Brother In Law (5/5)

Brother in law (5/5)

Capítulo Cinco

¿Gané?

Ese día, desde muy temprano, hubo varias emergencias, nada grave pero sí urgentes; por lo que Minho no notó cuando llegó la hora de la comida sino hasta que Sulli le avisó.

Como aún tenía que terminar con el papeleo decidió comer en la pequeña sala designada para eso dentro del mismo hospital.

Aspiró el aroma a café y sonrió recordando a su novio, en lo mucho que él adoraba el café y en lo que había sucedido la tarde anterior, antes de que su hermano llegara a casa.

Se habían entregado una vez más, habían disfrutado de sus besos y sus caricias como nunca antes, tal vez el no hacerlo después de un tiempo hacía las cosas especiales, o tal vez sólo por el hecho de ser Taemin era especial

—Aigoo, allí estás— escuchó la voz de su hermano justo a sus espaldas, volteó y se encontró con él, y un sujeto que lo acompañaba.

—¿Nic... Nichkhun?— exclamó y abrió los ojos desmesuradamente.

—Hola, Minho— sonrió un joven casi tan alto como él y de cabello castaño.

Habían pasado cuatro, tal vez cinco años desde que lo vio la última vez, pero estaba justo como lo recordaba.

—Vine a la ciudad por unos asuntos de trabajo— explicó el castaño, para ese entonces los tres estaban en una pequeña mesa del lugar; —y casualmente me encontré con Kibum, le pregunté por ti y él me trajo aquí, espero no haberte importunado.

—No, no; estoy en mi hora de descanso— sonrió; Nichkhun era mayor que Minho.

—¿Qué ha sido de ti, sigues practicando rappel?— indagó el castaño; —recuerdo que no había quien escalara más rápido que tú.

Negó con la cabeza; —ya tiene mucho desde la última vez.

Y es que había cambiado ese pasatiempo por otros nuevos y más atractivos para él; como por ejemplo: observar a Taemin mientras adornaba pasteles, tomar chocolate y comer galletas mientras veían un película en una tarde lluviosa e ir a caminar tomados de la mano por la orilla del mar, entre otras actividades.

—¿Ya no te gusta?— arqueó las cejas.

—Claro que le gusta— intervino Kibum, —es más, ¿por qué no van el próximo fin de semana? Yo los acompaño.

El alto miró a su hermano extrañado, ¿acaso había olvidado que el próximo fin de semana sería su boda?

—Por mí no hay problema— respondió Nichkhun, —¿qué dices Minho?

—La verdad es que tengo un compromiso.

—Entonces este sábado, ¿les parece?— insistió el rubio intercediendo nuevamente.

—Claro, ¿por qué no?— dijo el mayor de los tres.

No pensaba que fuera buena idea ir con su hermano y su ex; pero si incluía a Taemin iba a ser incómodo para el menor, así que tuvo que rechazar la invitación.

—Lo siento; tengo la agenda llena.

—Pero puedes hacer un pequeño espacio, ¿no?— otra vez el rubio habló atrayendo la atención de ambos, pero antes de que el moreno pudiera decir algo, Sulli se acercó y lo llamó.

Se disculpó y se levantó de la mesa por unos instantes.

—Key— exclamó Nichkhun una vez que se quedaron solos, —si no te conociera pensaría que estás haciendo esto a propósito.

—¿Yooo?— hizo un gesto de indignación, —¿de qué hablas?

—Insistes demasiado, eres algo obvio— sonrió.

—Chicos, los siento, tenemos una emergencia— Minho llegó de repente y se disculpó, frotando su nuca, la verdad es que estaba un poco incómodo.

—Entonces otro día tal vez, no sé, ¿será que puedan reunirse?— habló Kibum.

—Eeh... yo... — no sabía cómo decir que no, no quería ser grosero con Nichkhun, pero tampoco quería reunirse con su ex.

