110. desaparecer.
Abre los ojos. Nuevamente esperando que la oscuridad se haya ido o que un mínimo haz de luz le permita observar algo, cualquier cosa. Pero no; la negrura sigue cubriéndolo todo. Ya no recuerda cuántas veces despertó. Sí recuerda el dolor, que persiste. Muñecas, tobillos, un costado, quizás cerca de las costillas. La cabeza, arde. Respirar sigue siendo difícil, pero puede distinguir el olor a sangre. Dos puertas se cierran a golpes. El auto se pone en marcha. Antes de que arranquen alcanza a escuchar: «¿Cuánto hace que está el paquete atrás? Hay que despacharlo hoy.»
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