cama estaba perfectamente hecha, su escritorio impecable, al igual que su ropa en el armario; por lo que era más que obvio que a mí me correspondía la otra cama y la otra mitad de todo.
Después de despedir a Onew, decidí tomar una ducha. Al terminar me di cuenta de que había olvidado mis ropas sobre la cama; no me importó salir sólo con la toalla enrollada en la cintura.
Salí del baño y ahí, junto a la cama de mi compañero, estaba un chico extraño: tenía sus ojos rasgados y delineados, el cabello oscuro con mechones de colores, ropa ajustada y muy bien combinada. Supe inmediatamente qué tipo de persona era.
—¡Hola!— sonrió; —¿Sucede algo?— me preguntó al notar que lo observaba de arriba abajo incrédulo.
—¡Hola! ¿Buscas a alguien?— pregunté tranquilo.
—En realidad vine a conocer y darle la bienvenida a mi nuevo compañero— respondió; yo entrecerré los ojos al no comprender. —Esta es mi habitación— agregó.
—¡¿Qué?! ¿Tu habitación?— exclamé y me llevé las manos al rostro; —¿huí de un adicto al pollo y vine a terminar con un homosexual?
—¡Ey!— me interrumpió; —no soy homosexual.
—¿No lo eres? Pues tu aspecto no ayuda— contesté
—Que vista a la moda no quiere decir que lo sea.
—Pero mira tu cara, el maquillaje y ese cabello. No luces como un chico normal.
—Eso no tiene nada que ver— frunció el ceño; —Y levanta tus cachivaches, por favor—; se dirigió a la puerta y me dejó sólo en la habitación.
Me vestí tan rápido como pude y me encaminé de nuevo a las oficinas.
—Hola—, saludé de prisa; —¿podría cambiarme de habitación... otra vez?
El encargado se rió en mi cara; —te dije que estabas de suerte, ahora ya no hay cambios.
—Pero... por favor.
—¿Ahora qué tiene de malo esta?
—Mi compañero es homosexual— casi susurré.
—¿Y eso te incomoda? Si no estás interesado en él sólo ignóralo; además ya te cambié una vez; será hasta el otro año, si es que hay lugares disponibles— volvió a clavar su mirada en su monitor.
Bufé molesto, di media vuelta y salí del lugar para regresar a la habitación.
Al llegar, "mis cachivaches", cómo él había dicho, ya no estaban; mi montaña de ropa estaba perfectamente doblada y acomodada sobre la cama; debía poner algunas reglas. Busqué una cinta adhesiva y comencé a pegarla en el suelo.
—¿Qué crees que estás haciendo?— escuché una molesta voz a mis espaldas y luego el sonido de la puerta al cerrarse, mi compañero había regresado.
—Dividiendo el territorio— contesté sin voltearlo a ver; —tú te quedas en tu lado y yo en el mío.
—Pero yo llegué primero— argumentó.
—Si, pero la mitad ahora es mía— terminé de pegar las últimas cintas, me puse de pie y lo enfrenté; —ah, y algo más; no toques mis cosas.
—Te dije que lo recogieras; —arrugó su frente; —no puedes dejarlo así en un espacio que es de los dos.
—Era—, corregí, —ahora no puedes estar en mi mitad, así que si dejo mis cachivaches es mi problema— recalqué cierto pronombre posesivo.
Miró por todo lo largo de la cinta que estaba en el suelo, luego estalló en carcajadas; —bien genio, entonces el baño me pertenece— anunció.
Observé y, en efecto, mi plan había tenido un pequeño error: el baño quedaba de su lado.
—Pero no te preocupes— agregó, —yo no soy tan egoísta, puedes pasar cuando lo necesitas—, en ese instante odié su sonrisa y su voz, —Y ahora que me has dicho tus condiciones me toca a mí; —se echó en su cama y sacó un libro que tenía bajo el edredón; —silencio, es todo lo que pido mientras leo—, clavó su mirada en el libro y no volvió a hablar.
Horas más tarde yo hacía mi tarea, pero había demasiado silencio, él no había dejado de leer así que no debía hacer ruido, por lo que me puse mis audífonos. Al cabo de unos minutos; sentí algo estamparse en mi nuca.
—¿Quieres guardar silencio?— preguntó mi compañero.
—¡Oye! — reclamé; —te dije que no podías estar en mi mitad.
