2ª. Hit - La cena

LA CENA

¡Me encantan las judías rehogadas! Era mi plato favorito. Y si lo combinamos con arroz blanco era una delicia porque la salsa tenía ese sabor que tanto me gustaba a mí. Menos mal que mi madre me dio la receta para hacerla cuando me apetezca. Cuando estaba de buen humor lo cocinaba y quería que mis amigos lo probasen. Hoy era sábado e invité a los chicos a que cenaran en mi casa. Bulma, Chichi y Androide 18 iban acompañadas con sus respectivas parejas, y me dijeron que venía otra persona más. Tenía mis sospechas, pero no quería indagar demasiado.

El caldero era bien grande porque me dijeron la peli-azul y la morena que sus novios comían grandes cantidades de comida. Judías rehogadas, arroz blanco, papas bravas con salsa picante, cerdo asado... Yo creo que con todo eso será suficiente. Las chicas y yo éramos amigas desde la infancia. Siempre tenía envidia de Bulma porque venía de una familia bastante ricachona, aunque siempre nos hacía pequeños favores en relación con el dinero y no se molestaba para nada. Las demás éramos las más normales.

Bueno, quien dice normal diría todo lo contrario, especialmente por mí. Ellas con un cuerpazo de escándalo y yo un poco rellenita. Vamos, que mi cuerpo lo pondría como mínimo un seis de diez. Me daba un poco vergüenza mostrar mis carnes sobrantes de mi piel, pero uno debía aceptarse así mismo. No tenía en problema en mostrarlo al público porque me importaba un comino lo que pensarán los demás, pero cuando se trataba de alguien que me gustaba pues las cosas cambiaban.

Ya faltaba poco para que llegasen los invitados, así que me puse a preparar la mesa. Éramos ocho personas, cabíamos perfectamente porque el mueble era grande. Un mantel bien bonito que destacase, platos y cubiertos bien colocados, vasos, una jarra de agua y una cesta con unos cuantos panes. Esto parecía un restaurante, pero intentaba que todo quedase bonito. La ropa lo dejé preparado en mi cuarto y corrí en esa dirección para prepararme como era debido. Unos pantalones vaqueros ajustados, una camisa blanca con vuelo y unos zapatos con un poco de tacón.

Me vestía así en ocasiones especiales. Ya el resto pues como una pordiosera. Con una plancha repasé mis cabellos para tenerlo completamente liso, aunque ya lo era, pero odiaba que se me quedasen las puntas abiertas. Mis labios los pinté con un rojo carmesí que combinaba a la perfección con mi piel. Prefería colores cálidos porque era blanca. Vamos, cualquiera podría dejarme una marca o quemarme si estaba mucho tiempo al sol. ¡Estaba más que lista! El timbre sonó a lo que volví sobre mis pasos para ir en dirección a la puerta y recibirlos con mucho gusto. Abrí la madera rectangular y les sonreí a mis invitados.

—Bienvenidos a mi morada chicos —los saludé.

—¡Hola, Laura! —exclamó Chichi para luego abrazarme—. Hacía tiempo que no te veía.

—Pero si nos hemos visto hace una semana.

—¿Qué tal, Laura? —El segundo en entrar era Goku.

Chichi se había fijado en el moreno desde que estábamos en el colegio. Se enamoró de él por su gran amabilidad y siempre decía que él y ella estaban destinados a estar juntos. ¿Y quién lo diría?

—Yo te pregunto a ti si vas a seguir creciendo —bromeé.

—No tengo culpa de ser alto —rio el susodicho.

—¿Quieres dejar pasar a los demás, Kakarotto?

El gruñón que estaba detrás del moreno era la pareja actual de Bulma. Vegeta era un tipo muy orgulloso y que siempre rivalizaba con Goku. El nombrado se apartó, riéndose muy nervioso. Recordé ese momento en que Bulma y Vegeta tenía sus discusiones. Se llevaban mal en ese momento, pero sabéis que del odio surgía el amor. Y ocurrió con estos dos personajes.

—Hacía tiempo que no pisaba esta casa —comentó la peli-azul, ella guapa como siempre—. ¿Has hecho remodelaciones?

—Sí, necesitaba un cambio de aires.

—Pues a mí me gusta como ha quedado. No es como nuestra casa.

La siguiente en pasar y en comentar era Androide 18 acompañada de su pareja Krillin. Muchos se preguntarán como era posible que esos dos estén juntos, y más aún que la pelirrubia era muy guapa. Tal vez sea por la personalidad del muchacho. Krillin era muy amable, sincero y directo, pero a veces se acobardaba con unas cosas. Me acordé ese momento en que fuimos una vez al cine y él no paraba de gritar por los sustos, y la única que podía consolarle era Androide 18.

