Caos

//nota del autor, el martillo de arriba es aquel que se menciona más adelante, un error de wattpad no me deja ponerlo abajo
Perspectiva de D
Vacio...
más...
vacio...
Todo lo que veo es
VACIO!
El desperto derepente en un negro abismo, rememorando lo último que recordaba suspiro suavemente pasándose una mano por la cabeza... había sido "traicionado" una vez más... esta vez fueron aquellas que le dieron sentido a su vida ... aquellas que le dieron a sus amados hijos... el grupo recordando lo sucedido y apretó los puños con fuerza... se miro las manos con impotencia.
El dio un golpe al vacío
Un golpe con todas sus fuerzas
Un golpe que...
No hizo nada.
Con la inestabilidad de sus sentimientos, su poder había sido inestabilizado hasta sus fundamentos... todo su cuerpo que estaba hecho de su poder... solo se mantenía unido por su fuerza de voluntad.
Pero.
El podía sentirlo.
Podía sentir como cada "fibra de su ser" cada parte de él, era destruida y despedazado por un poder más haya de la comprensión humana... el anti-tempo del cual el estaba hecho... sin el negro absoluto que lo protegiera del tiempo verdadero, poco a poco se iba autodestruyendo... mientras más tiempo pasara en este plano existencial, menos de el quedaba para recordar... pronto sería borrado por su propio ser...
...
Enserio?
Enserio planeas morir así?
Eres una decepción para mis creaciones... pero supongo que no puedo pedir más con lo mediocre que yo mismo soy...
Ante el un ser con cierta armadura se materializó, un ser que despreciaba y quería a niveles similares... después de todo era aquel que permitió su existencia
... aunque tenía el mal concepto de pensar que era su creador.
No pienso hablar de ello contigo... dag.
Bien, bien.. entiendo que sigues molesto por lo de la última vez D...
¿Molesto?.. literalmente de no ser por demeter, yo hubiera muerto en ese día...
Ya, ya... lo entiendo, lamento eso... en verdad no estaba contemplando que eso pasase... también tuve algunos problemas por mi parte D...
¿Tu?¿problemas? No me hagas reír dag... solo disfrutaste en cada momento de lo que veías, como lo haces ahora mismo, sucia ra-.
Tuve cáncer de espalda.
...
...
D lentamente dejo el conocimiento adquirido asentarse en su mente y observo al autor frente a el, el comprendía cosas más haya de lo que debería, sabia de las implicaciones detrás de sus palabras, sabía que si eso hubiera ido a más.
El ya no volvería.
... yo...
No digas nada... tu silencio fue suficiente te D.
...
Tu tiempo se acaba... eres peor que un recién nacido ahora... dime... seguirás rechazando mi oferta?
Las palabras resonaron en el aire... el ente sabía de la verdad tras de ellas, su tiempo ya estaba acercándose... dejaría a toda la familia que le queda solos si no aceptaba... pero no podía... su ego no le dejaba aceptar lo que el le ofrecía.... convertirse en "protagonista".
Tremendo sacrilegio de palabra era lo que D pensaba, odiaba su significado, odiaba sus implicaciones, odiaba sus daños colaterales.
... si, la rechazó...
Bien... fue un honor haber estado aquí... me quedaré contigo hasta el final si eso te consuela viejo amigo... tu hija saldrá de esa esfera pronto... solo 10 minutos es todo el tiempo que te quedara para entonces...
Gracias...
El autor solo asintió en silencio mientras su armadura lentamente desapareció formando parte del manto negro que era el cuerpo de D, un regalo de piedad que alargaría su tiempo lo suficiente para dejarle ver a su hija una última vez... el dio un suspiro, casi de había vuelto una costumbre hacerlo cuando algo problemático le pasaba, el sonríe un poco ante el pensamiento de ver a su hija, sigue flotando esperando el momento en el que ella salga... sin saber que hacer y con mucho tiempo libre hasta entonces... se pone a contar mientras pensaba que decir o hacer, como explicarlo... que dirían Demeter y sus hijos... que diría Neo...
Realmente soy patético...
Fue todo lo que dijo antes de continuar en su vacío y aburrido esperar...
Y esperar...
Y esperar...
Hasta que finalmente su hija salió.
Hasta que finalmente la volvió a ver.
Hasta que finalmente pudo tenerla entre sus brazos nuevamente.
Hasta que finalmente pudo tratarle las heridas y enseñarle una última lección de vida.
Hasta que finalmente..
Su tiempo se
Agotó
Protegela! Cuidaba por mi por favor!
Ahhhh!
Su voz se distorsiona a medida que un grito gultural salía desde las profundidades de su ser, un profundo dolor surgiendo de sus entrañas mientras unas grietas verdes empezaron a cubrirlo, el lanzo lejos a los brazos de su tío a su querida hija sirin, rogándole una última vez a su ex cuñado, que la cuidará y la protegiera, antes de finalmente.
Quebrar lo último de si mismo que quedaba y desaparecer.