—¡No rompí ninguna regla! No estoy es tu asquerosa mitad. Pero tu sí estabas haciendo ruido, deja de tararear tu horrenda canción.
Vaya, antes no me había hablado así; cuando mi compañero se enojaba lo hacía de verdad; no le contesté, era mejor llevar la fiesta en paz.
Al día siguiente me di cuenta de que tendríamos una clase juntos. Llegamos e hicimos como si no nos conociéramos, cada uno tomó su lugar.
—¿Es él?— Onew llegó, se sentó a mi lado y señaló a mi compañero de habitación; yo asentí con la cabeza.
—Es lindo— susurró.
—¿Qué dijiste?— abrí grande los ojos y miré a mi amigo incrédulo.
—Yo nada más digo la verdad— se encogió de hombros —¿Cómo se llama? ¿Cuándo es su cumpleaños?
—No lo sé.
—Es broma, ¿cierto?— me miró de manera inquisidora.
—No, no es broma. Creo que no nos llevamos bien.
—Bueno, al menos como el amigo de su compañero de cuarto tendré un pretexto para hablarle; no como el año pasado— con eso último, me dejó estupefacto,
Onew era homosexual y no me había dado cuenta; por suerte el profesor llegó haciendo que su extraño interrogatorio terminara.
Y así lo hizo; se presentó y platicó con él y aunque yo no lo quisiera, me enteré de algunos datos del chico con el que viviría el resto del año escolar. Su nombre era Kim Kibum, pero decía que Key sonaba más original, su situación era similar a la mía, había dejado a sus amigos en la capital ya que sus padres tenían un gran viñedo a unos kilómetros; le gustaba cocinar, por ello se llevaba de maravilla con los encargados de los alimentos en la escuela; lo extraño era que rara vez salía a pasear los fines de semana, por eso no conocía bien la ciudad, Onew no dudó es ofrecerse a ser su guía en caso de que lo necesitara.
Un viernes Kibum me dijo que necesitaba unos ingredientes extraños para un platillo que intentaría hacer ese fin de semana y me preguntó por la tienda.
—Pídele a Onew que te lleve— le contesté; tenía prisa, nos habíamos encontrado en los pasillos y yo me dirigía a mi otra clase.
—No. No quiero ser una molestia; sólo indícame el camino, por favor— usualmente mi compañero de cuarto era amable, cortes y educado; por lo que desde hacía varios días yo había optado por no hablar de más, sólo lo hacía cuando era necesario.
—Está bien—, suspiré; —estando en la avenida principal, buscas la calle cuarenta y dos, pasando el parque cuentas tres esquinas, a la derecha y luego a la izquierda— cerré la puerta detrás de mí, dejando a Kibum parado del otro lado; mi clase había comenzado.
Las siguientes clases transcurrieron de manera normal; la jornada finalizó y con ello la semana escolar; llegué a nuestra habitación y aventé la mochila al suelo, en mi mitad, y me eché en la cama mirando el reloj, era la 1:55pm y tenía sueño, me había desvelado la noche anterior por lo que me dejé caer en los brazos de Morfeo.
Cuando volví a abrir los ojos eran las 5:23pm, miré a mi alrededor y no había rastros de Kibum, pensé que tal vez se había quedado en la biblioteca o platicando con Onew. Me levanté y tomé un baño; era hora de mi rutina diaria; últimamente solía salir a correr; y así lo hice.
A las 7:18pm ya estaba de regreso en la habitación; decidí ver la televisión un rato; era un buen programa musical, tanto que al terminar no pude evitar encender el minicomponente y poner el mismo tipo de música. Mientras la escuchaba me dirigí a tomar otro baño, no todos los días podía hacer eso, Kibum siempre pedía silencio. Cuando ya eran las 9:30pm y no había rastro de mi compañero me preocupé.
Fui hasta mi antigua habitación y toqué a la puerta; tal vez Onew tenía su número o sabía su paradero, pero nadie me contestó; mi amigo tenía el sueño pesado, además de que se iba a la cama apenas se ocultaba el sol y su nuevo compañero no se encontraba, los fines de semana se iba con su familia. Decidí que no estaba de más dar una pequeña vuelta por el lugar donde Kibum me dijo que iría.
Lo encontré en el parque que le había indicado, sentado en los columpios.
—Ey ¿Conseguiste lo que buscabas?— le pregunté.
—¿Qué haces aquí?— me miró.
