🌹 Género: Romance
🌹 Palabras: 1.3K
🌹Sinopsis: Porque Baekhyun no es un sueño, ni una joya. Él es real y justamente por eso, es especial.

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Chanyeol sabe que el mundo en que vive no es color rosa, tiene presente que al final del arcoíris no le espera un enano de barba roja con una olla repleta de oro y que si frota una lámpara — por más vieja y mágica que esta luzca — no aparecerá un genio que le conceda tres deseos. No niega que le gustaría que esa clase de fantasías realmente existieran, pero siempre ha pensado en sí mismo como un hombre que tiene bien puestos los pies sobre la Tierra.

Si alguien le escuchara decir aquellas cosas en voz alta, no tardaría en asegurar que Park es un hombre amargado y pesimista, al que las esperanzas humanas le son ajenas y que no sería de extrañar que se tratase de un varón de edad avanzada con pocas ganas de seguir adelante después de no ver cumplido ni uno de sus sueños. Chanyeol no les reprocharía el hecho, porque siempre ha pensado que es curioso lo fácil que resulta hacer cabrear a un soñador.

Pero Park Chanyeol no es ningún amargado, no está peleado con los deseos ni se ha privado a sí mismo alguna vez de gozar de la magia que provoca el soñar despierto. Es un joven adulto de apenas veintisiete cumplidos, ha trabajado duro por cumplir cada meta que alguna vez se forjó y aunque ha tenido éxito en las ocasiones en que pudo, también ha conocido de primera mano lo que es el fracaso. Siempre se dijo que tocar fondo era lo mejor, porque cuando estás completamente hundido sólo queda ir cuesta arriba.

Fue a una buena escuela gracias al esfuerzo que puso al estudiar y es que, fue necesario sacrificar partidos de futbol las tardes de cada domingo y fiestas repletas de cigarrillos y alcohol con sus amigos cada fin de mes para conseguirlo. Tuvo que trabajar en la pizzería de su barrio para costearse el gasto de los libros escolares en el momento en que su padre fue despedido y el dinero escaseó en su hogar y aprender a usar las máquinas de encerado cuando se unió al equipo del auto-lavado.

Ha hecho toda clase de sacrificios para conseguir sus objetivos, así que Chanyeol piensa que puede decir abiertamente que es un hombre realista, porque no cree — bajo ninguna circunstancia — que todo cuanto ha logrado se ha hecho solo o por arte de magia. Ningún hada madrina le concedió el título como Ingeniero en computación y no hubo gallinas que pusieran huevos para permitirle pagar el alquiler del apartamento que ocupa en el sexto piso de un bonito edificio.

— Mira, Yeol, está lloviendo — espeta Baekhyun a su lado, con aquella vocecita grave y ligeramente rasposa que tanto encanta a sus oídos. Chanyeol interrumpe el sorbo que piensa a dar a su café al escuchar a su novio y se detiene un momento para mirar al cielo. En efecto, las primeras gotas de una fría lluvia han comenzado a caer.

Park tiene el pensamiento que la lluvia entorpecerá en medida su viaje hasta la oficina debido al tránsito que se producirá y que la jornada laboral no será del todo productiva porque es probable que el cielo permanezca oscuro y que la luz del sol nunca se filtre por las ventanas del edificio hasta su pequeño cubículo. Es una persona realista, así que su cabeza se dirige a la racionalidad del asunto y es entonces cuando un paraguas de color rosa pálido se cruza en su campo de visión.

Rosa pálido es un color que ha abundado mucho durante aquella mañana y es que, Baekhyun despertó con ganas de hacer que la combinación del día fuera precisamente de aquella tonalidad. No es ni de lejos su color preferido, pero algo en el aura matutina que le rodeaba al abrir los ojos y ver que había ganado tiempo a la alarma, lo hizo decidir que tanto él como su novio debían vestir de rosa.