—Nuestra casa también es bonita, 18 —habló Krillin con una gota resbalando por su sien.

—Si ganases mucho dinero, podríamos comprar uno como de Bulma.

—Mira que avariciosa eres cuando se trata de dinero —dijo la peli-azul sin pelos en la lengua.

—Ella hace todo lo posible para ganar dinero.

—Ojalá Goku trabajase más y no se dedicara todo el tiempo entrenando —se quejó Chichi.

—Oh, vamos, no seas así conmigo —dijo Goku con un puchero en sus labios.

Todos ellos vivían juntos. Cada pareja en su respectiva casa. Bueno, Bulma y Vegeta vivían en la casa de los padres de la peli-azul porque heredará la casa. Que envidia me daba. Espera, me di cuenta que éramos siete. Faltaba una persona.

—Oye, Hit, ¿no entras?

Cuando Goku nombró al otro invitado, me helé de inmediato. Giré sobre mis talones encontrándome enfrente a ese alienígena tan apuesto para mis ojos. Sus ojos rojos, como la sangre, estaban puestos en mí. Hit era un alienígena de color morado, pero que nació en la Tierra. Desde que esas criaturas llegaron a nuestro planeta decidieron rehacer su vida aquí porque vieron que era un lugar pacífico y distinto a los otros. A él lo conocí en el instituto, cuando tuvimos que trasladarnos los chicos y yo para seguir estudiando.

No era muy hablador. Se pasaba la vida apartado de todos los compañeros, pero cuando se trataba en jugar en equipos, era el mejor. Se notaba que era una criatura con un liderazgo mucho mayor a otros. Goku hizo buenas amigas con Hit sin ningún tipo de problema, aunque a veces el marciano miraba extraño o con curiosidad al moreno por su comportamiento. Y cuando terminamos el instituto, nuestros caminos se separaron. Sin embargo, de vez en cuando quedábamos, pero en grupo. Yo no me atrevía quedarme a solas con él.

Normalmente hablábamos, pero poco. Esos minutos eran mi mayor felicidad. Espera, no estarán tramando algo con nosotros, ¿verdad? No me fiaba un pelo.

—¡Dios, que rico huele! —exclamó Goku, ya atreviéndose a acercarse a la cocina.

—¡Oye! Esa zona está prohibida a glotones como tú —dije y me interpuse entre él y la cocina.

—¡Jo! Es que tengo mucha hambre.

—Goku sé educado. Encima que nos invita Laura —comentó Krillin—. ¿Podemos sentarnos?

—¡Claro! Enseguida traigo la comida.

Empujé al moreno para que fuera a sentarse y yo entré. Tenía que llevarlo todo. Bueno, poco a poco, Laura. Primero, llevé el caldero de las judías para colocarla en la mesa. Lo segundo, el arroz. Y ya por último lo demás, ya que no pesaban muchísimo. Todos estaban sentados y el único sitio libre que quedaba estaba entre Hit y Goku. Esto lo habían hecho aposta, ¿verdad? No me quedó de otra sentarme al lado del alienígena.

—Ya pueden empezar a comer.

—Dios, ¿qué es esto? —me preguntó Goku mirando con ojos de loco a mi plato estrella.

—Judías rehogadas. Está hecho de judías, obviamente, papas, pimiento rojo y verde, ajo, cebollas y un poco de perejil.

—Pues huele de maravilla. —Bulma estuvo a punto de coger el cucharón, pero ciertas personas se le adelantaron—. ¡Oye! Las damas primero.

Los dos glotones no dudaron en arrasar el caldero, pero yo les pedí que al menos dejaran algo para los demás. Los conozco demasiado porque eran capaces de dejarnos nada. Yo fui por el arroz para llenarlo en mi plato y mezclarlo con las judías. El olor era tan apetecible que daban ganas de repetir una y otra vez. No escuché ninguna queja en mis invitados. Eso hace que me sienta orgullosa de mis platos. Miré de reojo a Hit que comía tranquilo en su sitio, con suma paciencia. No era como los otros que eran unos devoradores, menos Krillin.

—A propósito, ¿cómo va tu libro? —me preguntó Bulma.

—Esta media a acabar. No sé cuántos capítulos haré porque mi imaginación vuela. Ya sabes como soy.

