Maldito Normie V
Punto de vista de Tn.
Ahora estaba junto a mi madre y Miércoles sentados en las sillas de la cocina tomando un poco de café caliente mientras afuera la tormenta parecía que iba cada vez a menos. La joven tenía esa mirada seria como era habitual en ella. Mi madre por su parte permanecía en un silencio que resultaba algo incómodo.
—Aquí tienes—le dio una taza a la joven.
—Gracias.
Cuando se sentó mi madre se me quedó viendo, aguardando a que yo hablase. Tosí para aclararme la voz.
—Mamá...ella y yo...estamos saliendo—dije algo avergonzado.
—Ya veo—dijo mi madre. Entonces esbozó una sonrisa a la joven que miró abajo, a sus manos, parecía nerviosa—me alegra ver que mi hijo sale con una chica tan bonita.
—Gracias por el halago—Miércoles parecía no saber donde meterse, su cara no era ahora tan seria y me parecía muy tierna.
—¿Llevan mucho tiempo saliendo juntos?—preguntó ella.
—No, el primer paso...bueno, lo hemos dado hace un rato—respondí—estaba con ella esperando a que la lluvia cesará cuando...
—Su hijo tuvo la valentía de besarme—concluyó ella.
—Espero no haber interrumpido nada—comentó de manera pícara mi madre.
—¡Ma-Mamá!.
La conversación regresó a la normalidad. Miércoles se quedaría a dormir pues las carreteras estaban cortadas por el agua. También no se sabía si la tormenta iría a más. Ayudé a preparar la cena hasta que Miércoles se ofreció a ayudar a mi madre y me obligó a sentarme.
—Manejas muy bien el cuchillo—comentó mi madre viendo su manejo—seguro que eres una gran cocinera.
—Que no diga nada, que no diga nada—rogaba en mis pensamientos.
—Se me da bien lanzar cuchillos—yo me di con la mano en la cabeza.
—¿Estabas en un circo y tu número era lanzar?
—No exactamente.
Por suerte la conversación no fue a más.
Durante la cena, pude ver a Miércoles poner todo su esfuerzo y empeño en tratar de socializar con mi madre. Yo apenas hable, pero disfrutaba de la agradable compañía. Aunque lo mejor era volver a ver a mi madre sonreír, desde la muerte de mi padre, pocas veces eran las que había mostrado esa sonrisa.
—Bueno, es mejor que vayáis a la cama, mañana Miércoles debe madrugar para regresar—dijo mientras terminaba de recoger.
—Hasta mañana—dijimos los dos.
En mi cuarto, ya con la puerta cerrada y apenas luz, la vi suspirar. La rodeé con los brazos y le di las gracias, se había esforzado mucho.
—Menuda tortura ser amable todo el tiempo—dijo haciendo que me echase a reír.
—Ya eres amable todo el tiempo
—Por supuesto que no.
Se tumbó sobre la cama y me coloqué a su lado. Le di unos pequeños besos, cortos y todo lo tierno posible antes de que me rodease con los brazos.
—No estoy acostumbrada a esto, no sé nada sobre el amor—comentó.
—Entiendo—acaricié una de sus mejillas.
—Odio decir esto...pero...quiero aprender—dijo.
Empezamos a darnos unos pocos besos, podía notar en su mirada lo nerviosa que estaba, una faceta muy rara de ver en ella pero que no me molestaba en absoluto. Seguimos así hasta entrada la madrugada donde decidimos ir a dormir.
A la mañana siguiente, tras desayunar y con las carreteras en un mejor estado, la llevé hasta la academia en la cual ya habían arreglado la entrada para poder pasar ante tanto barro acumulado. Antes de bajar me dio un pequeño beso.
—Está semana estaré ocupada con las clases y otras cosas, pero podemos vernos el fin de semana—me dijo.
—No hay problema, espero que puedas pasar unos días sin mí—le besé la mano—¿o será una tortura?.
—¿Quién sabe?.
Nos despedimos con otro beso y la vi perderse en la entrada antes de regresar.
Tal y como había dicho, no nos vimos hasta ese fin de semana donde acudió a Jerichó junto a Enid quien al verme me dio un fuerte abrazo. Antes de poder decir nada al sentarnos en una cafetería me empezó a hacer toda clase de preguntas sobre mi relación con Miércoles. No me dejaba responder ninguna, era terminar una pregunta para empezar otra, tuve que mirar a mi novia para que me ayudase. Finalmente la agarró de la oreja.
—Entiendo, dejaré de preguntar—dijo ella cuando Miércoles le soltó de la oreja.
—¿Qué tal tu semana?—me preguntó mi chica.
—Aburrida la verdad—respondí—ya no trabajo así que tengo más tiempo libre. ¿Y tú?.
—Aguantando las tonterías de Enid—la loba infló sus mejillas.
—Pues yo igual, aguantando cuando decías que deseabas estar con Tn y darle muchos besos
—Yo no he dicho eso
—Oh vamos, ten el valor de reconocerlo.
Ambas se miraron y comenzaron a discutir en un tono bajo.
—No soy como tú y Ajax
—Faltan dos días para poder estar con Tn, me pregunto que tendré que ponerme ya que toda la ropa que tengo es negra y ya está algo usada—comentó Enid.
Yo tuve que pedir que parasen y tras unos pocos minutos más, la cosa terminó. Hablamos largo y tendido mientras tomaba el café y algunas pastas.
—Pronto será el baile—dijo Enid—espero que no sea como el año pasado.
—¿Baile?—pregunté—ah, el Raven—dije.
—¿No vas a ir?
—No sé bailar y dudo que Miércoles quiera ir—respondí—¿me equivoco?—la miré.
—Totalmente de acuerdo.
Enid nos miró a uno y a otro.
—¡Tenéis que ir!—dijo indignada—por favor...hacedlo por mí.
—¿Qué dices?—alcé la ceja.
—Está bien...iremos—Enid la abrazó fuertemente.
Se levantó para ir al baño un segundo.
—¿Qué sucedió el año pasad?—entonces me contó todo y me sentí mal por la rubia—seguro que estabas preciosa—comenté con una sonrisa.
Ella no dijo nada y volteó al cristal de la ventana.
El tiempo pasó volando y tocaba regresar a Nevermore, subieron al coche y Enid agradeció mucho que las llevase.
—No es nada, todo sea por mi escorpión venenoso—contesté.
—Ay, usan motes...aunque ese no sea muy...romántico—dijo Enid.
—Yo para ti no tengo ninguno, pero ya te pondré uno.
Cuando llegamos, Miércoles le pidió a su roomie que se adelantase.
—Ah, queréis algo de intimidad...—puso una sonrisa.
—Enid...ya...—estaba perdiendo la paciencia.
Miércoles me miró cuando la joven rubia estaba lejos.
—Gracias por traerme—dijo—podemos...podemos...¿ir al cine?...mañana.
—Claro, tengo descuento y todo—reí—mi escorpión—me acerque a ella hasta besarla de forma tierna cuando escuchamos un click. Era Enid quien nos había fotografiado.
—La voy a matar
—No...no lo hagas
—No te puedo prometer eso
—Haz el esfuerzo, no puedes ir a la cárcel.
Salió después de otro beso y regresé a Nevermore. Realmente era algo irreal salir con ella, alguien a quien en el pueblo todos temen u odian. Pero yo estaba feliz.
Continuará...
Un par de cosas; está historia no durará demasiado, quizás 3 más. Y dos, he arreglado un error, en el capítulo 2 puse que su padre estaba muerto y en el 4 salen ambos pero ya está solucionado. Deberá salir las 2 alertas, la del 4 y este.
Un saludo.
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