Amo a un normie III
Punto de vista de Miércoles.
Después de todo lo sucedido en la cafetería salimos a escape de allí, bueno, Tn me sacó tomada de la mano y no paramos hasta detenernos al cabo de un rato. Se detuvo a coger aire, se le notaba cansado por la carrera. Nos sentamos en un banco algo alejado de la zona del parque donde según él, nadie pasaba por allí a esas horas.
―Aquí estamos lejos de las miradas―comentó agotado.
Yo no decía nada, había vuelto a actuar por mi propia cuenta. Le miré a los ojos para ver su reacción, tal vez no se lo tomó demasiado bien ahora en frío.
―Eso ha sido...fantástico―dijo con una sonrisa―estoy en contra de la violencia pero creo que se lo merecían.
Ladeó la cabeza y al mirarme me esbozó una gran sonrisa que hizo que mi corazón diera una fuerte sacudida. No entendí aquello, pero el verle sonreír no era como cuando lo hacian otras personas. Me di unos cachetes en la cara y pude volver a mi habitual cara de muerta y fría.
―¿Entonces no estás molesto?―pregunté seria.
―No, en absoluto. Solamente espero que no te castiguen―contestó preocupado.
―Por mí no debes preocuparte―respondí seria―además, lo he hecho porque me resultaba muy molestos.
―De todas formas, te lo agradezco mucho―comentó antes de darme un abrazo.
―Realmente eres amigo de Enid―dije sin devolver el abrazo. O eso quise decir porque mis manos se movieron solas.
Yo no entendía muy bien que me pasaba pero al separarme, una parte dentro de mí se sentía como incómoda, quería abrazarlo de nuevo.
Después de eso nos quedamos un rato descansando, disfrutando del silencio y el lugar hasta que tocaba regresar a la academia. Él me acompaño hasta la parada y se quedó allí conmigo, aguardando a que el autobús viniera. Nos despedimos con dos besos. Él se despidió con la mano mientras yo miraba por la ventana del vehículo.
El trayecto fue en silencio ya que apenas había personas dentro. Y al llegar a mi cuarto, Enid de un saltó acudió hasta mi posición corriendo y dando gritos antes de enseñarme la noticia de que unas cuantas personas habían acabado en el hospital.
―He disfrutado mucho―dije―aunque desearía haberlas podido enterrar.
―¿Por qué has actuado así?―preguntó ella preocupada por mí, su cara era entre enfado y preocupación, ella podía ser tan tierna que daban ganas de pegarle a ella también.
―Eran abusones que se burlaron de Tn y además me han propiciado comentarios por los cuales merecerían ser ahorcados―contesté relajada mientras acudía a mi cama a sentarme y quitarme las botas.
Ella se colocó en silencio a mi lado, mirándome con esa cara y esa estúpida sonrisa.
―Uy, ¿acaso alguien ha roto tu coraza de hielo?―preguntó con voz tierna.
―No, solamente me han faltado el respeto.
Eso no pareció convencer a la chismosa y peluda de mi roomie.
―Dejando a un lado lo sucedido...¿has podio encontrar algo?―preguntó.
―Si―saqué las pruebas y ella dejó de mirar porque decía que iba a vomitar.
Guardé todo en un rincón bien oculto y tras haber examinado los cuerpos me puse a investigar en mis libros. Las risas de Enid al fondo empezaban a cansarme.
―Enid guarda silencio―dije―necesito encontrar a la criatura.
―Lo siento, es que los reels que me manda Tn son muy divertidos―contestó sonriente.
―¿Qué son reels?―ella se golpeó en la frente y tuvo que explicarlo.
Ella continuó con el teléfono y los cascos cuando recibí una llamada. Era Tn, algo raro pero respondía a la llamada.
―¿Miércoles?, ¿te pillo en mal momento?―preguntó con cierto temor.
―Estaba buscando sobre el monstruo―respondí seca―pero no encuentro nada.
―Deberías reducir la búsqueda a monstruos de bosque, es lo único que hay―comentó.
―Pero puede haber venido de otros sitios
―Si, pero no puedes empezar de manera tan grande.
Decidí hacerle caso y agradecí su ayuda. Charlamos un rato y luego colgué para seguir con mi búsqueda del monstruo. Alguno tenía que ser, no quería que fuera un paso por delante.
―Veo que Tn es de ayuda―comentó a mi espalda la joven loba.
―Realmente ha sido más útil que tú―dije para molestarla.
―¡Eh!―se cruzó de brazos―encimo que te lo presento.
―Bueno, él se parece a ti, salvo por tu color
―Si, tal vez le pida una cita.
Yo parpadeé un par de veces y volteé a mirarla sorprendida.
―No, no puedes.
Ella me miró extrañada.
―¿Y por qué no?―dio unos pasos manteniendo su sonrisa―¿no será que sientes algo por él?.
―Claro que no, el amor es para débiles
―¿Entonces cuál es el punto?
―Tn puede ser útil, si sales con él y rompes no tendré un contacto en Jerichó.
Ella asintió y se marchó a su lado de la habitación.
Sentí una sensación muy extraña en mi interior, como aliviada. Abrí los ojos y pensé durante un buen rato en ello. Aquello no podía estar pasando. Así que para aclarar mi mente me fui a la cama a leer un rato un libro que me regaló mi tío.
Eso me ayudó a terminar el día sin pensar más en lo sucedido. Por suerte no hubo denuncia así que tampoco hubo castigo. Eso me hizo sonreír pues me había salido con la mía.
En la mañana después de desayunar, acudí a mi cuarto para seguir investigando cuando vi a Enid ponerse la ropa de campo.
―Voy al bosque a dar una vuelta―dijo―es cerca de la academia y no hay peligro―¿vienes?.
―Debo resolver un caso―contesté.
―Voy con Eugene y Tn―yo la miré extrañada―vamos a recolectar insectos y plantas para la academia.
―Está bien―dije cerrando el libro.
―Uh, ¿vienes por Tn?
―No, necesitáis protección. Una loba de colores, un normie y un chico que no sabe defenderse, sois una presa fácil.
Salimos al patio y ahí estaba Eugene con su mochila y los botes junto a Tn quien al verme sonrió con esa maldita sonrisa suya y me saludó.
―No pensé que te apuntarías―dijo sonriente mientras emprendíamos el camino.
―Alguien debe protegeros―comenté mirando al frente.
―Ya veo.
Nos separamos a buscar plantas cuando vi a Tn que estaba a punto de tocar una venenosa.
―¡No!―al lanzarme, rodamos un poco y quedé sobre este―¡era venenosa, podrías haber muerto!―dije molesta.
Entonces el enojo se esfumó al verme cara a cara, a pocos centímetros de su rostro antes de que pudiera levantarme.
―Lo siento―dijo apresurado.
―No pasa nada...es sólo que...ten más cuidado―al girarme pude ver en la distancia a Enid sonreír alegre.
Volvimos a seguir con la búsqueda pero nos pusimos guantes ya que muchas venenosas el problema era tocarlas.
Continuará...
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