Destination (7/11)

Destination (7/11)

VII

—Así que ya averiguaste qué cosas le gustaban, ¿eh?— Jinki se mostró interesado; Minho había regresado a su tienda tras haber comprado los víveres para contarle sobre sus hallazgos, que incluían la breve charla con los ancianos, los pocos datos sobre la fotografía y el incidente con el infante.

—Si— asintió, —y mencionó algo sobre un tal Key.

—¿Key? Suena a nombre extranjero, ¿no lo crees?

—Lo sé, pero lo que no dijo era si este tal Key era su hermano o amigo.

—¿Y cómo obtuviste esta información? ¿Cómo hiciste que recordara?

El alto estiró el cuello para acercarse al pelichocolate sobre la mesa y musitar, —sólo comencé a hacer preguntas al azar, si lo presiono o indago demasiado parece que obtengo el resultado contrario.

—Aahh— dijo convencido, —pero, ¿por qué susurramos?

—Porque él está allí— señalo un solitario pasillo.

—¿El fantasma está en mi librería?— preguntó sobresaltado, más que de susto parecía de emoción.

—Sí, pero guarda silencio; él no estaba muy convencido de que yo viniera a este lugar a consultarte; sigue creyendo que eres un extraño que llevé a nuestro departamento.

—¿Nuestro?

Levantó los hombros; —si, así lo llama ahora. Pero ¿sabes?— cambió el tema, —lo más interesante fue lo del niño.

—Los niños son almas puras, por eso puede que haya notado su presencia. Pero aun así eso no es justo— se quejó.

—Dice que sucedió porque tanto él como el pequeño lo desearon.

—Pues yo también deseo verlo.

—Pero tal vez él no desea que lo veas.

—¿Y por qué tu sí?— se cruzó de brazos.

El moreno ahogó una risita; —te ves ridículo haciendo eso.

—No me importa— refutó, —aunque todo esto sólo alimenta mi teoría de que tu misión es ayudarle a cumplir la suya. Debes seguir investigando.

El joven pelirrojo observaba los estantes, los libros parecían viejos y algunos estaban empolvados. Un texto en especial llamó su atención; la pasta era negra y en el lomo tenía unas doradas palabras: "Is the meaning of life also the meaning of death?" *

Levantó la diestra, quiso tomarlo; y lo logró, al menos por unos segundos, ya que el libro, tras haber estado unos momentos entre sus dedos cayó al suelo.

Tanto Jinki como Minho voltearon, puesto que el sonido no pasó desapercibido.

—¿Fue él?— cuestionó el propietario; el otro asintió, —¿qué no dijiste que no podía tocar las cosas?

—Eso creí— contestó y se puso de pie dejando a Onew solo en la mesa del jardín, bajo la sombrilla.

—¿Cómo hiciste eso?— indagó al llegar junto al chico de gorra y acuclillarse para levantar el libro.

—No lo sé— parpadeó aún asombrado, —tal vez sólo lo desee.

—¿Quién como tú?— se incorporó y colocó el texto en su lugar, —que con sólo desearlo haces que ocurra.

Hizo un mohín con los labios mostrando algo de indignación; el alto sonrió, ese gesto le pareció de lo más tierno.

—Minho— le llamó.

—¿Si?

—Vámonos a casa—, y ese tono triste fue suficiente para convencerlo.

.

Mientras escuchaba la radio, Minho se dedicó a preparar el estofado, y ésta fue una experiencia nueva, no porque no lo hubiera hecho antes, sino porque cada vez que agregaba un ingrediente, el pelirrojo le mencionaba sus propiedades y beneficios para la salud.

—Vaya, no sabía que los espárragos contenían antioxidantes— exclamó el moreno antes de probar la sal del aquél guiso.

—Creo que la mayoría de la gente se basa más en el buen o mal sabor de las verduras— contestó al balancear sus pies, estaba sentado en la barra.

—Supongo que tienes razón, de niño odiaba las espinacas.

—Probablemente si hubieses sabido que es una fuente de clorofila y minerales, tal vez las comerías con mayor gusto.

—Eehh... no lo creo— exclamó y tapó la olla, —no creo que de niño me importara eso. ¿A ti sí?— cuestionó al apagar el fogón.

Pero entes de que pudiera contestar, una melodía hizo que el pelirrojo le prestara atención al aparato de sonido.

Chungbunhi yeppeo

Se escuchó una voz masculina.

—Ésa canción...— musitó y de un brinco bajó de la barra.

—¿Qué tiene?— Minho comenzó a seguirlo, ya que el fantasma empezó a caminar hacia la sala, de donde la música provenía.