—Es fin de semana, ¿Qué no puedo salir a pasear?
Guardó silencio un momento, y luego dijo con tranquilidad; —eres un tonto, no sabes dar indicaciones.
—Eres tú el que no sabes seguirlas—, argumenté, —además, pudiste pedir ayuda.
—No importa, ahora ya conozco varios lugares.
—Entonces, ¿no encontraste la tienda?— reí; él me miró molesto, la respuesta era obvia. —Ven, vamos, yo te llevo— le dije.
—Estoy cansado.
—Vamos— lo tomé de la muñeca y lo jalé para que se levantara.
Él negó con la cabeza e hizo un mohín con los labios, se veía gracioso.
—No seas flojo Kibum.
—Key, llámame Key— clavó su penétrate mirada en mí; nunca había notado lo perfectos que eran esos ojos.
—Vamos... Key— él sonrió satisfecho y se puso de pie.
La tienda no quedaba muy lejos y al llegar una chica lo recibió con los brazos abiertos.
—¡Key!
—¡Hyoyeon!— gritó mi compañero.
—Pensé que no vendrías hoy.
—Es que...— Key me miró; —tuve un contratiempo.
Nos presentó, así supe que era su prima, casi de la misma edad; ella era la encargada de esa tienda donde además de vender ingredientes extraños, había comida, café, y un pequeño karaoke.
—Inténtalo— la chica trataba de convencer a Key de subir al escenario.
—No, estás loca.
Hyoyeon lo empezó a empujar para que subiera; entonces él me miró; —tal vez lo haga, pero si él canta primero—, me señaló.
Y después de varios intentos fallidos por salir de esa situación, pusieron el micrófono en mis manos. Hacía tiempo que no cantaba; sólo solía hacerlo como un pasatiempo en la secundaria.
Key's POV.
El día en que supe que Dongwoon se mudaba me puse algo triste, vivir con él no había sido problema, era el mejor compañero de cuarto que hubiera podido pedir cuando llegué a la escuela; era ordenado, limpio y considerado.
Sin embargo, también estaba emocionado, tendría un nuevo compañero; pero me llevé una gran sorpresa, desde el primer día noté lo desastroso y ruidoso que podría llegar a ser el nuevo chico; además, criticó mis ropas y mi estilo, no conforme se basó en lo anterior para tacharme de homosexual.
Salió con la ridiculez de dividir el territorio, eso no me molestó, hasta era una ventaja, así sus cachivaches no me afectarían. Si los dos hubiéramos querido seguro que estaríamos peleando por todo, lo bueno que no fue así.
Días después de nuestro primer encuentro supe su nombre gracias a su amigo Onew, quien parecía ser muy amable. Se llamaba Kim Jonghyun; nombre que maldije el día que me perdí buscando el nuevo local donde trabajaba mi prima. Gracias a las instrucciones de Jonghyun no había dado con el lugar, pero no me arrepentía; sino todo lo contrario, vi el lado positivo y conocí nuevos lugares en aquella pequeña ciudad.
La sorpresa más grande fue cuando Jonghyun apareció; parecía buscar algo, cuando me reconoció en aquel parque lo trató de disimular, era gracioso y a veces algo torpe, pero no era malo. Gracias a él pude llegar a mi destino.
Poco a poco la relación entre nosotros dejó de ser tensa y hasta mi prima Hyoyeon y yo lo convencimos de subir al pequeño escenario del establecimiento. Todos quedamos impactados con la potencia de su voz, al principio la letra se le olvidó, pero una vez que se encaminó nadie podría poner en duda lo maravilloso que era. Aquella hermosa voz incluso me hizo olvidar sus espantosos tarareos que solía hacer en nuestra habitación.
Durante las semanas siguientes nos hicimos más cercanos, aquella absurda división en el suelo de la habitación había desaparecido. Onew en algunas ocasiones se nos unía, y cuando no podía o nos escapábamos de él porque no queríamos comer pollo, se ponía triste, él era bastante emotivo.
Un día, durante la clase de filosofía, el profesor tocó el tema del amor, nos preguntó que era, varios de mis compañeros contestaron en su mayoría disparates, nos reímos bastante; pero la clase terminó sin llegar a una conclusión, sin embargo, me pareció un tema interesante.
—Jonghyun. ¿Alguna vez te has enamorado?— le pregunté ese mismo día por la tarde, mientras nos dirigíamos al comedor.