—Sabemos que tienes una mente prodigiosa cuando se trata de historias —me alabó Chichi—. ¿Este es de contenido adulto?

—Estoy dudando —me sinceré con un leve sonrojo. No me gustaba hablar de esas cosas delante de los hombres—. Es algo que sigo luchando día a día.

—Date cuenta que ese tipo de libro son los que se venden más —opinó Krillin.

—Además, tienes más conocimiento que nosotros en cuanto a sexo se trata.

¡Androide 18 cállate! Me dio vergüenza que Hit haya escuchado eso, incluso estaba notando su mirada en mí. Me sentía cohibida ahora mismo porque no sabía que decir. Sí, era cierto que tenía conocimiento porque me informo en esas cosas por curiosidad, ¡pero no era una experta! Nunca tuve la oportunidad de experimentar bien todo eso. Mi primera vez fue un desastre y no quisiera recordarlo. Yo tenía un poco de envidia por ellas porque podían mantener relaciones sexuales con sus parejas y yo no.

—Me lo pensaré —concluí.

—¿Hay más de esto? —me preguntó Goku enseñándome el caldero.

—¡¿Ya te has acabado las judías?! —exclamé muy sorprendida.

—Siempre eres igual, Kakarotto.

—Es que estaba buenísima y se me apetecía comer más.

—¡Pues no hay más, tragón!

Lo que faltaba ya. Tendré que darle la receta a Chichi para que se lo prepara cuando quiera. Los ojos de Hit seguían puestos en mí. Daba la sensación de que me estaba devorando con la mirada. Tranquila, seguramente que me estará analizando. La criatura era así. Siempre le gustaba descubrir a sus víctimas. Él trabajaba como detective privado. Se le daba bastante bien en realidad, además le pagaban muy bien y no se quejaba por ello. Como me gustaría ser su novia, pero él era un hombre solitario.

No le agradaban las compañías y mucho menos con una mujer. No tenía muchas oportunidades con él, al parecer. Estuvimos todos charlando de nuestra vida cotidiana y el único que no hablaba era Hit. Era muy callado y reservado. ¿Qué le íbamos hacer? No íbamos a forzarle a que mantuviese una conversación con nosotros. Entonces, ¿por qué lo trajeron? Ya la comida se había acabado y era hora de recoger por lo que me dispuse a levantarme. Quien me iba a ayudar era Androide 18 porque hice ademán de levantarse también, sin embargo, me encontré la grata sorpresa que Hit se le adelantó.

Él iba recogiendo los platos y los cubiertos sin quejarse en ningún momento. Yo estaba asombrada, pero agradecí que me ayudase. Yo recogí lo que mis manos podían y fuimos directamente a la cocina. Hit me dijo que me quedase ahí porque iba a recoger lo demás. Escuchar su voz era una maravilla. Provocaba que tu cuerpo se erizase al momento y quisieras escucharlo una vez más. Bueno, yo me dispuse a colocar los platos sucios en el lavavajillas para no perder más el tiempo y él volvió con el resto. Me daba un poco de corte tocar sus manos, pero tuve que hacerlo.

Encendí la máquina para que hiciera su labor de siempre y me giré para volver con los chicos. No obstante, el cuerpo de Hit me impidió a que siguiera. Estaba tan cerca de mí que casi me eché para atrás porque no me lo esperaba para nada. Alcé mi cabeza encontrándome con sus ojos rojos clavados en mí. Me estaba poniendo un poco nerviosa. ¿Me querrá decir algo? ¿O simplemente se quedará plantado ahí? Me aparté un poco para pasar a su lado, pero él me agarró del brazo impidiendo a que yo siguiera. Vale, ¿qué le estaba pasando?

—¿Estás bien, Hit? —le pregunté. Quería estar muy segura.

—¿Es verdad lo que dijeron?

—¿El qué?

—Que tienes mucho conocimiento en relación con el sexo.

Mi cara se puso cuando hizo ese tipo de comentario. ¡No! ¡Hit no debía ser ese tipo de persona que pensaban en esas cosas!

—¿Por qué preguntas eso?

—Es raro pensar que una chica como tú tenga una mente... ¿pervertida? —dijo esa palabra haciéndolo un poco sutil.

—Como bien dijiste: en mi mente. No me pongo hablar esas cosas así al aire.

—Entiendo.

No estaba entendiendo ese comportamiento repentino de Hit. Su agarre no era tan fuerte como imaginé, pero su mirada aún seguía clavada en mí, como queriendo averiguar más. Sus dedos acariciaban mi brazo con suavidad. Se aproximaba lentamente hacia a mí para tomar mi barbilla para que no lo desviara en ningún momento. ¿En que estará pensando? Pero se separó de mí al escuchar pasos aproximarse a la cocina.

