Baños y llantos
¡Felicidades muy atrasadas, Hermione! Puff, que empanada llevo, hace ya 10 días que fue el cumple de Hermione, y se me había olvidado escribir un fanfic para celebrarlo (lo cual demuestra que soy un desastre, pues que es mi personaje favorito xD). Bien, he escrito esto en media hora a las 3 de la mañana, a si que lo más probable es que me haya quedado mal, o que haya muchas faltas de ortografía o yo que sé.
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—¿Hermione? ¿Estás ahí? —identifiqué la voz suave y calmada de Luna al instante.
—Yo... —me aclaré la garganta, y traté de que no me temblara la voz—. Hola Luna, ¿qué haces aquí?
Luna me miró. Le sonreí como pude, pero no conseguí una sonrisa convincente.
—He visto que entrabas aquí llorando, ¿estás bien?
—Sí, por su puesto, estoy estupenda —dije sarcástica. La verdad es que no debería tratar a Luna mal, ella no me había hecho nada—. Lo siento. No, no estoy bien.
—Me imagino que será por Ronald. He notado que estáis distantes.
Me limpié lágrimas que amenazaban con salir. Asentí y bajé la mirada al suelo, reprimiendo un suspiro.
—Hemos peleado... Pero ya estoy acostumbrada. Aunque... —reprimo varias lágrimas.
—¿Aunque qué? —pregunta curiosa.
—Creo que esta vez es diferente. Creo... Que las cosas pueden no llegar a arreglarse.
Luna se acercó y se sentó a mi lado. Me pasó un pañuelo y me sonrió.
—Es por Lavender, ¿verdad? Porque es novia de Ron. Y a ti te gusta Ron.
La miré sorprendida.
—¿¡Qué!? ¡No! ¡No me gusta Ronald! —la voz me salió muy aguda y la mentira me salió fatal.
—Ah. Pensé que sí. Bueno, no deberías quedarte aquí, ¿no? Sé que no tienes buenos recuerdos de los baños.
—Oh, sí, el troll... —recordé.
—No me refería a eso —dijo la rubia.
Espera, ¿cómo podía saber ella...?
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No quería que mis compañeras de habitación me viesen llorar. Ya se burlaban de mí lo suficiente como para que tuviese que soportar sus risitas toda la noche mientras yo lloro.
Corrí hacia el primer baño que vi y entré en él. No me gustaba ir a los baños sola desde el altercado del troll, pero de eso hacía ya dos años, y ya sabía magia suficiente para enfrentarme a uno de esos.
Me senté en el suelo y descargué mi ira y frustración dando puñetazos a la pared, llorando y de vez en cuando gritando (pero no muy alto, no quería despertar a todo el castillo).
¿Qué culpa tenía yo de la desaparición de la rata de Ronald?
Él estaba empeñado de que había sido mi gato. Pero, ¿cómo lo sabe? Puede simplemente haberse escapado.
Y de todas formas, ¿por qué debería tener yo la culpa? Yo no puedo controlar a Crookshanks, ¡los gatos comen ratas, lidia con ello, bobo insensible!
Seguí desahogándome hasta que el sueño me venció y me obligó a volver a mi habitación.
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—¡Hermione, sal del baño y hablemos de mi estúpido hermano! —gritó una pelirroja, cansada de haber bailado toda la noche.
—¡Déjame en paz, Ginny!
Después de que le gritase a Ron sobre el hecho de que me había dejado como último recurso para el baile, el siguió a Harry hasta las habitaciones mientras que yo me quedé en la Sala Común, siendo observada por más de la mitad de los Gryffindors. E hice algo valiente y noble: salí corriendo. No podía con tanta humillación.
En cuanto salí de la Sala Común me crucé con Ginny, que al verme pudo entender que pasaba en tan solo unos segundos. Llegué al baño y me encerré en un lavabo.
—¡No puedes pasarte toda la noche ahí!
—¿Me estás retando? —le pregunté.
Parecía que estaba agotando la paciencia de Ginny. Con suerte, así, me dejaría sola.
—Mira, estoy de acuerdo contigo en que mi hermano es un completo idiota, ¡pero no te castigues por ello!
Buen punto, la verdad. Pero por desgracia yo tengo bastante orgullo.
—Gin, de verdad, solo quiero despejarme un poco...
—Vale, pues esperaré aquí —me pareció oír que se sentaba.
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—¿Cómo sabes eso, Luna?
—Ginny me contó lo del baile. Y lo de la rata fue un rumor que oí.
Me cubrí la cara con las manos, deseando que la tierra me tragase ahí mismo.
—Bueno, ¿entonces salimos del baño? —volvió a sugerir Luna.
Me levanté y salí con ella, para luego saludar a Harry e ir a mi siguiente clase.
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—Vaya, hacía mucho que no hablabamos en una ronda de prefectos —comentó el pelirrojo que camina a mi lado.
—¿Por qué será? —farfullé.
Pasamo al lado de un baño y Ron se paró ahí.
—Vaya, el baño donde empezó todo. El baño del troll —sonrió.
Yo miré a ese baño, donde más que recordar a un troll, recordaba noches dolorosas.
—Ya... —mi voz no sonó muy animada que digamos.
—Oh, lo siento, no pensé que lo del troll te siguiese pareciendo un tema... delicado.
—No es por eso —respondí fríamente.
Ron me miró confuso.
—Pensaba que ya no estabas enfadada.
—No es eso. Déjalo, no es nada.
Y seguimos la ronda de prefectos, ignorando nuestra conversación y hablando de otros temas triviales, como Herbología o Harry.
—Por cierto... ¿Recuerdas que en tu cumple te dije que el regalo llegaría con retraso? —comentó Ron. Sí, me acordaba. Asentí —. Pues... No te lo llegué a dar —¿No me digas?—. Toma.
Me entregó un paquete ligero, con forma rectangular.
«Un libro» —pensé.
Abrí el paquete y lo que saqué me dio ganas de llorar de la risa y a la vez me pareció adorable. Era un libro escrito a mano, obviamente por Ron (se notaba en su caligrafía).
En la portada ponía: "Hermione Granger y el troll del baño". En la portada había recortes de fotos, una en la que salíamos Harry, Ron y yo. Otra de un troll horriblemente feo. Otra del mazo del troll.
Sonreí y abracé el libro.
—Gracias Ronald, es el mejor regalo que me han hecho.
«Aunque haya pasado malos momentos en ese baño —pensé—, lo que importa es que eso es el pasado. Y lo más importante, que vuelvo a ser amiga de Ron»
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HOLA.
Bueno, no sé porque el fanfic va sobre este tema, pero... Mi mente, quien sabe.
Pues espero que os haya gustado, aunque ya avisé de que está un poco chapucillas. Comentad y votad si os apetece ;-)
Mañana subo nuevo capítulo, me vengo arriba xD.
~Pau
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