Brother In Law (4/5)
Brother in law (4/5)
Capítulo Cuatro
Nada de privacidad.
Los rayos del sol colándose por la ventana le pegaron directamente en el rostro, lo que hizo que gruñera molesto. Abrió los ojos y notó que estaba en el sofá, en la misma posición que la noche anterior, incluso tenía el control remoto en la mano.
—Lo siento— escuchó la voz de Kibum, volteó a su derecha y lo vio sujetando las cortinas; él había sido culpable de su abrupto despertar; —¿te desperté?
—No hay problema— contestó apretando los dientes, ¿cómo se le ocurría preguntar eso cuando era obvio que lo había despertado?
—Pudiste haberte resfriado por dormir en ese lugar; Taemin eres un irresponsable— lo reprendió con el ceño fruncido y una mano apoyada en las caderas, luego agregó; —no sé cómo podrás cuidar de Minho si ni siquiera sabes cuidar de ti mismo.
¡Por favor! No era como si hubiera planeado pasar la noche en esa incómoda posición, ¿tenía caso discutir con él? La verdad no, lo menos que quería era pelearse con Kibum, que tal si se sentía ofendido y se iba a la casa; si eso ocurría esa seguro que Minho se enteraría y se preocuparía.
Pero de la nada, el semblante y la actitud de Kibum fue diferente, como si alguien hubiera activado un interruptor, así de repentino y notorio fue su cambio.
—Hice hot cakes y jugo de naranja para el desayuno—, anunció sonriente, entonces el estómago de Taemin gruñó; —ven, vamos a comer.
Vaya, tal vez Kibum no era tan malo.
Dudando un poco, siguió al rubio hasta el comedor, se sentó a la mesa y, sonriente, agradeció por la comida; pero justo cuando tomaba sus cubiertos se detuvo, ¿qué tal si tenían camarón seco o algo así?
—No Taeminnie— la voz de Kibum sonó afligida, —ya le había dicho a Minho que fue un accidente; y no volverá a ocurrir semejante cosa, lo prometo.
Lo miró unos instantes y luego suspiró confiando; confiando en que a Kibum le importaba mucho Minho como para disgustarlo haciéndolo enfermar.
Comió muy bien, y a pesar de que no hablaron, disfrutó su desayuno.
—¿Te puedo encargar los trastes sucios?— indagó Kibum una vez que terminó su plato, —es que voy a salir, ya sabes, compras para lo de la boda, aún no he encontrado el conjunto apropiado— sonrió.
—Claro, no hay problema— respondió, le parecía justo, el rubio había preparado los alimentos y ahora él limpiaría.
—Aigoo, gracias— exclamó y se puso de pie para ir a su habitación, sólo tomó su bolso de mano y salió de la casa.
Paz, otra vez había paz; se relajó por unos instantes en lo que terminaba su bebida y luego se dirigió a la cocina.
—No, me, jodas— exclamó Taemin, y eso que no era de usar ese tipo de palabras.
La cocina estaba hecha un desastre, las cáscaras de naranja regadas por el piso, las semillas manchando las servilletas que él con sumo cuidado colocaba cerca del fregadero, incluso las cortinas estaban sucias. Decenas de recipientes y sartenes por toda la barra; ¿qué demonios había hecho Kibum? Parecía que una bomba había explotado en su cocina.
Frotó su rostro y luego tiró de su propio cabello, debía darse prisa, sino llegaría tarde a trabajar.
.
Arrastrando los pies, regresó a casa; se había esmerado en dejar limpia su cocina esa mañana y por suerte no había llegado tarde al trabajo; sin embargo, ese día, por algunos postres y pasteles que fueron solicitados por un importante huésped, tanto Jinki como Taemin tuvieron que quedarse horas extra; ahora estaba muy cansado.
Las luces de la casa estaban apagadas, arrojó las llaves sobre la mesita de junto y se echó de frente en el sofá; no quería moverse, no quería pensar en Kibum, no quería nada, excepto estar junto a Minho y comer, moría de hambre.