—Creo que.. la conozco...

El chico se detuvo y Minho se adelantó un poco para poder ver la expresión de su rostro, después de algunas estrofas más de la canción, este habló.

—Creo que... recuerdo que... yo... saqué la gorra de la guantera, me la puse y luego conduje hasta salir del estacionamiento— comenzó a relatar las imágenes que aparecían en su mente, tragó con fuerza y agregó, —era de noche y llovía a cántaros.

Estaba más pálido de lo normal y sus ojos estaban muy abiertos, no parpadeaba, parecía perdido en sus recuerdos mientras sus labios se movían; Minho sólo le observó prestando mucha más atención.

—Me dirigía a casa, pensaba en lo que debería hacer en esos días, iba a ser mi descanso luego de las guardias en el hospital... cuando de pronto vi una luz.

Hizo una pausa y se relamió los labios, el alto no podía siquiera imaginar lo que vendría.

—Era un vehículo enorme, un camión de carga tal vez— entrecerró los ojos, tal vez esforzándose por recordar los detalles, —venía en el carril contrario, sus luces eran muy brillantes, tanto que me cegaban.

Una lágrima resbaló por la mejilla del chico y a Minho se le partió el corazón.

Chungbunhi yeppeo neon...girl

—El camión pasó sobre el camellón que nos separaba; quise frenar, pero fue demasiado tarde, sólo sentí que todo a mi alrededor se sacudía y luego tuve frío... mucho frío—; el joven pelirrojo pareció tener problemas para respirar, hiperventilaba, y el moreno se alarmó.

—¿Estás bien?

Negó con la cabeza, parecía querer romper en llanto, pero en realidad sentía que algo le presionaba el pecho, por fin recordaba cómo había finalizado su vida y no era para nada una grata memoria. Todos sus sentimientos de ese momento fueron remembrados; miedo, incertidumbre, dolor, desasosiego, duda; todo en conjunto era demasiado abrumador que incluso se reflejaba de forma visible para Minho, quien no sabía cómo reaccionar ni qué hacer.

Lo único que se le ocurrió fue abrazarlo para brindarle su apoyo, pero no podía, y con desear no se resolvía el asunto, ¿o sí?

Se plantó frente a él y extendió los brazos; nada perdía con intentarlo; nada perdía con desear, con todas sus fuerzas, reconfortar a aquél muchacho que sin planearlo despertaba su preocupación; que gracias a él había aprendido varias cosas sobre los alimentos, y que había vuelto su vida de cabeza, porque así era, desde que apareció, nada había sido normal, y no solo literalmente hablando.

Sintió que el pelirrojo sujetó su playera para aferrarse más a él, ante ello lo acercó más a su pecho; fue entonces que lo escuchó sollozar, lo meció entre sus brazos mientras le decía que todo iba a resolverse.

—Te prometo que no te dejaré solo. Todo estará bien.

—Yo... yo no tuve la culpa— musitó, luego se acomodó para rodear el torso del moreno e hizo una especie de candado con las manos en su espalda baja, así pudo pegar el oído a su pecho.

—Por supuesto que no, fue un accidente— posó su mentón sobre la gorra, aquella que ocultaba sus rojizos cabellos, y siguió meciéndolo; minutos después cayó en la cuenta de lo que estaba ocurriendo, se encontraba abrazando a un fantasma, ¿cómo era eso posible?, se sobresaltó, tanto que sintió que su corazón comenzó a acelerarse.

—Minho— lo llamó tras unos segundos, su voz pronunciando su nombre se estaba volviendo algo común.

—¿Sí?

—Puedo escuchar los latidos de tu corazón.

—¿Eh?— el moreno se alejó un poco y el otro deshizo el candado. Se retiró porque no supo si de verdad esa reacción era causada por el temor a la naturaleza del chico o por el simple hecho de estar en esa posición con él.

Sorbió su nariz, luego levantó la diestra para llevarla a escasos centímetros del fuerte pecho de Minho, —late muy fuerte, justo aquí— lo tocó.

El alto cerró los ojos al momento que sintió que algo cálido envolvía su pecho, ya no existía el miedo por la situación, sino todo lo contrario y poco a poco sus latidos tomaron el ritmo habitual.

Había sido una experiencia insólita, como si hubiera existido algún tipo de conexión entre ellos, al menos así lo podrían describir ambos.

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*"Is the meaning of life also the meaning of death?"

A terror management perspective reply.

Orit Taubman, Ben-Ari

Published online: 24 April 2010

Springer Science+Business Media B.V. 2010

aquél niño. 

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