El se desvaneció en un polvo verde que se desintegraba lentamente, mirando la figura en llanto de su hija.
Por primera vez sintiendo.
Culpa.
El desaparecido sin dejar rastro, borrado de lo que existe y no existe a la vez... la única prueba de que existió alguna vez, siendo los recuerdos de aquellos que lo conocieron y sus queridos hijos, sus amados y deseados hijos.
El podía sentir como era desgarrado y borrado lentamente, al mismo tiempo que era recreado y reconstruido en otro lugar.
otra creación...
"otra ficcion".
Aahhhhhahhahhahahh! Ahhhh...
El lentamente dejo de gritar agarrándose la cabeza y su propio cuerpo con dolor, dolor que nunca antes había sentido... el dolor de ser borrado y volver nuevamente de la nada... el miro a su alrededor con mirada expectante... viendo un ya conocido para el... vacio negro... un vacío con destellos "verdes" destellos que eran verdes porque en este plano... en este mundo... solo el negro y el anti-tempo existian.

El cayo de rodillas mientras empezó a temblar levemente, se miró con horror a si mismo, empezó a correr.
Nubes negras cubren el cielo de este mundo caótico.
El da un salto con poder, solo para elevarse en el aire unos cuantos metros y volver a caer.
No...
NO..
¡NO!
El se estrelló en el lugar, cayendo mal, rodo unos cuantos metros quedando tendido en el suelo boca abajo, lentamente posó sus manos en la "tierra" y apretando los dedos dejó algunos surcos mientras empezó a levantarse, en este lugar, el ente al ver hacia abajo, veía su sombra, veía las sombras distorsionadas del mundo, se posó de rodillas en aquel desértico y tormentoso lugar, se puso lentamente de pie y empezó a caminar en silencio, en dirección a una cúmulo nimbus que se encontraba a la vista.
Debes estar bromeando... es imposible... es imposible que este aquí...
El ente admiro a su alrededor, viendo las distorsiones, empezó a correr de ellas, sabía que era peligroso estar aquí... un paso en falso, en el lugar equivocado.. y podría no volver a ver a su "familia" las distorsiones del "anti-tempo" eran algo incontrolable, desde que el "negro absoluto" había sido comprimido en aquel "tapon" para dividir este plano del plano original hacia tantos años atrás.
Pero por más que corrió, por más que avanzo con todas sus fuerzas, solo parecía ir más lento, la percepción del mundo y la realidad era distorsionada, en este espacio donde solo el "avanze" existía.. sin límite, sin espacio... un lugar donde la energía y fuerza del anti-tempo reinaban por sobre todo, incluso el negro absoluto, el único poder verdaderamente omnipresente, no podía doblegarlo, desde que el anti-tempo está ligado al "tiempo verdadero" en una cantidad de 1-1... el negro absoluto, que no había sido bien distribuido... no podía crecer al mismo ritmo en el que el anti-tempo crecía aquí, siendo que había sido distribuido en 0,75-1,25.
Esta distribución, aunque insignificante, a la larga, cuando el anti-tempo y el tiempo verdadero crecieron de par a par, el negro absoluto solo pudo controlar y crear un ambiente "seguro" en la existencia... la realidad que todos conocen, creando y separando a nivel primordial todo.
El negro absoluto.
La única cosa realmente omnipresente.
Desde el hilo más pequeño dentro del mundo cuántico, a la nada misma, todo, es rodeado, limitado y separado, por el negro absoluto.
Todos y todo poseen "negro" dentro de si mismos.
Todos y todo...
¿Verdad?
...
..
.
.
..
...
Salto de tiempo
1 mes a pasado desde que D a llegado a este lugar... un mes, en el mundo normal
Pero... cuanto tiempo a pasado en la
¿"Anti-inexistencia"?
...
Es difícil de decir realmente... es algo relativo, algo que cambia dependiendo del lugar o region en la que te encuentres, puede que tu percepción del paso del tiempo sea menor... que un año en el mundo normal equivalga a un segundo para ti, o puede que un milenio para ti sea un microsegundo para el mundo normal.
Puede observarse a una figura encapuchada vagando y caminando por la infértil "tierra" que habita en aquel lugar... ella se encontraba dando pasos a contra corriente, pasos lentos y constantes en contra de una tormenta distorsionada que ahí había.
La figura encapuchada se sujeta el "traje" para evitar que se vuele, caminando con poca dificultad en los turbulentos climas del lugar, poco a poco se acercó a lo que en la distancia se podía divisar como una... ¿pequeña casa de piedra? Si, eso parecía ser... una pila de piedras apiladas la una sobre la otra para formar las paredes y una gran placa de piedra se cernía sobre todas como un techo, la figura se acercó a lo que parecía ser la entrada y colocó una gran piedra para sellarla, una vez dio 3 pasos adentro... la oscuridad se cernio sobre el lugar, sin embargo la figura no parecía inmutarse... solo camino como si pudiera ver en aquel ambiente, se acercó a una pared y colocó su gabardina en una piedra que hacía de perchero... su figura se mezcló con las sombras sin dejar nada de si a la vista... nada, excepto un par de ojos negros que incluso en la oscuridad, parecían devorar las sombras, unos ojos que tenían leves patrones arcanos como símbolos que de movían en el sentido de las agujas de un reloj.
