El Color de la Tristeza 03
La silla es cómoda. Bastante. El techo alto y gris en cúpula cóncava, y en el fondo un enorme cuadro con ballenas y delfines mirándonos con sus ojos muertos. A mi alrededor, seis chicas con una expresión que puedo entender. Nadie quiere estar aquí.
Una reunión forzada de personas que deseaban morir.
Mis padres no me escucharon ni una palabra, pero no me sorprende. Nunca en la vida me han escuchado. Claro que no intente quitarme la vida, yo solo quería dormir y olvidar. Pero ahora lo veo diferente, como un afortunado accidente. Algo que me ha dejado una enseñanza.
Aun hasta hoy, el haber estado muerta ha sido la mejor sensación que he tenido, así que justo ahora, no me importa. No me importaría morir.
La ingravidez y sobre todo la ausencia total de culpa es lo más hermoso que he sentido.
"Océano de Paz" se llama este lugar donde me han venido a tirar quienes se dicen mis padres.
"Eres una vergüenza, mis acciones bajaron por que se hizo pública tu estupidez" dijo mi amoroso padre zarandeándome.
"Ni pareces hija mía" Dijo mi amorosa madre.
"¡Dénmela a mí!" Dijo una completa y total extraña.
Cada que pienso en eso no puedo evitar ahogarme en sentimiento. Esa sola frase es mejor que todo lo que mis padres han hecho por mí. Quizá por ella no me he matado.
Scracht viene de vez en cuando. Sin embargo, ya le hice saber que, a deferencia de Molly, no pretendo hablar con el aire para me terminen de catalogar de desquiciada. Le escribo en una libreta. Ya le dije que, por ahora, no pretendo morir, que le diga a los McGee que no tengan cuidado con eso. Me dice que hoy irán a negociar con mis padres. Que soporte un poco. Solo que es cada vez más difícil. Esperare un tiempo, de allí, todo sirve para volverse un fantasma de nueva cuenta.
-Entonces.- Interrumpió una señora de falda al tobillo amplia y predominantemente negra, con flores de distintos colores. Esbozando una sonrisa tan falsa que debería salir en algún canal de onlyfan. -¿Alguna quiere compartir alguna vivencia?
Todas, sentadas en círculo, le ignoramos con elegancia.
***********
-Váyanse antes de que llame a seguridad.-
-Señor Devenport, solo denos un minuto.-
Mamá y yo estamos aquí, en la empresa del señor Devenport. Hemos ido dos veces a su casa en estos días, pero se han negado a recibirnos así que mamá y yo decidimos escabullirnos hasta este lugar con ayuda de Scratch que distrajo a los guardias y abrió cerraduras. Ahora estamos acá. Pero quizá por no mucho.
-Solo escúcheme, esa niña no quiso suicidarse.
-Es que a usted eso no le compete ni puede saberlo.
-de verdad que lo sé, ella esta deprimida porque cree que ustedes no la quieren. Llevarla a un lugar así no la va a ayudar.
-Si, ¿seguridad?...
Molly corrió y le colgó el teléfono. -Además, donde la envió es un lugar malo, hacen pruebas con las niñas y las vuelven zombis para venderlas al mercado negro.
-Molly, cariño, déjame hablar con el señor. Mire, no le mentí cuando le dije que estoy capacitada para cuidar niños con problemas, usted conoce a mi Molly, ella es hiperactiva y con todo la tengo bajo control, también tengo un chico que se cree gánster y de igual manera va bien en la escuela y se comporta. Solo déjeme atender a Andrea, que viva en nuestra casa un tiempo, algo así como un campamento de verano donde ustedes podrán visitarla cuando deseen. Ella se sentirá cómoda y se recuperará pronto y volverá con ustedes.
-Pero, ma' Andrea no tiene na...- dijo Molly pero un codazo bien puesto de Sharon la tiró.
El señor Devenport dejó lentamente el teléfono. Cruzó las manos y apoyó la barbilla. -Y ¿Cuánto me va a salir este negocito de ustedes?
-Exclusivamente los alimentos e insumos de la niña. Nada para la casa.