Tras unos minutos, se levantó con mucha pereza y fue hasta el comedor, tenía que atravesarlo antes de llegar hasta la cocina; prendió la luz y vio un plato en el centro de la mesa tapado cuidadosamente junto a una nota.
Taemin; preparé la cena, iba a esperarte para comer juntos pero tuve migraña así que me fui a dormir. Tú lavas los trastes. Kibum.
Arrugó la hoja de papel entre sus manos y dando zancadas fue hasta la cocina.
Gruñó y zapateó en un intento de rabieta; el lugar estaba igual o peor que en la mañana.
Se preguntó qué había hecho mal para merecer eso; pero tenía tanta hambre que mejor regresó a la mesa para probar lo que el mayor había preparado, ya luego se ocuparía de eso.
Tres horas después las ollas y la vajilla brillaba de tan limpia que la había dejado; Taemin sonrió orgulloso de su labor pero eso no evitaba que sintiera ese dolor en los hombros, había sido un día pesado.
Debía tomar un relajante baño, así que fue por sus pertenencias y se encerró en el baño de su habitación, también tomó el teléfono inalámbrico, Minho debía comunicarse en cualquier momento y no quería perderse la llamada.
Llenó la tina, recogió su cabello en una coleta alta, quitó sus ropas y luego se introdujo en la bañera.
Apoyó los brazos fuera de ella, recargó la cabeza en el borde, cerró los ojos y suspiró.
Sólo pasaron cinco segundos y el teléfono que había dejado en la repisa de al lado sonó.
—¿Minho?— sabía que era él.
—Tae— se sorprendió por la rapidez en que la llamada fue atendida, pero luego prosiguió; —hola amor, ¿cómo estuvo tu día?
—Pues... estuvo algo cansado; ¿y el tuyo?—, volvió a acomodar la cabeza en el borde de la tina y con la zurda comenzó a echarse agua suavemente sobre su pecho.
—Las conferencias han sido muy interesantes, por eso parece que las horas pasan volando y cuando miro el reloj no puedo que creer que sea tan tarde—; Minho hizo una pausa y se acomodó sobre el colchón; estaba en la habitación de su hotel; —pero eso no evita que te extrañe.
—Yo también te extraño— contestó.
—Y... ¿qué estás haciendo ahora?
—Yo... estoy en la bañera.
—Aa... ¿ah sí?— imaginarse a su novio entre la espuma hizo que la boca se le secara.
—¿Y tú? ¿Dónde estás?
—En la cama—, respondió de forma sugerente, cosa que fue captada de inmediato por el pelirrojo.
—Minho... yo... — jadeó al deslizar su mano por su pecho, recorriendo su abdomen y llegando a su entrepierna, —yo estoy pensando en ti.
El nombrado se apresuró a quitar el primer botón de su camisa y cerró los ojos disfrutando de la voz del otro; pero el chapoteo violento al otro lado de la línea hizo que los abriera de golpe.
—¡Kibum!— chilló Taemin cuando el rubio abrió violentamente la puerta del baño.
—¿Minho? ¿Estás hablando con mi hermano?— preguntó importándole poco el haber irrumpido de esa manera y prácticamente le arrebató el inalámbrico de las manos al menor.
—¿Key?— exclamó Minho y se sentó de inmediato en la cama cambiando su móvil de posición, de la oreja derecha a la izquierda ¿Qué demonios había sucedido? Pero luego recordó que el cerrojo de la puerta del baño de la habitación principal no funcionaba.
—¡Minho, qué bueno que llamaste!— dijo eufórico Kibum al contestar el teléfono; —no creerás lo que me pasó el día de hoy— salió del baño y se fue a la sala llevándose el teléfono consigo y contándole a su hermano lo que le sucedió durante el día, la migraña que sufrió en la tarde pero que ahora había desaparecido mágicamente, entre otras cosas.
Al haber sido arrancado el inalámbrico de sus manos, Taemin se había sumergido por completo en la bañera, estaba apenado por lo que el otro pudo haber escuchado; mierda, maldijo al rubio, ya que había echado a perder su momento de intimidad.