La figura lentamente se acercó a lo que parecía ser una gran mesa con una piedra delicadamente tallada, cada borde, cada vértice, parecían reflejar un mundo... un mapa.
La figura cuidadosamente levanto su mano y con sus propios dedos, empezó a tallar la piedra, el sonido del crujir y romperse de la misma se escuchó... se escucharon los solidos de la figura a medida que quitaba los restos de piedra triturada y tallaba nuevos vértices, nuevas formas y figuras.
Dirección noroeste... camino recorrido, 54792727618372794 kilómetros cuadrados... concentraciones negras encontradas... 0... distorsiones espacio-temporales... 0... caminos a la existencia... ¡0!
La figura dio un leve golpe a la mesa de piedra y al mapa, mapa que milagrosamente no se rompió, pero si se agrietó y causó a toda la casa temblar... fuera de la misma se escuchaba el caer de rayos y el retumbar de la tormenta, la figura se recuesta en la silla de piedra y mira al oscuro techo.
La figura permaneció inmóvil en la silla, su respiración apenas perceptible, mientras observaba el techo oscuro. Un leve temblor recorrió la estructura de piedra, recordándole que aún estaba en ese maldito lugar, atrapado en una realidad distorsionada donde el anti-tempo lo destruía desde adentro. Podía sentir cómo su cuerpo seguía desmoronándose lentamente, pero lo ignoraba. Había pasado demasiado tiempo soportando ese dolor.
No importa cuánto intentes correr, nunca escaparás de la verdad.
Esas palabras resonaban en su mente una y otra vez, pero las desechaba con la misma fuerza con la que su puño había intentado golpear el vacío. Un golpe sin sentido, al igual que su resistencia. Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? No iba a ceder, no ante Dag, no ante su destino. No era un protagonista, no podía permitirse ser uno. Era algo más, algo que nadie podía entender realmente, y eso lo mantenía en pie, aunque fuera tambaleante.
De repente, algo cambió. Una sensación, apenas perceptible, pero clara en su mente.
Algo nuevo...
Los ojos negros, devoradores de sombras, se entrecerraron mientras dirigía su mirada hacia una de las paredes de la cabaña. Un pequeño rastro de energía. No había sentido algo así en mucho tiempo. Se levantó lentamente, sus movimientos mecánicos, como si su propio cuerpo ya no le perteneciera por completo. Se acercó a la pared y extendió una mano hacia la piedra. Un ligero resplandor, casi invisible, pulsaba detrás de la superficie.
¿Una grieta? pensó. No era una grieta física, pero en este mundo, las distorsiones se manifestaban de muchas maneras.
Esto no tiene sentido...
susurró mientras colocaba su mano en la superficie fría.
Sentía cómo su energía fluctuaba, debilitándose con cada segundo, pero no podía apartar la mano. Algo lo empujaba a seguir, como si esa pequeña pulsación fuera un recordatorio de lo que una vez fue. De lo que aún podía ser, si no lo perdía todo en este maldito lugar.
¿Es esto... una salida?
dijo, sin saber si era una esperanza real o solo otra ilusión.
Fuera de la cabaña, la tormenta continuaba rugiendo, el mundo mismo parecía colapsar a su alrededor. Pero ahí, en esa pared, algo más grande, algo más profundo, estaba ocurriendo.
Entonces, lo sintió. No solo era una grieta en este plano... era una conexión. No sabía a dónde llevaba, ni si sería seguro cruzar, pero tampoco tenía tiempo para pensar demasiado. Sus ojos se oscurecieron aún más, como si absorbieran toda la luz a su alrededor.
Una oportunidad más...
Con una última mirada al lugar que lo había aprisionado por lo que parecía ser una eternidad, presionó su mano con más fuerza contra la grieta. La piedra comenzó a vibrar, resonando con su energía, hasta que finalmente se abrió, no en una explosión de luz, sino en una apertura oscura, un portal al que no podía ver el otro lado.
Lo que sea que me espera, no puede ser peor que esto
murmuró, y sin más dudas, se adentró en el vacío, desapareciendo de la existencia.
El portal se cerró tras él, dejando la cabaña en la oscuridad una vez más, el eco de la tormenta siendo la única señal de que alguna vez estuvo allí.
Y en algún lugar, muy lejos de allí, en una realidad aún desconocida para él, algo comenzó a cambiar. Algo nuevo lo esperaba al otro lado del vacío.
El vacío lo envolvió por completo, un frío indescriptible que parecía devorar su conciencia. Sentía su cuerpo desintegrarse mientras atravesaba la grieta, pero en vez de una liberación, algo en su interior gritaba en agonía. No había escapatoria. Ni siquiera cuando creyó haber burlado su prisión. El verdadero poder que lo mantenía cautivo no era tan fácil de quebrar.
