El tiempo pasaba y la lluvia caía constante y ruidosa era apenas medio día, sin embargo el cielo era oscuro y sombrio, la pequeña niña de 5 años miraba la ventana, estaba lloviendo desde que amaneció, quería jugar afuera pero desde que se mudaron sus padres le decían que no debía salir de casa, se preguntabá porqué, después de todo vivían en una zona residencial segura y llena de niños.

Otra cosa extraña era que todos los días los niños al pasar por su casa la miraban directamente, con una sonrisa, como pidiendo que saliera a jugar.

Y entonces vió a un chico con impermeable andar sobre su bicicleta, pasó a gran velocidad, sin embargo aun así pudo ver aquella mirada directa y esa sonrisa tan extraña que cada niño le daba.

Sus padres no estaban ya que estaban trabajando, podía escuchar como los niños jugaban bajo la lluvia en algún parque cercano, entonces una niña más pequeña que ella se paró frente a su casa, su pelo estaba mojado, pegado en su frente y moviendose levemente por el viento, solo tenía un vestido rosa holgado y no llevaba algun tipo de calzado, le sonrió y la pequeña devolvió la sonrisa, sus padres tardarían en llegar, no podrían saber si salió, ¿no?

Se pusó un impermeable y sus botas para la lluvia, para luego salir alegre, en ese momento en el que piso el mojado pasto del jardín delantero todo pareció detenerse, los niños de al rededor la veían con esa sonrisa sin hacer nada, luego empezaron a reír fuertemente, las risas se volvieron una y los niños se amontonaron a su al rededor, la joven con miedo dió un par de pasos atrás, volviendo a pisar el tapete de su casa, los niños se detuvieron y dejaron de sonreir.

Después todos al mismo tiempo y con una voz escalofriante le preguntarón.

—¿Por qué no sales a jugar con nosotros?

La pequeña los miró con miedo, no entendía lo que pasaba, pero en su pequeña mente infantil quería jugar, tal vez era un truco de estos niños para divertirse y entonces se fue con ellos, la pequeña se perdió entre todos los niños junto al sonido de la lluvia.

Los padres llegaron y se asustaron al ver la puerta abierta, buscaron a su hija por la casa sin encontrarla, sabían lo que había sucedido entonces, al mirar afuera estaba su hija, con su impermeable y sus botas de lluvia, tenía una sonrisa en su rostro y la mirada fija en sus padres, ellos sonrieron de vuelta y corrieron a abrazarla, sin embargo al salir la puerta se cerró de golpe detrás de ellos, el viento aullaba con fuerza y los niños comenzaban a acercarse.

Entonces la pequeña dijo con una voz diferente a lo que conocían:

—Mamá, papá, ¿Por qué no salen a jugar con nosotros?

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Los adultos veían la casa, era una buena zona, tenía bajo costo y todo estaba en buen estado, no dudaron en comprarla, sin embargo el vendedor decidió preguntar algo último.

—Diganme... ¿Tienen hijos?

La pregunta era algo rara pero los adultos asintieron con duda.

—Si, una niña pequeña... ¿Por qué la pregunta?

—Les tengo que avisar que nunca, pero nunca dejen que salga sola, ni siquiera al patio, se dice que los niños que ves sonreir y que te miran directamente no son niños, si no espíritus que tuvieron un tragico final en busca de adueñarse de las almas de otros desafortunados...

—¿Almas?¿Espíritus?¿De qué demonios habla?

—Hace mucho tiempo... hubo un accidente aquí, donde unos asesinos entraron a la zona durante el día en busca de acabar con inocentes, esos inocentes fueron los niños que salieron de sus casas para jugar, desde entonces sus almas buscan a otros niños para "jugar"... Si logran adueñarse de su hija tendrán una forma de acercarse a ustedes y adueñarse de sus almas tambien.

—¡Pero que tonterías dice, si no quiere vender la casa dígalo y ya!

—Bien, como quieran pero yo se los advertí

La pareja se mudó sin creer en lo que el viejo les había dicho, sin embargo con el tiempo se dieron cuenta que los niños miraban directamente a su hija con una sonrisa y aunque no creyeran en ello siempre le decían a su hija al irse.

"No salgas de casa"