Gabriel creció en una granja, pasó su niñez comiendo los cerdos con los que se había encariñado y también los vió morir. 

La primera vez que eso paso, fue cuando Angelina, a quien Gabriel mas quería, terminó de hartar a su padre, decidió que esa pequeña ya no le servía de compañía, sino de alimento. Papá le separo las patas y puso el machete justo en su corazón, gritó y sus pequeños ojos se quedaron sin vida. La chuleta que su padre cocinó ese día fue la más deliciosa que Gabriel había probado y también había conseguido sofocar sus lágrimas.

La segunda vez, fue cuando habían robado un cerdo de la granja de al lado, era muy gordo, incluso mas grande de lo que era Gabriel teniendo la misma edad, era algo molesto, siempre trataba de escapar. Este cerdo les dio de comer por tres días. La madre de Gabriel que seguía triste por Angelina, se enojó mucho con papá por matar a un cerdo de otra granja.

La tercera vez y la más importante, fue cuando papá, ambicioso y enojado, mató a la madre de Gabriel. Este cerdo estaba preñado, este era un experimento culinario, Gabriel estaba triste, pero a estas alturas el niño había aprendido a no encariñarse con los cerdos.