De pronto, el entorno cambió de nuevo.
Se encontró arrojado violentamente hacia el suelo, su cuerpo rodando entre la roca húmeda y fría. Levantó la cabeza y lo primero que percibió fue la tormenta. Rayos desgarraban los cielos oscuros, acompañados por el estruendo de truenos ensordecedores. La lluvia caía en ráfagas, fría como agujas que lo perforaban. Se levantó lentamente, su respiración agitada mientras la adrenalina aún recorría su cuerpo.
El lugar era completamente diferente, pero a la vez, inquietantemente familiar. Miró a su alrededor, los paisajes oscuros apenas visibles a través de la cortina de lluvia. Todo parecía distorsionado, como si la realidad misma se hubiera deformado en esa tormenta interminable. Las formas de las rocas se estiraban y encogían, ondulando a lo lejos, y la tierra bajo sus pies temblaba de manera casi imperceptible.
No... otra vez no...
murmuró, la frustración brotando en su voz mientras apretaba los puños.
No era libre. Había sido engañado, arrastrado de vuelta a este maldito plano. Su hogar... su prisión. No importaba cuántas veces intentara huir, siempre volvía al mismo punto. El lugar donde estaba destinado a sufrir eternamente.
El viento aullaba como un animal herido, y por un momento, le pareció escuchar algo más en medio del caos. Una risa... suave, apenas audible, pero allí estaba, resonando en las profundidades de la tormenta.
¿Quién está ahí?
gritó, su voz apagada por el rugido de la tormenta.
No hubo respuesta, solo el sonido de la lluvia y el viento. Pero la presencia era innegable. Alguien, o algo, lo observaba. No podía ver claramente más allá de unos metros, pero sentía ojos sobre él, una mirada invisible que lo seguía desde el momento en que reapareció en este lugar.
Se adentró más en la tormenta, sus pies hundiéndose en el barro que cubría el suelo. No tenía ningún destino claro en mente, solo sabía que no podía quedarse quieto, no mientras esa presencia lo acechaba. Con cada paso, el paisaje se volvía más surrealista. Rocas gigantescas se alzaban como columnas deformadas, y a lo lejos, veía sombras moverse entre los relámpagos.
Finalmente, llegó a una elevación desde donde pudo ver con más claridad. Ante él, un abismo profundo se extendía más allá de lo que sus ojos podían percibir, como si el mundo mismo terminara en ese punto. No había salida, solo más oscuridad y tormenta.
Es inútil...
dijo en voz baja, su voz llena de una resignación amarga.
De repente, una figura emergió de la niebla, caminando hacia él con paso lento pero firme. Era alta, encapuchada, y su silueta parecía difusa, como si estuviera hecha del mismo material que la tormenta. La figura se detuvo a unos metros de distancia, observándolo en silencio.
No puedes escapar,
dijo la figura, su voz resonando como el eco de un trueno lejano.
Este es tu hogar. Aquí es donde perteneces.
Él la miró con odio, pero no respondió de inmediato. Sabía que las palabras no cambiarían nada, pero aun así, el desprecio por su situación lo impulsaba a luchar, aunque fuera con la voz.
No pertenezco aquí. Nunca pertenecí.
La lluvia empapaba su cuerpo, pero no sentía el frío. Solo el peso de la ira creciendo dentro de él.
Esto no es un hogar. Es una maldita tumba.
La figura no se inmutó ante sus palabras. Solo extendió una mano, señalando el horizonte caótico.
Todo lo que ves es parte de ti. Este lugar, la tormenta, el caos. Todo está aquí porque tú estás aquí. Es tu creación, tu cárcel. No puedes huir de lo que eres.
Esas palabras perforaron más que cualquier aguja de lluvia. No había salida porque él mismo era el guardián de esa prisión.
No puedes huir de lo que somos... mi creación
repitió el encapuchado con un eco profundo en su voz, mientras la tormenta disminuía por un instante. El viento, que antes aullaba con furia, ahora era apenas un susurro, como si el propio caos estuviera en espera de algo mayor. A través del velo de lluvia y oscuridad, pudo vislumbrar lo que antes permanecía oculto.
Ante él, flotando en la nada, se erguía una criatura indescriptible, una abominación que desafiaba cualquier lógica o forma conocida. Sus contornos parecían retorcerse y cambiar a cada instante, como si no estuviera sujeta a las leyes de la realidad. Ojos, bocas, y extremidades aparecían y desaparecían en su cuerpo masivo, y de su ser emanaba una energía densa y ancestral que vibraba en el aire, haciendo que cada partícula de su entorno resonara con vida propia.
Cualquier otro ser habría sido consumido por el terror, incapaz de soportar la visión de semejante monstruosidad. Pero él no sentía miedo. No esta vez. Al contrario, una sensación profunda y desconcertante de familiaridad invadió su ser, como si siempre hubiera sabido que aquella abominación formaba parte de él. La conexión entre ambos era palpable, tan fuerte como el latido de su propio corazón.