Me miró extrañado —¿Te refieres a que si soy homosex...?
—¡No; eso no! Me refiero cómo es el amor.
Miró hacia arriba, parecía tratar de recordar; —No lo sé; he salido con algunas chicas; —vaya, estaba en una situación similar a la mía; —pero nunca he experimentado lo que mi padre me dijo una vez.
Lo miré esperando su explicación, él me comprendió y continuó; —sientes millones de mariposas en tu estómago, tantas que hacen presión en tu pecho y corazón amenazando con salirse por tu boca.
Meneé la cabeza asimilando lo que dijo, era una descripción algo extraña, usual y a la vez graciosa.
—¡Ey! Los encontré— Onew apareció detrás de nosotros y me rodeó el cuello con su brazo, últimamente hacía eso, a mí no me molestaba en lo absoluto.
Durante la comida Onew nos platicó que Minho, un chico menor que nosotros conocido en la escuela por ser bastante competitivo en los deportes, se mudaría al día siguiente.
—¡¿Qué?! —pregunté sorprendido; —¿porqué nos dices hasta ahora? No nos dará tiempo de hacerle una despedida— cuando de trataba de hacer fiestas, me gustaba estar entre los organizadores.
—Me acabo de enterar— argumentó Onew, —además, no creo que esté de humor para ello, cuando me lo dijo se veía algo triste.
—Y como no estarlo, ha estado prácticamente toda su vida aquí. Dejar a los amigos cuesta— intervino Jonghyun, yo asentí, tenía razón.
Por la tarde Jonghyun se puso su ropa deportiva y se dirigió a las canchas, iba realizar su rutina casi diaria, después iríamos a visitar a Hyoyeon, así que calculé que estuviera por terminar de correr y fui a buscarlo.
En las gradas, vi al pequeño Taemin, el amigo inseparable de Minho
—¡Ey! Taemin— me acerqué.
—Hola Kibum— me saludó sin entusiasmo.
—¿Sabes a qué hora se va Minho?— pregunté.
—¿Se va?— parecía desconcertado.
—Si, ya sabes, a qué hora vendrá el camión de la mudanza. Sólo me dijeron que se va mañana, pero no sé a qué hora.
—Nn...no lo sé; no le he preguntado.
—Bueno, entonces deberé averiguarlo, no me gustaría que se fuera sin una fiesta de despedida— le dije adiós agitando la mano y continué mi camino hacia Jonghyun.
—¿Te falta mucho?— le pregunté a mi compañero de habitación.
—Esta fue la última ronda— se aproximó y le entregué la botella de agua; —¿Onew vendrá con nosotros?
—No lo creo; —respondí; —sabes que duerme apenas anochece— ambos reímos, sabíamos que así era.
Pasamos una divertida tarde en compañía de Hyoyeon, pero al día siguiente teníamos clase así que decidimos regresar a los dormitorios un par de horas después de que se ocultó el sol.
Durante el camino comenzó a llover, ninguno estaba preparado, así que corríamos y cada vez que había donde nos resguardábamos.
Por alguna extraña razón en vez de estar enojado por arruinar mi vestimenta disfruté el momento, ambos reíamos mientras buscábamos refugio.
Entonces llegamos a la habitación; —¡yo primero! — exclamó entre risas, me empujó y caí sobre mi cama, él de inmediato se encerró en el baño.
Minutos después salió sólo con una toalla enrollada en su cintura, ya que por las prisas y su afán de ser el primero había olvidado su cambio de ropa; de inmediato se dirigió al armario y comenzó a revolverlo.
—Espero que cuando yo salga todo esté todo en orden— exclamé y luego yo me encerré en el baño.
Y así fue, bueno, en realidad, cuando salí sólo tenía puesto los pantalones y la toalla sobre sus hombros, aún se encontraba doblando sus últimas prendas para guardarlas; no podía creer cuanto desastre hacía sólo buscando su ropa, pero en cierta forma ya me había acostumbrado.
—Ven aquí—, exclamé y le indiqué que se sentara junto a mí en la cama; —te vas a enfermar si no te secas ese cabello— advertí; él me obedeció. Tomé la toalla que se encontraba sobre sus hombros y comencé con mi labor.
—Algo tan pequeño como esto no creo que pueda hacerme enfermar— dijo orgulloso.