Lo que no sospechó fue que a partir de ese momento no iba a poder hablar por teléfono con Minho en privado, al menos no hasta que regresara de su viaje; ya que durante el día ambos estaban ocupados y durante las pocas noches que Minho llamó, ya que se le complicaron algunos horarios, el rubio acaparaba toda la atención.
Por lo anterior, la semana pasó lenta para Taemin; y cuando llegó el día en que su novio regresaba, su futuro cuñado lo acompañó al aeropuerto.
—¿Verdad que la capital es hermosa?— indagó el rubio desde el asiento trasero, esta vez Minho era quien estaba en el lugar del copiloto mientras Taemin manejaba.
—Lo es; algún día nosotros... — "iremos juntos, Taemin"; quiso decir pero Kibum lo interrumpió.
—La próxima vez debemos ir nosotros dos, te enseñaré varios lugares que de seguro te sorprenderán y... —; el parloteo fue ignorado por el pelirrojo, aunque a veces la estrepitosa risa le ponía los nervios de punta y no podía evitar estrujar el volante.
Llegaron a la casa y Taemin, con el ceño fruncido y sin decir palabra, fue el primero en descender y rodear el vehículo para sacar del maletero el equipaje de Minho.
En ese instante el móvil de Kibum sonó y lo atendió de inmediato, al parecer era una llamada importante.
—Amor, ¿sucede algo?—, indagó Minho al darle alcance a su novio, ya que desde que se encontraron en el aeropuerto no pareció tan emocionado como el moreno esperaba, conocía su forma de ser, por eso lo esperaba más emotivo, supuso que era por la presencia de su hermano y lo tímido que podía ser Taemin; pero ahora que estaban solos, o que al menos el rubio no los estaba viendo, quiso un poco de su calor, así que rodeó su cintura con sus fuertes brazos y lo atrajo a su cuerpo.
—No... tal vez es el cansancio de la semana— respondió y correspondió al abrazo; lo necesitaba, necesitaba su apoyo, ya que estar con Kibum, soportar sus caprichos, sus palabras hirientes, cambios de humor y miradas frías, en verdad lo habían fastidiado.
—Mi hermano no es fácil— dijo Minho, como leyéndole el pensamiento a Taemin.
Quiso decir que no era cierto, disculpar al rubio, pero no pudo mentir; así que sólo suspiró y se aferró más al torso del alto.
—Siempre ha sido así; Key es caprichoso y berrinchudo; pero no es mala persona; sólo tiene una personalidad extraña, siempre quiere tener atención; compréndelo, amor—
Taemin suspiró, —sí; no te preocupes, yo entiendo— pero ya no lo aguanto; pensó lo último.
—Gracias— el moreno sonrió dejando ver sus hermosos dientes y se acercó a su rostro.
Cuanto había extrañado sus labios, le supieron a gloria cuando los probó después de una semana.
Pero no todo podía ser perfecto; la voz de su inquilino se escuchó; —chicos, chicos; tengo hambre—, se quejó y se quedó observándolos.
Incómodo.
Sin quererlo mucho, Taemin colocó las manos en el pecho de su novio y aumentó la distancia de sus rostro; —vamos adentro— exclamó.
Nuevamente toda la atención la acaparó el rubio, con sus relatos sobre qué debió visitar estando en la capital; algunos datos curiosos de algunas tiendas, el clima, lo eficientes que eran los transportes públicos; todo con la intención de dejar en claro que no cualquiera visitaba ese lugar, que no cualquiera tenía los recursos, los medios ni la cultura para apreciar los museos y centros históricos. Obviamente Taemin sabía para quien eran dirigidas esas indirectas.
Por su parte, Minho sólo reía y hacía uno que otro comentario, ya que el mayor no dejaba de parlotear, pero de repente el alto interrumpió con un comentario que no tenía absolutamente nada que ver con las palabras del rubio: elogió a Taemin.
—Taminnie; este puré de patatas te ha quedado exquisito— exclamó tras dar el primer bocado de ese platillo.
—¿Te gustó?— sonrió imitando el gesto de su novio, ya que lo miraba de manera cálida y sincera, pero nuevamente su burbuja se vio invadida.
—Pues no es tan difícil, ¿eh? Durante la semana que no estuviste yo mismo cociné.
