Este futuro del pasado es nuestro presente de concreto. Gris, parco y con marcas que nos estorban como la brizna de cristal en la ropa. Glacial de media noche, luna de cartón; radiante y nuclear.

No hay numerosos cachorros ni faldas de tierra al horizonte. Ni cielo severo, ni sillón por la tarde. Ni la sensación distendida de hacerse uno con el tiempo. Solo prisa, prisa y urgencia.

Solo ayer y ayer y la nada.

Sin canas ni arrugas reales, es el almendro de capas gruesas y vacío corazón, que se mece al viento y que cruje y se queja queriendo gritar en su silencio, su dolor.

En medio del majestuoso puente de las generaciones humanas; nos ha tocado ser la equivalencia.

Un corredor temporal de mil puertas. Callejón sin salida. El chivo expiatorio de cien años para dos siglos de fecunda humanidad.

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Gendo Uribe