-Como empresario se bien que nada se hace para ganar nada. Y si algo parece ser así, entonces es un engaño. ¿Y si un buen día desaparecen llevándose a mi hija?
"Como si te importara capitalista de mierda" Pensó Sharon.
-Usted nos conoce, señor Devenport, todo el pueblo nos conoce. Que ganamos llevándonos a Andrea. Nos atraparían apenas salgamos del condado. No tiene sentido.
Por primera vez este tipo no nos mira con tanto desprecio. Puede que consigamos algo.
-Déjenme hablarlo con mi esposa y luego con Andrea. Si ambas están de acuerdo y usted me muestra un papel que avale que es psicóloga especialista en...-
-Aquí esta.- Dijo Molly sonriendo mientras estampaba en el escritorio una hoja de bordes lujosos.
"Desde luego que consigo uno de esos, hermanita, pero solo si me regalas una de tus calcetas sucias." Fue el costo que le puso Daryl a Molly, quien estaba algo inquieta de preguntar para que quisiera una calceta sucia.
En algún lugar, Daryl cambiaba una calceta sucia por dólares.
El hombre tomó el papel y lo leyó.
-Se ve como una buena falsificación. Bien, denme un par de días y les doy una respuesta.
********
Cuatro días después de ser internada, estoy sentada al borde de su cama.
Ese lugar es peor que un infierno. Solo es levantarse, tomar un desayuno insípido (bajo en sabor para que la sobreestimulación no nos vaya a impulsar a matarnos), una charla estúpida acerca de religión y como Dios ve con malos ojos a los suicidas y que el diablo nos susurra cosas para llevarnos con él.
Luego una caminata en el campo, que es una de las cosas que más me agrada, pero siempre hay tipos de blanco detrás de nosotras.
Todo lo demás son pláticas y pláticas. Lecturas estúpidas de libros de autoayuda y una enorme carga de que somos culpables de herir a nuestros seres queridos con nuestro egoísmo y que nuestra vida, no es nuestra.
La luz de la luna se mete por la ventana enrejada. Deben ser más allá de la media noche. Creo porque tampoco tengo celular.
Miro la ventana, miro la luna tan grande sobrevolando los árboles e impregnando con luz plateada, todo.
-Yo podría estar volando alrededor de la luna.- pensé. -Podría, estar volando entre esas nubes y visitar a Molly y a Libby.
Y quizá, aterrorizar a mis padres con el fantasma de la hija que mataron.- Y es pensamiento me gustó, pero tanto, que la mente se me cerró.
Arranque debajo de la cama un metro del plástico, ese que envuelve los colchones. Me moví al baño donde tomé mi cepillo de dientes y comencé a envolver las cerdas con múltiples vueltas de ese plástico apretándolo con fuerza hasta que se acabó todo el metro y este quedo envolviendo la parte superior del cepillo.
Luego, de la única bolsa que me dejaron conservar, en donde solo tenía una pintura de uñas, labios y rubor, saqué un encendedor que había tomado en un descuido del comedor desde el primer día que llegué.
Comencé a quemar el plástico sobre las cerdas de mi cepillo de dientes hasta ver que se suaviza, luego lo dejo enfriar un poco y lo froto con fuerza en un borde del baño. Luego, repetí el proceso. Esto lo había visto en una película de Scouts.
Una forma sencilla y práctica de hacer una navaja.
*******
-¡¿Como rayos le hacen para burlar mi seguridad?!
-¿Pensó nuestra propuesta?- dijo Sharon ignorando la pregunta.
La realidad es que el empresario solo le había comentado a su esposa. Habían tratado de hablar con su hija al respecto, pero esta reusaba cualquier contacto con ellos.
La señora Devenport le había dicho que no confiaba en los McGee y que se dejara de cosas. Que la dejara en manos de los profesionales.
Curiosamente, el señor Devenport si le agradaba la idea. Sabía que Andrea tenía en buena estima a esa familia y quizá viviendo con ellos y vigilada, Andrea dejaría de lado esas ideas de suicidarse. Sería como contratar una familia niñera a un precio de ganga. Como empresario, le parecía una excelente inversión.
