Maldito Normie IV
Punto de vista de Tn
Me quité la camisa con mucha dificultad al estar pegada a mi cuerpo. La dejé en una de las sillas mientras revisaba que las ventanas estaban bien cerradas. Al regresar, la puerta del baño se abrió y salió Miércoles ya duchada, peinada y vestida con la ropa que le había dado. Al verme sin camiseta se dio la media vuelta.
—Lamento la tardanza—dijo—ya puedes ducharte.
—Cla-Claro—no recordaba que iba sin ella—ah, te dejo este videojuego para que te entretengas.
Le puse el Mortal Kombat y ella agarró el mando sin mirarme pues estaba desnudo de cintura para arriba. Ella asintió y yo entré a ducharme.
Por fin noté el agua caliente, aún sentía el frío de la lluvia en mi piel.
Punto de vista de Miércoles.
Después de ducharme y ya secarme, me vestí. Mi ropa mojada la metí en una bolsa cercana que llevaría a la secadora más adelante. Al salir me topé con Tn sin camiseta, me sorprendió tanto la escena que lo único que pude hacer es voltear. Esperaba que no fuera una clase de pervertido que le encantaba que le vean desnudo de cintura para arriba.
Antes de entrar a la ducha, me dejó su consola para poder jugar. Al principio se me hizo difícil, no estaba acostumbrada pero tras varios combates, no podía parar de sonreír mientras golpeaba y destrozaba a mis enemigos.
—Que bien me ha sentado—dijo una voz—¿qué?, ¿te gusta?—preguntó.
—Sí, debo reconocer que me encanta este juego.
Él se sentó sobre la cama a mirar un poco el teléfono cuando ya estaba cansada de tanto ganar las partidas. Al decirle, él apagó la consola y nos sentamos sobre la cama, y luego decidimos tumbarnos. La habitación estaba limpia, ordenada y encima caliente debido a la calefacción.
—Menos mal que no seguimos ahí fuera eh—comentó mientras contemplaba el cristal con la persiana bajada siendo golpeado.
—Me pregunto si Enid estará bien—recordé que estaba de compras.
—Si, le he preguntado y se fue justo en el momento perfecto. Ya le he avisado para que no se preocupen por ti, puedes dormir aquí hoy—contestó.
—Veo que estás en todo—dije.
Él volteó y me miró antes de sonreír y asentir.
Punto de vista de Tn.
Ahora la única luz de la habitación era la de la mesita de noche. Le dije que me gustaba mucho los días de lluvia, permanecer dentro de casa a la par que oigo como cae la tormenta. Ella no decía nada, parecía seguir disfrutando del tiempo.
Al mirarla, levanté mi mano y comencé a acariciar una de sus trenzas, a jugar con ella como un niño pequeño hasta que ella volteó su cara para ver que hacia.
—Lo siento—dije avergonzado al percatarme de ello.
—Si fueras otro te cortaría las manos y te pegaría con ellas—comentó—pero...no me molesta.
—Me alegra oír eso—sonreí enormemente.
—Deja de sonreír
—No puedo.
Miércoles se colocó encima mío y me miró fríamente, pero a diferencia de otras veces no sentía miedo ni nada por el estilo. Subí mi mano, acariciando su mejilla, estaba muy fría.
—Estás helada—susurré.
—Siempre me veo medio muerta y mi piel está fría—dijo.
—Ya veo.
Esa mirada me tenía atrapado, pero no podía dejar de mirarla.
—Me gustas Miércoles Addams
—Cometes un error, estás pasando por una fase
—No, al principio puede que lo fuera...pero a medida que te he conocido más...no puedo dejar de pensar en ti. Ocupas mis pensamientos día y noche.
Abrió levemente un poco más los ojos antes de volver a su mirada normal.
—Yo...soy mala para socializar...
—Yo no tengo precisamente le don de gente
—Pondré mis prioridades sobre las tuyas
—Vale
—Te ignoraré
—Entendido
—Podría romperte el corazón
—Ok
—Soy fría, directa y odio el amor
—Lo sé.
Nada de lo que me decía me afectaba, la conocía muy bien. Al decir que no podía salir con alguien porque aún asumía el dolor por Tyler la besé. Sus labios estaban fríos al igual que su boca pero me mantuve y la abracé mientras seguía con el beso.
Se separó unos segundos y me miró con un pequeño rubor.
—Eres muy atrevido—dijo.
—Gracias—repliqué sonriente.
La volví a besar de nuevo, no quería que eso terminase nunca. Deslicé mi boca por sus labios, le mordí suavemente la oreja provocando que sus manos me apretasen y luego el cuello. Nos besamos muchas veces hasta que la falta de aire nos hizo separarnos.
—No pongas esa cara—comentó.
—¿Qué cara?
—Esa tan sonriente.
Me coloqué la mano en la cara mientras recobraba el aliento.
—No quiero despertar de este maravilloso sueño—dije pensando que estaba soñando—¿acaso me ha caído un rayo y estoy en el cielo?.
—Deja de decir tonterías—parecía molesta.
—Lo siento, pero estoy muy feliz—la volví a besar tras atraerla hacía mí.
Tras un rato así decidimos parar. Ella hizo videollamada con Enid, hablaban de que estaba cayendo mucha agua sobre todo el lugar y por eso las carreteras estaban cortadas.
—Tn, cuida de Miércoles—comentó ella.
—Aquí estamos a salvo—replique.
—Yo pasaré la noche con Cosa—dijo mientras asomaba la mano.
—Una adolescente de tu edad con una mano a solas por la noche...—dije para hacerla pensar mal.
—¡Eh!—dijo haciéndose la molesta.
Miércoles le exigió que no hiciera nada a Cosa ni se aprovechase y otros comentarios similares hasta que decidieron cambiar de tema.
—Enid, ¿sabes qué?—pregunté con una sonrisa.
—Dime.
En lugar de responder le di un pequeño beso a Miércoles en los labios tan rápido que no le dio tiempo a esquivarlo. Mire a la loba que tras unos segundos...
—Enid no—dijo Miércoles antes de escuchar un fuerte grito.
—¡Sabía que acabarían juntos!
—Tn...
—Tengo a la chica más guapa a mi lado—la abracé haciendo que Enid soltase un sonido de felicidad.
Charlamos un rato más hasta que finalizamos la llamada. Miércoles me tiró contra la cama y se colocó encima mío.
—No tenías que haber hecho eso—dijo.
—Lo siento, soy feliz a tu lado
—Deja de ser tan cursi
—Nunca.
Nos volvimos a besar durante unos pocos minutos, ella me susurraba que odiaba verse como una adolescente enamorada. Yo sonreí y le dije otras cosas bonitas que se me iban ocurriendo hasta que escuchamos un fuerte ruido abajo de la casa.
—¿Ladrones?—preguntó.
—¿Con este tiempo?, no creo...
Tome un bate que usaba de pequeño y salimos del cuarto. Al prender las luces me topé con mi madre empapada en la entrada.
—Hola—dijo.
Suspiré aliviado, me había olvidado de ella.
—Hemos venido porque no aguantaba estar más tiempo allí, y tu padre igual—explicó ella.
Ambos se quedaron viendo a mi lado, a Miércoles quien me agarraba de la camiseta como una niña tímida. Su acción me provocó algo de ternura.
—Ah, tengo que contarte algo—dije rascándome la nuca por los nervios.
Continuará...
Espero que les haya gustado :)
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