—No te preocupes— intervino el castaño imaginando por donde iba el asunto, conocía a Minho y esa era una explicación lógica; —supongo que hay alguien quien no quieres que mal interprete esto; así que no hay problema— ensanchó su sonrisa, —fue bueno verte de nuevo y me alegra que estés bien— finalizó.

Y sí, todo había sido un plan de Kibum; uno exageradamente elaborado y al final un fracaso ¿Por qué? Porque Nichkhun era demasiado caballeroso, tal vez más que Minho, por eso, aunque fueran muy parecidos, su relación no tuvo futuro.

Pero no se quedaría así, algo de provecho sacaría de ese encuentro.

.

—¿Sabes?, hoy Minho y yo nos encontramos con Nichkhun— dijo Kibum como si fuera algo cotidiano mientras ponían la mesa para la cena, el moreno no tardaría en llegar.

—¿Nichkhun?— indagó sin mirarlo.

—¿Acaso mi hermano nunca te ha hablado de él? Es su exnovio— le recordó.

Por supuesto que sí; pero los exnovios no eran temas que los pusieran a platicar por horas; no es que fuera algo sumamente irrelevante, pero no era tampoco para que memorizaran los nombres de todas las personas con que habían salido a lo largo de su vida.

—No— dijo secamente suponiendo lo que vendría.

—El otro día te lo mencioné; es con quien solía practicar rappel y ese tipo de actividades extremas. Creo que se verán para ir a escalar alguna montaña.

Frunció el ceño, eso no era posible; o tal vez sí, pero no sería algo de qué preocuparse, Minho nunca le ocultaba las cosas.

El cerrojo se escuchó y entonces supieron que el moreno había llegado.

—Hola— el rubio fue el primero en saltar hasta los brazos de su hermano, —¿cómo estuvo tu día? ¿salvaste a muchos heridos? Ve a lavarte, ya esta lista la comida—; lo tomó por los hombros y lo empujó hasta el baño.

Esa ya era una escena de todos los días; Key siempre acaparaba la atención del alto desde que ponía un pie en la casa, no dejaba siquiera que le diera un beso a su novio.

Y durante la cena, Kibum no dudó en mencionar a Nichkhun.

—Fue grato volver a encontrarlo, ¿verdad?— dijo; —se nota aún sigue practicando deporte.

—¿Quién?— indagó el moreno tomando sus palillos.

—Nichkhun; creo que deberían ponerse de acuerdo para...

—Ya déjalo Key— pidió suavemente, —no se pudo.

¿No se pudo? ¿Eso quería decir que sí pretendían reunirse? Taemin se concentró en masticar sus alimentos para evitar hablar y entrometerse.

—Pues porque tú no quisiste— refutó el rubio; —eran el mejor equipo, creo que se complementaban bastante bien— agregó observando a Taemin y cuál sería su reacción; sonrió satisfecho cuando notó que el menor estrujó los palillos.

—Ya tiene tiempo que no practico y no voy a reunirme con él, así que ya no insistas, por favor— pidió Minho.

Sólo entonces el pelirrojo respiró aliviado; su novio no parecía ocultarle nada, pero aún así le preguntaría.

.

—Así que... ¿hoy viste a Nichkhun?— preguntó tímido Taemin desde la cama cuando su novio salió del cuarto de baño con la toalla sobre sus hombros desnudos, ya que sólo tenía puesto el pantalón de la pijama.

—Sí; Kibum y él se encontraron y fueron a visitarme al hospital—, eso tenía sentido, muy probablemente el rubio tenía que ver en eso; —¿por qué?— indagó Minho, —¿estás celoso?—, se sentó al borde del colchón.

Taemin arrugó la frente y respondió dispuesto a no seguir ocultando del todo su disgusto; —¿pues tú qué crees? ¿Qué sentirías si escucharas que Jinki y yo hablamos de Changmin? — ondeó la mano, —Que nos lo encontramos en el centro comercial y que él me pidió que nos reuniéramos para hornear pasteles y... —; su casi reclamo fue callado por un beso, uno húmedo y largo, tan largo que lo dejó sin aliento.

