7ª. Cracker y Smoker - El tritón (4)

EL TRITÓN (4)

Smoker no había cambiado la cara desde que supo lo que me hizo el tritón. Estaba muy cabreado. Normal, yo le gustaba y estuvo a punto de besarme. No me imaginé que la mordida implicase eso, que solo era propiedad de Cracker. Yo no era un objeto, era una humana con derecho a ser libre sin que nadie me diga lo que tenía que hacer. Os juro que me daban ganas de golpear a ese hombre pez. Sí, también estaba molesta. Y yo pensando que solo era una mordida inofensiva. ¡Y una mierda!

No tuvimos problemas en coger un barco que nos llevase directamente a la base. Seguramente que habrá unos cuantos científicos y marines custodiando la zona. Escuché a Smoker comunicar a sus compañeros que íbamos directos hacia allí y que fuesen directamente hacia la sala donde estaba el tritón. ¿Qué pretendía hacer? A saber. Yo no tenía la capacidad para leer la mente de los humanos, solo la criatura. Ya podía visualizar desde mi posición la gran base en medio del océano. Era fácil de distinguirlo por las luces.

Los nervios florecieron en mí notando como la sangre fluía por mis venas y pasaba por mi órgano vital. Esa sensación de que algo malo iba a pasar, lo estaba presintiendo nada más acercarme al lugar. La voz de Cracker retumbaba por mi cabeza una y otra vez. Me estaba llamando. Ahora dudaba si esto era una buena idea.

No tardamos mucho en llegar y había unos cuantos soldados esperándonos en el atracadero, incluso el Almirante de la Flota, Akainu. Oh, no. Seguramente me gritará y me echará de aquí porque estaba incumpliendo el contrato, es decir, de mis días libres. Ya estaba poniendo una cara de mala hostia al verme. Tuve que esconderme de Smoker por miedo a ese sujeto. A veces pensaba que me echaría con los tiburones o me hiciera alguna tortura que no soportaría.

—¡¿Qué hace ella aquí?! —gritó.

—Ella quiso venir.

—¿Te estás dando cuenta que estás poniendo en riesgo el plan, Vicealmirante Smoker?

—Pero a ella la mordió.

Ahí la cara de Akainu cambió completa que me miró con los ojos abiertos aun no creyendo. Tuve que salir de mi escondite y apartar un poco mi blusa para que viera la mordida visible ante los ojos de cualquiera. El hombre chasqueó la lengua y pegué un chillido porque me cogió de la blusa con mucha rabia.

—¡¿Cuándo te viste con él?! ¡¿Cuándo?!

—No creo que sea la mejor forma de tratarla de esa manera. —Smoker lo separó de mí y yo volví a esconderme con mucho miedo.

—¡Solo está empeorando las cosas! Con razón esa maldita bestia se volvía más rebelde.

—¡Eh! Puede que sea una bestia, pero seguramente es más respetuoso que usted —lo encaré.

—¡¿Cómo te atreves?!

—¿Aún está ahí? —preguntó el peliblanco volviendo a interponerse.

Y Akainu se calló cuando escuchó la pregunta. El hombre inclinó la cabeza señal de que lo siguiéramos. Seguramente íbamos a aquella gran sala donde Cracker nadaba en esa piscina enorme. Un sitio que parecía una cárcel para mis ojos. Mientras caminábamos, los soldados nos seguían como perros que eran. Esto tenía pinta que iba a declararse la guerra. No sé si era buena idea. No deseaba que le hicieran daño al pobre tritón. Solo era una criatura solitaria que necesitaba la compañía de alguien.

Quince minutos pasaron desde el atracadero hasta la sala de investigación y Akainu abrió las puertas provocando que las luces del lugar se encendieran automáticamente. Y, claro, despertó la curiosidad del tritón que apoyó las manos en el cristal. Una gran sonrisa característica de él se formó, haciendo que destacara un poco sus arrugas. Jo, no podía enfadarme con él. Era adorable. No obstante, su rostro cambió por completo cuando Smoker se aproximó al tritón con un aura casi dominante. Los dos lo tenían. Me da que iba a ver una pelea entre un mortal y un inmortal.

—¡Aléjate de ella!

Cracker emitió un gruñido no muy complacido, incluso mostró sus dientes para indicar que él era muy superior y que era capaz de hacerle daño. Esto no iba a acabar bien. Corrí a gran velocidad para separarlo del estanque porque no quisiera que acabara mal.

