Jonás y la ballena

Hay mucha gente confundida respecto a Jonás. La mayoría solo conoce el episodio en que se lo traga la ballena. Extenderemos algo más la historia.

El relato comienza cuando Dios encarga a Jonás que vaya a predicar al antro de corrupción, según los judíos, que era Nínive.

Libro de Jonás

1 Yahvé habló a Jonás, hijo de Amitay, diciéndole:

2 «Prepárate y vete aNínive, la metrópoli, para anunciarle que su maldad ha llegado hasta mí.»

Por supuesto, la prédica tenía que ser admonitoria, el anuncio de la ruina de la ciudad, ya que generalmente los profetas mayores y menores profetizaban desgracias por lo que no eran bienvenidos y algunos tenían que salir por pies. Sabiendo esto, Jonás dio tres bufidos al encargo y clandestinamente se embarcó en un navío para Tartessos (en Andalucía, España), esperando quizás un despiste divino.

3 Jonás se preparó para huir a Tarsis, lejos de Yahvé. Bajó a Jope, donde encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos de Yahvé.

Por supuesto, Dios se apercibió y envió una gran tormenta que a punto estuvo de hacer naufragar la nave. Tras una investigación algo sorprendente de los marineros se supo que era Jonás el culpable del huracán y fue arrojado al agua donde una ballena lo engulló y lo tuvo tres días en su vientre.

15 Luego cogieron a Jonás, lo arrojaron al mar y el mar calmó su furia.

Jon 2

1 Yahvé hizo que un gran pez se tragase a Jonás, y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches.

Al cabo de ese tiempo lo depositó en la orilla, presentándose Dios ante él e interrogándole sobre si se le habían pasado las ganas de salir corriendo. Esta vez, Jonás decidió que era mejor ir a Nínive y se presentó ante los habitantes de la ciudad con el habitual alijo de denuestos, insultos e imprecaciones:

Jon 3

1 Por segunda vez Yahvé habló a Jonás, diciéndole:

2 «Prepárate y vete a Nínive, la metrópoli, para anunciarle el mensaje que yo te comunique.»

3 Jonás se preparó y marchó a Nínive, de acuerdo con la orden de Yahvé. Nínive era una gran metrópoli, con un recorrido de tres días.

4 Jonás comenzó a atravesar la ciudad y caminó un día entero

proclamando: «En el plazo de cuarenta días Nínive será destruida.»

Sin embargo, con gran sorpresa para él y para Dios, los ninivenses decidieron creerlo y oraron y se prosternaron lamentándose de su maldad.

5 Los ninivitas creyeron en Dios, organizaron un ayuno y grandes y pequeños se vistieron de saco.

Visto este desenlace, Dios decidió que la ciudad no sería destruída y le comunicó su decisión a Jonás.

10 Cuando Dios vio lo que hacían y cómo se convertían de su mala

conducta, se arrepintió del castigo que había anunciado contra ellos, y no lo ejecutó.

Jonás, ante la decisión divina, cogió un rebote fenomenal, pensando quizás que todo lo que había pasado él en el barco, con los marineros y con la ballena había sido para nada:

Jon 4

1 Jonás sintió un gran disgusto, se enfureció

2 y oró así a Yahvé: "¡Ay,Yahvé! Ya lo decía yo cuando estaba todavía en mi tierra y por eso me apresuré a huir a Tarsis: pues sabía que tú eres un Dios clemente, misericordioso, paciente y generoso, que se arrepiente del castigo.

3 Así que, Yahvé, quítame la vida, pues prefiero morirme a estar vivo."


Y tras esta muestra de "bondad" ejemplar, se retiró a una montaña desde la que se divisaba Nínive a ver qué sucedía con la ciudad, si la destruía o no. Vienen después unos penosos intentos por parte de Dios para convencerlo, sembrándole una planta trepadora que lo cubriese del sol y enviando a continuación un gusano que se comió la planta trepadora con lo que Jonás se desesperó más.

7 Pero al día siguiente, al rayar el alba, Yahvé

envió un gusano, que dañó al ricino y éste se secó.

8 Al salir el sol, Dios mandó un sofocante viento solano. El sol atacó a la cabeza de Jonás, que empezó a desfallecer y se deseó la muerte, diciendo: «¡Prefiero morirme a estar vivo!»

Dios le insiste:

9 Entonces Dios dijo a Jonás:

«¿Te parece bien enfurecerte por el ricino?» Respondió: «¡Sí, me parece bien enfurecerme hasta la muerte!»


La historia termina aleccionando Dios a Jonás con un argumento peregrino sobre la injusticia de destruir la ciudad comparada con la injusticia de haber sido privado Jonás de la sombra, aunque en ningún lado se concluye que Jonás se bajó de la montaña o reconoció que estaba haciendo el imbécil.

Para otra vez, Jehová, ten más cuidado al escoger a tus profetas mensajeros...

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