Chico de la limpieza IV
Después de comer, estuvimos reposando la comida mientras comentaba ella el plan y lo que había podido descubrir de las localizaciones. El mapa databa de hace mucho tiempo, el terreno sufrió cambios y seguramente podría costar encontrar esos tesoros. Pero para mí, con dar uno con el suficiente oro para pagar la operación, me valía.
—En marcha, tenemos un largo camino—Miércoles encabezaba la expedición.
Enid y yo la seguíamos en base a lo que veíamos en el mapa. El terreno efectivamente había sido modificado por la propia naturaleza pero se podía apreciar que todavía quedaba gran parte del dibujo en ella. Tuvimos que abrirnos muchas veces paso por ciertos caminos hasta llegar a un punto del mapa, una de las x que tenía dibujada el papel.
—Bien, aquí es—me dio la pala y empezamos a cavar.
Los dos empezamos a hacer un agujero que iba aumentando. Esperaba que fuera la zona, era la más cercana a la carretera por si tocaba volver. Yo había cogido el coche de mi madre para llegar hasta allí y no involucrar a nadie más en estos asuntos. Enid examinaba el mapa mientras tanto o miraba a los alrededores vigilando.
—He dado con algo—dije al cabo de una media hora.
—Has dado con piedra, es muy dura y hace mucho que se ha formado—comentó.
—El tesoro está justo debajo, no podremos acceder a pico y pala—dije algo molesto—¿tienes algún plan?—entonces vi que sacaba unos cartuchos de dinamita.
—Tenía todo previsto.
Colocamos todo y Miércoles prendió la mecha. Luego nos alejamos corriendo, Enid se aferraba a mí asustada. Segundos después, la explosión provocó que una cantidad de piedras y polvo se esparciera por todo el lugar.
—Solucionado—dijo la pelinegra acercándose.
Ahora pudimos seguir cavando tras quitar el montón de rocas acumuladas. Enid fue de mucha ayuda pues con su fuerza logramos despejar el camino rápido. Tras un buen rato cavando, logramos dar con algo duro, está vez sí, era el cofre y tenía un aspecto antiguo. Lo sacamos entre los tres a la superficie. Tenía puesto un candado que Miércoles rompió de un palazo ya que estaba algo oxidado y desgastado.
Al abrirlo, nuestros ojos se iluminaron. Había diamantes, oro, piedras preciosas y toda clase de objetos de valor. Nos miramos felices y Enid y yo nos abrazamos. Miércoles mandó cargarlo todo al maletero del coche.
—Ahora bien...¿cómo podremos vender todo esto?—pregunté—es un tesoro.
—Mi tío se encargará de ello, ya lo tenía pensado—respondió mientras se limpiaba las manos.
Regresé y su tío esperaba, era un tipo...con mucha chispa, pero me cayó genial. Le hubiera gustado estar más tiempo allí pero decía que el tiempo jugaba en nuestra contra por la enfermedad de mi madre. Realmente era urgente así que se lo llevó.
Al llegar a la academia ya era de noche.
—Enid, quiero hablar con Miércoles—dije—¿puedes ir delante?.
—Claro.
Al quedarnos sólos en el coche me miró.
—Gracias, por todo, bueno...a ti y Enid—dije—yo...—mis ojos empezaban a empaparse.
—Eres débil, un normie débil y muy emocional—al decir eso asentí—pero...también fuerte, no muchos aguantan y hacen lo que tú haces sin darse por vencido. Es por eso que...
—¿Es por eso qué...?—se acercó a mí y me dio un suave beso en los labios.
—Me gustas, odio admitirlo pero tienes algo que me atrae—quiso salir del coche pero la tomé del brazo y está vez fui yo quién la besó.
Al separarse di un suspiro.
—Tú también me gustas—susurré sonriente antes de besarnos de nuevo.
Tras unos minutos, ella se fue a la academia y regresé a casa.
Al cabo de unos días de limpieza, de verme con Miércoles a escondidas en la academia ya que no quería que nadie se enterase de lo nuestro, ni siquiera Enid porque lo contaría en su página, me trajo el dinero. Enseguida contacté con los médicos e intervinieron a mi madre. Esa solamente fue la primera fase pues luego tendrían que llevarla a una ciudad un poco lejos del pueblo para poder operarla. Yo apenas la pude ver, estaba cansada de la operación pero según me dijeron, su cuerpo había reaccionado bien y pronto empezaría con la medicación.
—Hijo, no sé como has logrado el dinero, pero lo cierto es que siento mucho haberte metido en esto—yo con un gesto hice pasar a ambas chicas quienes saludaron.
—Ella es Enid y Miércoles—presenté—ellas me han ayudado.
Le contamos todo y ella lloró de felicidad, pero sobretodo al ver que estaba con Miércoles.
—Veo como le miras al entrar, ¿ustedes están saliendo?—preguntó mi madre.
—¿Miércoles y su hijo?, no creo que...—pero Enid fue interrumpida.
—Sí, soy la novia de su hijo.
Enid dio un bote acompañado de un chillido y una enfermera que pasaba pidió silencio. Le dijo que ya hablarían a la vuelta.
Estuve un rato más con mi madre hasta que la hora de visita acabó.
—Nos vemos mamá—dije dándole un beso en la mejilla.
—Adiós hijo, adiós chicas, gracias por venir.
—Adiós—dijeron ambas.
Antes de irse a la academia pasaron por mi casa. Ellas estaban extrañadas, no sabían el motivo. Al llegar, las hice sentarse y les di unas bolsas con mucho dinero a las dos. Enid se quedó viendo todo perpleja.
—Es para vosotras, vuestra parte—dije—es lo justo, podéis gastarlo en lo que queráis. Sin vosotras, mi madre dentro de poco hubiera muerto.
—No puedo aceptarlo—dijo Enid—es demasiado.
—Es vuestro, yo tengo ahorrado suficiente de todas maneras.
Miércoles se acercó a mí.
—Eres demasiado bueno—dijo—no quiero este dinero.
—Acéptalo, hazlo por mí—la tomé de la barbilla y la besé antes de escuchar un gritito de Enid.
Celebramos con un poco de café y pastas. Estaba muy feliz de ver que tras tanto sufrimiento, las cosas habían mejorado para bien. El tiempo que pasamos transcurrió volando y cuando se hizo más tarde las llevé a la academia.
—Gracias por traernos—Enid se bajó del coche.
—Bueno, nos vemos—nos dimos un corto beso.
—Te...te...gustaría...—comenzó a tartamudear—¿ir...al...baile...?—yo esbocé una sonrisa.
—Claro, me encantaría—le di un beso en la mejilla—se que es difícil para ti pedirlo.
—Idiota—fue tan tierno como lo dijo que me eche a reír.
Nos despedimos y yo volví a casa. Aunque estaba sólo, por fin me sentía bien por quitarme todo el peso de la economía. Tenía mucho dinero, algo que nunca esperé tener. Y ahora tocaba disfrutar de la vida. Aunque seguiría trabajando en la academia como limpiador. Era una excusa para pasar más tiempo cerca de Miércoles.
Por fin la vida me sonreía tras unos meses muy duros.
Continuará...
Gente, iba a alargar más está historia pero quiero que sean cortas así que lo más seguro es que el siguiente capítulo sea el último. Eso si, tendrá alguna escena emotiva :D
Espero que hayan disfrutado leyendo.
PD: Si hay alguna escena o algo que les gustaría ver en el último capítulo díganla sin problema a ver si es posible incluirla.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top