El alto abrió en demasía los ojos; —¿tú?— exageró su gesto, —recuerdo que cuando te quedabas en mi apartamento no te gustaba estar en la cocina.
—Eso era antes; pero ahora que me mudaré y probablemente firme un contrato que me están ofreciendo cuya jornada en más tranquila, tendré tiempo para dedicarle a ese tipo de labores.
Ese tipo de labores, tan despectivo.
—¿Te mudarás?— indagó el moreno, —¿a dónde?
—Justo a este barrio—, sonrió feliz al dar la sorpresa, —estos días estuve paseando por los alrededores y me gustó mucho—, agregó.
No, no, no; maldita sea ¡no! Gracias al cielo Taemin ya había tragado su bebida y alejado el vaso de sus labios cuando el rubio dijo eso, sino, de seguro hubiera escupido todo.
—Pero Key... — al parecer Minho tampoco se lo esperaba, pero sus motivos eran diferentes, —no creí que a ti te fuera cómodo esta clase de barrio.
—Yo tampoco; pero algo en él me gustó— luego miró a Taemin por unos segundos y después regresó al de su hermano, —¿no es maravilloso? seremos vecinos; vendré a visitarlos todos los días y...
Horror; no había otra palabra para describir lo que sintió el menor; qué equivocado estaba Jinki cuando dijo "además, luego de la boda Kibum se irá. Todo estará bien"
...
Faltaban dos semanas para la boda, sería algo pequeño, los invitados no pasaban de veinte personas y el evento sería justo en el hotel donde trabajaba Taemin, ya que era uno de los más lujosos, así que habían conseguido un área privada.
Nunca pensó emocionarse tanto por una boda, ni aun siendo suya; y tal vez no era el evento en sí, sino la persona a la que se iba a unir lo que lo hacía sonreír como estúpido frente a un aparador observando un traje blanco y queriéndose ver bien para gustarle más a Minho.
—¿Blanco?— exclamó Kibum, —te hará ver más pálido de lo que ya eres.
Taemin rodó los ojos, por estar observando aquél conjunto tras el cristal de la tienda, había olvidado que su queridísimo cuñado había ido con él; no porque quisiera, sino porque Kibum había insistido ante Minho y este pensó que era buena idea.
El moreno en verdad deseaba que ese par se conociera y se llevaran de maravilla, eso lo podía saber el pelirrojo solo con ver sus enormes ojos y su gran sonrisa cuando había alguna actividad o charla que los involucrara; él lo entendía, al haber perdido a su madre, sabía lo que se sentía Minho al querer una familia.
—El blanco es un color bonito— dijo tratando que el comentario anterior no le afectara; —representa la pureza y...
Kibum lo interrumpió con una de sus características carcajadas, de esas que todo el mundo nota por lo escandalosa que puede que llegar a ser; —¿pureza? ¿acaso tú y mi hermano no han...?—, hizo un ademán uniendo las puntas de sus dedos índices.
Sintió que su rostro se tiñó de mil colores, quiso que la tierra se lo tragara inmediatamente; y no era porque no hubiera tenido intimidad con su novio, en realidad la habían tenido decenas de veces; lo que le incomodaba era hablar de su vida privada, en específico con Kibum, y que todos los que pasaban lo observaran.
Como el menor no respondió a aquella pregunta, el rubio pensó lo que le convino y continuó, —deberías tener una vida sexual más activa; pero no te culpo— sonrió, —mi hermano prefiere más volumen; si sabes lo que me refiero. Recuerdo que su primera novia, Jessica, era una de las porristas de la escuela, la más popular porque no pasaban desapercibidos sus atributos—; Taemin entre cerró los ojos, ¿qué estaba queriendo decir con eso?; —luego, años más tarde comenzó a salir con un chico— continuó el rubio sin importarle la expresión de otro, —era atlético, así justo como él, se llamaba Nichkhun; ambos disfrutaban de irse los fines de semana a practicar rappel; de hecho, con Khunnie aún tengo contacto y ahora que lo recuerdo la última vez que hablé con él me preguntó por Minho.