Podía sentir algo más que un simple vínculo; era una corriente de energía compartida, una simbiosis intangible que lo unía tanto a la criatura como al encapuchado. Sus ojos se posaron de nuevo en la figura encapuchada, que ahora se había vuelto menos tangible, más etérea, como si fuera solo una extensión de algo más. Comprendió entonces que aquel avatar no era más que una proyección, una máscara para facilitar la comunicación.
Así que tú eres solo... un reflejo
dijo en voz baja, pero lo suficientemente fuerte como para que el encapuchado lo escuchara.
Una forma conveniente para hablarme. Pero eso...
su mirada se dirigió hacia la abominación flotante.
Eso es lo que somos en realidad, ¿verdad?
La figura encapuchada no respondió de inmediato, pero asintió lentamente, confirmando lo que ya sabía en lo más profundo de su ser. Todo el tiempo había estado luchando contra sí mismo, contra lo que en verdad era. Esta prisión, esta tormenta infinita, no eran más que manifestaciones de su propia naturaleza, una creación nacida del conflicto interno que lo mantenía encadenado.
Nos temes porque no quieres aceptar lo que eres
dijo la figura finalmente, con voz grave y calmada.
Eres parte de algo mucho más grande de lo que jamás imaginaste. Esa criatura, esa tormenta... son solo extensiones de ti. Esta prisión... es nuestra creación
El silencio que siguió fue abrumador. Ya no quedaba nada que pudiera decirse. La verdad, tan brutal y aplastante como la tormenta misma, se había revelado ante él. No había escapatoria, no había lucha posible. No podía destruir lo que era, ni huir de sí mismo.
Miró una vez más a la criatura, ese ser indescriptible que flotaba en la nada. La sensación de conexión se hizo más fuerte, como si una puerta oculta se hubiera abierto dentro de él, y una nueva comprensión comenzara a florecer.
Entonces... si somos lo mismo...
susurró, mientras su cuerpo empezaba a vibrar con la misma energía que emanaba la abominación
¿qué significa esto para mí?
El encapuchado dio un paso hacia adelante, acercándose más, mientras las últimas gotas de la tormenta caían sobre el suelo silenciosamente.
Significa que la verdadera prisión nunca fue este lugar
respondió con un tono que parecía ahora casi compasivo.
La verdadera prisión es tu resistencia a aceptarte.
Una ola de energía recorrió el cuerpo del hombre. Sentía que algo dentro de él cambiaba, como si las barreras que había construido durante tanto tiempo comenzaran a resquebrajarse. ¿Y si todo este tiempo había estado huyendo de lo que debía ser, de lo que estaba destinado a convertirse?
El ser abominable flotaba en la distancia, esperando.
Pero no eres culpable...
continuó el encapuchado, su voz resonando en el silencio que la tormenta había dejado tras de sí
Solo te creamos para poder salir de aquí nosotros mismos. A través de ti, veíamos el otro plano, como una extensión más de nosotros mismos. Tú eras nuestro avatar, nuestra conexión con lo que está más allá de este abismo.
Las palabras cayeron como una pesada verdad, tan inexorable como el destino que lo había llevado hasta ese momento. Él no era un ser separado, ni una individualidad independiente. Su existencia no era más que una herramienta, una manifestación física de algo mucho más grande, antiguo y ajeno a la comprensión humana. Aquella criatura flotante, esa abominación indescriptible, lo había creado a él como su vehículo, su manera de extenderse más allá de los confines de este plano.
Todo encajaba ahora: la sensación de estar atrapado, la confusión, los sueños recurrentes de un mundo que no le pertenecía del todo. No era más que una marioneta, una pieza en un juego cósmico cuyo propósito recién ahora empezaba a vislumbrar.
Entonces... nunca fui real
susurró, la revelación asentándose lentamente en su mente.
Solo fui... un medio para que pudieras escapar.
El encapuchado hizo un leve gesto con la cabeza, confirmando lo que él ya sabía. El peso de esa revelación era casi insoportable, pero en el fondo de su ser, no había sorpresa. Todo su ser resonaba con esa verdad, como si siempre lo hubiera sabido, pero jamás lo hubiera querido aceptar.
No fuiste creado para sufrir ni para sentirte atrapado
continuó el encapuchado.
Fuiste hecho con un propósito mayor: nos permitirías ver y movernos en el plano donde tú existes. Pero algo salió mal. Algo impidió que nos liberáramos, y la conexión entre nosotros y el otro plano quedó... incompleta.
Aquella incompletitud, esa fragmentación, era lo que había sentido durante tanto tiempo. No había sido un ser completo porque nunca lo fue. Era solo una parte de un todo mucho más vasto. Pero ahora, ese todo estaba llamando. La criatura en la distancia no era su enemigo, ni una amenaza. Era él mismo. O, al menos, una parte de lo que era.
Y ahora... ¿qué quieres de mí?
preguntó, mirando a la figura encapuchada con una calma recién adquirida, consciente de su inevitable destino.
