Me gusta el hermano de Miércoles IX
Punto de vista de Tn.
Estaba con mi hermana en su habitación hablando por la bola de cristal con mis padres. Ellos sonreían al otro lado, preguntaban que tal estaba yendo este curso.
―¿Recordáis a Enid?―pregunté.
―Si, la amiga tan colorida de Miércoles―respondió mi madre.
―Pues...estamos saliendo―conté algo rojo―llevamos poco.
―¡Mi chico gélido!―mi padre dio una palmada―eso es genial, el gen de los Addams siempre atrae a las mujeres.
―¿Pueden hablar de otra cosa que no sea como mi hermano se lía con mi compañera de cuarto?―preguntó ella molesta.
―Mi tormenta de veneno, deberías estar feliz por él―dijo la mujer.
―Está misma mañana han entrado y sino les cortó seguramente ahora seríais abuelos―comentó ella mientras miraba fijamente.
―Lo siento, a veces Enid es muy...apasionada―estaba algo rojo.
Seguimos hablando sobre como nos estaban yendo las cosas en la academia. No podían tener quejas pues nuestras notas eran excelentes y de momento no tenían queja alguna sobre nosotros. Miércoles les dijo que si acudirían a la comida dentro de unas semanas.
―Sí, estaremos allí y de paso daremos la bienvenida a Enid―dijo mi padre.
―Entiendo―Miércoles suspiró.
Después de eso nos despedimos.
―Espero que mi chica no te este dando mucho la turra con el tema de nuestra relación―dije sentándome a su lado.
―Enid es muy alegre, demasiado para mi gusto―dijo.
―Y hay que ver como besa―suspiré recordando sus besos.
―Te pido que no me des detalles.
La puerta se abrió y Enid entró agotada. Decía que se había pasado toda la mañana escribiendo sobre rumores y chistes junto a Yoko. Ahora se tumbó sobre la cama. Al acercarme me rodeó con sus brazos y me besó con mucha pasión. Enseguida nos pusimos a darnos mimos hasta que mi hermanita tosió para interrumpir.
―Lo siento, olvidaba que estabas aquí―dije rascándome la nuca.
―¿No se cansan estar todo el día así?
―Siendo sincero no me canso de estar con mi loba.
Pero me quité de encima para no estar molestando a mi hermana. Enid me miró con ojos de cachorro queriendo que siguiera pero necesitaba ir a hacer unas cosas.
―Luego nos vemos mi bella loba―le besé la mano.
―Se me hace raro que hagas eso―dijo―pero no me disgusta.
―¡Ya, largo!―me fue empujando hasta la puerta.
―¿No me das un beso hermana?―acerqué mi mejilla.
Ella bufó pero me lo dio.
―Ahora ve a hacer tus tareas.
Ya en la tarde, vi mucho movimiento en la parte de fuera de la academia. Los estudiantes iban de un lado a otro con muchas cosas cargadas. Al salir lo entendí todo. Estaban pintando, arreglando y haciendo toda clase de armas en los botes. Miércoles estaba colocando algo por dentro del transporte. Enid y Yoko pintaban de negro algunas piezas que encajarían luego.
―Hola―saludé alegre y alzando la mano.
―Tn―se acercó y yo le dije que cuidado con la pintura en sus manos.
―¿Qué tal todo?―pregunté viendo a mi querida hermana soplar enfadada.
―Bien pero ella quiere meter mejoras que bueno...no logra hacer.
Le di un beso y me fui directo al bote.
―¿Te doy una mano?
―Ya está Cosa conmigo
―Venga.
Ella me explicó todo y yo entendí el problema así que para solucionarlo conectamos todo a través del bote por todo el interior. Logramos unir la sorpresa preparada. Ella esbozó una sonrisa que me heló la sangre.
―¿No será excesivo?
―En la guerra y en el amor todo vale.
Me arremangue y empecé a ayudarla, me daba igual mancharme la ropa o sudar. Estaba decidido a ayudar a mi hermana y a mi novia.
Al terminar todo, ambos nos quedamos viendo, entonces, empezamos a reír de manera malvada imaginando lo que iba a provocar.
―Esto...me das miedo―dijo Enid asustada.
―Quien debería tener miedo son nuestros enemigos
―Es sólo una carrera cariño
―¿Entonces quieres perder?
―¡No!.
Yoko se quedó con Miércoles ayudando a montar las piezas de madera que quedaban para que la canoa estuviera lista mientras Enid y yo fuimos a una fuente cercana a limpiarnos. Allí no había nadie así que aproveche el momento. Puse mi mano en la pared mientras ella era retenida. Me miró sorprendida.
―¿Ocurre algo?
―Si, te he ayudado a montar la barca para ganar...creo que merezco un regalo―alcé la ceja y sonreí. Ella me besó lentamente y se separó―prefiero...―deslicé mi mano por su ropa manchada de pintura―verte con algo más...ya sabes.
―Oh―ella soltó una risita―te has portado bien, puede que te lo hayas ganado.
La tomé y la besé con mucha pasión. No podía creer que estuviera saliendo con ella. La levanté del suelo mientras aguantaba su peso en mi, Enid me rodeó con sus brazos a la par que mantenía su beso en mí.
―Mi loba―dije acalorado―me encantas.
―Nunca...nunca pensé enamorarme de un Addams...la vida es sorprendente―estaba sudando y notaba su temperatura subir.
―Puede que sea un hombre lobo porque tengo ganas de comerte―nos quedamos viendo antes de volver a besarnos con mucha pasión.
―Pues adelante...¿a qué esperas para comerme?―preguntó en un tono tan juguetón que me dio un vuelco el corazón. Enid se dio la vuelta y apoyó las manos en la pared.
―Será mejor que hagan eso en otro lugar―irrumpió una voz―hermano, aquí podrían verte y lo mismo para ti Sinclair.
Enid se ajustó la ropa y tosió diciendo que claro.
―Voy a darme una ducha―dijo avergonzada antes de irse.
Nos quedamos ella y yo.
―Hermana, te has cargado el momento―dije antes de reírme un poco.
―Viene más gente―señaló atrás suya y a lo lejos los veía acercarse para lavarse.
―Cierto, gracias.
Nos lavamos y nos fuimos a cenar ya que era tarde. Después de cenar con el grupo, fui a hablar con Enid antes de separarnos.
―Oye Tn, quier decir...lo de antes...no soy una chica fácil―dijo entre vergüenza y seriedad.
―No lo pensaba, ¿por qué dices eso?
―No quiero que pienses por lo ocurrido que...
La hice parar.
―Mira, incluso si has hecho algo con Ajax y demás...no me importa. Cada relación tiene sus momentos, sus cosas y no pienso que seas fácil. Yo me he dejado llevar también pero es que...―explique.
―¿Es qué?
―Me encantas demasiado Enid Sinclair, tu sonrisa, tus ojos...esos labios que me comería todo el día y...tienes un cuerpo esculpido por los ángeles, eres una maldita diosa.
Ella abrió los ojos.
―Exagerado―dijo.
La tome del mentón y la besé mientras jugaba con su pelo.
―No exagero, te quiero y te adoro―nos dimos un último beso antes de irnos a nuestras habitaciones.
Nada más llegar me tumbé y me dormí pensando en ella. Estaba enamorado hasta las trancas.
Continuará...
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