—Pero, aun así, debes tener cuidado—; me incorporé y me hinqué sobre la cama frente a él para poder continuar, él inclinó su cabeza para facilitarme el trabajo; —la próxima semana serán los exámenes finales y no puedes estar faltando a clases.
—Como si faltar o no hiciera alguna diferencia en mis calificaciones— dijo después de unos segundos, luego rió y levantó la cabeza; entonces me encontré con su hermosa sonrisa. Lentamente se estiró hasta llegar a mi rostro.
Cerré mis ojos. Jamás había sentido algo así, el lento movimiento de sus labios sobre los míos era mágico, le correspondí.
Nos separamos y nuestras miradas eran de asombro, era más que obvio que eso era algo nuevo para nosotros, permanecimos así unos segundos, pero luego no pude resistirme más y esta vez yo lo besé, esperaba que me rechazara, pero hizo todo lo contrario, con sus fuertes brazos se aferró a mi cintura y lentamente empezó a dejar su propio peso sobre mí, me dejé caer sobre el colchón.
Desperté y con lo primero que me encontré fue con su rostro, pero algo no estaba bien, me dolía la cabeza; me zafé de su abrazo tratando de no despertarlo, pero no tuve éxito.
—No te vayas— exclamó.
—No me voy— me senté y llevé ambas manos en mi sien.
—¿Qué te ocurre?— preguntó; se sentó también luego colocó su mano en mi frente; —es mejor que no vayas a clase hoy y te quedes a descansar.
—Pero...— iba a protestar, pero me interrumpió.
—Si no te cuidas la próxima semana no podrás presentarte para los exámenes.
Salió de la cama, y fue directo a la ventana para abrir las cortinas. Me quejé, la fuerte luz hizo que mi cabeza doliera aún más y que mis ojos ardieran; de inmediato las cerró dejando la habitación nuevamente en penumbras.
—Yo cuidaré de ti. ¿Sí?— se acercó y me besó en la frente, no pude contra ello.
—Voy por algo de desayunar— exclamó mientras se ponía la camisa y los zapatos; una vez que hubo terminado, se sentó nuevamente a mi lado.
—Key, sobre lo que paso... yo... bueno, creo que sería mejor si nadie lo supiera.
—¿Qué; por qué?— me sorprendí.
—Es que... mi familia, mis amigos; no creo que sea buena idea que se enteraran... no aún.
Suspiré; me lo imaginaba, ya que desde nuestro primer encuentro noté su actitud hacia los homosexuales, era obvio que los que los rodeaban pensarán igual o incluso peor; —está bien— dije; —pero córrele a la cocina que tengo mucha hambre.
Me recosté y me acomodé dándole la espalda a él y a la puerta, él me arropó; —no tardo— besó mi mejilla y segundos después escuché la puerta cerrarse.
Mi familia era más abierta, nunca había tocado el tema de mis preferencias, pero estaba seguro que ellos me apoyarían.
No pasaron ni diez minutos cuando volví a escuchar que la puerta se abría, en la penumbra se sentó en la cama. Besó mi sien y luego mi frente, sonreí y volteé para encontrarlo, pero de inmediato sentí unos labios sobre los míos, no me resistí a su beso, sin embargo, había algo diferente.
Alguien abrió la puerta nuevamente, me separé y entonces lo comprendí: Jonghyun acaba de llegar y quien estaba a mi lado era Onew.
—Ahora entiendo porqué aceptaste fácilmente cuando dije que mantuviéramos el secreto— exclamó en tono sarcástico.
—No; no es lo que crees— me defendí.
—Olvídalo— dejó una bolsa de papel sobre la mesa, tomó su mochila y se marchó; de inmediato salí de la cama para seguirlo, pero Onew me tomó de la muñeca.
—Yo... lo siento— susurró, —no sabía que ustedes... tú me gustas Key— bajó la mirada ante su directa confesión.
Le tomé el rostro con ambas manos para que me mirara; —eres maravilloso, una gran persona, y estoy seguro de que encontraras a alguien mejor que yo; encontrarás a alguien que no se enamore de un tonto.
Sonrió; —perdóname, en serio, yo no quise arruinarlo...
Negué con la cabeza, —no fue tu culpa.
—Ve tras él— exclamó; yo le obedecí.
Por más que corrí por toda la escuela no lo encontré; pregunté y nadie lo había visto. ¿Cómo podía alguien desaparecer así?
