| 𝟫 | [RɪᴅᴅʟᴇBɪʀᴅ Fʟᴜғғ#7]
Edward y Oswald hablan después de una intensa sesión sexual y sobre los futuros cambios en Gotham producidos por la muerte de un conocido murciélago.
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Como se puede intuir por el título, hay contenido sexual implícito. Sin embargo, esto es sólo al principio y no hay ninguna descripción explícita, y además el tema principal del drabble sería "aftercare".
Edward se desplomó en la inmensa cama de agua llegando al final de su orgasmo con la respiración aún acelerada y las mejillas rojizas. Mirando al techo, un agotamiento vino de repente que entró por sus piernas para desplazarse hasta el cuello, haciendo que sus músculos no quisieran moverse demasiado.
Recordando dónde estaba, desvió la mirada hacia su derecha, observando a Cobblepot que veía por el gran ventanal horizontal de su habitación la magnífica vista que Gotham ofrecía por la noche, tan maravillosamente combinada con las luces de los rascacielos que se extendían hasta más allá de las nubes y la oscuridad tan característica y buenamente mencionada con regularidad de la ciudad. Cobblepot era de los pocos que veía belleza en Gotham.
Había que recalcar que el cristal estaba hecho de un material que aún no había salido al mercado, construido a partir de tres láminas cuyo objetivo principal era parar cualquier bala que intentaran disparar a través y que las personas de fuera no pudieran observar nada de lo que ocurría adentro según podría ofrecer la gran ventana, gracias a una lámina extra que prometía preservar la intimidad de dentro del edificio. A veces era bueno aprender de los errores del pasado, y es que no sería la primera vez que intentaban asesinar al pingüino por el cristal de la planta de arriba del iceberg loungue —donde él solía reposar—. Sabiendo cómo apreciaba éste observar las vistas desde su habitación, tuvieron que arreglárselas para que aquello fuera posible sin que intentaran asesinarlo día sí y día también.
Nygma se levantó sin mucho esfuerzo para llegar a una caja de pañuelos y empezó a limpiarse a él mismo y a Oswald de los rastros que su reciente sesión había dejado, pasándolos con delicadeza a través del cuerpo de su amante.
Cuando terminó, la apartó a un lado y se acercó a Oswald con lentitud.
—¿Sabes? Me siento bastante feliz —susurró Nygma al oido de Cobblepot, quién aún no había apartado la vista de fuera pero le escuchaba atentamente igual—, porque sé que me podría pasar toda la noche aquí, contigo observando la ciudad y sé que no voy a ver a un murciélago balanceándose entre los edificios como si todo esto le perteneciera —dijo, subiendo de forma leve el tono de voz con aquellas últimas palabras—. Además, no es como las otras veces. Esta vez está muerto de verdad, y no es ningún rumor exagerado. El murciélago ha caído, ¿Te lo puedes creer?
Cobblepot se dio la vuelta, sonriendo a Edward pero quedándose en silencio, observando cómo lo miraba; con una amplia sonrisa y los ojos iluminados. No recordaba la última vez que le había visto así, si es que hubo una primera.
—Ozzie… —siguió hablando Edward, como de costumbre, sujetándole de la mano y entrelazandola con sus dedos— Gotham va a ser nuestra. —aseguró com regocijo.
Oswald llevó su otra mano con la que sujetaba la de Edward y la envolvió alrededor, ofreciéndole más calor y cercanía.
—Mi querido Edward, Gotham ya es nuestra.
La alegría de Nygma fue tanta con aquella frase que hizo que su cuerpo se invadiera de un sentimiento de bienestar único del momento, llegando a entonar una pequeña carcajada mientras de nuevo se tumbaba en la cama, sin soltar la mano de Oswald. Cerró los ojos, dio pequeñas vueltas alrededor suya y sin ninguna razón en especial se llevó su mano y la de Oswald, juntas, a su corazón, con Cobblepot deleitándose mientras lo observaba y escuchaba los latidos de su corazón.Todo aquello sin que Nygma abandonara su radiante sonrisa.
—Gotham es nuestra —repitió Edward con plena satisfacción.
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