—Me moriría de celos al saber que el chico que te robó tu primer beso quiere estar a solas contigo— respondió sobre sus labios.

—Minho— jadeó; estaba seguro que había mencionado el robo de su primer beso sólo una vez, así que el hecho de que recordara el nombre de quien había sido, sí le sorprendió.

Se miraron a los ojos por unos instantes y se fundieron en otro beso.

Odiaba la manera en que Key lo hacía sentir inseguro y poca cosa, con sus mentiras, miradas y palabras; y ese sentimiento era casi tan grande como el amor que le tenía a su novio; y eso era un problema, ya que no quería pensar, o más bien, tenía miedo que el odio y la inseguridad pudiera sobre pasar al amor.

—No— pidió en un susurro cuando notó que el alto quitó un botón de su pijama; —tu hermano está en la habitación de al lado.

Suspiró resignado al recordar eso; —bien— volvió a colocar el botón en el ojal, —pero en la noche de bodas no habrá nada que nos lo impida— sonrió, y el pelirrojo también lo hizo.

¿No habrá nada que lo impida? ¿Y qué tal si Kibum lo hace? Si de por sí Taemin era tímido y a veces un poco inseguro cuando se trataba de las relaciones interpersonales; Kibum le estaba poniendo los nervios de punta; el pelirrojo solo rogaba por acostumbrarse a vivir así, porque quisiera o no, eran hermanos.

...

Por fin llegó el día, la tarde era perfecta y en el jardín las mesas blancas con hermosas flores como centros de mesa relucían.

La firma de actas se llevaría a cabo en frente de todos, en un pequeño atrio bajo una tienda color blanco.

Todavía faltaban unos minutos para que el juez llegara pero Taemin estaba hecho un manojo de nervios.

—¿Qué te sucede?— indagó Jinki con una sonrisa; ambos estaban en una pequeña habitación, con un gran tocador y un diván, donde el pelirrojo estaba terminando de acomodarse la corbata blanca.

—Estoy nervioso— respondió y frunció el ceño frente al espejo porque el moño no quedaba como quería.

—¿Y por qué?— se acercó para ayudarlo, —comen juntos, duermen juntos, viven juntos; ¿cuál sería la diferencia?

—Pues que... oficial y legalmente nuestras familias se unirán— explicó observando a su amigo mientras este sólo clavaba la mirada en la corbata del menor.

—Lo dices porque también te atarás al loco de su hermano, ¿cierto?— dio un par de golpecitos en sus hombros, —ya quedó—, anunció y giró para que ambos se vieran en el espejo.

—Taemin, calma; tal vez no sea tan... — y sus palabras de aliento fueron interrumpidas por la triunfal entrada del rubio.

Con un maquillaje impecable, un delineado negro en sus ojos que los hacía ver más afilados y arrastrando una maleta con rueditas; abrió las puertas sin siquiera tocar, pero eso no era todo; él también vestía de blanco. Se suponía que solamente los novios llevarían ese color de atuendo. Y por si no fuera poco, el traje de Kibum tenía una pequeña cola, así como el saco que usaban los pianistas, y un sobrero de copa; muy raro para la ocasión, pero una cosa iba a ser segura: no iba a pasar desapercibido.

—Jinki, ¿podrías dejarnos a solas?— pidió Taemin.

—Pero...

—Por favor— lo miró suplicante.

—Está bien; te espero afuera—; salió y cerró las puertas para brindarles privacidad.

—Esto no pinta nada bien— musitó el mayor para sí mismo sin darse cuenta que no estaba sólo.

—¿Qué cosa?— indagó Jonghyun apareciendo a su lado.

—Es... Kibum y Taemin están allá adentro— se frotó la nuca, —y no creo que esto termine bien.

El de menor estatura solo se quedó observando la puerta sin imaginarse qué podría estar sucediendo.