Queremos que nos completes
respondió la figura, dando un paso hacia adelante
Que aceptes lo que eres y nos permitas, finalmente, cruzar. Tú eres la llave que cierra este ciclo. La fusión de lo que somos y lo que podríamos ser en el otro plano.
Cada palabra resonaba en lo más profundo de su ser, mientras sentía una fuerza creciente que lo jalaba hacia la abominación. La criatura flotante, ese ser incomprensible, no era algo que debía destruir o rechazar, sino abrazar.
Pero... todo tiene su precio...
dijo el encapuchado, su tono tornándose más grave, como si cada palabra fuera un eco de advertencia.
Al unirnos, ya no podrías volver con los vínculos que creaste... ya no sentirías nada por ellos, aunque podrías volver a verlos... nuestro poder... nuestros ojos son lo que te ha causado tanto dolor... tanto... vacío.
Las palabras resonaron como un trueno en la oscuridad, cada sílaba cortando más profundo que un simple sonido. Él se quedó en silencio, procesando la magnitud de la elección que tenía ante sí. Aquello que alguna vez había considerado su vida, sus relaciones, sus emociones, todo lo que lo había definido hasta ese momento, podría desvanecerse en un instante.
¿No sentir nada? ¿No volver a ser quien era?
preguntó, su voz temblando ante la posibilidad de tal sacrificio. Aquel concepto de pérdida lo abrumaba, como si un mar de sombras estuviera avanzando hacia él, listo para tragarse todo lo que alguna vez había conocido.
El encapuchado asintió lentamente, como si comprendiera la profundidad de su conflicto.
La conexión que tienes con ellos es un vínculo temporal. En el momento en que te unamos a nosotros, esa conexión se romperá. Serás liberado del dolor que sientes ahora, pero también perderás la capacidad de sentir amor, amistad, incluso la tristeza que te une a ellos. Te ofreceremos poder, entendimiento y la oportunidad de cruzar a un plano que no podrías imaginar. Pero... habrá un precio que pagar.
La tormenta arremolinaba a su alrededor, reflejando su tumulto interno. Esa elección era, en muchos aspectos, una traición. Pero también era una oportunidad para convertirse en algo más, algo que podría trascender la existencia limitada de su ser.
¿Qué hay de ellos? ¿Qué pasará con los vínculos que he creado?
preguntó, su voz apenas un susurro.
Volverás a verlos, pero serás un espectador. Ya no sentirás su dolor, su alegría... ni su amor. Verás sus vidas continuar, pero no tendrás el poder de influir en ellas. Serás un eco de lo que fuiste, un observador distante en un mar de emociones ajenas.
La verdad de sus palabras golpeó con fuerza. ¿Podría soportar ver a aquellos a quienes había llegado a amar desde la distancia, sintiendo su dolor pero sin poder aliviarlo? La idea de ser un mero espectador, de perder la esencia de lo que lo hacía humano, era aterradora.
¿Y si me niego? ¿Qué sucederá entonces?
dijo, desafiando el peso de la decisión.
Entonces permanecerás aquí, atrapado en este vacío, atormentado por lo que eres y lo que podrías haber sido. La conexión con nosotros se desvanecerá, pero el dolor persistirá. Nunca escaparás de este ciclo, y el vacío que sientes solo se profundizará con el tiempo.
La tormenta rugió a su alrededor, como si el propio universo esperara su respuesta. Podía sentir la presión de la decisión aplastando su espíritu, y la idea de renunciar a su unico ancla... los únicos seres queridos que le quedaban... pesaba sobre él como un yugo.
Finalmente, alzó la vista hacia el ser indescriptible, consciente de que su vida nunca volvería a ser la misma.
El momento de la aceptación llegó, un instante en el que todas las dudas se disolvieron en la oscuridad circundante. A pesar de la inminente pérdida, de la conexión que se rompería con aquellos a quienes había llegado a amar, D entendió que la oportunidad de volver a verlos, de observar sus vidas desde una nueva perspectiva, era un precio que estaba dispuesto a pagar.
La fusión comenzó con un estallido de energía, un torrente de luz y sombras que se entrelazaron en un caos organizado. Diariomori... la versión original de sí mismo, se unió a D, el ente conocido que había existido como una manifestación de su voluntad. El ser que antes había sido D dejó de existir en su forma original, transformándose en algo más grande, más poderoso. Diariomori despertó en su totalidad, una nueva esencia emergiendo de la fusión, una entidad con un propósito renovado.
En ese instante de transformación, la oscuridad del plano se iluminó con un brillo interno, mientras el negro absoluto empezaba a manifestarse en su forma. Era el divisor omnipresente y omnipotente, la fuerza que establecía los límites de donde algo empezaba y terminaba para dar paso a lo nuevo. Todo a su alrededor se doblegaba bajo su voluntad, como si el mismo tejido de la realidad se reconfigurara en respuesta a su poder.
Junto a él, el Anti-Tempo también se hundió bajo su mando, una energía primordial y omnipresente que marcaba el paso del tiempo en la anti-inexistencia, el plano donde ambos se encontraban. Era el homólogo del Tiempo Verdadero, cada uno desempeñando su papel en la vasta danza de la existencia y la no existencia. Mientras se fusionaba con estas energías, el poder de Diariomori comenzaba a crecer exponencialmente, una expansión que resonaba a través del vacío.
