La sección 5 del Génesis está dedicada a detallar una larga lista de personajes, desde Adán a Noé, de una longevidad extraordinaria. Todos hemos escuchado la expresión "más viejo que Matusalén" y efectivamente, Matusalén parece que fue la persona más longeva del mundo, ya que vivió 969 años.

3 Tenía Adán ciento treinta años cuando engendró un hijo a su semejanza, según su imagen, a quien puso por nombre Set.

4 Después de engendrar a Set, Adán vivió ochocientos años, y engendró hijos e hijas.

5 Cuando Adán murió, tenía novecientos treinta años.

Set murió con 912 años, su hijo Enós con 905 años y así una larga lista hasta Matusalén, que engendró a Lámec, el cual vivió hasta los 777 años. Este Lámec fue el padre de Noé, bien conocido de todos por el asunto del arca y el diluvio.

Llama la atención el vigor sexual de estos personajes. Por ejemplo Noé:

32 Tenía Noé quinientos años cuando engendró a Sem, a Cam y a Jafet.

Los demás no le iban a la zaga. Más llamativo aún es que en ningún sitio se dice que alguna mujer viviese hasta esas edades, por lo que tenemos que concluir que no, y que el emparejamiento de Noé (y de los otros) sería con alguna jovencita. Parece que no ha habido en la historia unos enlaces con mayor diferencia de edad que los que describe la Biblia. Es difícil imaginar la noche de bodas entre la joven esposa de Noé y su marido de 500 años.

Ha habido muchos intentos de parchear este relato, desde teorías que hablan de la degeneración del ADN después el diluvio hasta presumir que no se trata de años sino de meses lunares o de cálculos con calendarios distintos a los actuales, pero los argumentos no son convincentes.

En otro lugar de la Biblia, se lee que Dios dijo que retiraba su espíritu del hombre y que este pasaría a vivir no más de 120 años. Ese pasaje continúa con una referencia a los héroes y semidioses antiguos (por ejemplo, la vida de Hércules traspasa varias épocas de la historia), por lo que lo más probable es que a ciertos antepasados israelitas se les concediese esa categoría, con lo que estaríamos ante una mezcolanza con la tradición de la antigüedad clásica, es decir, en el terreno de la mitología. Intentar justificar esas longevidades desde otro punto de vista, dándolas por reales, es infantil.