—Smoker, tranquilízate —le supliqué.

—¡¿Cómo quieres que me tranquilice con ese maldito sonriendo, como si hubiera ganado la batalla?!

Cuando realizó esa pregunta sacando toda su furia, mi cabeza se movió automáticamente para ver al tritón. Efectivamente, estaba sonriendo como dijo Smoker, pero frunció el ceño mirando por detrás de nosotros. Yo le seguí la mirada. Akainu tenía en su mano un aparato y me imaginé que era para activar las descargas en el collar de Cracker. De pronto, escuché electricidad detrás de mí y la criatura sujetaba su cuello con mucho dolor, y casi emitía un sonido desde su garganta liberando unas cuantas burbujas.

—¡Déjelo! —lo encaré de nuevo.

—¡Es una criatura sin remordimiento alguno! Hay que castigarlo como es debido.

—¡¿No ve que le está haciendo daño?!

Él no tenía ningún escrúpulo. Yo era una servidora de la naturaleza y no iba a permitir que le hiciera daño, pero uno de los científicos se me adelantó, cogiéndole del brazo.

—¡Señor, por favor! Está matando a la criatura. Es el único espécimen que tenemos.

—¡Me da igual! —Ya estaba en cólera ese desgraciado—. ¡Si tiene que morir que así sea!

—¡No!

—¡No lo hagas, Princess! —me suplicó Smoker agarrándome con fuerza.

No ha hecho nada malo, simplemente hacía lo que la naturaleza le pedía. Lágrimas resbalaban por mi rostro agonizando a Akainu que parase con esa tortura. Cracker iba a morir de sufrimiento y yo le iba a reñir por lo que hizo. La voz del peli-violeta retumbaba en mi cabeza. Me estaba llamando y vi como él extendía el brazo hacia a mí. No merecía morir. Yo intentaba zafarme todo lo posible del agarra de Smoker porque quería impedirlo.

Por favor, si de verdad eres una criatura con poderes místicos, haz algo. No quiero verte morir. Por favor. Que estupidez estaba diciendo, como si él era capaz de leer mi mente.

De repente, un ruido extraño se escuchó en la raza. Una especie de rugido que no era humano ni criatura. Las alarmas empezaron a sonar anunciando que algo pasó en la base. Las luces se apagaban y se encendían una y otra vez. Yo me estaba preguntando qué estaba pasando. Mis ojos se fijaron en Cracker que con una fuerza descomunal rompió el collar. Sus córneas brillaron con tal intensidad que eran capaces de petrificar a cualquier persona y mostró sus colmillos con mucha rabia.

Y las puertas se abrieron de golpe porque una corriente de agua inundó la sala. Esto era un verdadero tsunami que destruiría todo a su paso. Todo el mundo fue arrastrado por el mal salado y sentí unos brazos para protegerme, pero era la fuerza era descomunal que nos separó a ambos. Yo temí por mi vida. No daba de parar vueltas hasta que mi cuerpo chocó con el estanque y abrí la boca con mucho dolor. Fue un grave error. Dejé que el agua fluyera por mi garganta e inundase mis pulmones casi ahogándome.

No sé cómo saqué las fuerzas y la voluntad para nadar hacia arriba en busca de oxígeno, solo pedía que al menor hubiera un hueco para respirar. Y mis plegarias fueron escuchadas. Al sacar la cabeza tomé una bocanada de aire enorme y empecé a toser, mientras miraba a mi alrededor a ver si encontraba a alguien. Mi visión era un 10% borrosa porque sabía que no tenía las gafas a causa de la fuerza del mar, pero podía ver perfectamente. Buscaba con desesperación a alguien que me sonaba.

El agua estaba descendiendo poco a poco, mientras asomaban las cabezas algunas personas, incluyendo Smoker y Akainu. Esta fuerza propia de un tsunami lo provocó Cracker. Y hablando de él no lo veo en ninguna parte. ¿Habrá huido?

—¡Princess! —me llamó Smoker—. ¡¿Estás bien?!

—¡Sí! ¡Pensaba que este iba a ser mi fin!

—¡Que todos tengan los ojos abiertos! ¡Esa maldita criatura está por aquí rondando! —ordenó el Almirante de la Flota.