No sería capaz, ¿o sí?; Taemin tragó saliva de manera pesada; no sería posible que Key hiciera que Minho se reencontrara con su ex, eso haría que el moreno estuviera incómodo, ¿cierto?
—Bueno, pero dejemos de hablar de eso y entremos a probarte estos trajes; a ver si con tu complexión flacucha llenas alguno—, exclamó Kibum con un tono de total inocencia y entró al establecimiento; instantes después el pelirrojo lo siguió.
Tres días después, los modelos fueron seleccionados, el de ambos novios sería blanco y cada prenda sería ajustada a la medida, todo debía ser perfecto.
Posteriormente a la última prueba de su atuendo, Minho caminó hasta un pequeño bar, allí había acordado reunirse con un viejo amigo.
—Hey, ¿nervioso?— exclamó Jonghyun al ver que al alto se dejó caer en su silla.
—Un poco... creo—, sonrió despacio y levantó la mano para pedir una cerveza.
—¿Crees?— frunció el ceño; —lo que necesitas es una despedida de soltero, ¿cierto?, para eso me llamaste— afirmó seguro.
—No— negó con la cabeza, —para nada, eso no me importa; lo que quiero es que me escuches—; esperó a que la joven dejara la botella en la mesa y se retirara.
—Bien— el de menor estatura se puso serio y se acomodó en su asiento.
—Es Kibum, creo que no le agrada mucho la idea de que Taemin y yo nos vallamos a casar— dijo y luego le dio un trago a su bebida.
¿Qué comes que adivinas?, pensó Jonghyun mientras suspiraba, pero mejor optó por hacer otra pregunta haciéndose el sorprendido; —¿por qué lo dices?
—No lo sé; al principio pensé que era imaginación mía, pero creo que Taemin también lo siente así ya que a veces se muestra renuente a mis abrazos o simplemente, a la hora de la comida permanece más callado de lo normal.
Y cómo no lo estaría si cada vez que Minho lo tomaba de la mano, Kibum le lanzaba una mirada de molestia; cada vez que se besaban en la sala, en la cocina, en el patio, o en cualquier lugar el rubio los interrumpía o los observaba, incomodando así al menor.
—Y... ¿Taemin te ha dicho algo, se ha quejado de Key?
Sacudió la cabeza de forma negativa, —Tae nunca haría eso; nunca hablaría sin tener fundamentos—sonrió recordando y enumerando las virtudes de su novio, —es amable, bondadoso, tierno, tímido y...
—Ya, ya, ya— lo interrumpió, era más que obvio que Minho estaba enamorado, lo pudo ver en el brillar de sus ojos; —tal vez solo... — se quedó callado por unos segundos y se acercó al rostro de sus amigo, apoyado los antebrazos en la mesa para poder susurrar, —tal vez sólo necesita de ti.
—¿Eh?— mostró cara de confusión; —¿de mi?
—Sí; ¿hace cuanto fue la última vez que ustedes dos... ya sabes, lo hicieron?—; al decir eso se volvió a sentar bien en su lugar.
Carraspeó algo incómodo, a pesar de ser su amigo no solía hablar de su vida íntima con él; —¿eso qué tiene que ver?
—Mucho; puede que no lo diga, ni lo admita, o que ni siquiera lo sienta así; pero eso es una necesidad, y más para ustedes que tienen una relación que ya está en otro nivel; no son los típicos noviecitos de manita sudada—; tras decir eso le dio un trago largo a su botella.
—No lo sé... han pasado semanas desde la última ocasión— respondió la primer pregunta del mayor.
—¿Y qué estás esperando?
—No podemos, mi hermano está en la habitación de junto, sería muy incómodo.
—Pues... llévalo a un hotel— sugirió.
—¿Qué; bromeas?— frunció el ceño; para él un hotel no era opción, no para eso con su novio.
—Bien, entonces mantendré a Kibum ocupado esta tarde, ¿te parece?
—¿Ocupado?
—Dijo que aún no ha conseguido su atuendo para la boda; lo conoces, quiere lucir fantástico, así que lo llevaré a una nueva tienda que hoy inaugura; así que tendrás un poco más de un par de horas.