Justo al escucharse el cerrojo de la puerta cuando Jinki abandonó el recinto, la mirada de Taemin cambió, ya no lo aguantaba más.

—Quítate ese traje, ahora— demandó, sin usar un tono de voz amable.

—¿Qué dijiste?— se hizo el indignado.

—Siempre quieres la atención de todos; pero este día es nuestro día, de Minho y mío; ¿podrías por favor no entrometerte?

—¿Cómo te atreves a hablarme así?— lo miró desafiante; —no eres más que un niñato, tímido e inseguro; no sé qué le hiciste a mi hermano, él no era así, tan cursi e infantil.

—Quítate ese traje o te lo quitaré yo— apretó los puños, ya estaba harto; por dentro estaba que se moría de miedo ante la mirada del rubio pero ya no podía contenerse.

—No entiendes que Minho y tú son muy diferentes—, usaría los argumentos necesarios para lastimarlo; —mi hermano solía ser el mejor en deportes, tenía ofertas para estudiar en el extranjero; y ahora estará atado a ti, horneado grasosos pastelillos por el resto de su vida. Pero qué crees, no voy a permitir que....

Y antes siquiera que lo pensara, la mano de Taemin viajó sola hasta la mejilla de Kibum, haciéndolo callar de un golpe con la palma.

Cuando cayó en la cuenta de lo que había hecho dio un paso hacia atrás y se llevó las manos a la boca y con labios temblorosos dijo; —Yy-yo... lo siento, Kibum; no fue mi intención.

La expresión de sorpresa del rubio sólo duró unos instantes, ya que una sonrisa se instaló en sus labios, —mírate; no tienes siquiera las agallas para enfrentar tus actos; ¿acabas de golpearme y lo primero que haces es disculparte? Pensé que eras más valiente.

Y como si fuera una pieza que acababa de encajar, algo hizo "click" en su cabeza. Kibum tenía razón, él no era valiente, nunca pudo enfrentar como debía a su futuro cuñado y por miedo a que Minho se molestara con él nunca le dijo su incomodidad; al parecer desde el principio su inseguridad siempre fue más grande que el amor.

Bajó el rostro y tras unos segundos suspiró para contener las lágrimas y tomar valor para hablar y mirarlo de nuevo a los ojos.

—Bien... ganaste— afirmó, —tienes razón, al principio yo sólo quería agradarte, por amor a Minho... pero veo que no estoy listo—, tragó saliva, —él merece algo mejor; cancelaré esto—, volvió a bajar el rostro y salió de allí.

Jonghyun y Jinki se quedaron perplejos cuando vieron a Taemin salir de aquél cuarto, con los ojos aguados y el ceño fruncido, en dirección a la habitación donde Minho se encontraba.

—¿Gané?— susurró, —sí, gané—; ni él mismo lo creía; pero luego se dio cuenta de que no se sentía tan bien como creyó, así que se sentó en el diván con la mirada en un punto fijo.

—¿Key?— la voz de Jonghyun lo regresó a la realidad; —ganaste, ¿estás contento ahora?— cuestionó arqueando las cejas.

—Yy... yo... creo que... no lo sé.

—Cumpliste con tu meta, ¿no?

—Pero... no sé; creo que no es como yo esperaba— se mordió el labio al recordar la expresión de Taemin, asustado y triste.

—Nunca te pregunté , pero, ¿por qué lo hiciste, cuál era tu objetivo?

—Lo hice porque yo quiero que todo a su alrededor sea perfecto, quiero que mi hermano sea feliz, por eso— dijo con mucha convicción.

Jonghyun meneó la cabeza y cuestionó, —¿Y qué te hace pensar que no lo es al lado de Taemin; que tal vez Minho encontró lo que es perfecto para él?

Esa pregunta lo descolocó por completo; nunca jamás se había detenido a pensar en eso, siempre quiso hacer lo que pensó mejor para Minho, desde siempre había sido así, desde el colegio y cuando sus padres vivían; cuando estudiaban juntos era un hermano mayor que se pasaba de sobre protector para rayar en el rol de madre.