Y cuando pronunció esas palabras, uno de los marines empezó a gritar de dolor y una aleta dorsal se asomó, llevándose consigo a su presa. Oh, Dios. ¿Eso era un tiburón? Otro más aulló desapareciendo y dejando consigo un rastro de sangre enorme. Mi corazón empezó a palpitar con fuerza por el miedo que me estaba causando todo esto. Recuerda, Laura. No hagas movimientos bruscos ni te cortes en ningún sitio porque eso les atrae. Todo mi cuerpo se tensó cuando la aleta dorsal del tiburón se asomó y nadaba alrededor mío.

Por el tamaño que tenía, que rondaba como unos cinco metros o más, diría que era un tiburón blanco. De todos los escualos que habitaba en este vasto océano tenía que tocarme este. No obstante, el pez no me atacó en ningún momento, más bien me vigilaba. Y los otros estaban siendo atacados por sus primos hermanos. Yo miré a Smoker suplicando que no hiciera ninguna locura porque esto era demasiado peligroso. Y tampoco estaba segura si estos tiburones estaban siendo controlados por Cracker.

«Si me oyes, no los mates, por favor. Si me quieres, llévame contigo», me comuniqué con él mediante telepatía porque era la única forma de salvar la vida a Smoker. Ya empecé a contar los segundos esperando a la próxima víctima de los escualos y no hubo ninguno. Los ataques cesaron al momento. Todos y cada uno de ellos no paraban de mirarse, buscando alguna respuesta. Y yo ya lo sabía. Mis ojos se fijaron en Smoker y él hizo lo mismo, incluso empezó a nadar hacia a mí pensando que ya todo acabó, pero no fue así.

—Lo siento —susurré.

El hombre no entendió a lo que me refería. No le dio tiempo a decirme algo porque una mano cogió de mi pierna para llevarme hacia el fondo del agua y solo pude escucharlo, gritando mi nombre, como el último suspiro que le quedaba. Este podía ser mi fin de verdad.

Yo mantenía los ojos cerrados al sumergirme, pero los abrí para ver al responsable de todo esto. No sé cuánto tiempo pasó en echarnos miradas. Su iris color rosa brillaba con incandescencia porque era posible que haya encontrado algo que valiese mucho la pena. De un movimiento rápido me agarró con sus fuertes brazos y empezó a nadar con mucha rapidez, como si no hubiera un mañana alejándonos del lugar.

Yo me estaba quedando sin oxígeno a causa de ello. Intentaba visualizar todo lo posible los movimientos bruscos del tritón, pero cada vez perdía la consciencia y mis fuerzas fallaban a cada momento. No obstante, sentí algo tibio en mis labios y poco a poco mis pulmones y mi cerebro estaban recibiendo oxígeno. Yo sabía que era Cracker porque esas manos ásperas y, al mismo tiempo, arrugadas eran causa de estar mucho tiempo en el agua. Aunque también podía ser una combinación de escamas por ser un hombre mitad pez.

Él no quería que muriese ahí. Seguir con vida era lo que más anhelaba hasta ahora, pero yo no era una sirena. Él no estaría cada dos por tres dándome oxígeno para que pudiera respirar. Entonces Cracker mordió mi cuello justo en la zona marcada. No era una mordida intensa sino suave sin querer hacerme daño. Me estaba sintiendo extraña, como si mi cuerpo estuviera experimentando un cambio. El tritón esbozó una pequeña sonrisa complacido por el resultado.

No lo comprendí y reaccioné, llevando las manos hacia mi cuello. Algo externo sobresalía de mi cuello y me toqué el otro lado para comprobar que no era un sueño. Eran apéndices. ¡Tenía branquias como él! Ahora yo era como él. Una mujer capaz de respirar bajo el agua, pero esperaba no convertirme en sirena porque no tenía el físico suficiente.

«Princess mía».

Sí, mis sospechas eran ciertas. Yo era suya y de nadie más. ¿Quién iba a entorpecer en lo que más deseaba este tritón? Y yo me estaba preguntando una y otra vez porque yo. Porque tuve que ser escogida por él y no otra mujer con una belleza sin igual. Esa respuesta nunca la obtendré por parte de él. Será porque fui la única chica que se acercó a él sin miedo alguno.

Cracker agarró mi mano para llevarme a lo más profundo del océano y yo miraba hacia atrás, como si este fuera la última despedida a mi hogar. Al aire. A Smoker.

De todas maneras, no encajaba en ese mundo, si no en la de Cracker. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top