La Calceta Sucia
La Calceta Sucia
Spin Off de "El Color de la Tristeza" explicando qué pasó con la calceta que Daryl vendió.
Un poco de humor para variar. En esta narración, Andrea no se está muriendo desangrada.
*******
Libby se iba ocultando detrás de contenedores de basura, hidrantes de agua y señalamientos viales mientras avanzaba rumbo al callejón donde se llevaría a cabo aquel vergonzoso intercambio.
Giró en una esquina y mientras andaba por el lugar unos gatos huyeron del área. Desde atrás de un contenedor oxidado y enorme, se encontró de frente con alguien.
-¿Tienes lo acordado?-Dijo Libby enfundada en aquella gabardina que, lejos de ocultar su identidad, la hacía destacar entre los transeúntes.
-Desde luego, yo siempre cumplo mi palabra.- Dijo aquel chico de rasgos asiáticos, sacando igual, de una gabardina, una bolsa de papel, de esas en que sirven el pan.
Las personas que pasaban veían en ese callejón a dos niños disfrazados de detectives cambiando bolsas de dulces y reían. Niños jugando.
Mientras tanto, ambos chicos intercambiaron sus bolsas, completamente seguros de que estaban camuflados y nadie los veía.
-¿Viene el pago completo?
-Desde luego. Estas hablando con una profesional.
-¿Incluye el pedido especial? Recuerda que hubo una rebaja del 50% si lo incluyes.
-Lo pensé bastante, y no tengo idea de que vas a hacer con eso, pero si, lo incluí.
-Excelente.- Dijo Daryl metiendo la bolsa en su gabardina.- Es un placer hacer negocios con usted.-
-Los mismo digo.- Respondió Libby y luego ambos chicos se retiraron sigilosamente.
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Libby corría como alma que llevan los fantasmas por la avenida. Sonreía emocionada mientras pegaba la bolsa a su pecho con ambas manos. Su emoción se desbordaba y brincaba y giraba como en "Bailando Bajo la Lluvia".
Unos días atrás, en casa de Molly, específicamente en el cuarto de la niña gritona, tratando de alcanzar un libro se había caído en el bote de ropa sucia de su amiga y las calcetas le habían quedado en la cabeza.
El problema es que en lo que tardo en salir, se dio cuenta que el perfume de Molly en la ropa, pero esencialmente en sus calcetas, le habían provocado una especie de...no sabía mencionarlo, pero era algo que le encantó. Y estuvo unos 30 segundos allí riendo estúpidamente con la ropa encima.
Luego al salir vio que Daryl, el hermano menor de Molly había observado todo.
Lejos de decirle algo que la avergonzara, el chico, de manera cortés, le dijo que si le interesaba adquirir una de las calcetas usadas de Molly a precio justo. Estuvieron a punto de cerrar trato ahí mismo, pero Scratch los interrumpió. Sin embargo, la comunicación había quedado abierta hasta el día de hoy, en que el intercambio se había completado.
Originalmente iban a ser 15 dólares, pero Daryl le había hecho, por mensaje, una extraña propuesta...
"Si me das uno de tus corpiños usados, te hago una rebaja del 50%
-¿Y para qué quieres uno de mis corpiños, niño mañoso?-
-¿Para qué quieres una calceta sucia de Molly?
Se miraron sospechosamente unos segundos.
-¿Qué vas a hacer con mi corpiño?-
-Bien, veo que no te interesa esta calceta que ya tengo, recién dejada en el bote. Aun esta tibia...-
-Bien, pequeño demonio, acepto, acepto. En el callejón en una hora.
-Hecho."
Entró a su casa, corrió por las escaleras mientras su madre la veía pasar, cerró la puerta, puso el pasador y se tiró en la cama dando vueltas hasta que cayó del lado que daba a la pared quedando atrapada. Se giró debajo de su cama. Sonrió con malicia.
Tomó la bolsa de papel, la abrió y sacó la larga, blanca y percudida prenda.
Libby la olfateó unos segundos, luego comenzó uno de sus ataques sicóticos.