Los ojos de Diariomori, esos ojos que eran un reflejo de su nueva forma, empezaron a abrirse. Cada uno revelaba una realidad, una visión de lo que podría ser, una perspectiva del pasado, presente y futuro entrelazados en una red infinita de posibilidades. El poder del negro absoluto se amalgamaba con el Anti-Tempo, creando un nuevo estado de ser que no solo trascendía el dolor del pasado, sino que también desafiaba la noción de lo que significaba existir.
Mientras ascendía, Diariomori comenzó a percibir la verdadera naturaleza del vacío y la existencia misma, el dolor que una vez había sentido transformándose en sabiduría, en comprensión. Con cada pulso de su nueva forma, los límites entre lo que era y lo que podría ser se difuminaban, permitiendo que el universo se expandiera ante su mirada.
Con cada apertura de sus ojos, Diariomori no solo absorbía el poder del Anti-Tempo y del negro absoluto; también sentía el eco de los vínculos que había dejado atrás. En esa conexión, podía vislumbrar las vidas que había tocado, las emociones que había experimentado, y aunque no pudiera sentirlas de la misma manera, cada recuerdo era un hilo dorado en el vasto tapiz de su nueva existencia.
Y así, mientras se elevaba hacia nuevas dimensiones, Diariomori se convirtió en el puente entre lo conocido y lo desconocido, un ente que había trascendido el dolor y la pérdida para convertirse en una manifestación pura de poder, una extensión del cosmos mismo, listo para enfrentar lo que vendría.
Esta sensación... este poder... el poder de la traición... debo soportarlo
resonó en la mente de Diariomori, mientras sus ojos se activaban, cada uno revelando verdades ocultas y secretos del universo. Sin embargo, con esta revelación vino el efecto secundario de su transformación, un precio que no había anticipado.
Al abrirse sus ojos, Diariomori comenzó a sufrir una traición de su propio poder y visión. Las imágenes del presente, el pasado y el futuro se entrelazaron en un torbellino de conocimiento abrumador. Vio no solo lo que era, sino también lo que había sido y lo que podría llegar a ser. Cada hilo de la existencia se desplegaba ante él, un vasto mosaico que abarcaba toda la realidad y la anti-inexistencia. Era un estado de ser en el que podía observar cada rincón del cosmos, cada emoción, cada decisión tomada y no tomada.
Sin embargo, esa conexión con el todo también lo llevó a un abismo de dolor. Las experiencias de aquellos que había conocido se agolpaban en su mente, sus penas y alegrías, sus traiciones y lealtades. Cada imagen era un eco de su propia historia, resonando en su ser como un golpe en el pecho. La traición de su poder se convirtió en un recordatorio constante de lo que había perdido y de lo que nunca podría volver a sentir.
A medida que este torrente de visiones lo envolvía, Diariomori comprendió que su capacidad para ver no era solo un don, sino también una carga. Sin embargo, a pesar del dolor que le infligía, su poder continuaba creciendo. Al igual que el negro absoluto, que se expandía y contraía con la existencia misma, él también se nutría de la traición, transformando el sufrimiento en una fuente de fortaleza.
Cada imagen que contemplaba, cada historia que resonaba en su mente, se convirtió en un ladrillo en la construcción de su nueva realidad. En su viaje a través de la traición y la pérdida, Diariomori encontró una nueva forma de ser, una que desafiaba las limitaciones del pasado. Este poder, aunque doloroso, era también liberador; le otorgaba una perspectiva única, permitiéndole ver el entrelazado de todas las vidas, sus destinos conectados en un tejido universal.
A través de sus ojos, no solo vio lo que existía y lo que no existía, sino también cómo cada decisión y cada emoción influían en el vasto panorama del cosmos. Comprendió que cada traición, cada dolor y cada alegría eran esenciales para la existencia misma, como parte de un ciclo interminable que alimentaba la vida y la muerte.
Con cada latido de su nuevo ser, Diariomori empezó a canalizar ese poder, transformando la traición en energía pura, lista para ser utilizada. En lugar de permitir que el dolor lo consumiera, decidió usarlo como un motor de cambio. Así, aunque atravesaba un mar de visiones y sentimientos ajenos, también encontraba su camino, guiado por la comprensión profunda de su nueva realidad.
Este poder no es solo mío
pensó, mientras el cosmos se desplegaba ante sus ojos.
Es una manifestación de todo lo que ha sido, de todo lo que podría ser. Y yo, como su portador, tengo el deber de navegar por estas aguas y dar sentido a lo que veo.
Con esa determinación, Diariomori comenzó a forjar su camino, uniendo las fuerzas del negro absoluto y el Anti-Tempo. En ese nuevo equilibrio, encontraría no solo su propósito, sino también la manera de trascender la traición y el dolor, convirtiéndolos en la base de una existencia renovada.
