De pronto hubo una queja de parte de una idea perdida, esa que tiene miedo de ser olvidada.

Tumbó un florero, destrozó unas cartas y me mordió los pies.

Hablando con ella entendí que era una perdida de una anciana musa que se quedo olvidada en una telaraña mal habida en mi mente. Se soltó una noche en la que quiso simplemente vivir.

-¿Es que no existiré?- Me preguntó una tarde.

-No lo sé- Le dije -Aún hay gente esperando por viejos caminos que sin querer construí-

-¡Pero esos son vanos! -Exclamó- ¡Son estúpidos!- Me gritó exasperada.

Y yo sonreí un poco. Luego le dije

-Y a ti pequeño ángel ancestral, ¿Que te hace ser estrella entre meteoros?-

-Yo soy idea naciente, soy tu mejor episodio, soy una piedra angular, soy caldo nutritivo, ¡Soy un ejemplo de lo que miles en esta podrida página esperan!-

-¿Lo crees?- Le cuestioné.

-Lo juro- Respondió.

La tomé de sus pequeños brazos y la volví luz, luego la coloqué en donde deben estar las ideas desesperadas que luchan por brotar.

-¿Es aquí donde me vas a olvidar?- Cuestionó-¿Aquí a donde están los sueños muertos de tantos escritores descarnados?

¿Donde se ocultan los villanos de historias mal escritas?-

-Si-

-Te odio-

-Y yo a ti- Le dije a aquella idean que desgraciadamente no pude concretar.

Gendou Uribe