Comenzó rodando por el suelo abrazada de la calceta, luego la abrió y se la colocó como gorro. Salió debajo de la cama y comenzó a correr en círculos riendo como maniática.
Luego se fue al suelo de nuevo.
-Si... Molly... pisa mi cabeza con tus calcetas blancas...- dijo mientras se retorcía de maneras raras.
-¿Quién es tu cachorrita, Molly? ¿Quieres que vaya por tus zapatos? ¿Quieres? ¿Quieres?- Dijo para luego ponerse la calceta como pasamontañas e inhalar con fuerza.
-Soy tu perrito, Molly...¡wof! ¡wof!-
-¡Libby! ¡A Comer!- Gritó su madre.
-¡Ya voy, mamá! ¡Estoy ocupada!-
-¡Ya deja de jugar que eres la mascota de Molly y baja de una buena vez!
-¡Deja de espiarme! ¡Y no sé de que estas hablando!
-¡Si, lo que tu digas, amor! ¡Yo no juzgo! ¡Ahora baja a comer!
-¡Si papá me quisiera no tendría que buscar amor con mis amigas cercanas!
-¡Si tu papá te quisiera te pagaría el siquiatra! ¡Ahora baja a comer!
Libby se quita la calceta de la cabeza quedando toda despeinada. Se queda mirando a la prenda con intensidad.
-Tú y yo, no hemos terminado, calceta de Molly, cuando vuelva de comer me enseñarás que tan sucia eres...- Dijo para luego meterla en la funda de su almohada y bajar a comer sopita de pollo que su super progre madre le había preparado.
*******
-Y... ¿Dónde conseguiste las calcetas de Molli?- Pregunto Leah a su hija mientras tomaban sopa.
-Me las vendió su hermano menor. Y solo es una.
-¿Alguna vez le dirás que fantaseas siendo su mascota?
-¿Cómo rayos sabes eso?
-Hija, corazón, pedacito de cielo, sé que en tu cabecita te imaginas que tu cuarto es un bunker insonoro, inodoro e insípido, pero no es así. Se escucha todo lo que dices, porque lo gritas, amor.
-¿Es decir que sabes de mi romance con una tortuga ninja?
-Si, Leonardo, quesque por que es el líder y su voz es sexy.
-¿Y sabes que le hablo románticamente al fresno enorme del parque?
-Si, piensas que es un alma antigua atrapada.
- Y...y...
-Si, te comenzaste a "explorar" hace poco.
-Dios...
-No te juzgo, eres una chica "sana", pero eso de la mascota... está bien siempre que no incomodes a tu amiga. Y ahora le descompletaste un par de calcetas.
-Bien, se la devolveré mañana.
Leah se le queda viendo a su única hija pensando seriamente que nunca será abuela.
-Lavada...-Le ordena Leah.
-¡Ay! ¡Ya! No le voy a hacer cosas raras tampoco.
******
Esa noche Libby vestía su pijama verde agua moteada con tortuguitas bebes. Unas sombras se le formaban bajo los ojos y una sonrisa muy fuera de sí se pronunciaba en sus labios.
Con solemnidad y en la penumbra, levantó su mano derecha para enguantarla lentamente y por completo con la calceta de Molly, la cual le llegó a tres cuartos del brazo. El roce de la calceta con su piel le hizo lanzar un leve suspiro.
Libby miró insanamente su mano enfundada en la calceta.
-Así que eres sucia...muy sucia...- Le dijo. Cerró los ojos y profundizó su respiración. Luego se recostó y paso la calceta por su cara.
-Si, Molly... puedes poner tu pie en mí...- Murmuró mientras se pasaba la tela con intensidad en el rostro, cuello, luego la boca, jugueteando un poco con sus labios.
Comenzó a darle leves mordidas atrapando la tela, lastimándose un poco los dedos azuzada por el deseo.
-Molly... soy tu cachorrita... ¿te traigo el periódico?-
Entonces fue bajando su mano y al llegar a medio pecho, presionó con fuerza imaginando que Molly le ponía el pie y la atrapaba al suelo. Comenzó a respirar de forma agitada.
-Estoy inmovilizada, Molly. Me tienes bajo control.