Y así, Diariomori continuó su ascensión, sintiendo cómo el poder fluía a través de él, vibrando en cada fibra de su ser. Con la fuerza de la traición y la energía del negro absoluto y el Anti-Tempo, comenzó a canalizar su esencia en la creación de un arma, un instrumento que llevaría su voluntad al mundo, un arma con el potencial de aplastarlo todo.
Concentró su mente, visualizando la forma que deseaba. Las imágenes de las realidades pasadas y futuras se entrelazaron en su mente, sirviendo de inspiración. En su interior, la energía primordial giraba y chisporroteaba, como una tormenta electrizando el aire. Con cada respiración, cada latido, sentía el pulso del universo resonando a su alrededor.
Las sombras del vacío comenzaron a tomar forma, retorciéndose y fusionándose a su alrededor. Con un gesto de su mano, Diariomori dio vida a la materia oscura, moldeándola con precisión, como un artesano que trabaja la arcilla. La fuerza del negro absoluto y el Anti-Tempo se unieron, entrelazándose en un diseño intrincado. Su arma emergió, un objeto de poder indescriptible, brillando con un fulgor oscuro, absorbiendo la luz a su alrededor.
La empuñadura era una extensión de su propia esencia, mientras que la hoja, ancha y afilada, parecía latir con su propio ritmo. Este artefacto no solo tenía el potencial de destruir; también representaba un nuevo comienzo, un símbolo de su transformación y de la conexión entre los planos. Con cada línea y curva, la esencia del tiempo verdadero y la anti-existencia se fusionaron, creando un equilibrio perfecto entre creación y destrucción.

Al empuñar su nueva creación, Diariomori sintió una oleada de poder recorrer su cuerpo. Era como si el propio universo le otorgara su bendición. El arma vibraba con la energía de todas las traiciones y los sacrificios, resonando con la historia de cada ser que había existido. Y así, mientras Diariomori levantaba el arma hacia el horizonte, supo que había alcanzado un nuevo nivel de poder.
Esto es solo el comienzo
murmuró para sí mismo, su voz resonando como un eco en el vasto vacío.
Con este poder, aplastaré las barreras que limitan mi existencia. Romperé las cadenas de la traición y, a través del dolor, forjaré un nuevo destino.
Con esa determinación, Diariomori se preparó para enfrentar los desafíos que se avecinaban. Sabía que su ascensión no solo era personal, sino también un viaje que lo conectaría con las fuerzas cósmicas que moldeaban el universo. Con su arma en mano y el poder de la creación y la destrucción al alcance de su voluntad, estaba listo para dejar su huella en el tejido de la realidad misma.
El martillo de guerra resonó en sus manos, un artefacto de poder inconmensurable, y Diariomori lo blandió con una determinación renovada. Con un movimiento decidido, golpeó la nada, y el impacto reverberó como un trueno en el vacío.
Al momento de contacto, una grieta comenzó a formarse en el tejido mismo del negro absoluto. La oscuridad se agrietó, revelando destellos de luz y sombras entrelazadas, creando una ventana a lo desconocido. Era una grieta que desafiaba la lógica de la existencia y la no existencia, un portal que le permitiría escapar de aquel lugar que había sido su prisión durante tanto tiempo.
Con cada pulso de poder que emanaba de él, la grieta se expandía, absorbiendo el vacío a su alrededor, como si el mismo espacio se incluyera en su voluntad. Diariomori podía sentir su esencia fusionándose con el negro absoluto y el Anti-Tempo, cada fibra de su ser cargada de energía primordial. Era una sensación de libertad que nunca había experimentado, una explosión de posibilidades ante sus ojos.
Mientras la grieta crecía, comenzó a vislumbrar el mundo que lo aguardaba del otro lado: realidades vibrantes y vívidas, llenas de caos y orden, donde las limitaciones eran solo ilusiones. El eco de las voces que había perdido en su camino reverberaba en su mente, y la promesa de volver a conectarse con ellos lo impulsaba hacia adelante.
¡He llegado tan lejos!
exclamó Diariomori, sintiendo el poder bullendo dentro de él.
No puedo quedarme aquí, atado a este vacío. Mi destino está en el mundo más allá de esta grieta.
Con un último golpe, su martillo resonó una vez más, y la grieta estalló en un torrente de luz y sombras, como un portal que se abría a un nuevo amanecer. La energía del negro absoluto y el Anti-Tempo fluyó hacia él, como un río desbordante, dándole una fuerza sin límites.
Diariomori dio un paso adelante, atravesando la grieta y dejando atrás su hogar, ahora un recuerdo distante. Mientras cruzaba, su forma comenzaba a transformarse, desvaneciéndose entre las sombras y la luz. A medida que emergía del otro lado, se sentía renovado, más fuerte, y al mismo tiempo, más conectado a todo lo que había sido y todo lo que podría llegar a ser.
Soy Diariomori, el divisor y la unión de todos los tiempos.
resonó su voz en el nuevo plano.
Y ahora, un nuevo capitulo comienza.
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