Enamorada de un normie V
Punto de vista de Tn.
Me encontraba en el cuarto de Enid con ella mientras recibía sus muchos besos y acariciaba mi espalda hasta que caímos tumbados. La joven loba se puso encima de mí mientras continuaba besándome lentamente. Nos separamos durante un breve instante para recuperar algo de aire y en ese lapso de tiempo que nos miramos antes de volver a besarnos, nos sonreíamos como idiotas. En esos pocos días que estaba con la rubia de Nevermore había probado muchos sabores ya que cada vez que quedaba conmigo se ponía un labial con sabor a melocotón, otro de fresa, sandía o chocolate. Ella deslizó su mano por mi torso hasta ir bajando poco a poco hasta llegar a la zona que buscaba y la acarició por encima.
—No entiendo que tienes pero...me encantas—me susurró ella mientras me mordía la oreja y aumentaba las caricias.
La puerta del dormitorio se abrió de golpe dejando ver a Miércoles y teniendo que separarnos bruscamente. Ella nos vio, suspiró y pidió de manera amable (algo extraño) que si queremos tiempo a solas que avisemos para no tener ella que estar presente o irrumpir.
—Hola roomie—saludó ella super feliz.
—Tn, veo que has caído bajo los efectos de sus colores—comentó—tendrás que armarte de paciencia para tener que aguantarla.
—¡Oye!—replicó molesta y cruzándose de brazos.
—Bueno, tengo que dedicar tiempo a mi novela. Ahora me encuentro inspirada así que será mejor que busquéis otro lugar.
Enid y yo salimos a dar una vuelta. Lo dimos por los alrededores de la academia tomados de la mano. En esos momentos se mostraba muy feliz. Nos tumbamos en el césped, en la parte de la sombra a ver el cielo juntos. Ella me iba contando todos los rumores que le habían llegado e incluso la página web suya tenía diez veces más visitas.
—Enid—dije.
—¿Si?
—¿Has puesto la noticia de que estamos saliendo?.
Lo había visto en una pestaña aparte y al entrar ella se sonrojó un poco. Jugaba con su pelo nerviosa por lo que pensaría. Revisé la entrada, la foto de ambos juntos rodeado de un corazón acompañado de un gran texto estaba ahí. Leí todo con ternura pues en ella me mostraba su gran apreció y cariño.
—Es muy cursi...lo sé—comentó mirando a otro lado.
—Para mí no, lo has escrito con el corazón y es muy bonito—ella me miró sorprendida y casi comienza a llorar de emoción.
—¿De verdad?
—Claro.
Ella se abalanzó sobre mí y me empezó a dar muchos besos pero tuve que parar pues por allí pasaban normalmente estudiantes. Pidió perdón diciendo que estaba muy emocionada.
Continuamos con el paseo, simplemente daba vueltas con ella por el lugar y tomamos algo en la cafetería cuando vimos a Eugene llevar unos botes de miel. Al vernos nos dio uno a cada uno diciendo que tenía en exceso y que le sobraba mucha.
—Gracias—agradeció Enid.
El chico no se pudo quedar porque tenía que hacer unas cosas. Era muy amable y amistoso.
Después de tomar café como nos quedaba todavía tiempo, fuimos a su cuarto y Miércoles se iba a hacer unas cosas a la biblioteca así que podíamos estar a solas. Cosa se fue junto a la gótica.
—Estoy algo cansado—me quité las zapatillas y me tumbe sobre la cama.
Vi a Enid hacer algo de espaldas a mí, no sabía muy bien que hacia cuando al voltear, tenía el bote abierto. Le dio una probada con una cuchara. Estaba deliciosa y tome un poco. Realmente era increíble el sabor, también hacia mucho que no probaba la miel. Enid me besó y aumentó el ritmo del beso con su lengua.
—Sí...mucho mejor en tus labios—se relamía y chupo sus dedos mientras me miraba con unos ojos que no sabía muy bien si eran de lujuria o de loba.
—Si—dije avergonzado—está muy bueno.
Dejó el tarro a un lado en la mesita cercana, se acercó a mí y de pronto me vi desnudo de cintura para abajo. Fue tan veloz que no pude oponer resistencia.
—¡Enid!—me cubrí y ella se echó a reír.
—No tienes que ser tan modesto y vergonzoso conmigo—dijo—ahora deja de cubrirte con las manos.
—¿Qué te propones?—sentía algo de miedo.
—Voy a probar algo—agarró el tarro y me miraba entre las piernas—ahora deja que yo me ocupe.
—Creo que se por donde vas pero es demasiado pervertido hasta para mí—contesté.
—¡AHORA!—rugió haciendo que mi cuerpo reaccionase.
Quité las manos y deje mi entrepierna al descubierto. Ella se acercó y empezó a echar por todo. Podía sentir lo fría que estaba y trataba de no mirar.
—Vaya, parece que te has manchado aquí—comentó en un tono juguetón—no te preocupes, tu amada lobita se encargará de ello—me guiñó un ojo.
Lo que pasó en aquel momento siempre estará en mi recuerdo. Salí de la habitación porque ya era tarde y tenía que regresar a casa. Miércoles estaba por el pasillo, hablamos un poco de su libro y luego nos despedimos.
Punto de vista de Miércoles.
Por fin había encontrado una información que necesitaba para mi libro. En el camino me vi con Tn, hablamos un poco sobre ello y se marchó. Noté que caminaba algo fatigado, seguramente por culpa de Enid. Realmente agradecía que saliera con ella, Enid estaba mucho más feliz y encima la notaba mucho más atenta en las clases, algo muy raro. Seguramente quería enseñar a Tn que era una gran estudiante.
Al entrar, ella se limpiaba las manos con una toalla húmeda.
—¿Por qué huele a miel?—pregunté.
Ella me dijo que Eugene les había dado unos tarros a Tn, ella y otro para mí. Cuando me fije en el suyo que tenía cerca de la mesa, pude comprobar que estaba por la mitad. Ella estaba sudada, con el pelo revuelto y no la boca le olí mucho a miel.
—¿Qué se cuenta Tn?—ella me miró sonriente.
—Es muy dulce, y hoy ha sido mucho más dulce—contestó con una gran sonrisa—estoy muy feliz de estar con él.
—Ya veo.
Durante la noche, pude terminar de escribir algunas ideas para mi libro y tenerlas bien organizadas. Enid por su parte se durmió enseguida alegando que estaba cansada del duro día que había tenido.
Pero sabiendo que es un normie, probablemente los problemas no tardarían en aparecer.
Continuará...
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