—Y... ¿qué pides a cambio?— entre cerró los ojos; sospechaba que Jonghyun tramaba algo.
—Una cosa muy sencilla— sonrió; —que mi lugar en la fiesta sea al lado de tu hermano— sentenció.
Minho sonrió, —hecho—, lo que el más bajo no sabía era que entre él y Taemin ya habían asignado los lugares y justo el acomodo había quedado así.
Y no sólo era por ese favor; sino que Jonghyun sabía que Minho y Taemin se amaban, así que les ayudaría quitándoles de encima por un rato a Kibum; no estaba rompiendo ninguna regla: claramente el rubio le había pedido que no le advirtiera de sus planes a Minho y no lo había hecho.
.
—Amor; ya estoy en casa— anunció después de haber tomado sólo una cerveza con su amigo.
El lugar estaba silencioso, así que caminó sigiloso hasta la recámara y allí lo encontró recostado, con el cabello suelto regado por el colchón y vistiendo solamente una camisa ancha, la cual a simple vista se notaba que no era su talla, por ende, no era de él.
Entró sigilosamente, pero el menor no estaba profundamente dormido, así que se removió cuando el moreno sólo había dado dos pasos.
—Minho, me alegra que ya estés aquí— sonrió y restregó su ojo con el dorso de su diestra.
El nombrado se sentó en la cama y el pelirrojo se arrastró hasta él para abrazarlo por la espalda; —te amo— susurró en la oreja del más alto; —no sabes cuánto.
Sonrió, —yo también te amo—, y no sólo se lo diría, se lo demostraría. Giró para poder encontrarse con su rostro y besarlo profundamente.
Después de eso, recuperaron el aliento y se dedicaron a darse besos cortos y fugaces; pronto comenzaron a rodar sobre el mullido colchón entre risas y más besos.
Rodar sobre sus espaldas era divertido, pero justo cuando el menor quedó debajo de su novio poco a poco las risitas se fueron convirtiendo en respiraciones entrecortadas.
Pero en un instante, la cordura regresó a la cabeza de Taemin.
—Espera— lo empujó suavemente, alejándolo de su cuello, ya que allí se había instalado; —tu hermano puede llegar en cualquier momento.
—Olvídate de él— se apoyó con sus antebrazos a los costados de su rostro, observándolo, —esta tarde seremos sólo tú y yo; ¿de acuerdo?— acomodó un rojizo mechón de cabello.
—Pp-pero y si...
—Sshh— pegó su frente a la suya y repitió sobre sus labios; —sólo tú y yo.
Asintió y luego se dejó hacer.
Cada fibra de su ser ardió ante las caricias de las manos expertas del moreno; sus rosáceos labios se separaban para poder halar la mayor cantidad de aire posible porque aquella boca estaba causando estragos en sus sentidos y dejándolo sin aliento; y qué decir del momento en el cual fue invadido y su espalda se arqueó violentamente cuando llegaba al punto más alto del éxtasis.
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Lejos de allí, el rubio quedaba maravillado ante la nueva y lujosa tienda; había sido una mentira eso de que en ese lugar no había nada interesante; obviamente sí lo había y su comentario en realidad fue hecho para referirse a Taemin.
Se probó todos y cada uno de los atuendos; pasaron horas, las cuales la mayoría Jonghyun pasó durmiendo en una bancas junto a los vestidores.
—Ya es algo tarde— exclamó Kibum al momento que le daba un suave golpe a su acompañante con un par de bolsas.
De un brinco, despertó; —¿conseguiste todo lo que buscabas?— indagó.
—Claro— sonrió, —justo lo que necesito, ya luego lo verás; ahora vámonos, que no me gusta dejar mucho tiempo a esos dos solos.
Jonghyun miró su reloj, lo que el rubio no sabíaera que Minho había salido del hospital tres horas antes de la que solíafinalizar su jornada y que con el tiempo que había transcurrido en total; esosdos, como él les llamaba, habían tenido más que suficiente.
Rappel: Actividad física que consiste en el descenso de una montaña o ladera, a través de cuerdas.
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