-Mi esposa ha dicho que no. Ahora retírense.
Sharon se plantó, se paró derecha dejando la posición encorvada de los que van a pedir un favor. Su mirada se agudizó y miró al hombre detrás del escritorio.
-Déjeme atenderla y no le cobraré ni la comida, ni los insumos de Andrea.-
-¿A usted por que le importa tanto?
-¿Y por qué a usted no?
Molly se llevó las manos a la boca.
Devenport sonrió. -Me enseñaron que, o hay atención o hay dinero. Gracias a esa filosofía yo tengo lo que tengo, soy lo que soy y no me arrepiento, gracias a esa filosofía, Andrea ha tenido lo que ha tenido. ¿Sabe qué? Acepto. Quizá viviendo con una familia como la de...ustedes, ella aprenda a valorar lo que su familia le ha dado. Prepárese señora Mcgee, Andrea llegará a su hogar como tanto lo ha pedido.-
Molly sonrió de una enorme manera y se colgó del brazo de su mamá. Sharon sonrió frunciendo el ceño y dijo:
-Andrea aprenderá a ganarse la vida mientras tiene una familia que le da cariño y usted, ustedes. Sabrán lo que se han perdido.-
El hombre levantó la vista de su iPhone última generación. -Perdón, me distraje comprando tres casas como la que el pueblo tuvo que pagarles a ustedes para que no la perdieran.-
Sharon apretó los dientes de coraje. Molly le tomó de la mano. -Ma, ya tenemos a Andrea. No le hagas caso.-
El hombre sonrió cínicamente. -Aunque ustedes no lo crean, yo sé cómo es nuestra hija; volverá llorando por su cama, la servidumbre, su pantalla en el cuarto y su celular. Por que eso sí, Andrea va a su "campamento" sin absolutamente nada.
-Cuando me la envía.- Desafió Sharon.
-En este momento daré la orden de que la manden a casa. Deberá llegar con ustedes mañana temprano solo con una muda de ropa.
-Perfecto.- Señaló Sharon.
***********
No era tan fácil como lo había pensado. El filo en mi piel me provoca miedo.
El cepillo, después de siente repeticiones se ha vuelto tan filoso como los cuchillos de marca japonesa de mi casa.
Pero no es tan fácil usarlo.
Cierro los ojos y pienso en todo lo que he intentado para que me quieran con tal de afianzar valor. Cuando de niña quería ir con ellos a sus viajes y me dejaban llorando en brazos de quien sabe quién. Cuando busqué a mi madre para que me cargara en mis cumpleaños porque tenía miedo de los payasos y tuve que esconderme debajo de la mesa y temblar.
Cuando me rendí a los 6 años, después de que, por cuestiones de un gran negocio, pasé mi cumpleaños con la servidumbre.
El filo está en mi piel, solo tengo que aplicar fuerza y raspar de un tirón. Solo de un tirón.
"Claro que te queremos, cariño. Lo sabes bien, nada te ha faltado con nosotros."
¡Claro!, ¿Y mi beso de buenas noches? ¿Y mi consuelo cuando me caí? ¡¿Y LAS VECES QUE JAMÁS FUERON A VERME A LA ESCUELA?! ¿Y LAS VECES QUE FUI LA PRIMERA Y NO HABIA NADIE PARA QUE ME DIJERA LO ESPECIAL QUE ERA? ¡¡TODAS LAS DEMÁS ERAN ABRAZADAS CON SUS SEGUNDOS Y TERCEROS LUGARES!! Y yo...
...y yo...
...hubiera cambiado ese primer lugar por el último...si me consolaban porque lo intenté...-
La piel en la muñeca de Andrea se rompió y de un tirón se abrió una línea que rasgó las débiles venas. El suelo y pared se salpicó de un golpe de sangre. La chica apretó los dientes y se agarró la muñeca. Sus dedos se bañaron de carmín y se fue de rodillas. Su cabello cubrió su rostro.
El dolor era agudo.
Pero se sintió feliz.
***********
Aprovecho para seguir escribiendo antes de que no pueda más.
Saludos a todos los que comentan y leen.
Gracias a todos.
Gendo Uribe
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