Luego, se colocó la mano frente a la cara. Miro nuevamente la calceta.
-¿Qué dices, Molly? ¿Quieres una prueba de que soy una mascota fiel?
Lo que usted pida.
Libby se giró y quedó boca abajo. Fue escurriendo su mano por debajo de su pijama hasta que sintió la tela de la calceta cubrir completamente su entrepierna.
-Moll... sé cuidadosa... pero si quieres puedes ser ruda... como tú quieras...-
Entonces comenzó a frotar como cuando se bañaba con una esponja. El roce de la tela gruesa de la calceta le sobre estímulo y sintió que las piernas se le tensaban por un choque eléctrico lo cual hizo que levantara el trasero hacia el techo de súbito.
-¡OOOH! Si, mi señora.... ¡Ponga su pie en Libby! ¡AAAH!-
En su cuarto, Leah se había puesto unos audífonos.
-Habrá que lavar esa calceta...
...y las sábanas y la cama...
..y a Libby-
**********
Al otro día, frente a la casa de los McGee, estaban Libby Stein y su madre. Tocaron el timbre y salió Daryl quien les explicó que la familia había salido por un asunto urgente y el estaba al frente de la casa.
-¿Este niño fue el que te dio la calceta?
Libby asintió sumamente apenada y Daryl hizo a escapar, pero Leah lo atrapó por la camisa.
-Libby, amor, dame la bolsa y espérame en el auto por favor, querida. -
-Si, mamá.
-Soplona...- Susurró Daryl.
-Me atraparon en flagrancia Yo jamás delataría.
-Libby.- Dijo seria Leah.
-Ya voy mamá. - Y la chica se fue a refugiar al auto de su madre.
Daryl y Leah se miraron.
-Aquí tienes la calceta de tu hermana.
-Que bien, la estaba buscando ayer. Ni idea de cómo llegó a su casa, señora Stein.
-Dame el corpiño de Libby.
-No sé de qué habla, yo...
-Si no me lo das, este detallito de ropa sucia saldrá a la luz y vere que te castiguen como se debe.
-Bien, bien, se aceptar cuando pierdo. El problema es que ya no tengo esa prenda.
-¿Qué quieres decir?
-La prenda fue adquirida por alguien más. ¿Que creía? ¿Que era para mí? Soy un chico decente, ¿sabe?
-¿Quién tiene el corpiño?
-No puedo delatar a... ¡Ay! ¡Ay!- Leah lo había pescado de la oreja.
-¡Fue Andrea! ¡Andrea quería el corpiño de Libby!
-¿La niña de pelo de fantasía? ¿Y para qué?
-Supe que quiere saber quien tiene el pecho más grande.
-¡¡Pero si ninguna tiene nada!! Carajo. Ya no sé qué les gusta a los niños de hoy.
Leah soltó a Daryl quien se talló la oreja. Luego sonrió y le dijo:
-Por una módica cantidad puedo darle una lista certificada de las cosas que le gustan a los chicos hoy en día.
Leah le miró y le dio un golpe en la cabeza con un dedo.
-Consígueme un marido y hablamos. - Le dijo y se encaminó a su carro.
-¡Pronto cumpliré 18!- Le gritó Daryl desde la puerta y Leah tuvo un ataque de risa tan fuerte que se le olvido el enojo. Todavía entró a su carro atacada de risa.
Luego volteó a ver al porche de la entrada y Daryl le mando un beso volado que la hizo reír más.
Libby, completamente ignorante del por qué de las carcajadas de su madre solo recibió un mensaje de Daryl quien le decía:
-Me debes una, acabo de poner de buenas a tu mamá. Al rato pasa por otra calceta y se más precavida, ¡por Dios! Si te vuelven a agarrar, no vuelvo a hacer negocios contigo.
-Entiendo, Daryl, y disculpa pero, oye...
¿...cuál es el precio por...una panty usada?
*************
Esto es solo comedia absurda.
Wattpad me ejecutará en cualquier momento.
Por ahora este fic solo estará aquí y en AO3.
Espero se hayan reído
Gendo Uribe
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