—Jong— giró la cabeza y frunció el ceño para reclamar; —¿por qué demonios no me hiciste ver esto antes?

—Porque nunca me hubieras escuchado ni mucho menos creído— se defendió encogiéndose de hombros.

Ante eso no podía refutar, lo sabía, se conocía a sí mismo; pero entonces la culpa lo asaltó. Suspiro y exclamó —lo eché a perder, ¿verdad?

—Pues... si no haces algo ahora mismo sí lo habrás echado a perder; tu conciencia no te dejará en paz y Minho nunca te lo perdonaría.

Ignoró olímpicamente las interrogantes de Jinki y se detuvo justo ante la puerta de la habitación donde Minho se estaba cambiando y arreglando el traje.

Se quedó allí unos minutos, recordando y pensando en todo lo que habían vivido y en lo que estaba a punto de hacer; respiró profundamente tres veces y se limpió las mejillas húmedas con el dorso de la mano antes de tocar.

—Adelante— exclamó Minho cuando terminaba de atar su corbata, sonrió ampliamente cuando vio la silueta de su novio en el umbral; —amor, se supone que no deberíamos vernos hasta... ¿qué sucede?— parpadeó asustado al ver la nariz roja de Taemin, había llorado, lo sabía, lo conocía muy bien.

No respondió, sólo caminó hasta quedar frente al alto y por enésima vez clavó la mirada en el suelo.

—Hey, hey— trató de sonar tranquilo, —¿qué sucede, Tae?— tomó su rostro para levantarlo.

—Yo te amo, de verdad— confesó, de eso no tenía duda.

—Yo también te amo—, Minho le besó su mejilla, muy cerca de su ojo, sintiendo el sabor salado de sus lágrimas; —pero dime por qué lloras; no me gusta verte así.

—Ee... es porque— tragó saliva, —yo...

—¡Taemin, qué bueno que te encuentro!— el rubio apareció empujando la puerta que el pelirrojo no había cerrado por completo cuando llegó.

—Key— el alto lo miró molesto; —¿podrías dejarnos un momento a solas?— por el tono de su voz no fue una súplica, sino una demanda.

—Pero es que necesito hablar con él—; con suerte el pelirrojo no había dicho nada, así que aún estaba a tiempo de reparar el daño.

—Kim Kibum, por favor, lo que sea puede esperar; necesito un momento a solas con Taemin—, entonces lo supo; Minho solo le hablaba por su nombre completo y con ese tono de voz cuando estaba realmente molesto o preocupado, y al parecer en ese momento eran ambas cosas.

Ignoró al alto y miró al pelirrojo, que había aprovechado la distracción del moreno para volver a agachar la cabeza; —Tae— le habló; —en verdad, es importante; te espero en la otra habitación—, dio media vuelta y se retiró.

Una vez que volvieron a estar solos, Minho lo abrazó y lo apretó a su cuerpo cálida y protectoramente; —¿no me quieres decir qué te sucede?—, besó sus cabellos.

—Min... espérame aquí—, se zafó de su agarré, se puso de puntas y besó sus labios suavemente, —ya vuelvo—; y regresó sobre sus pasos a la primera habitación, donde Key daba vueltas como león enjaulado, nervioso y rogando por que el menor fuera a su encuentro.

—¿Qué es tan importante?— preguntó Taemin al entrar y cerrar tras su espalda.

—Tu perdón— dijo directamente; —perdóname Taemin.

—¿Qué? ¿Y ahora qué tramas?— frunció el ceño; —te dije que acabaría con esto, ¿qué más quieres?

—No Taemin, tú no entiendes; me equivoqué. No quiero que canceles la boda.

—¿Entonces qué?

—Mira, te juzgué mal; es más, ni siquiera te conozco lo suficiente como para criticarte; sólo... me dejé llevar por los celos de hermano, además de que no sabía de su relación y eso me hizo sentir excluido de la vida de Minho.

