• Te deseo •
* Estoy bien menso para escribir +18, así que no esperen nada de esto, ni de mí.
* Será un capítulo "+18 BL" relación chicoxchico pero será algo Soft+18.
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Una noche, puede convertirse en un momento donde una pareja se entrega por completo, pero ¿Qué es entregarse? ¿Simplemente tener el deseo carnal? ¿El deseo de sentir la piel del otro o "hacer el amor"? Tomarse en palabras, cuerpo y alma. El pecado de la lujuria recae en todos a fin de cuentas, despertando el instinto de hacer tuyo a la persona que te toco amar en esta vida.
Nuevamente se despertaba por una pesadilla, sentándose en la cama en silencio, fijo su vista en el reloj de la mesa a su lado, era más de media noche y era seguro que no volvería a conciliar el sueño, suspiró rendido.
—Será una larga noche...—murmuró para sí mismo—.
Se sobresaltó ligeramente al sentir como lo abrazaban por la cintura, no necesitaba preguntar de quien se trataba, se mantuvo tranquilo ante el tacto.
—¿Otra pesadilla, pollo?—recibió un suave "sí" como respuesta— ¿Quieres hacer algo?
—negó a la propuesta, simplemente murmuró— Solo abrázame y no me sueltes...
El pelinegro lo acercó a él, manteniéndolo en un abrazo, el contrario se sentía cómodo en aquel abrazo, sin embargo, ya tenía un tiempo pensando en la relación que tenían acutalmente, inicio con "solo una oportunidad" pero ¿Qué oportunidad? ¿La oportunidad de solo conocerce? ¿La oportunidad de durar solo un rato? No, para este punto ya no quería darle solo una oportunidad, sino varias oportunidades... Quería avanzar más, pero ¿Cómo expresarlo? Dio un pequeño respingo al sentir un beso sobre su cuello, suspiró por inercia.
—Suga... ¿Realmente te quedaras conmigo?—preguntó con un ligero rastro de melancolía— Incluso por todo lo que he hecho
El contrario se apartó, dejando al castaño recostado en la cama para poder ponerse encima de él y verlo directamente a los ojos.
—Te lo dije... No me importa lo que hayas hecho, me interesa lo que haremos a futuro...
Se acercó al oído del más bajo para murmurar.
—Estaré contigo, todo el tiempo que quieras...
—Entonces quedate conmigo hasta que dejemos de respirar
Respondió dejando que el pelinegro hiciera de él lo que deseara, entregandose al deseo, sediendo a ese momento de placer que todo ser humano llega a necesitar en un punto.
Entregarse a su destinado no era solo tener sexo, Derek -como objeto sexual en su pasado- tener relaciones era algo mónotono en donde no había sentimientos, donde entregaba su cuerpo sin darse un valor y ahora -con miedo- se entregaba a quien si valía la pena, a la única persona que le aceptaba como era, la única persona con la que deseaba estar y aferrarse en esa vida para siempre.
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Suspiraba con suavidad el castaño, un momento de placer y cariño, besos eran repartidos por todo su torso y en ocasiones el pelinegro le mordía dejando pequeñas marcas rojizas, estas eran más notorias en el cuello, siendo ya hematomas.
Para este punto ambos chicos se encontraban ya sin ropa, solo dandose muestras de afecto y anhelando el tenerse más cerca con cada segundo que pasaba, arrancandose suspiros y jadeos de placer.
El castaño ya cegado por la lujuria y dejandose llevar por el ambiente, cambio de posición, haciendo que su pareja se acostara y él quedando encima de la pelvis del pelinegro.
—Dejame hacer esto a mí—habló ligeramente agitado pot la situación—.
No era su primera vez haciendo este tipo de posición, pero si su primera vez haciéndola por gusto y deseo de entregarae a su pareja.
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El cuarto se inundaba de sonidos obsenos, jadeos y respiraciones agitadas. Quien diría que al castaño le gustaría montarse sobre su pareja, moviendose rítmicamente y dejandose guiar de vez en cuando por las manos contrarias que lo sujetaban com fuerza, profundizando el movimiento o dándole un nuevo ritmo.
Gimió con fuerza al sentir como el pelinegro había dado en su punto, juraría que iba a desmayarse por el placer que le era dado, sobre todo en esa posición, sus piernas las sentía más débiles por el cansancio.
—S-suga...—pronunció el nombre entre jadeos— Te amo...
Expresó con sinceridad, sin involucrar el ardiente momento con sus sentimientos, por qué él no deseaba tener sexo, él deseaba cumplir con el famoso "hacer el amor", entregarle su amor, entregarle su cuerpo, su alma, su vida entera.
El pelinegro entendía el valor de las palabras del castaño, no necesitaba conocer el pasado del chico para saber que este momento el menor se entregaba a él sin condiciones, realmente ambos se estaban tomando de forma carnal, cumpliendo el deseo y la necesidad.
Recostó al castaño aún sin separarse de él para continuar con el acto de lujuria, tomando al chico no como pertenencia, sino como su pareja en está vida.
....
Minutos después ambos habían llegado al tan esperado climax, culminando con el acto de deseo sexual.
Abrazados en la cama, solo descansando y regalandose pequeñas caricias y mimos. Las palabras no iban a ser necesarias -por el momento- para expresar su amor mutuo, solo necesitaban del silencio y cariños para continuar expresandose amor.
El inicio de la historia.
No necesito dar explicaciones...
Chao, renuncio.
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