Al más alto no le importa y es que, siempre le ha gustado el brillo especial que poseen los ojos de su pareja cuando se interna en el armario para buscar las prendas que combinará. Byun es diseñador, así que todo cuanto se refiera a la imagen entra dentro de sus intereses y habilidades y al de orejas grandes nada le agrada más que ver a su pequeño genio de los colores y las formas entrar en acción. Porque Baekhyun es lo que muchos definirían como un sueño, lo que a sus conocidos les da por decir que «no es posible que seas tan amargado, si sales con ese algodón de azúcar».

Lo que no saben y tal vez nunca lleguen a conocer, es que para Chanyeol, Baekhyun no es ningún sueño. No es un producto de su imaginación ni la figura idealizada de lo que estaba buscando cuando se trataba de amor. No, el bajito de los cabellos rubios y las sonrisas de a 3x2, no es una pieza de arte pintada por un talentoso arista, ni mucho menos el muñeco frágil y delicado que todos le insisten en que debe cuidar como si se tratase del más fino y costoso cristal. No es una joya, no es un tesoro.

Byun Baekhyun es un hombre común, con sueños y tormentos, posee tantos ángeles como demonios en su interior y cuando mejor se siente, reúne ambos y los obliga a bailar mambo. Tiene una altura promedio para un chico de sus proporciones, se tiñe el cabello cada dos meses cuando las raíces castañas de su tono natural comienzan a asomar y pasa más tiempo eligiendo su vestimenta que metido en la cocina preparándose el desayuno. Es alegre, tristón, impaciente y enojón, siente celos, miedo y aunque no lo diga en voz alta, ha sentido el deseo por pegar un puñetazo al rostro de más de un idiota que se ha cruzado en su camino.

Porque aunque el mundo quiera hacerlo creer que es un idiota amargado por ser realista, Chanyeol sabe que la vida no es color rosa como el paraguas de Baekhyun. En realidad, la vida tiene muchas dificultades. Algunas pequeñitas como hacer que su novio despierte cada mañana y se decida a levantar para ir a trabajar y otras más complicadas como conseguir una cita con el mejor amigo del novio de Sehun. La vida es un subibaja de emociones que van desde las más alegres hasta las más tristes y aunque no es una fábrica de deseos, tiene la fortuna de llevar cosas buenas a quienes se esfuerzan por ellas.

— Déjame sostener eso — dice Chanyeol a su novio, sujetando él mismo la sombrilla sobre sus cabeza y sintiendo la mano del bajito enroscarse sobre su brazo. Da un sorbo a su café y se alegra porque puede percibir la cucharada extra de azúcar que el otro debió ponerle mientras él se volvía loco buscando las llaves.

— Están cantando, ¿lo escuchas? — pregunta Baekhyun — Juegan a lanzarse en bungee desde las nubes y al golpear contra el asfalto se ponen a cantar. Ploc, ploc, ploc... — tararea.

Chanyeol sabe que el mundo no es color rosa, que no hay duendes al final de arcoíris y los genios son pura fantasía, ha sido tildado de amargado y pesimista por sus ideas realistas, pero Park sabe que es un hombre con los pies bien puestos sobre la Tierra. No es detractor de los sueños ni se priva de las fantasías y es que, a Park Chanyeol le gusta esforzarse por conseguir lo que quiere, le agrada tocar fondo y después ir cuesta arriba porque trabajando y dando siempre lo mejor de sí, ha conseguido las mejores cosas de su vida.

Un buen empleo, un bonito hogar y a la persona más increíble que ha pisado el planeta. Aquella que no es un sueño, ni un objeto idealizado, porque Byun Baekhyun es especial precisamente por ser real, por tener tantos defectos como virtudes y llevar a su vida anhelos conjuntos, metas compartidas y fantasías alucinantes que le alegran la existencia y se encargan, por sí solas, de hacer parecer que el mundo si puede teñirse de rosa. 

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