Jonghyun's POV
Él había despertado un sentimiento extraño en mí y encontrarlo de esa forma con Onew me hizo enloquecer, así que le dejé los pastelillos que le encantaban sobre la mesa, tomé mi mochila y salí de allí; me fui a casa.
Al día siguiente, poco antes del mediodía, regresé a la escuela por mis pertenencias cuidando de no encontrarme con Key; tuve éxito, él estaba en clase.
No pensaba regresar, además pronto acabaría el semestre.
—Alguien te busca— anunció mi madre; —te está esperando en la sala.
Sin preguntar quién podría ser fui hacia donde me indicó.
Y ahí estaba, hacía tres días que no lo había visto y ya lo extrañaba.
—¿Cómo me encontraste?— pregunté, jamás había llevado a Key a mi casa.
—Onew me dijo— claro, cómo no lo pensé antes, esos dos eran muy unidos.
—¿Y qué es lo que buscas?
—Sólo quiero que sepas que cometí un error; por tonto que parezca pensé que eras tú— bajó el rostro.
—No, el que cometió un error fui yo— levantó la mirada y la clavó en mí, yo continué; —lo nuestro jamás debió pasar. Me equivoqué, me dejé llevar por la curiosidad.
Sus ojos se volvieron cristalinos, deseé poder borrar aquella expresión de su rostro, pero no podía siquiera tocarlo ni mucho menos abrazarlo. ¿Qué pensarían mis padres? Jamás lo aceptarían.
—Bien—se voz estaba por quebrarse, pero se controló; —me alegra que lo dijeras de manera directa, disculpa por venir a molestarte.
Dio media vuelta y se fue.
Tuve que hacer un enorme esfuerzo por no correr tras él, abrazarlo por la espada y detenerlo.
Pasaron los días, el semestre terminó y me había parecido una eternidad; mi habitación era un desastre, en el fondo deseaba que apareciera y me regañara por tener hecho un tiradero.
Era demasiado.
¿Por qué perder lo mejor que me había pasado? Al diablo lo que pensaran, mi familia entendería, y sino qué más daba.
Fui a buscarlo, pero la escuela estaba casi vacía, así que fui a donde trabajaba Hyoyeon, ella estaba también de vacaciones; entonces usé mi último recurso: Onew.
Le llamé y de inmediato me dio información; Key se había ido a pasar las vacaciones con su familia en el viñedo.
Tuve que tomar el tren y viajar por varias horas; sólo esperaba que me perdonara. Al llegar me tranquilizó encontrarme con un rostro conocido, era Hyoyeon.
—Hola—, saludé; —¿será que Key...?
—Vaya, ya era hora, te tardaste demasiado— me interrumpió; —ven, sígueme.
Me guio hasta un enorme campo; —¿Ves ese árbol? Cerca de allí está.
Caminé hasta aquel lugar y lo encontré, sentado sobre la hierba observando el atardecer.
—¿Qq-qué haces aquí?— de inmediato se puso de pie.
—Yo he venido a... bueno... yo...— me hinqué con rapidez, —perdóname; fui un completo tonto. Te mentí, no fue un error ni mucho menos un juego.
Abrió grande los ojos; no pude leer su expresión; no sabía si estaba sorprendido o enojado.
—Sólo quería que supieras que ya no soy lo mismo sin ti; me haces falta...— no conseguí respuesta; así que continué; —pero comprendo si me odias. Te hice daño.
Suspiré dando tiempo para que dijera algo, el silencio se prolongó y supuse que estaba muy enojado, así que me puse de pie y di media vuelta, no quería que me viese llorar; estaba a punto de dar el primer paso cuando su voz me detuvo.
—¡Espera! No te vayas—, se acercó, —Sí, me hiciste daño, me mentiste; pero no te odio; jamás podría odiarte.
Sentí que algo oprimía mi pecho y corazón; —¿en serio?— voltee; él meneó la cabeza de forma afirmativa y una sonrisa tímida; —te perdono aunque no lo merezcas—, se acercó y me besó.
Cuando no separamos coloqué mis manos en su rostro, era hermoso, perfecto. Miró hacia arriba; —¡Mira, son mariposas!
Las busqué con la mirada y ahí estaban, revoloteando a nuestro alrededor; —creo que han escapado— dije al momento que cubría mis labios con un par de mis dedos; él me observó y yo le sonreí, tener esos hermosos ojos felinos sólo para mí era extraordinario.
[FIN]
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