—Te quería preguntar si hay postre —me preguntó Goku asomando la cabeza.

—Hay tarta de chocolate.

—¡Genial! Tengo muchas ganas de probarla.

—Hazme recordar que le diga a tu novia de darle mi receta.

Me aproximé a la nevera para abrirla y sacar poco a poco la tarta. La mirada de Hit estaba puesta en mí provocando que me pusiera normal.

—¿Podrías sacar los platos y las cucharas, por favor?

Hit movió la cabeza asintiendo. Le indiqué donde estaba lo necesario, incluso la espátula para partir bien la tarta. La verdad quería saber que le rondaba por la cabeza porque se comportaba de una manera extraña. Conmigo. Con los demás no tenía idea si su comportamiento era distinto. Ya con todo listo fuimos directamente al comedor porque los chicos nos esperaban ansiosos por el postre. Bueno, Goku y Vegeta eran los más entusiasmados.

—Aquí está la tarta —anuncié.

—Tiene una buena pinta —comentó Chichi.

Mira que yo era un desastre con la comida, pero yo le ponía ganas. Le pedí a Androide 18 que me ayudaste a partirla porque tenía miedo que se me cayera o algo. Íbamos colocando los trozos en cada plato y cada uno iba comiendo. Como me encantaba este tipo de dulce. Era mi comida favorita y me lo comería todos los días de mi vida hasta que me muera. Goku repitió junto con Vegeta. Esperaba que ambos no les diese dolores de muela porque eso sería terrible. Miré de reojo a Hit quien degustaba el chocolate y sus ojos se posaron en mí. Yo no pude evitar sonrojarme y mirar al otro lado muy avergonzada.

El rato que quedaba, aprovechamos para charlar un rato de nuestras cosas de la vida. Echaba de menos estas conversaciones tan aleatorias que siempre teníamos. De repente, sentí un pequeño roce en mi pierna a lo que me tensé. Era en el lado derecho y miré al responsable. Hit estaba muy calmado en su sitio, como si no hubiera echo nada malo. Me estaba poniendo un poco nerviosa porque no sé si los chicos se habrán dado cuenta. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué se comportaba de esa manera? No lo entendía completamente. No hacía nada indebido, solo acariciar lentamente.

No supe que hacer. ¿Debería aceptarlo? Yo acerqué lentamente mi mano teniendo cuidado que no sea un canteo y tomé la suya. Pensé que lo iba a rechazar, pero no fue así. Apretó con fuerza la mía y su pulgar acariciaba mis dedos o mis nudillos. ¿Qué significaba todo esto? Bulma dio un anuncio de que ya se iban a retirar y lo mismo dijeron las demás. Sí, se estaba haciendo tarde y era mejor terminar todo esto. Yo los acompañé hasta la puerta rompiendo ese momento entre Hit y yo parar abrirles la puerta. Ojalá hiciéramos otra reunión de este tipo porque me gustaba su compañía.

Quién quedaba por marcharse era el hombrecillo morado que se quedó en la entrada. Ladeé la cabeza preguntándome si se iba o no, pero estuvo ahí un buen tiempo. Se giró hacia a mí a punto de decirme algo.

—¿Puedes darme tu número de teléfono?

¿Mi número? Oh, no caí en la cuenta que ninguno de los dos nos habíamos intercambiado los números, pero ¿por qué ahora? De su bolsillo sacó su móvil de última generación para apuntar.

—¿Puedo preguntarte porque ahora sientes interés en tener mi número?

No obtuve ninguna respuesta por su parte. No reaccioné porque hizo un movimiento bastante rápido y me sonrojé y, al mismo tiempo, me quedé estupefacta. Un beso recibí en mis labios. Nunca pensé probar los suyos. Eran tan suaves en comparación con los de otros. El beso se acabó y yo seguramente tendré una cara de toleta que ni era normal. Hit simplemente esbozó una sonrisa y rozó sus dedos en mi rostro, una forma de darme cariño.

—¿Te vale esa respuesta? —me preguntó a lo que yo asentí—. Entonces te llamaré para quedar.

Con eso dicho se retiró, dejándome en un estado de no creer lo que sucedió. Poco a poco iba cerrando la puerta, llevé mis manos a la cara y exclamé:

—¡Hit me besó! ¡Ya puedo morir en paz!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top