Demonios
Una de las cosas más asombrosas que se deducen de los relatos bíblicos es el enorme número de endemoniados que había en aquella época. Y cómo los despachaba Jesucristo en un santiamén:
Mateo 8
16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él, con sólo una palabra, expulsó a los espíritus.
Normalmente un solo demonio se apoderaba de una persona, pero a veces se apretujaban varios dentro de ella:
Lucas 8
1 Recorrió a continuación ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios. Le acompañaban los Doce
2 y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios.
Incluso podían llegar a ser miles los demonios dentro de una sola persona:
Marcos 5
1 Después llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. 2Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo
3 que moraba entre los sepulcros. Nadie podía ya tenerle atado, ni siquiera con cadenas,
4 pues muchas veces le habían maniatado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, de suerte que nadie podía dominarlo.
5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras.
6 Al ver de lejos a Jesús, corrió, se postró ante él
7 y gritó con fuerte voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.»
8 (Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»)
9 Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?» Le contestó: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.
11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte.
12 Ellos le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.»
13 Jesús se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara —unos dos mil— se arrojó al mar de lo alto del cantil y se fueron ahogando en el mar.
14 Los porqueros huyeron y lo contaron en el pueblo y por las aldeas. La gente salió entonces a ver qué había ocurrido.
15 Cuando llegaron donde Jesús y vieron al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, se llenaron de temor.
16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos.
17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.
No es extraño que le dijesen que se fuese. Dos mil cerdos a la basura, en aquellos tiempos de hambre. Cómo se pondrían los porqueros. Y no quiero pensar en los del Partido Animalista si hubiesen estado allí.
Las peripecias de los demonios una vez fuera del cuerpo se relatan muy sucintamente. Por lo que parece eran bastante tenaces:
Lucas 11
24 «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo; pero, al no encontrarlo, piensa: 'Me volveré a mi casa, de donde salí.'
25 Pero resulta que, al llegar, la encuentra barrida y en orden.
26 Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio.»
El superpoder de expulsar demonios podía ser delegado o transmitido a otros:
Mateo 10
1 Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder para expulsar a losespíritus inmundos y para curar toda enfermedad y toda dolencia.
7 Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca.
8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad
demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.
Y debía ser muy eficaz la transmisión porque:
Marcos 6
7 Llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos.
12 Ellos, yéndose de allí, iban predicando a la gente la conversión.
13 Expulsaban a muchos demonios y curaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite.
Sin embargo, Jesús les tenía prohibido a los demonios que descubriesen su secreto:
Lucas 4
40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él les conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo.
Por último hay que decir que ese superpoder no era patrimonio exclusivo de Jesús ni de sus discípulos. Debía haber bastantes expulsadores por el territorio:
Lucas 9
49 Juan tomó la palabra y le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros.»
50 Pero Jesús le contestó: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros.»
Traviesillos esos demonios. No se podían estar tranquilos en el infierno...
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