Vaya, esa era una gran confesión; —¿estás diciendo que ya no te interpondrás?— entrecerró los ojos.

—Ya te dije, me equivoqué— suspiró, —yo siempre he querido lo mejor para mi hermano, y no me había dado cuenta que lo mejor para él eres tú; lo puedo saber por cómo te mira y siempre te protege y se preocupa por ti; te ama.

—¿Y por que querías lo mejor para él siempre acaparabas su atención?

—Es que yo solo, es que... siempre he sido parte de su vida, excepto por este par de años que estuve en la capital, así que cuando regresé pensé que podíamos volver a ser los inseparables hermanos de siempre pero estabas tú... no sé si me comprendas— susurró lo último y bajó la cabeza apenado.

Fueron unos segundos de silencio en los que Taemin procesaba la información, entonces ya más relajado dijo, —Kibum, yo siempre quise conocerte; yo fui hijo único así que conocer al hermano de mi novio me causó mucha ilusión, imaginé fiestas de Navidad, año nuevo y cumpleaños donde los tres estuviéramos juntos; nunca pensé en excluirte ni alejarte de él.

Sin mirarlo, apretó los puños al reconocer mentalmente lo mal que había juzgado al menor; —Taemin, perdóname—, repitió sin levantar el rostro; pero algo rodeó su cuerpo de repente, el pelirrojo lo había abrazado; —claro que sí, Kibum, te perdono.

Comenzó a reír como un desquiciado para evitar llorar de la emoción y la alegría, —llámame Key—; en verdad Taemin era una maravillosa persona; —y ahora ayúdame a quitarme este traje— pidió.

—¿Eh?— se separó del mayor mirándolo confundido.

—Creo que el traje rosa me va mejor— y de la maleta que había dejado a los pies del tocador lo sacó.

La actitud de Taemin lo había dejado preocupado, así que, sin poder evitarlo, lo siguió y esperó unos minutos en la puerta; pero al considerar que ya había pasado bastante tiempo, Minho tocó suavemente con los nudillos y preguntó; —¿puedo pasar?

—Claro, adelante—, fue la voz de su hermano la que se escucho, no se lo esperaba.

Hizo lo indicado y se encontró con una escena que lo hizo sonreír con un tonto; Kibum terminaba de arreglar la coleta de Taemin frente al tocador.

—Minho, no deberías estar aquí, es de mala suerte— dijo mirándolo a través del espejo.

Key, no me digas que crees que en esas cosas— indagó Taemin divertido.

—La verdad no; pero es lo que todos dicen— respondió y dejó el cepillo sobre el mueble; —bien, iré a ver si el juez ya llegó— caminó hasta la puerta y se detuvo junto al moreno, —los dejaré por unos minutos a solas, ¿está bien?

El alto asintió, entonces Key continuó caminando y al salir cerró la puerta a sus espaldas sin mirar atrás; era extraño hacer y decir esas cosas pero no lo sentía mal, incluso sólo con imaginarse a su hermano feliz se sentía satisfecho con sus acciones.

Con pasos lentos se posicionó tras a su espalda y lo abrazó rodeándole los hombros, —¿te encuentras bien?— susurró arqueando las cejas, quería saber qué cosa lo había hecho llorar.

Asintió acariciando los antebrazos de sus novio y tartamudeó, —ee-es sólo que... yo...—

Minho lo soltó y se colocó frente a él, arrodillándose y tomando su mano.

—Sólo estaba un poco nervioso— dijo antes de que siguiera con el interrogatorio; —en verdad, sólo eran nervios— y en su afán por querer sonar convincente, comenzó a hablar de manera tropellada, — y quise verte por eso fui a buscarte pero...—; calló cuando el moreno besó su diestra y sonrió.

—Te amo Taemin— exclamó, el sonrojo en sus mejillas, la forma en la que se esforzaba por explicar las cosas, cada detallé del menor lo tenía enamorado y jamás se cansaría de decírselo.

[FIN]


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top